Soy la puta de mi hermano gemelo…..
Un chico al llegar a su casa se encuentra a su hermano gemelo completamente desnudo observándose las nalgas, luego le confiesa que le gustan los hombres, y termina dejando que su hermano le dé por el culo..
Un día que mi hermano gemelo, llegó a casa de madrugada, con unas cuantas copas, aprovechando que los viejos, se habían ido de viaje.
Cuando al entrar a nuestra habitación sin hacer ruido, me encontró, completamente desnudito, de espaldas al espejo, mirando mis paradas nalguitas.
Eso le debió parecer un poco raro, pero sin decirme nada se quedó observándome en silencio, mientras que yo en ese momento estaba observando y agarrando mis nalgas mientras me miraba en el espejo.
Fue cuando en tono de broma, me dijo. “Lindo culito el que tienes hermanito.” al escucharlo me sorprendí y me sobresalté tanto, que pegué un agudo grito.
Lo siguiente que le dije, muy asustado. “Hay desgraciado, me vas a matar de un susto”. De momento, mi hermano dio un vistazo por nuestra habitación, y se sorprendió al ver sobre mi cama, un set de ropa femenina, o sea unas pequeñas bragas, un sostén, y un conjunto de mini falda, y chaquetilla que compré, ya hacía un buen tiempo.
Mi hermano se quedó sorprendido, sin saber que decirme, por lo que yo aun algo asustado, y de manera afeminada le dije. “hermano, toma asiento, que pienso que ya es hora de decirte algo.” Mi hermano haciéndome caso, y aun bastante sorprendido, se sentó en su cama, sin decir nada.
Yo agarrando todas aquellas prendas femeninas, le comencé a decir. “Sabes que, aunque te parezca raro, lo que te voy a decir. Desde hace algún tiempo, he querido haber sido mujer.”
Mi hermano estaba perplejo, escuchándome a mí, y seguía sin decir nada, mientras que yo, continué diciéndole. “Tú eres el primero de la familia, a quien se lo digo, pero antes de que te pongas bravo conmigo, escúchame. Y ponte en mi lugar, primero no me gustan las mujeres; segundo, vivo enamorada de todos los chicos que conozco, y en especial de ti. Así que antes de que digas nada, quiero que me veas vestidita de nena, por lo que por favor te pido, salgas del cuarto mientras me arreglo, para que podamos seguir hablando.”
Mi hermano gemelo, se fue a la sala, y aprovechó para abrir una botella de ron, y directamente de la botella se dio un fuerte trago, ya se estaba dando un tercer trago, cuando, aparecí en la sala, no tan solo vestido como una chica, sino que también peinado, maquillado, y oliendo como una.
Caminé sensualmente a su alrededor, calzando unos tacos de nuestra madre, mi hermano me observaba boquiabierto, y me dijo. “De yo no haber sabido que eras tú, hubiera pensado que se trataba de una verdadera chica.”
Yo no sé si fue por aquellos tragos de ron que se dio mientras me esperaba, pero al verme así vestido, mi hermano quedó impresionado, lo tomé de las manos, al tiempo que tomé asiento a su lado, preguntándole. “Y qué tal te parezco.”
Lo único que le me ocurrió decirme, al verme así vestido, peinado, maquillado, y hasta perfumado, fue. “Estas divinas”.
De inmediato, le seguí preguntando. “¿Y eso que quiere decir?” A lo que él, tras darse otro trago de ron, me respondió. “Que estas como para metértelo todo.”
La verdad es que no sé, cómo a mi hermano se le ocurrió decirme eso, pero de inmediato, me puse de pie, y volviendo a caminar frente a él, de manera bien seductora, agarrándome las nalgas, le pregunté. “¿Te parezco linda?”
A lo que él agarrándome de las manos, me atrajo hacía el sofá, y al tiempo que colocó mis manos sobre su erecto miembro, diciéndome. “Eres linda, preciosa, y hermosa, tanto que me gustaría acostarme contigo ahora mismo, sí tú así lo quieres.”
Apreté con mis manos su verga, por sobre la tela de su pantalón, diciéndole. “Como no lo voy a querer, acuérdate que te dije que estoy enamorada de todos los chicos que conozco, pero en especial de ti”.
Y al terminar de decirle eso, acerqué mi boca a la suya, y sin más ni más, nos comenzamos a besar de manera bien ardiente.
En esos momentos, yo no veía a mi hermano, lo que tenía ante mí era el chico de quien siempre he estado enamorada.
Y pienso que él lo que veía era a toda una chica, a la que besaba, y acariciaba por todo su cuerpo.
Tras un buen rato, de estar besándonos, separé mis labios de los del, y poniéndome de pie, y agarrándole las manos, le dije. “Vámonos a nuestra habitación, que debe ser más cómodo hacerlo en una de nuestras camas, que aquí en el medio de la sala, en este sofá.”
Mi hermano de inmediato se puso de pie, y caminado tras de mí, me fue siguiendo, a medida que, comencé a subir las escaleras, que llevan a nuestro cuarto, él me soltó las manos, y se quedó viendo, mis nalgas, a medida que yo seguía subiendo por la escalera.
La corta mini falda que estaba usando, sin mucho esfuerzo, le permitieron apreciar todo mi formado culito, a medida que iba subiendo por la escalera, apenas llegué al último escalón, él rápidamente subió a mi encuentro, nos volvimos a besar, a medida que seguimos caminando a nuestro cuarto.
Ya dentro de manera algo desesperada, comenzó a desvestirse, mientras que yo, con toda mi calma, y de manera sugestiva, dándole la espalda, comencé por ir quitándome toda la ropa, frente a él.
Luego moviendo mi culito seductoramente, me dirigí al baño, y al regresar sonriendo, le dije. “Me estaba lavando”.
Como ya les dije, mi hermano se desnudó rápidamente, y de inmediato se sentó en mi cama, yo le mostraba tentadoramente mis paradas nalguitas, cuando ocultando mi miembro entre mis piernas, me paré frente a mí hermano, diciéndole. “Te voy a dar un pequeño premio adelantado, pero por lo que tú más quieras, trata de no venirte”.
Mi hermano en ese momento no tenía, ni la menor puta idea tenía de lo que yo le decía, cuando me arrodillé frente a él, y agarrando su verga tiernamente entre mis dedos, me la llevé a mi boca, poniéndome a mamar, suavemente de inmediato.
De más está decir, que no era la primera vez que, en mi vida, que mamaban una verga, pero al poco rato, saqué su verga de mi boca, y subiéndome a su cama, recostándome boca abajo, tras separar un poco mis piernas, le ofrecí mis nalgas, le dije. “A ver, que te parece, si en lugar de quedarte viendo mi culito, con la boca abierta, te decides, y me lo metes despacito, como dice esa canción tan pegajosa”.
Él se colocó encima de mí, mientras que yo con mis propias manos, separé mis paradas nalgas, mientras que él comenzó a pasarme la cabeza de su verga, por sobre el hueco de mi culito.
Mis nalgas estaban mojadas, con algo de jabón, por lo que a medida que él fue presionando su glande contra mi esfínter, mi culo se fue abriendo, y poco a poco comenzó a ir tragándose todo su erecto miembro.
Yo no lo podía creer, le estaba dando el culo, a mi hermano gemelo, yo gemía de placer, y comencé a contonear mis paradas nalgas, a medida que él seguía penetrándome.
Nuestros cuerpos se unieron, y hasta puedo decir que sentí, cuando sus testículos, chocaron con mis nalgas.
Por lo que a mí hermano le provocó mordisquear todo mi cuello, a medida que yo gemía, y restregaba mis nalgas contra su cuerpo.
Ya tenía toda su verga, metida dentro de mi culito, sentía su calor, y como cuando mi hermano me apretaba contra su cuerpo, yo sentía un placer que jamás había experimentado nunca.
Así que mientras él seguía, metiendo y sacando toda su verga, de mi culito, yo seguía moviéndolo, chillando y gimiendo de placer, como si fuera toda una puta.
En cierto momento, le agarré los testículos, y se los apreté, o jalé por un corto momento, diciéndole. “Es para que no te vengas muy rápido”. Lo que le hizo pensar, que quizás él no era el primero que me daba por el culo a mí.
Así que a medida que mi hermano seguía metiendo, y sacando toda su verga de mi culo, me lo preguntó. Yo con esa voz femenina, me respondió. “Tú sabes que tomo clases de cocina, y repostería, verdad. Pues bien, como te das cuenta, no tan solo estoy aprendiendo a cocinar, y hacer biscochos.”
Mi hermano siguió enterrándome con tantas ganas toda su verga, que yo, por segunda vez le volví a jalar los testículos, y así estuvimos por un largo rato, él disfrutando de mi apretado culito, y yo disfrutando de su erecta verga.
Hasta que ya no pudo más, y se vino dentro de mi culo, al tiempo que ardientemente nos besábamos.
Quizás por un momento pensó que ya habíamos terminado, pero no que va, yo de glotón, apenas él sacó su verga de entre mis nalgas, sin tan siquiera lavársela, comencé nuevamente a mamar.
El efecto fue casi inmediato, ya que a medida que yo, seguía mama que mama, a mí hermano se le volvió a parar, así que, en lugar de volverme a poner boca abajo, me coloqué bocarriba, levanté y separé mis piernas, ofreciéndole nuevamente mis rosadas nalgas.
Las que, sin demora alguna, volvió a penetrar gustosamente, mi hermano y yo seguimos manteniendo sexo, solo que, para evitar cualquier cosa, si estamos en casa, yo no me visto de chica, aunque si me comporto como una, siempre y cuando los viejos no estén.
Aunque ocasionalmente, a mí me gusta vestirme de mujer, pero eso lo hago cuando salimos, con algunos de nuestros amigos, y es cuando a mí me da por qué monten una orgía conmigo, siendo yo, la puta de todos ellos.
Claro sin que los viejos se den cuenta, por otra parte, mi hermano me pidió que, si en algún momento quiero decirle algo a nuestros padres, que no les diga, que él, ya estaba enterado de todo….
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!