Sorpresa al conocer a mi nuevo vecino I.
Cuando llegó el ascensor y se abrió la puerta, fue cuando quedé sorprendido al ver al nuevo inquilino, por supuesto que yo no sabía que aquel hombre que salía del ascensor era el nuevo inquilino, lo que sí sabía, era que lo conocía, pues ya lo tenía visto en alguna ocasión en los aseos públicos.
Estaba esperando el ascensor para subir a mi casa, bueno mejor dicho a casa de mis padres, pues de aquellas era donde vivía, recuerdo que era un viernes por la tarde, tenía algo de prisa, y el ascensor seguía con las puertas abiertas en el último piso. Llevaban todo el día de mudanza, pues al parecer venía a vivir un nuevo vecino y es que todo el edificio era de alquiler, los dueños que eran 2, lo habían construido para alquiler. Aunque éramos bastantes vecinos, la mayoría nos conocíamos, pues ya llevábamos años viviendo allí. Era bastante difícil encontrar alquiler, sobre todo en el edificio donde vivía, pero al parecer acababa de quedar uno de los apartamentos libre y en la misma semana ya se había alquilado.
Por supuesto que yo no sabía quién era el nuevo inquilino, ni tampoco me preocupaba nada, solamente que estaba, sin yo saber, a punto de conocer quien era el que iba a vivir en el apartamento que acababa de quedar libre.
Estaba ya desesperado cuando vi que por fin se cerraba la puerta del ascensor y este empezaba a bajar. Llevaba ya un buen rato esperando, iba a casa a buscar algo de dinero, pues no llevaba un duro en el bolsillo cuando me apeteció parar en el bar donde solía a beber una cerveza, era temprano y no quería irme todavía para casa, así que iba a subir a pedirle algo a mi madre.
Cuando llegó el ascensor y se abrió la puerta, fue cuando quedé sorprendido al ver al nuevo inquilino, por supuesto que yo no sabía que aquel hombre que salía del ascensor era el nuevo inquilino, lo que sí sabía, era que lo conocía, pues ya lo tenía visto en alguna ocasión en los aseos públicos y un par de veces en el parque jardín que hay en el centro de mi ciudad, La Coruña, vamos que sabía muy bien que aquel hombre de alrededor de unos 55 años, era homosexual, o al menos que solía frecuentar los mismos lugares por los que solía acudir yo en búsqueda de alguien que me diera por el culo. Nunca había estado con él, nunca había surgido la oportunidad. Bueno más bien recuerdo que al menos en un par de ocasiones él anduvo detrás mía, pero en aquellas ocasiones siempre terminé yéndome con otro. El caso es que tanto él como yo, nos conocíamos y sabíamos de nuestros gustos y apetitos sexuales.
Al verlo yo, me quedé como petrificado. No me esperaba encontrar a nadie que supiera de mis inclinaciones y gustos sexuales y menos allí en el edificio donde vivía. No me gustaba que nadie donde yo vivía supiera de lo mío y al ver a aquel hombre, me quedé pálido y sin saber que decir o hacer. Por suerte él al ver como me había quedado, reaccionó con normalidad y luego de saludarme me pidió perdón por tardar tanto con el ascensor, solo me dijo que era porque estaba terminando de descargar unos bultos, pues se acababa de mudar para allí, vamos que era el nuevo inquilino. Luego de pedirme perdón me extendió la mano a la vez que me decía que se llamaba Manuel, Manu, para los amigos, por lo que no me quedó más remedio que darle la mano diciéndole mi nombre, Dani, no iba a quedar como un maleducado y mal vecino.
No me dijo nada de que me conocía de verme por los aseos públicos y por los jardines a donde solía acudir buscando quien me diese por el culo, pero estaba completamente seguro de que me había reconocido a la perfección. Luego de habernos saludado, yo subí para el piso donde vivía con mis padres, fui a hacer lo que tenía pensado y luego de darme algo de dinero mi madre, volví a bajar a la calle. Iba a beber unas cervezas donde solía parar y luego no sabía si bajar al centro o irme para casa. En eso iba pensando cuando al entrar en el bar donde suelo parar, me vuelvo a topar con el nuevo vecino. No me gustó mucho verlo allí, me daba algo de vergüenza y sobre todo me aterraba que allí donde paraba, supieran mi más oculto secreto, que era maricón y me gustaban los hombres. Así que nada más entrar, fui para el mostrador, alejándome lo más posible de mi nuevo vecino.
Con lo que no contaba, era con su reacción, pues este nada más verme entrar, al ver que me iba para el lado contrario de donde el se encontraba, no perdió la oportunidad que se le presentaba, nada más pedir yo la cerveza, el llamó al camarero para que no me cobrase, que me invitaba él. Así fue como tubo la escusa de venir para donde yo estaba, empezando a charlar conmigo.
Supo leer mi pensamiento y lo que me estaba ocurriendo, supo al momento que me había dado vergüenza el que nos hubiéramos encontrado y que yo estaba aterrado de que él pudiera descubrir mi secreto más oculto. Pero él no tenía intención de descubrirme, él lo que deseaba era poder disponer mía y llevarme para darme una buena cogida, al parecer hacía tiempo que me tenía ganas, vamos que le había gustado cuando me había visto tanto en los aseos públicos como en los jardines de Méndez Núñez, pero yo siempre me había terminado escurriendo sin que el tuviera oportunidad alguna de estar conmigo.
Ahora que, por casualidades de la vida, iba a tenerme de vecino, no iba a desaprovechar la oportunidad, iba a tratar de convencerme para que subiera a su casa y así poder gozar de mi sexi y estrecho culito. Quería penetrar aquel culito que tanto le gustaba y tanto le había llamado la atención cuando me había visto ya la primera vez. Quería hacerme suyo y poder disponer de mí cuando quisiera, quería hacerme su putito, ahora que íbamos a vivir en el mismo edificio, sería de lo más sencillo, solo tendría que convencerme y él estaba dispuesto a ello.
Primero me empezó a hablar del edificio, de que hacía tiempo que andaba buscando un apartamento por esa zona, pues siempre le había gustado vivir en ella, y cuando supo de que quedaba un apartamento en el edificio donde yo vivía con mis padres, no lo dudó. Primero quiso comprarlo, pero al ver que los dueños no estaban dispuestos, no lo dudó y al momento ya lo alquiló, viniendo nada más marcharon los inquilinos que lo habían dejado.
Luego de estar un buen rato hablándome del apartamento y de multitud de peripecias, viendo que yo poco a poco ya me iba soltando, terminó por hacer que fuésemos para la terraza a seguir bebiendo, volviéndome a invitar a otra cerveza, pues allí tendríamos algo más de privacidad y podría hablarme más claro y directamente. Cosa que así sucedió.
Así que nos acomodamos en la terraza, yo todavía algo nervioso y con algo de vergüenza, pues aquel hombre se veía a las claras que era mucho más mayor que yo, pues muy claramente se notaba la diferencia de edad, aquel hombre me doblaba la edad, vamos que podría ser mi padre muy fácilmente. Sabiendo ya muchos de los que se encontraban en el bar que aquel hombre era mi nuevo vecino, cosa que al menos me tranquilizaba un poco, me fui tranquilizando, pues no quería que llegasen a sospechar nada de lo mío, ni que era lo que realmente estaba buscando aquel hombre al invitarme y sentarse conmigo.
Allí en la terraza al ya estar con algo más de privacidad, fue cuando me soltó de que se había alegrado al verme y saber que yo vivía en el mismo edificio, que me conocía hace tiempo de verme en los aseos públicos y en los jardines de Méndez Núñez. Que desde la primera vez que me había visto ya le había gustado, que tenía ganas de estar conmigo, pero que yo siempre había sido muy escurridizo, que siempre se había quedado con las ganas de llevarme y darme una buena follada, que moría por tener mi culito y hacerlo suyo, que ya vería como me iba a gustar.
Estoy seguro de que así que pruebes mi polla, luego vas a venir tu solito a que te siga cogiendo. No pongas esa carita que se muy bien que te gusta y tú también lo sabes.
No te preocupes que yo seré muy discreto, nadie se va a enterar, aquí solo estamos como buenos vecinos, pero quiero que subas a mi apartamento, nadie va a sospechar nada, pues ambos vivimos en el mismo edificio y no les va a sorprender que los 2 entremos en él.
¿Qué te parece? Me preguntaba, esperando que mi respuesta fuese afirmativa.
Bueno eso si es que tienes ganas y te apetece, si no es hoy, puede ser otro día, pero ya verás como te va a gustar y luego tu solito me lo vas a pedir. Se que te gusta y en el fondo lo estás deseando, ya verás como no te vas a arrepentir. Además, ahora que los 2 vivimos en el mismo edificio nos va a resultar mucho más cómodo el poder vernos y mantener los encuentros que queramos.
Ya hacía tiempo que me había convencido, pero yo seguía sin decir nada, solo me limitaba a escucharlo y beber de vez en cuando de la cerveza. Había bajado con la intención de beber algo y luego pensar en si ir hasta el centro en búsqueda de algún macho que me diese polla, pues llevaba unos días caliente y sabía muy bien que, si no era ese viernes, ese fin de semana sí o sí iba a ir en búsqueda de alguien que me diera por el culo. Así que aprovecharía y le diría que sí, que estaba de acuerdo. Además, no me desagradaba nada aquel hombre, es más cada vez me estaba poniendo más cachondo, pero no quería que viera lo fácil que yo era, así que me limité a dejarlo hablar sin que supiera mis intenciones, pero ya tenía decidido irme con él cuando se fuera.
Luego de beber otras 2 cervezas y seguir charlando, bueno yo más bien escuchando lo que mi nuevo vecino hablaba, cuando ya nos avisaron de que iban a cerrar el bar, fue cuando ambos 2 nos levantamos para marchar. Manu, que así le gustaba le llamara, no me dejó que pagase nada, a todas las cervezas me invitó él. Marchando luego para el edificio donde vivíamos.
Cuando entramos ambos en el edificio, nada más llegar al ascensor, mientras esperábamos a que este bajase, fue cuando Manu me empezó a tocar el culito, mientras me lo iba sobando, me decía si al final había decidido subir a su apartamento o no,
Que esperaba que fuese que sí, que ya vería como no me iba a arrepentir y lo bien que lo íbamos a pasar y lo mucho que me iba a hacer gozar.
Cuando llegó el ascensor y los 2 entramos en él, yo dejé que el pulsase el botón de la planta donde vivía, cosa que a él le gustó, pues veía que yo me dejaba llevar, así fue como nada más dar la vuelta, llevó su mano a mi entrepierna, palpando mi polla y genitales, pudiendo comprobar lo empalmado y caliente que yo estaba.
¡Ay maricón que ganas te tengo! Me decía palpándome los genitales y polla. Cabrón que empalmado estás, seguro que tienes ganas, ¿verdad? Me decía metiéndome mano a la vez que buscaba con su boca mis labios para lamerlos y morderlos.
Yo que ya hacía tiempo que estaba con un empalme de campeonato y una calentura que me hacía arder las orejas, no le dije nada solo le dejé que me hiciese todo aquello, solo pude sujetarme con mis manos a sus caderas y dejarlo que siguiera metiéndome mano a la vez que me mordía los labios, dejándomelos todos enrojecidos.
Cuando llegamos a la última planta que era donde ahora vivía Manu, salimos ambos del ascensor, él por supuesto seguía metiéndome mano y yo dejando que lo hiciese, estaba caliente a más no poder, sabía que me llevaba para darme por el culo, que lo estaba deseando al igual que lo estaba deseando yo en aquellos momentos.
Cuando por fin dimos entrado en su apartamento, yo algo nervioso por si algún vecino coincidía por casualidad verme entrar en el apartamento de Manu, luego de cerrar la puerta, mientras me llevaba hacia donde tenía el salón, me iba diciendo que no me asustase de lo revuelto que todavía tenía el apartamento, pues no le había dado tiempo a terminar de colocar todo en su sitio, que además algo de culpa la tenía yo, pues al verme aquella tarde lo había puesto muy caliente y que cuando me vio entrar en el bar, no había hecho otra cosa que tratar de convencerme para que subiera con él, que estaba enamorado de mi culito y moría de ganas por hacerme suyo.
Todo esto me lo iba diciendo mientras me llevaba hacia el salón, metiéndome mano por todas partes.
Cuando ya estuvimos en el salón, pude ver que ya tenía la televisión conectada y lista para poder ver, luego tenía un pequeño sofá y una pequeña mesa pegada a un costado de este. Luego hacia una esquina y prácticamente pegada al ventanal, tenía una pequeña mesa de comedor con varias sillas. La verdad es que se veía muy bien, era bastante acogedor.
Me llevó hacia la mesa del comedor sin encender la luz, pues al no bajar las persianas se veía bastante bien y además podrían vernos de los edificios que había enfrente, pero así con las luces apagadas, nadie nos vería y no tendría necesidad de bajar las persianas.
Nada más llegar a la mesa del comedor, empezó a morderme el cuello y oreja mientras con sus manos me iba aflojando la correa del pantalón que llevaba, era un Levi’s, no llevaba cremallera, en su lugar llevaba varios botones que tenía que desabotonar para poder quitármelo, cosa que iba haciendo mientras me mordía el cuello y oreja, a la vez que me iba susurrando lo bueno que estaba y las ganas que me tenía.
¡ay maricón que bueno estás! Dios que ganas tenía de tenerte así en mis manos. Ya verás lo bien que lo vamos a pasar, te voy a meter la polla hasta que te llegue a las orejas, te voy a hacer gritar y gemir como nadie te ha hecho hasta ahora, ya verás como luego vas a venir tu solito a por más polla, te voy a hacer adicto a mi verga. Ya verás como mientras estés conmigo no vas a andar por ahí buscando quien te de por este culito tan rico que tienes y tanto me gusta, me decía terminando de bajarme el pantalón dejando que este fuese cayendo al suelo por si solo.
Luego tiró de mi slip hacia abajo empezando a magrear y sobar los cachetes de mi culito.
¡Dios maricón que culito más rico tienes! Me decía apretando fuertemente con sus manos los cachetes de mi caliente culito. Luego fue subiendo con sus manos por todo mi abdomen y pecho, acariciándome mientras seguía susurrándome a la vez que mordía mi cuello y nuca.
¡Ay maricón que bueno estás! Me susurraba acariciándome el pecho y abdomen. Primero se paró en mis pequeñas y duras tetillas, pellizcó con sus dedos a la vez que me apretaba con sus dedos los duros e hinchados pezoncitos, haciéndome soltar un pequeño gemido mientras me mordisqueaba la nuca y cuello, haciendo que me retorciese de gusto a la vez que me pegaba más a él.
Dios que gusto me estaba dando el muy cabrón, tenía unas manos que me hacía estremecer de gusto y aquella boca mordisqueándome el cuello y nuca, me estaban poniendo a mil. No había podido resistirme y a la vez que soltaba un pequeño gemido retorciéndome de gusto, había pegado mi culito a su entrepierna, pudiendo notar el tremendo bulto que se le podía notar.
Dios que tremendo bulto le estaba notando, el cabrón de Manu estaba con un empalme de campeonato, y por lo que podía notar al apoyar mi culito en su entrepierna, el cabrón aquel debía tener un muy buen pollón. Aquello me preocupó un poco, pues si tenía lo que estaba pensando, aquella polla iba a acabar conmigo, me iba dejar el culo para el arrastre. Aquella polla me iba a dejar un boquete en el culo que iba a tardar en cerrarse.
Luego de sobar y pellizcar mis pequeños pezoncitos, fue bajando sus manos hasta llegar a mi vello púbico, por donde fue pasando sus dedos haciendo que me volviese a estremecer, para seguido agarrar mi polla y huevos, los cuales sobó y acarició, pudiendo comprobar lo empalmado y caliente que me tenía.
¿Estás caliente, eh maricón? Mira lo empalmado y durita que tienes la pollita, te gusta lo que te estoy haciendo ¿verdad? Me decía mientras me acariciaba la polla con su mano.
Luego sin más preámbulo me hizo girar quedándome cara a él, mientras empezaba a desabotonarme la camisa, iba a quitármela para poder tenerme desnudito por completo, que era como quería tenerme antes de empezar a darme por el culo.
Mira como me tienes me iba diciendo mientras me iba desabotonando la camisa que llevaba. Ahí fue cuando me pude fijar bien en el tremendo bulto que se le marcaba en su entrepierna. Dios que pedazo de pollón debía tener el cabrón del Manu. Con nerviosismo y excitado como estaba, llevé mis manos empezando a palpar aquel tremendo bulto que tenía Manu en medio de las piernas, pudiendo comprobar lo duro que se notaba. Empecé a aflojarle la correa del pantalón, para luego bajarle la cremallera desabotonándole antes el botón de la cintura de este, pudiendo así meter mis temblorosas manos por el elástico del calzoncillo, sacándole por completo aquella tremenda polla que se gastaba el muy cabrón.
Dios que tremenda verga tenía, la cabrona ya estaba con la punta toda pringada de líquido preseminal, además que aquella polla se veía monstruosa.
Terminé bajándole el calzoncillo un poco más, dejando así completamente liberada aquella tremenda monstruosidad, junto a unos enormes huevos que le colgaban como si fuesen el badajo de una campana. Dios aquella polla me iba a reventar, no sabía si me daría entrado por el culo, sabía que alguna tan grande o más que aquella polla que estaba viendo ya me había entrado por el culo, pero había sido estando bien dilatado y muy lubricado, de hecho la más grande que me había entrado por el culo había sido la del portugués, y este lo había conseguido porque aquel día yo además de estar muy pero que muy dilatado y caliente, estaba lubricado y recién follado por 2 viejos que acababan de darme por el culo. Esta no era tan gruesa ni tampoco tan grande, pero sabía que aquella polla me iba a costar que me entrara por el culo, sobre todo sin estar bien lubricado y dilatado, vamos que me iba a costar y seguro doler cuando me la metiese por el culo.
Cuando Manu me vio la cara que ponía al verle la tremenda polla que se gastaba, me dijo:
Que te parece lo que estás viendo, ¿te gusta?
Bufff, es muy grande, le contesté mientras le acariciaba aquella enorme polla con mi mano. No sé si me va a entrar por el culo.
No te preocupes, me contestaba terminando de quitarme la camisa con sus manos. Ya verás como sí te va a entrar, cuando te la tenga metida en el culo no vas a querer que te la saque, luego ya verás como eres tú quien me va a pedir que te la meta y vas a venir a que te folle. Tú tranquilo que te prepararemos bien el culito antes de metértela, me decía acariciándome el abdomen con una mano mientras con la otra agarraba mis huevos y polla y los acariciaba para que no me preocupase.
Espera aquí un momento y ve quitándote el pantalón y los zapatos, mientras voy a por lubricante y algo para beber, así podremos prepararte bien ese culito para que no sufras y no te duela cuando te la meta toda por el culo, ya verás como te va a gustar y luego tu solito me vas a pedir más.
Haciendo lo que me acababa de decir, me agaché para sacarme los zapatos haciendo luego lo mismo con el pantalón y slip, quedándome completamente desnudo, pues hasta los calcetines me había terminado quitando.
Cuando ya me había quitado toda la ropa y la estaba colocando sobre una de las sillas que allí había, ya había llegado de vuelta Manu, había traído 2 cervezas, una para él y la otra para mí, además había traído un pequeño frasco con el cual iba a lubricarme, trayendo también una cajita que contenía unas pastillas, pastillas que me enseñó, se llamaban, Sildenafil, cada comprimido contenía 50 mg, no era otra cosa que la famosa viagra, según me explicó Manu. Me dijo de tomar una, que así estaría mucho más caliente y excitado, que principalmente lo que hacía era facilitar que la sangre fluyese más hacia los órganos sexuales, haciendo que mi polla estuviese más dura y sensible, al igual que mi esfínter, que llegaría más sangre a esa zona, que mi esfínter se dilataría mucho más y me daría mucho más gusto.
La verdad es que yo no las tenía todas conmigo, no me gustaba tomar nada, solo hacía ya tiempo de eso había esnifado Popper, pero jamás había vuelto a utilizar nada, no me gustaba. No se como fue, pero al final consiguió convencerme y terminé tomando aquella pastilla de Sildenafil 50 mg que me ofreció Manu. Las tomamos bebiendo la cerveza para que pudiésemos tragarla mejor, esperando luego a que fuese haciendo el efecto mientras Manú me iba metiendo mano a la vez que me lubricaba el agujerito por donde me iba a meter aquella tremenda polla que se gastaba.
Yo ya estaba que me derretía de gusto, mi pobre polla no paraba de soltar líquido preseminal, tenía la polla toda pringosa y el glande al rojo vivo, Dios, nunca me había visto la polla así de enrojecida y caliente. La verdad es que Manu al parecer me había dicho la verdad, pues la polla estaba que se salía de lo dura y empalmada y el culito lo notaba también muy sensible y caliente, cada vez que Manu me pasaba su mano por el culo acariciándome la entrada, mi agujerito parecía abrirse solo, hasta me estremecía de gusto cuando me palpaba con los dedos esa zona, mi agujerito se abría con suma facilidad. Incluso cuando pasaba los dedos por el perineo me daba un tremendo gusto que me hacía retorcer y gemir del placer que sentía.
Dios, si yo ya estaba así y tan solo habían pasado unos 15 minutos, como hostias estaría Manu, seguro que la polla la tendría que reventaba. Cuando por fin pude vérsela, efectivamente, la polla ahora me parecía mucho más grande, tenía el glande enrojecido como si fuera un fresón, no paraba de soltar líquido preseminal. Dios que gusto me dio verle aquella enorme polla, no pude aguantarme y llevé mi boca a ella, chupándole la cabeza y lamiendo todo aquel líquido preseminal que le pringaba la cabeza de la enorme polla. Dios lamí y saboreé aquello como si fuese el mayor manjar de mi vida, haciéndole soltar el primer gemido a Manu, a la vez que el llevaba sus manos sobre mi cabeza, apoyándolas sobre ella, mientras me gritaba:
¡Ay maricón que boquita tienes, Dios que lengüita, que gusto me estás dando! Gritaba a la vez que me apartaba con sus manos la cabeza para que no le siguiera chupando la polla.
Para maricón, para que me vas a hacer correr y primero quiero metértela por el culo y preñarte bien preñado, me decía mientras me sujetaba la cabeza con sus manos apartándola de su polla.
Nos levantamos de donde estábamos tumbados que no era otro lugar más que el suelo de aquella sala me abrazó a él por la espalda, llevándome hacia la mesa del comedor, y allí apoyando mi pecho sobre ella, me hizo abrir de piernas y luego de pasar una vez más sus largos dedos por toda la raja de mi caliente culito, palpando mi esfínter comprobando una vez más lo lubricado y bien que este se abría al presionar con sus dedos sobre él.
Teniéndome así con el pecho tumbado sobre la mesa del comedor, colocó la punta de su enorme polla en la entrada de mi culito, empezando a presionar un poco y viendo que mi esfínter se iba abriendo, cuando ya prácticamente me tenía introducido el glande, sujetándome con sus manos por las caderas, tiró de ellas hacia él, empezando a introducirme su enorme polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al sentir como aquella enorme polla me iba entrando por el culo.
Cuando ya me la tuvo metida hasta los huevos, me sujetó fuertemente a él mientras me decía:
Ves maricón como te ha entrado, ya la tienes toda dentro, ahora ya verás que gusto te va a dar, ya verás como a partir de ahora vas a pedirme que te folle, tu solito vas a venir a que te de por el culo.
Así maricón, así te quería tener, ¡aaahhh que gusto! ¡Aaahhh que gusto! Gritaba empezando a mover su pelvis, haciendo que su polla fuese entrando y saliendo por mi caliente y abierto culito.
No era nada brusco, iba suave y sin prisas, sin dejar de gritar lo que le gustaba mi culito y que rica follada me estaba dando.
¡Ay que gusto maricón! ¡ay que gusto me estás dando! ¿Te gusta? ¿te gusta mi polla, verdad maricón? ¿verdad que te está gustando? Me decía una y otra vez mientras su polla entraba y salía una y otra vez por mi culo haciéndome chillar y gemir por el gusto que me estaba dando aquel cabronazo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gimoteaba yo mientras me estaba dando por el culo. Siií, le contestaba siií, me gusta, dale, dale más fuerte le pedía yo notando como su polla me entraba una y otra vez por el culo rozando mi próstata, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera cuando su polla rozaba esta, llegándome a lo más profundo de mis entrañas.
Así me tuvo durante un buen rato, yo ya estaba que me derretía de gusto, notaba como mi pobre polla no paraba de soltar gotas de semen, era un continuo goteo el cual me estaba dando muchísimo gusto, cuando de pronto escucho como Manu aparta con su mano una de las sillas, arrastrándola un poco, el cabrón quería sentarse y llevarme así clavado en su enorme polla para que luego yo cabalgase sobre él. Clavándome la polla hasta los huevos, tiró por mi para que fuese con él hacia atrás y así el pudiese sentarse y seguir dándome por el culo.
Cuando se sentó sobre la silla, la polla salió de mi abierto y caliente culito, cosa que me dio un tremendo gusto al igual que cuando esta se volvió a introducir por el culo nada más yo agacharme para sentarme sobre él.
Dios que suspiro y gemido pegué al notar como aquella enorme polla me llegaba a lo más profundo de mi ser, Dios ahora si que me había entrado bien profundo, notaba los enormes huevos pegados a la entrada de mi ano y aquella enorme polla que parecía me iba salir por la boca.
Yo empecé a gritar como un condenado a la vez que me movía subiendo y bajando sobre aquel enorme pollón, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba yo sin dejarme de mover, subía y bajaba por aquella enorme polla temblando de gusto, mientras Manu me abrazaba con sus brazos a la vez que llevaba sus manos sobre mis pequeñas tetillas, empezando a pellizcar y apretar mis pequeños he hinchados pezones, Los retorcía mientras me decía de todo.
Así maricón, así, mueve el culito, ves como te gusta que te de por el culo, ya sabía yo que te iba a gustar mi polla y que ibas a disfrutar con ella dentro tuya. Ya verás como a partir de ahora vas a venir tu solito para que te de verga, a partir de ahora vas a ser mi putita, te voy a hacer mío para siempre, voy a acostumbrar este culito para que le entre mi polla y no sufras cuando te la meta, ya verás como vas a disfrutar y gozar con ella dentro tuya.
¡Ay que gusto! ¡ay que gusto! gritaba una y otra vez Manu mientras yo no dejaba de cabalgar sobre aquel enorme pollón que entraba y salía una y otra vez por mi abierto y caliente culito, cuando Manu me anuncia que ya se va a correr.
Ya maricón ya, ya me vengo, ya me vengo, ¡aaahhh que gusto! ¡aaahhh que gusto! Gritaba Manu, empezando a soltar chorros de semen, dejándome preñado. Cuando por fin terminó de eyacular dejándome el culito preñado de leche, pegándome a su pecho mientras su polla iba poco a poco escurriéndose de mi abierto y caliente culito, y mientras Manu me mordía el cuello, llevó sus manos a mi polla, empezando a meneármela hasta que me hizo correr, soltando una tremenda cantidad de semen. Dios, aquello parecía un surtidor echando trallazos de semen, nunca había soltado tanta cantidad de esperma, estoy seguro de que aquello era a causa de la pastilla de Sildenafil que me había dado Manu, yo gritaba como un poseso.
Me corro, me corro, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba soltando trallazos de semen, notando como la enorme polla que todavía tenía introducida en mi abierto y caliente culito, se iba escurriendo hasta que por fin esta salió por si sola, dándome otro tremendo gustazo.
Dios que pedazo de follada me acababa de dar Manu, aquel maduro que conocía de vista y que ahora iba a ser mi nuevo vecino.
Sentado sobre su regazo y sudando como un carnero, iba poco a poco recuperando el resuello, el cabrón me había dejado agotado hasta la extenuación. Una vez ya recuperada la respiración al igual que Manu, el maduro que acababa de darme aquella tremenda cogida en su nueva casa, ambos nos levantamos y así abrazado a él como me tenía, nos fuimos a limpiar un poco al baño, pues mi culito además de tremenda abertura que llevaba, iba escurriendo todo el esperma con el que Manu me acababa de preñar, llevaba ya todas las piernas pringadas de semen, no me extrañaba, pues cuando eché mi mano a él, tremenda abertura que pude notar, Dios tremendo agujero que me había dejado el cabrón. Se ve que la pastilla de Sildenafil que me había dado, además de ponerme la polla como la de un burro, había hecho que mi culito se abriera como nunca lo había visto de abierto y sensible.
Además, que él llevaba toda la polla pringada de semen. Cuando terminamos de lavarnos y limpiarnos un poco, volvimos para la sala a vestirnos.
Yo todavía llevaba la polla empalmada al igual que Manu, parecía que no nos hubiéramos acabado de correr, pero así era, los 2 aún estábamos empalmados.
Manu me dijo de si me quería quedar a dormir con él, cosa que me hizo dudar un poco, pero realmente yo estaba completamente agotado y quería irme a dormir a mi cama, así que le dije que hoy no, que, aunque estaba todavía empalmado y todavía seguía caliente, estaba agotado y tenía bastante sueño, que mejor lo dejáramos para otro día.
Bueno, como tú quieras, ten por seguro que ibas a disfrutar toda la noche, pero si prefieres venir otro día, por mí está bien, puedes venir mañana que es sábado y así te quedas a dormir conmigo si tú quieres.
Bueno, no se como me encontraré mañana, me has dejado agotado y con un tremendo agujero en el culo, ya nos veremos y a ver qué pasa, le dije. Me acompañó a la puerta donde nos despedimos dándonos las buenas noches además de las correspondientes palmaditas en mi culito por parte de aquel maduro que ahora iba a ser mi nuevo vecino, diciéndome que le gustaba mi culito y quería volver a tenerlo y hacerlo suyo. Iban dar ya las 2 de la madrugada cuando yo bajé en el ascensor para la casa de mis padres a dormir, mañana cuando despertase sería otro día y ya vería como me encontraba y las ganas que tenía de volver a que me diesen por el culo. Me había gustado mucho, pero mucho la cogida que me acababa de dar mi nuevo vecino me había hecho disfrutar y gozar de lo lindo, incluso todavía llevaba ganas de más polla, pero mejor esperar a que me levantase mañana sábado y ver las ganas que tenía.
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O podéis buscarme en Twitter buscándome por:
@danisampedro91
Wauu. Otro caliente y excitante relato de tu pluma magistral. Con morosidad y maestría vas conduciendo al lector al vortice lujurioso del coito entre varones y prolongado la espera de la unión culo y verga.
Cómo quisiera vivir en ese edificio y poder estar con ambos.