Solo quise aprender a bailar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, mi nombre es Juan Miguel, Corrían los años 90´s, contaba yo con 8 añitos, en ese entonces, aun menudito, 1.50 estatura, delgado, pero piernudo y nalgón. Mis ojos cafés claros, cabello negro y piel morena clara. Vivía en un fraccionamiento, en la que las casas estaban muy pegadas unas de otras, y se componía de módulos de 10 casas cada uno. Donde yo vivía, aunque estaban esas 10 casas, solo estaban habitadas 2, la de mi familia y al final del conjunto la de otra familia. En mi casa siempre vivimos 4 personas, mis padres y un hermano mayor por 5 años y yo. Mis padres trabajaban todo el día, mi papá era abogado y siempre andaba en los juzgados, mi mamá era empleada de una tienda departamental y tenia horario completo, mi hermano Edgar, iba a la secundaria por la mañana, y por las tardes asistía a entrenamiento de deportes o tareas. Así que siempre estaba solo, me dejaban en la nevera mis alimentos, que yo ya sabía calentar… llegaba de la escuela primaria que estaba a dos cuadras de la casa, así que no había mayor peligro. Por las tardes que llegaba, comía, hacia mi tarea, me cambiaba y jugaba en mi cuarto con los video juegos o leyendo libros de cuentos.
En una ocasión, asistí a una fiesta de cumpleaños de un compañero de escuela, a ella asistieron muchas niñas que me gustaban, pero desgraciadamente no disfrutaba, porque no sabía bailar y ellas lo que querían era eso: Bailar…. El ritmo de moda era la quebradita, así que solo estuve un rato y me fui. Por la noche le pregunte a mi hermano si podía enseñarme a bailar quebradita, riéndose me dijo: – Sos tonto? O qué?… eso ni soñarlo, aprende mejor un deporte…
Me rompió el corazón, porque la verdad a mi esos deportes que a él le gustaban como el futbol o basquetbol me causaban cansancio solo de verlos.
Transcurrieron los días, y una tarde que estaba solo en casa, escuche al fondo del módulo, música de quebradita, y a toda voz, que la cantaba Eleazar, el hijo de los vecinos de la casa. En ese momento se me “prendió” el foco, y decidí preguntarle si sabía bailar y si querría enseñarme.
Me quite el uniforme de la escuela y como hacía mucho calor, me puse unos shorts holgados pero cortos, que tenían una especie de forro que hacía las veces de calzoncillo, así que no me puse calzón, una camiseta sin mangas, mis chancletas y salí…
Iba contento, escuchando la música a todo volumen y los gritos de alegría de mi vecino… toque la puerta y nada… volví a tocar varias veces, pero creo que el volumen era demasiado alto… así que me asome por la ventana y estaba cubierta por una gruesa cortina, no se veía nada, me acorde que había una puerta trasera que da a la cocina y decidí probar suerte… efectivamente, la puerta estaba sin seguro, toque y definitivamente no me oía, abrí y entré, el volumen en verdad que estaba por todo lo alto. Pase por la cocina y llegue al claro de la puerta que da a la sala – comedor, y ahí estaba…
Bailando a todo ritmo, al son de Banda Machos, Eleazar, un chico de 16 años, alto, medía 1.80, delgado pero fibrado, ojos aceitunados, blanco y con unos labios rojísimos. Demás está decir que nunca pensé en chicos ni nada, pero… él se movía como desenfrenado como abrazando a una chica (nadie) y haciendo pasos de quebradita…Con solo un bóxer holgado y descalzo.
Me quede de piedra, no pude moverme, o no quise (je je je je)… disfrutaba cada uno de los pasos que daba Eleazar y empecé a ponerme nervioso, porque en sus bóxer, con cada brinco que daba, se bamboleaba una soberana pinga, que levantaba una carpa en cada reparo de la cadencia musical.
Realmente estaba disfrutando esa cadencia, el cuerpo moverse firme y rápido, sobre la pareja imaginaria de Eleazar, sus músculos se marcaban al girar, sus brazos rebosaban de fibra, sus piernas y nalgas turgente, sugerían una masa de músculos infinitamente bellas… pero lo que me tenía embobado, sin duda era eso que se le marcaba en sus desgastados bóxer… atisbaba por una de sus piernas del bóxer, unos vellos negro azabache… y bamboleándose de aquí para allá, una masa morcillona y muy grande, para los ojos de un chiquillo como yo.
Transcurrieron casi 3 minutos desde mi llegada y la melodía acabo, él abrió sus ojos y me vio, se espantó y me grito: -¿Qué haces aquí?… ¿desde qué horas estas ahí parado?… me quede frio y estático y no supe que balbucee, así que él se acercó a mí, quedando tan cerca que ese bulto del bóxer me quedo un poco arriba de mi barriga, y estaba Húmeda!!!
Me puse a temblar con ese contacto y no pude articular palabra… el me sujeto con sus manos y me dijo: -¿Estas bien?… ven, vamos siéntate en el sillón…
Me llevo a sentarme, y corrió por un vaso de agua, me lo dio, pero mis ojos se fueron inmediatamente a ese tronco que amenazaba por salir por una abertura de sus interiores. Él sin malicia (creo) solo se la acomodo y me dijo: -Dime amiguito, Micky te dicen no?… le asentí con la cabeza. –Que hacías aquí dentro?…
Tome aire, y con frases atropelladas, le conté de mi interés por aprender a bailar quebradita. El solo sonreía y sus ojos brillaban de picardía. Cuando hube contado lo que planeaba, le pregunte: ¿Puedes enseñarme a bailar así como lo hacías?…
Él se quedó pensando unos minutos, y me dijo: -Mira Micky, este baile, necesita de mucha condición física, además de que no debes tener pena de acercarte “mucho” a tu pareja, y que esa pareja no tenga pena de los abrazos y arrimones de cuerpo que le das…
-¿arrimones?, ¿abrazos?…le pregunte sin entender.
Él se levantó y me dijo, -Mira, una chica, debe sentir que tienes el control del baile, llevar los pasos y ella se sentirá tan segura, que se abandonará a tu ritmo.
-Sigo sin entender, pero me gustaría aprender. Le dije
-uhmmm, mira, es un poco fácil los pasos básicos, pero lo bonito de la quebradita, son las cargadas y pasos conjuntos. Además de que es muy cansado.
-Quiero aprender ¡¡¡ ¿me enseñas?…
-Bueno Micky, yo solamente puedo por las tardes y solo un rato, por qué debo hacer tareas y así…
-Claro, yo estoy dispuesto a venir cuando me puedas enseñar. Le conteste.
No sé qué pasaba por su mente, pero me dijo decidido: -Tienes novia?… le dije que no…
Bueno, -dijo él- lo que pasa es que debes aprender primero a abrazar a tu pareja, para que conozcas su cuerpo, para que sepas de dónde agarrarla y sin pena poner tus manos o piernas en todo su cuerpo.
-Enséñame, quiero ir a un baile y sacar a bailar a muchas niñas.
-Bueno, nunca he enseñado a nadie, pero aunque no soy maestro, soy muy estricto, debes de hacer todo lo que te diga y sin pretextos, ¿estás dispuesto?…
Estaba feliz, por fin lograría aprender a bailar quebradita, así que le dije: -Lo que tú digas maestro…
-él se sonrió, y me dijo: bueno, primero que nada debes de sentir la libertad de tu cuerpo… como puedes ver, yo ando solo en calzoncillos, para que me sienta libre en mis movimientos… esos shorts que traes son holgados, pero podrías quitártelos y quedarte en calzoncillos…
En ese momento, me ruborice y le dije con pena: -No traigo calzones…
Le brillaron los ojos y me dijo: Mejor¡¡¡, anda quítatelos, somos hombres y no hay nadie…
– Sin pena me despoje de mis shorts. Y al momento de agacharme, me di cuenta que la carpa en sus bóxer estaba como latiendo…
También la camiseta, para que no la mojes con el sudor…. Me la quite, ante sus ojos que me devoraban completito.
-Bueno, ahora una melodía suave, para relajarnos…
Puso una melodía romántica de Neil Diamond (creo) y me dijo: Toma mi mano derecha con tu izquierda, y con tu mano derecha abrazame la cintura…
Lo hice, y me dio como un choque eléctrico, sentí en mi panza, algo caliente y palpitante… el a su vez me abrazo por la espalda y me junto a él.
Dimos unas cuantas vueltas y me dijo: -Relajate, debes de ser tu quien le de confianza a tu pareja…
-me afloje y sentí como su calor corporal se transmitía a mi cuerpo, se me erizaban los vellos del cuello y mi espalda, sentía ardientes sus dedos sobre mi…
Despues de eso, me sugirió, conocer el cuerpo de la “pareja”…-¿Cómo es eso?-le dije
-Bueno, -contesto- debes de conocer cada uno de los musculos que tiene tu pareja, para saber donde poner tus manos o “quebrarla” en el baile…
-explicame por que no entiendo¡¡¡ -le dije
-acuestate, en el sofá, boca abajo, yo te tocare cada musculo y tu me diras si eres sensible o no a esos tocamientos.
-lo hice sin desconfianza, me acosté y él se hinco a mi lado, empezó a calentar sus manos con su aliento y me dijo que era para que no estuvieran frias.
Empezó a tocarme el cuello, me masajeo esa parte y lentamente empezó a bajar por mi espalda, me iba mencionando cada musculo que tenia duro o estresado y sentía como suavemente los relajaba…
Cuando llego a mi espalda baja, sentí sus manos ardientes apretar mi cintura y seguir el contorno de mis nalgas, su aliento lo sentía en cada una de ellas….
-¿su aliento?
Y al sentir una humedad calida en medio de mis nalgas, cerre mis ojos de placidez… no quería saber que pasaba, solo quería disfrutar ese instante…
Poco a poco, con su lengua, fue relajando mis musculos tan tensos, y con una de sus manos le daba paso a esa lengua tan curiosa…en cuanto toco mi hoyito, deje escapar un suspiro o gemido…
-Así chiquito… conoce tu cuerpo… déjame entrar ahí…
Su lengua prácticamente horadaba mi culito, que ya palpitaba de urgente anhelo, pidiendo, no se que…
Mi brazo al costado, sentía una turgente masa caliente y dura, solo abrí mi mano y me posesione de esa dureza…
Él gimio, y me dijo: -Micky… que me estas haciendo chiquito?
Me emociono ese gemido, y sin más, levantaba mi culito, permitiéndole llegar a donde nadie había llegado, ni yo mismo¡¡¡
En un movimiento rápido, se despojo de su bóxer y se acostó a mi lado, en contrario a mi, y continuo lamiendo mi culito. El olor tan penetrante de hombre, de sudor y precum, llego hasta el fondo de mi nariz, que aun con los ojos cerrados, abri mi boca en extasis y encontré su glande, babeante y duro… lo lami, el gemia, lo volvi a lamer y se le escapo un –Asi…siiii, eso es, chúpalo…
Obediente, abri mi boca y trate de que me entrara esa cabezona verga en mi infantil boquita, no se cuanto le mediría, pero era tan grande que solo la mitad de su glande cabia.
Empezó el movimiento de meter y sacar en mi boca, y pian pianito, logro introducir casi todo el grande, que rebosaba en mi boca ya babeante.
Mi lengua, anhelante envolvía o trataba de envolver esa palpitante carne, su precum me enervaba el sentido del gusto, y mi cerebro estaba embotado, perdido de placer…
De pronto, sentí junto con esa humedad de su lengua, un dedo introduciéndose fácil, por la distención de mi ano… lo movió acompasadamente, al ritmo de mi movimiento de cadera, quería sentir más adentro esa lengua o ese dedo…
Pasaron minutos interminables, y caí en la cuenta que eran ya tres dedos de su mano las que entraban y salían, y su boca mordisqueaba mis nalgas… el dolorcito de sus mordidas suaves y atrevidas, me desataban las ansias de no terminar ese instante…
Me levanto y acerco su cara a mi rostro, me beso lento por mi frente, me pregunto suavemente a mi oído: -Sientes tu cuerpo?…. –síiiii. Le conteste entrecortadamente…
-¿sientes mi cuerpo?…. pregunto otra vez… -sí, siento el calor de tu cuerpo… le dije
-Ahora yo quiero conocerte más…. Y diciendo y haciendo, me puso de espaldas a su pecho, metió sus piernas entre las mías, y las abrió, y fue ahí que sentí en todo su esplendor el verdadero tamaño del calor que emanaba de su verga…
La pasó varias veces de arriba abajo por mi canal… y en cada uno de sus movimientos se detenía en mi culito… que parecía cobrar vida y trataba de engullirla…
No sé cómo, pero, hice fuerza como pujido con mi ano, y en el siguiente movimiento de él, se introdujo su glande por mi ano… no sentí dolor… solo una explosión de placer al sentirlo introducirse dentro mío…
Mi ano, se distendía, a medida que iba adentrándose…
Él temblaba de ansiedad y miedo –creo- por que conforme me comía ese monstruo, temía hacerme daño… fue gentil y amoroso conmigo… no fue brusco ni acelerado, sino que dejo que simplemente mi ano comiera a su medida…
Fueron 10 minutos o más en los que, lentamente me introdujo toda su verga… entonces, empezó a besarme el lóbulo de las orejas, me hacía estremecer, mi culo masticaba esa carne, y se me erizaban todos los vellos de mi cuerpo…
Entonces sin proponérmelo, empecé a moverme frenéticamente sobre ese falo… casi brincaba en el… pobre… lo tenía a mi merced, cuando él pensaba lo contrario…
Acelere mis movimientos y sentía como crecía por momentos esa verga… sentía su palpitar y el calor que llenaba mis intestinos…
Y casi 40 minutos después de mí llegada a su casa, empezó un acelerado movimiento, en la que cada estocada me hacía gritar de placer…
-maaaaassss…. Si maassss… dame maaassss- le decía
-empujo, empujo y empujo…. Y en un último movimiento que creí sentir por mi garganta, una lava ardiente lleno mi culo… eran como latigazos de caliente líquido, que manaba de su verga y rebosaba mi palpitante culo…
-tardo minutos o segundos, pero se detuvo hasta que solito salió de mi…
-empezó a reírse, a llorar o no sé qué… pero me abrazaba y besaba…
-Micky… eres lo máximo… te amo bebé… nunca te voy a dejar…
-alegre y sonriente, con mi boca fui bebiendo de esas lagrimas que salían de sus ojos, lo bese y abrace por largo rato… y me di cuenta que su verga, estaba una vez más erecta… así que me lance a por ella, la lami, la mordí, la chupe y engullí, una y otra vez, hasta que volvió a lanzar su leche caliente y dulce en mi boca… fueron dos o tres trallazos, pero muy abundantes… aun a pesar de acabarse de venir en mi culo…
Me abrazo y me dijo al oído: – Eres el mejor alumno de baile que he tenido…
Riendo le dije: -El mejor y el único que has tenido…..
Y sonriendo nos volvimos a besar…
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