Soy hetero y este fue mi primer rabo
Sonará a tópico pero soy un chico que se considera hetero, aunque tengo deseos sexuales extraños, desde pequeño, ésta es la historia de cómo lo que pasaba sólo en mi cabeza en la intimidad se convirtió en realidad y cómo me sentí ante ello..
Soy un chico Madrileño de 35 años, y quiero contaros lo que me ve vino sucediendo desde los 14 hasta los 18 aproximadamente.
Siempre he tenido novia, o he estado en proceso con alguna, desde que con los 14 años descubriera los chats, quedar con chicas para citas a ciegas alternado con las que pudieras conocer por la noche de bares ha sido una máxima. No soy un chaval especialmente guapo pero tampoco soy feo y siempre, con mis historias he tenido buen mercado. Mejor que la mayoría de mi grupo de amigos del barrio.
Soy sin duda y siempre he sido un chico tímido e introvertido que luego en círculos de confianza me mostraba entusiasta y tremendamente creativo, cierto, pero me ha costado siempre hacer amigos o coger confianza con nadie.
Con 14 años me calló en las manos una revista porno, mi primera revista porno y rlo que más recuerdo es fruto de la impresión de aquellas viñetas sequedad en la boca, presión en el pecho, calor en la cara.. al ver esas escenas de desnudos de hombres y mujeres..Pues tetas había visto, pero esos rabos, esas instantáneas, de ver gargantas atravesadas por falos erectos , descubrir fotos de tremendas corridas… provocaba en mí un torbellino interior que no comprendía en absoluto. Sólo sabía que me paralizaba.
Teniendo claro mi gusto por las mujeres, os lo aseguro, mi persecución o caza de conquistas se alternó desde esa temprana edad por mi deseo de chupar una polla.. así de sencillo. Era mi fetiche, quería saber qué se sentiría.. Cerraba los ojos y me pajeaba con la imagen de compañeras, profesoras, las hermanas mayores de mis colegas…Y aclaro que jamás me imaginé besando a un chico ni teniendo sexo ni activa ni pasivamente, pero desde ver esa revista en mi mente cohabitaron ideas dispares. Y las pajas fueron alternancias entre lo correcto y lo incorrecto.
Será por mis círculos o quizá haya sido una máxima entre grupos de amigos, pero desde temprana edad los tíos en círculos cercanos nos masturbamos juntos. cada uno lo suyo. Pero lo hice con mi vecino y más tarde con los colegas tras volver de fiesta sin caza alguna. (lo desarrollaré en futuros relatos)
Mi vecino puerta con puerta en mi escalera, Ernesto es un chaval 2 meses mayor que yo. Nuestros padres son amigos y nosotros desde pequeños éramos amigos (o eso pensaba yo) jugábamos en el mismo equipo de fútbol sala. Como tantos de nuestros vecinos en común, compartíamos afición en el parque y en actividades fuera de la escuela..
Pues desde los 14 años , momento en que esa revista cayó en mis manos, comenzamos a pajearnos juntos. Con cierta verguenza, ante lo novedoso claro pero sobretodo emoción. y desde esa primera paja conjunta, donde sólo debías mirar la revista yo, no podía evitar cada cierto tiempo mirarle el rabo a mi amigo, furtivamente, de soslayo, no quería que él lo notase, imaginad qué verguenza.. No pensaba en nada, sólo quería vérsela. y ver la revista ver como era otro rabo que no fuera el mío al subir y bajar la piel, al mojarse al correrse..
A los pocos meses, en una de esas pajas conjuntas en el baño de mi casa, con nuestros padres en el salón, sentí el impulso absurdo de contestarle y de bajarle de su nube de flipao.
Ernesto era el tipico que se pajeaba crecido, en plan «oh si baby» o comentarios del tipo «esque mira que polla tengo chaval» y cuando iba a correrse acercándose al lavabo se encorbaba sin verguenza alguna y descolgaba su espalda hacia atrás poniendo perdida la grifería y el lavabo de espeso semen de un color blanco perla que chorreaba..Yo jamás pude apartar los ojos de su polla cuando se corría, por
Y en uno de sus comentarios le dije «pero quien va a querer chupártela a ti chaval» , no sé porqué lo hice simplemente lo dije, y el paró de masturbarse y me miró, durante quizá un segundo o dos que para mi fueron un silencio eterno, me miró. Y lo que debió ver es mi cara roja, mis ojos fijados en su pene, y que yo seguía masturbándome.
En ese momento lo supo, de alguna manera que una parte de mi que ni controlaba le estaba retando, que quería chuparle esa polla tiesa y tremenda.
Se giró hacia mi y sin atreverse a acercarse me preguntó; ¿quieres chuparmela tú?
Yo balbuceée. La parte serena de mi sabía que siempre al correrme me sentia culpable de pensar aquellas cosas, pero que cachondo perdía el control imaginando y estaba perdiéndolo en esa extraña situación con mi amigo.
Mi amigo se acercó con la polla en la mano y me la acercó a la cara, yo, sentado en el retrete en mi habitual sitio de paja en equipo, no pude moverme, no giré la cara no hice nada. Me mantuve quieto, tieso como ante un animal extraño o peligroso. La polla de mi amigo a cuanto? 10 centímetros de mi cara? 5? podía olérsela, sin mover la cabeza mis ojos se alojaron en las cuencas inferiores queriendo verla. Las dos partes de mi luchando, una bloqueando los impulsos en previsión y la otra parte tratando de hacerme avanzar.
Ernesto me había pillado y era el típico que conseguía lo que se propusiera, por insistencia. Siguíó cerca mío y me dijo si lo estás deseando. Como si el trance le hubiera alcanzado a él también, su tono burlón se había vuelto susurrante y algo por dentro me devoraba.
El calor de mi cara, el palpitar de mi pecho, me costaba hasta que me entrara el aire al respirar, pero noté que mi rabo estaba más tieso que en toda mi vida, hasta el punto (podéis creerme) de llegar a dolerme.
él en esa actitud chulesca que mantenía, pantalón y calzoncillo a los tobillos y camiseta remangada con su mano en la espalda, con la otra movía y meneaba su polla a centímetros y milímetros de mi nariz y de mi boca.
Y sin pensarlo la apoyó en mis labios. la apoyó y la separó, volvió a apoyarla y la frotó suavemente contra mis labios que se abrieron, como un mejillón en limón.
la boca sin llegar a una apertura generosa ni glotona, se entreabría como durante una rendición. Lento pero segura y su pene comenzó a entrarme en la boca.
No podía creerlo, estaba metiéndose una polla en mi boca, la polla de mi amigo en la boca!
Era caliente, más dura de lo que pensaba pero a la vez tierna como nada que hubiera probado antes. Pude notar como su glande avanzaba dentro de mi boca, estirando mis labios hacia el interior y noté su sabor.
Tenía el glande mojado, (no podéis imaginar el mío) la punta de tremendo rabo acarició mi lengua dejándome su jugo a lo largo de la misma. Era agradable, era agradable el sabor de su humedad, el sabor de su carne, el toque «metálico» de su punta, como podías notar la diferencia entre una piel y otra, el tacto, el sabor, el calor que desprendía.
En un movimiento monótono pero eficaz, Ernesto hundía su miembro en mi boca contínuamente, y se retiraba lo justo como para asomar el glande a la entrada de los labios y volver a recorrer mi boca hacia adentro.
Yo estaba en shock, inmóvil, con la boca abierta pero ejerciendo presión con ella sobre la parte más íntima de mi amigo. Agarrando mi polla como cuando me estaba masturbando pero paralizado. Con mi propia humedad pre seminal acumulándose sobre mi dedo pulgar paralizado. Mi cerebro iba por un lado, mis estímulos por otro..
Podía contar las cuidadosas embestidas de mi amigo, 6, luego siete, ocho, nueve… recuerdo al menos treinta antes de que con mi mano libre decidiera probar a coger su polla. Con cuidado pero confiado de que era lo que tenía que hacer, lo que me tocaba.
ya era tarde para echarse atrás, estaba chupando una polla, decidí vivir el momento y no preocuparme tanto por el después,
Con movimientos realmente sorprendentes acompañaba masturbar y chupar ese enorme rabo, que resultaba extrañamente afilado, gordo e imperial en su base, pero afilado a medida que se acercaba al glande.
Masturbaba y chupaba, movimientos largos y hasta tiernos, era mi primera vez y quería meterme en el papel y luego recordarlo y masturbarme infinitas veces reviviéndolo.
Mi amigo , un poco brutito él en realidad (de siempre) se vino arriba y me dio un par de embestidas que me provocaron la harcada. pero lejos de molestarme me puso más cachondo. Creo que fue el momento en l que comencé a masturbarme mi tieso pene de nuevo. Hasta entonces en bloqueo de emergencia.
le miré a los ojos, por primera vez desde que tenía ese pedazo de carne en la boca y pensé, hijo deputa… por las arcadas, y el miraba sonriendo pillo.
Entonces sacó la polla de mi boca y me dijo «chúpame los huevos»
Reconozco que hoy por hoy pienso «fuiste un idiota» porque es verdad que tenía pelo, un chaval con esas edades ya va teniendo bello en los huevos.. y lo chupé con la lengua pero muy poco. Probablemente si pudiera volver, me los metería en la boca ambos dos xDD
En compensación de la pobre expectativa con sus huevos intenté lamerle el tronco de la polla , lamer con la lengua la punta de su pene… no sabía tenía que intentar algo, pero eran torpes intentos de alguien que no lo ha hecho nunca, así que mi amigo decidió volvérmela a hacer tragar. Aunque a penas en 5 o 6 embestidas me la retiró con frialdad de los labios, se alejó hacia el lavabo y comenzó a masturbarse veloz y ferozmente, como cuando buscaba simplemente correrse, en cualquier otra de las sesiones de pajas coonjuntas.
Yo me masturbaba mirándole, ya no de soslayo, ya disfrutaba la escena, sentía ganas de volvérsela a mamar, un par de veces al menos, o pasarle la lengua en el glande como había visto en la revista antes de que se corrieran pero le tenía pavor a la lefa.. era todo una incógnita para mi, nunca había probado ni la mía propia.
Ernesto se corrió, gimiendo como si no estuvieran nuestros padres en el salón, como si estuviera sólo, se corrió con unos borbotones que no le había visto nunca. Como si llevara una semana sin pajearse. Y no pude evitarlo , cuando ví esa escena, mi paja también llegó a su fin. Menos mal que yo utilizo la técnica del capuchón y hago como una pinza, para no manchar nada y ponerme desplazar si no tengo una servilleta cerca.
Mi amigo se corrió, yo hice lo propio, él se limpió y dijo bueno tío me voy a casa y se largó.
Cuando me corrí, y él se fué, yo me lavé la boca corriendo y nervioso. Al acercarme a la pila, y ver aun los chorretones de lefa de mi amigo, me sentí aun más culpable y lo limpié todo. Me bajé a la calle con el resto de amigos y mi novia, Virgi, con la que perdería la virginidad un par de meses después.
Esa noche en la intimidad de mi cuarto, me hice la segunda mejor paja que me había hecho hasta ese momento en mi vida. La mejor había tenido lugar esa misma tarde, y en la segunda mejor, sólo cambié mentalmente la posición de Ernesto al correrse. Orientado hacia mi boca en vez de hacia el lavabo.
HUbo más veces y siempre con mi vecino. jamás he probado otra polla, aunque fantasee con ello. las circunstancias y el hacerse mayor para mí, hacen inviable otra experiencia como aquellas. Os seguiré contando.. Porque la siguiente vez que se la chupé fue a la hora de la siesta, la siguiente vez que le ví, sorprendentemente unos días y unas cuantas pajas individuales después apareció en mi puerta, con su pantalón de chantdal mostrando con generosidad que estaba empalmado. Nada más abrirle me saludó y se la señaló diciendome en bajito «te apetece polla?»
A ver qué pensáis que se pasó por mi mente… xD
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