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Fantasías / Parodias, Gays, Sexo con Madur@s

Sorpresas de un viaje de negocios

Un encuentro inesperado a partir de un viaje de trabajo.
Tenemos un pequeño emprendimiento con mi socio, hacemos diversos tipos de consultoría.

Mi socio Jim es un personaje divino, supercreativo, loco y muy desprejuiciado, gay o bisexual cosa que nunca voy a saber y que no vienen al caso tampoco.

Un día Jim me cuenta que lo contacta un viejo amigo de su familia, un hombre que según él lo ayudó mucho a su padre cuando estuvo trabajando en Egipto hace muchos años. Cuenta que él es como un tío al que quiere mucho y al que su papá le debía casi la vida.

Este hombre iba a venir a nuestro país en breve y Jim pensaba recibirlo como corresponde al cariño que le profesa, estaba organizando llevarlo a varios lados y pasearlo para que se divirtiera.

Al parecer viene para fin de mes.

El trabajo siguió con su curso normal y llegó fin de mes y el Sr Farid al fin llegó y Jim fue a buscarlo. Pasaron todo el día juntos y en lugar de hospedarse en un hotel a Jim se le ocurrió hospedarlo en su casa para que fuera más ameno y familiar.

Al día siguiente Jim organiza una cena en su casa y me invita para que lo conociera, obviamente que la situación después de tanto alboroto por su llegada lo ameritaba, así es que fui.

Al llegar al departamento me encuentro con el “famoso” Farid en el estar de la casa, Jim nos presenta.

Resultó ser un hombre de color, ya mayor delgado y alto, pelado y con una barba canosa, tenía todo el aspecto de esos monjes tibetanos de ojos brillantes.

No hablaba castellano y a su vez era de pocas palabras, pausado y lento en todos sus movimientos como en sus palabras, durante un tiempo fue una especie de pastor budista o algo así, a mi juicio era un personaje raro.

Cenamos, charlamos y la pasamos bien, mi socio oficiaba de traductor entre ambos, y a pesar de mi muy básico inglés pudimos entendernos casi sin problemas.

La cena termina tarde y me voy a casa porque la jornada había sido larga y estaba realmente cansado.

Al día siguiente en la oficina hablando con Jim de un proyecto de trabajo por el que él debía viajar a Brasil para presentar ciertos aspectos a sus dueños, me dice que seguramente le tocaría ir la semana próxima luego de que Farid volviera para oriente.

En medio de esta conversación me dice que él le comenta que yo le había parecido alguien alegre y agradable, y me dice que le parecía raro porque es un ser bastante reservado y en cambio en varias oportunidades me había nombrado en su charla.

Chistosamente me cargaba y me decía

-“me parece que le gustaste…jaja “

Yo me reía por la broma en alusión y negaba con la cabeza por la ridiculez de la situación.

El asunto es que el viaje a Brasil se adelantó unos días y cuando Jim se enteró vino a mi oficina algo desesperado porque tenía que viajar antes de lo previsto y el egipcio quedaba solo en su casa sin que él pudiera atenderlo durante esos dos días ni llevarlo el lunes al aeropuerto. Estaba realmente acongojado porque no sabía bien qué hacer, no podía faltar al viaje porque era muy importante.

Entonces me pide que por favor ese fin de semana yo vaya a su casa y le haga compañía a este hombre, aunque sea para que no esté solo, y que lo ayude porque además sin saber castellano no podía salir a ningún lado.

Yo a regañadientes tuve que aceptar su pedido, a decir verdad, me apenaba tener que pasar un par de tardes con un hombre al que muy poco conozco y al que a decir verdad casi no comprendo.

Jim finalmente viajó la mañana del viernes y yo ese día fui a su casa a ver al egipcio.

Toco timbre y él se asoma a la ventana, me ve sonríe y me abre la puerta. Paso, lo saludo y entro en casa de mi amigo.

Era rara la situación, yo no tenía confianza con él, no lo conocía a excepción de la cena y para colmo de males el idioma no nos ayudaba mucho. Cada cosa que yo decía o él quería expresar había que hacerlo con señas más que otra cosa y esperar que el otro lo entendiera.

Veía que me miraba fijamente y con un gesto que yo no lograba descifrar, tal vez su etnia tenía que ver en esos gestos que yo no comprendía, su mirada me parecía rara, a veces me hablaba y gesticulaba con sus manos y debo confesar que no lo lograba entenderlo.

En un momento, haciendo gestos le pregunto si quiere tomar mate, un clásico nuestro al que todo el mundo conoce, él asiente y me hace con la mano un gesto de aprobación.

Voy a la cocina a prepararlo y él viene conmigo, en un acto de acercamiento trato de enseñarle la preparación, le voy explicando los pasos detalladamente y para eso le indico cada cosa y le pido que me la alcance.

La yerba estaba en el mueble y le indico que me la traiga, él asiente y va a buscarla y cuando va noto que pasa muy cerca mío, casi como rozándome.

No le di mayor importancia, aunque me pareció raro, y como me quedé con la intriga le solicito me alcance otra cosa y él repite la situación, al pasar por detrás mío pasa tocándome con su cuerpo y apoyando su mano en mi hombro como si no hubiera espacio para circular.

Me intrigué y pensé en que estaría pensando, vuelvo a pedirle adrede otra cosa más y al ir repite la situación. Esperé que volviera y cuando está pasando por detrás me muevo hacia atrás y él sorprendido me agarra de la cintura atajándome, y me dice algo que no entiendo. Miro su rostro y mientras continuaba diciéndome algo me sonríe, me aprieta un poco y me suelta acariciándome la espalda y dándome una palmada.

Lo miré y en ese momento algo se cruzó por mi mente, no sé bien porque se me ocurrió, pero tuve una sensación de adrenalina corriendo por mí que debía canalizar de alguna forma, sin quitarle la mirada y creyendo haber entendido su gesto, bajé mi mano izquierda y la apoyé sobre su bata a la altura de su miembro.

Él automáticamente esbozó sonrisa, apoyó su cuerpo contra mi mano, me abrazó por la cintura y dijo

-“ohh  Good boy, good boy…”

Y comenzando a refregar sus partes contra mi acercó su rostro y comenzó a besarme. Acto seguido yo apreté su miembro con mi mano y giré quedando de espaldas a él, seguí masajeando su gran pene apretándolo con ganas mientras él franeleaba mi cuerpo sin cesar.

Se corre para atrás y se quita la bata y aprecio que su virilidad media más de veinte venosos centímetros. Lo miré y se ve que exclamé algo porque sonrió y sosteniéndolo con la mano me lo mostraba contento.

Sin saber por qué hacía lo que hacía, me desnudé rápidamente, nos dirigimos al sofá de la sala, él se acostó de espaldas y me tiré encima de él, besando su vientre hasta su sexo, tomé su miembro con mis manos le di unos besos y sumergí su glande dentro de mi boca profundamente.

El aroma y el gusto de su pene me excitaron mucho, continué chupándolo con ansias durante varios minutos refregando su glande por mis labios y mi rostro y cuando estuvo por acabar me corre la cabeza y sale del lugar.

Me anima a ponerme a cuatro patas en el sofá, lo cual acepto, y cuando abro las nalgas, comienza a chuparme el agujero anal durante un buen rato. Este acto duró varios minutos y cuando sintió que mi ano estaba suelto y accesible, se paró detrás de mí y apoyando su miembro en mi culo comenzó a penetrarme lenta y sin piedad.

Fueron unos minutos que parecieron muy largos, sufrí durante un tiempo porque su herramienta era de buen tamaño y me abría como si nada, la aspereza de sus venas era como un obstáculo insalvable que me hacía estremecer con cada empuje.

Poco a poco todo fue calmándose y comencé a disfrutar la profunda penetración, me gustaba sentir el poder de él entrando y saliendo pausadamente y escuchar por encima de mi hombro sus gemidos, tenía su respiración al lado de mi oído.

En un espejo que estaba en la pared lateral pude apreciar la situación, yo estaba en el sofá en cuatro patas con mi pecho y manos contra el respaldo, él con sus rodillas apoyadas entre mis piernas separadas en el borde, su breve pancita apoyaba sobre mis coxis y sus manos tomaban el respaldo del sofá entre las mías y mi cabeza, y obvio su verga dentro mío.

Aunque no podía creerlo, el turco me estaba cogiendo bastante.

Luego de un lapso de tiempo de sentir sus grandes testículos pegar contra los míos, noto que su respiración es dificultosa y acelera su paso por unos segundos, quedando repentinamente absolutamente quieto.

Ahí comencé a sentir dentro de mí los espasmos de su verga y el calor del esperma que fluía profusamente de ella. Acabó durante un minuto e intuyo que fue una cantidad enorme, ni bien terminó se desplomó sobre mi espalda quedándonos en esa posición durante unos minutos.

Miré el reloj y caí en la cuenta que lo tuve en mi interior durante veinte minutos al menos, y la confirmación a eso fue que cuando salió de mí, el ardor de mi ojete me duró un buen tiempo.

Una tarde inusual e inesperada fue en realidad, porque volví a casa con mi orificio hecho una flor latiente y con semen como para el campeonato del mundo.

No puedo quejarme, me gustó y lo disfruté, de más está decir que el domingo se repitió la actividad, pero más fluidamente porque en esta ocasión dos de sus orgasmos enormes colmaron mi humanidad.

Y finalmente el lunes lo pasé a buscar para llevarlo al aeropuerto. Durante el viaje fuimos casi en silencio como pensando en qué decirnos, o al menos era lo que yo pensaba.

Ya en la cola del embarque nos saludamos en un abrazo, él me besó en la mejilla y palmeándome la cara suavemente me volvió a decir

-“Good boy…… I will come back again “

Esbocé una sonrisa, él me sonrió con ganas mostrando su inmensa y blanca dentadura y se fue.

40 Lecturas/29 septiembre, 2025/0 Comentarios/por Moechustrefe
Etiquetas: anal, bisexual, gay, hotel, mayor, padre, sexo, viaje
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