Soy la putita de mi primo, él me inició.
Dios, que tremendo dolor sentí cuando su polla empezó a abrirme el agujero. Para para, me duele, me duele mucho, chillaba yo, moviéndome, tratando de que aquella polla no siguiera entrando por mi abierto agujero. Dios que tremendo dolor sentía, aquello no lo podía aguantar.
Así es, soy la putita de mi primo, él fue quien me inició cuando vino a vivir a casa de mis padres, él vivía en el pueblo de donde es mi madre, se vino a vivir para Madrid ya que mis padres al enterarse de lo complicado que le resultaba el tener que ir todos los días desde el pueblo a la universidad donde estaba terminando los estudios, le propusieron el venir a vivir con nosotros, cosa que por supuesto aceptó.
Con él, yo me llevaba bien, no es que nos viéramos mucho, pues al vivir en el pueblo, solo solíamos vernos cuando íbamos a las fiestas del pueblo que eran en verano, ahí era cuando solíamos coincidir. Aunque él es mayor que yo, me lleva 7 años, cuando íbamos al pueblo, yo solía andar con él.
Nunca había pasado nada entre nosotros, la relación con mi primo siempre fue normal, la de primos que se ven en las fiestas, pero todo esto fue cambiando poco a poco cuando vino a vivir a casa de mis padres.
Cuando se vino a vivir con nosotros, él ya estaba en el último año de carrera, pero luego siguió estudiando, se preparaba para hacer oposiciones, era un joven, digamos del montón, no muy alto, anda por el 1,75, es más alto que yo, ya que yo mido 1,60 centímetros. Es delgado y muy fibrado, pues suele practicar deporte, no es que sea un atleta, pero físicamente está muy bien, tiene un vientre plano y los músculos bien marcados a causa del deporte que suele practicar. Es de pelo castaño, tirando más a rubio, vamos que no es por nada, pero a mi me parece bastante guapo.
Yo también soy delgadito, tengo buen cuerpo, lo mío es por genética, mis padres también son delgados y con muy buen cuerpo, tengo el pelo rubio al igual que mi madre, me parezco mucho a ella, todos me dicen que no puedo negar que soy su hijo.
Cuando mi primo vino a vivir con nosotros, donde dormía era en la misma habitación que yo, allí como teníamos 2 camas, fue donde se quedó, yo dormía en una y él en la otra, solo tuvo mi madre que habilitarle una parte del armario paraque colocase sus cosas, cosa que fue bastante sencillo, pues el armario del que disponía era bastante grande. Al principio no pasó nada, todo trascurría con normalidad, los 2 nos llevábamos bien, para mí era como tener un hermano mayor, él siempre solía estar estudiando en el salón comedor, allí se pasaba horas y horas estudiando, cuando venía para el dormitorio yo ya solía estar dormido casi siempre.
Así empezaron a pasar los meses, solo en ocasiones cuando el se iba a acostar, siempre lo hacía vistiendo un slip, me tengo despertado. Verlo así con tan solo el slip, me excitaba verlo, así que poco a poco procuraba estar despierto para poder verlo, eso sí, sin que él se diese cuenta. En ocasiones tengo visto como se pajeaba en la cama y como luego se levantaba para ir al baño, supongo que a limpiarse y luego volver para la cama. Yo, por el contrario, donde solía pajearme era siempre en la ducha, solía hacerlo todas las mañanas que era cuando solía ducharme.
Una noche cuando él se estaba pajeando, antes de correrse, se levantó, estaba completamente desnudo, metiéndose en mi cama. Aquello al principio me sorprendió, pero no dije nada, solo me quedé mirando para él, no entendía nada, hasta que él me hablo. Anda, no te hagas el dormido que ya se que me espías todas las noches, mira como estoy, me decía llevando mi mano a su entrepierna para que pudiera ver lo empalmado y tiesa que tenía la polla.
No dije ni hice nada, solo me dejé llevar. Dios así que mi mano agarró aquella tiesa y larga polla, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, era la primera polla que tocaba que no fuese la mía. Aquella polla era más grande que la mía, me parecía inmensamente larga, estaba muy dura y la noté muy caliente, al contacto con mi mano me pareció muy suave, instintivamente la empecé a acariciar. Empecé a deslizar mi mano a todo lo largo, haciendo que se le fuera descapullando, mientras él me decía:
Mira como estoy, la culpa de que esté así, la tiene tu madre, cada vez que tu padre la folla, no para de gemir, Dios como me pone, joder. Y luego ver como me espías cuando me pajeo me pone aún más caliente, así que no seas malo y hazme una paja, me decía pegándose a mí.
Yo que, aunque estaba sorprendido, el ver lo caliente y como se solía pajear mi primo, seguí deslizando mi mano a todo lo largo de su verga, haciéndole la paja que me pedía.
Así, así, sigue pajeándome, me decía soltando suspiros mientras yo lo pajeaba. A la vez que yo lo iba pajeando lentamente, él empezó a meter su mano por dentro de mi pijama, buscaba mis tetillas las cuales empezó a acariciar mientras yo lo pajeaba. Así fue durante los primeros días, ahora cada día que se pajeaba, venía para que fuese yo el que lo pajeara, cosa que la verdad a mí me gustaba cada vez más, tocar aquella polla tiesa, medio curvada como si fuese una banana, me gustaba, me gustaba el tacto de su piel, como se descapullaba e iba soltando líquido preseminal hasta que notaba como empezaba a agitar suspirando más fuerte y de su polla empezaba a salir trallazos de leche, espesa y calentita. Así fue los primeros días, hasta que un día la cosa fue a más, ya no se conformaba con que lo pajeara y la verdad es que yo ya lo deseaba desde el primer día, pero no me atrevía a decirle nada, yo solo hacía lo que él me mandaba.
Una noche cuando se metió en mi cama como ya era costumbre, así que llevaba un rato pajeándolo y acariciando los huevos, noté que ese día andaba más excitado, se pegaba más a mí a la vez que me acariciaba, cuando de repente me dice que si se la quería chupar.
¿Quieres chuparla como le hace tu madre a la polla de tu padre? Me suelta de repente a bocajarro. Aquello si que me acababa de dejar boquiabierto, pues desconocía aquella faceta de mi madre, jamás se me había pasado por la cabeza.
Al ver mi primo que yo me había quedado boquiabierto, llevó su mano a mi nuca a la vez que empujaba mi cabeza para animarme a que le chupara la polla.
Anda, ya verás como te va a gustar, me decía empujándome la cabeza para que le chupara la polla. Yo que todavía estaba algo aturdido por lo que me acababa de soltar mi primo, dejé que fuese acercando mi cabeza hasta que ya noté la punta de su polla rozándome los labios. Sin saber muy bien lo que estaba haciendo, como si estuviera en trance, abrí la boca dejando que aquella larga y caliente verga de mi primo, me fuese entrando por la boca. La verdad es que ya desde el primer día tuve la tentación de meterme aquella polla en la boca y chuparla como deseaba, pero en aquellos momentos me cogió desprevenido, sobre todo cuando me dijo lo de que mi madre se la chupaba a mi padre.
¡Ohhh! ¡ooohhh que gusto! Suspiraba mi primo viendo como yo empezaba a tragarme su verga. Así así, abre bien la boca y chúpala, me decía empujando mi cabeza para que se la fuese tragando toda.
Como si fuera todo un experto, empecé a chupar y mamar aquella larga polla de mi primo. Era la primera polla que mamaba, nunca había hecho nada con nadie, hasta entonces lo único que había hecho era pajearme y ver uno que otro vídeo, aquello para mi era toda una novedad, algún video gay tenía visto, y la verdad es que no me estaba disgustando. Más bien aquello me empezaba a gustar, aquello me estaba poniendo caliente, a cada paso estaba más excitado, ya empezaba a tener un empalme de campeonato, cosa que mi primo descubrió.
Mientras yo seguía amorrado a la polla de mi primo, chupándosela cada vez con más ganas, mi primo iba metiéndome mano, animando para que siguiera chupándole la polla.
Así así, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ay que bien la chupas! ¡ay que boquita tienes! Decía mientras su mano me iba bajando el pantalón del pijama, trataba de quitarme la ropa, me quería completamente desnudo como estaba él, cuando al bajarme el pantalón del pijama, como debajo no llevaba nada más, ya pudo comprobar el empalme que yo empezaba a tener. Echó mano a mi polla y genitales, viendo lo empalmado que yo ya estaba.
Mira que empalmado estás, me decía acariciándome la polla y genitales, cosa que me hizo estremecer a la vez que me retorcía de gusto.
¿Te gusta eh… maricón? Te gusta chupar la polla eh… pues tranquilo que a partir de hoy lo vamos a pasar muy bien, a partir de ahora vas a ser mi hembrita, vamos a ser novios y vas a poder chuparme la polla todos los días, te voy a convertir en mi mujercita, vamos a ser como esposos, ya verás cuando te la meta por el culo como te va a gustar aún más, me decía metiéndome mano.
Así estuvimos un buen rato hasta que noto como la polla de mi primo se empieza a hinchar cada vez más, como mi primo me sujeta la cabeza empujándola para que tragase más su polla, cuando de repente de su polla empiezan a salir trallazos de semen que, al no poder sacarla de mi boca, no me queda más remedio que empezar a tragarme aquellos chorros de caliente y espeso esperma que en ella se iban depositando.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gemía mi primo derramándose en mi boca, haciendo que me tuviese que tragar toda su larga corrida.
Al principio me había dado algo de asco, luego como no me había quedado más remedio que tragar toda su leche, ya no la vi tan asquerosa, vamos que al final aquello hasta me había gustado. Sin que me dijera nada, yo seguí chupándole la polla, notaba como se iba poniendo cada vez más flácida, pero yo seguía amorrado como un becerro saboreando las últimas gotas que salían de la verga de mi primo.
Mientras seguía chupándole la ya flácida polla, con una mano me pajeaba como un loco, quería correrme, estaba demasiado caliente y necesitaba descargar. Mi primo al ver cómo me pajeaba siguiendo amorrado a su polla, mientras me acariciaba y revolvía el pelo con su mano, me iba diciendo de todo, que era toda una hembrita, que a partir de ahora iba a ser su mujercita, que éramos novios, que él era mi esposo y que yo tenía que hacer lo mismo que mi madre le hacía a mi padre, hasta que caliente como estaba, empecé a gemir notando como mi polla empezaba a soltar varios trallazos de semen que fueron a parar al cuerpo de mi primo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí a la vez que soltaba trallazos de semen, pringando con ellos a mi primo.
Una vez ya relajados primero fue mi primo a lavarse, luego una vez vino él, fui yo, estaba completamente enrojecido, me sentía un poco raro, me daba vergüenza mirar a la cara a mi primo, no solo le había chupado la polla, además me había tragado toda su corrida y me había gustado. Hasta todo lo que me había dicho me había gustado, pero ahora que la excitación había bajado, me daba mucha vergüenza el mirarle a la cara.
Luego de lavarme, al volver al dormitorio, ya mi primo estaba durmiendo, así que sin más me acosté y me eché a dormir, cosa que me costó trabajo, pues en mi cabeza me estaba dando vueltas todo lo que acababa de hacer con mi primo.
Así fue como comenzó aquella relación con mi primo la cual duró más de 4 años, casi todas las noches, raro era el día que no terminaba chupándole la polla a mi primo hasta que este descargaba toda su corrida dentro de mi boca, corrida que yo siempre me tragaba, cada día me gustaba más. Hasta que llegó el día en que me penetró por primera vez, haciéndome suyo por completo.
Un fin de semana, mis padres tenían una cena con otro matrimonio amigo, así que esa tarde noche íbamos a quedar prácticamente solos, íbamos a tener la casa para nosotros solos, pues después de la cena había baile por lo que mis padres no llegarían antes de las 4 o 5 de la madrugada. La noticia ya la conocíamos hacía algo más de una semana. Cosa que a mi primo y a mí, nos tenía muy contentos y bastante excitados, mi primo se encargó de decirme todos los días que ese día iba a ser nuestra luna de miel, que ese día me iba a dar por el culo, que me iba a preñar y hacer suyo, que por fin iba a ser su mujer, que me iba a embarazar, que tenía muchas ganas de que su leche preñase mi barriga, la cual siempre solía acariciarme, diciéndome que tenía ganas de dejar su corrida dentro de ella, cosa que a mí siempre me hacía estremecer, siempre me dejaba pensando en que se sentiría llevar dentro mía, la corrida de mi primo.
Cuando llegó el viernes, antes de que mis padres se fueran de cena, yo ya estaba muy excitado, sabía que era lo que mi primo quería hacerme, llevaba toda la semana recordándome que ese fin de semana iba a ser nuestra luna de miel, que iba a meter la polla por el culo tal y como había visto que mi padre le hacía a mi madre y eso me tenía muy nervioso, pensar en ello me excitaba, pues tenía muchas ganas de saber que se sentía, ya estaba enamorado de la polla de mi primo, cada día me gustaba más, verle la polla tiesa, como se le curvaba como una banana, como gemía cuando por las noches se la chupaba hasta hacerlo correrse dentro de mi boca, cada día que pasaba me gustaba más. Ahora quería sentirla dentro de mí, quería ser su hembrita y que me hiciera suyo. Cada vez que me recordaba que ese fin de semana iba a ser nuestra noche de boda, todo mi cuerpo se estremecía cuando me lo decía.
Nada más ese viernes, marchar mis padres para la cena con el matrimonio amigo, ya mi primo me tenía abrazado a él, no dejaba de meterme mano y comerme la boca. Ya de tanto morrearme, tenía los labios enrojecidos e hinchados. Ya me metía su lengua hasta las amígdalas, pellizcaba y retorcía los pequeños pezones, vamos que me tenía a mil. Así que pasó un buen rato, no fuera que a mis padres se les olvidara algo y pudieran pillarnos en plena faena, mi primo empezó poco a poco a quitarme la ropa, primero fue la sudadera que llevaba puesta, luego siguió con el pantalón, hasta que una vez bajados me hizo que los quitase junto al bóxer, me quería completamente desnudo.
Teniéndome completamente desnudo, siguió con su morreo y metida de mano, iba buscando mi agujerito el cual palpó con sus dedos.
¡Ay que ganas tengo de meterte mi polla! Hoy te voy a romper el culito y te lo voy a abrir como si fuera un coñito, ya verás como te va a gustar y luego vas a querer que te folle todos los días, me decía presionando con su dedo la entrada de mi ano para que este se fuera abriendo.
Lo tienes cerradito, maricón, pero no te preocupes que hoy te lo vamos a abrir y dejar bien abierto, me decía metiéndome mano a la vez que me iba preparando para romperme el ojete.
Yo la verdad que estaba muy pero que muy caliente, no dejaba de acariciarle la polla, tenía algo de miedo, pues veía muy grande la polla de mi primo, para que me pudiese entrar por el agujerito de mi culo, pero si a mi madre le entraba la polla de mi padre, aquella polla de mi primo tendría que entrarme a mí. La verdad es que desconocía lo que el culo podía llegar a dilatarse, pero muy pronto iba a saber lo abierto y dilatado que iba a tener mi pequeño agujerito.
Una vez ya los 2 completamente desnudos, calientes a más no poder, mi primo ya no dejaba de manosear mi polla y huevos, metía la mano en mi entrepierna buscando mi agujero, ardía en deseos de follarme, quería hacerme suyo y no dejaba de meter su dedo en mi culo, preparándolo para su desvirgue. Ya cuando no pudo aguantar más, me llevó para la habitación donde dormíamos, allí me tumbó boca abajo, me abrió de piernas colocándose él en medio de ellas, escupió en mi agujerito y luego en su polla y así como me tenía, empezó a tratar de meterme la polla por el culo.
Al principio no daba entrado su polla, me decía que no apretase el culo, que me relajara y lo aflojara, pero yo no aflojaba, estaba tenso y inconscientemente apretaba mi agujero.
No aprietes, afloja y respira profundo, me decía. Pero nada, no había manera, volvió a escupir en la entrada de mi ano a la vez que metía un dedo para que mi agujerito se abriera, volvió a poner su polla en la entrada de mi ano y me ordenó que cogiera aire y respirara profundamente, cosa que así hice.
Dios, que tremendo dolor sentí cuando su polla empezó a abrirme el agujero. Para para, me duele, me duele mucho, chillaba yo, moviéndome, tratando de que aquella polla no siguiera entrando por mi abierto agujero. Dios que tremendo dolor sentía, aquello no lo podía aguantar por lo que seguía pidiéndole que me la sacara. Sácala, sácala, me duele mucho le pedía yo llorando de dolor.
Mi primo al ver que yo gritaba de tal manera y que no era capaz a relajarme, me hizo caso y no siguió metiéndome la polla por el culo, se levantó y me dijo que esperara que iba a buscar algo para que no me doliese.
Yo con el dolor que sentía, echaba mi mano a mi agujero, viendo que seguía cerrado a cal y canto. Así que vino mi primo, ya el dolor que sentía empezaba a pasar. Me ordenó poner a 4 patas, me dijo que me iba a echar crema para que no me doliera y yo obediente le hice caso, me coloqué a 4 patas y dejé que mi primo empezase a echarme aquella crema que empezaba a refrescar mi dolorido agujerito. Pasaba su mano untando con aquella crema la entrada de mi ano, noté como muy despacio empezaba a meterme un dedo, dedo que ahora entraba con facilidad, cada vez entraba más fácil hasta que ya noté que ahora eran 2 de sus dedos los que entraban por mi culito.
Una vez ya bien lubricado y el esfínter algo dilatado por haberme metido 2 de sus dedos, volvió a colocar la punta de su polla en la entrada de mi agujero. Ahora además también la había lubricado con la misma crema, así que nada más colocarla en la entrada de mi agujero, sujetándome por las caderas, presionó a la vez que tiraba de mi hacia él y dando un impulso a sus caderas, me enterró por completo la polla en mi ahora si abierto culito.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité notando como mi culo se abría y la polla de mi primo me entraba por el culo.
Dios que dolor sentí cuando su polla abría mi culo y se introducía por él. No había sido como al principio, pero sí me había dolido. Ahora me sentía raro, todavía sentía dolor, pero ya no era igual, además me sentía completamente abierto
Y como si tuviera algo dentro. Claro que tenía algo dentro, tenía la polla de mi primo clavada hasta los huevos.
Así, así quédate quieto, no te muevas que ya la tienes toda dentro, ahora vamos a esperar un poco para que tu culito se adapte y se vaya dilatando, me decía mi primo sujetándome por las caderas para que no me moviese.
Así que notó que mi culito ya iba apretando menos, poco a poco empezó a mover su pelvis. Yo al notar como mi primo empezaba a moverse, lloriqueaba, pero el dolor ya no era el mismo, ya la cosa no era dolorosa como la primera vez, era un pequeño malestar que, con el movimiento de su pelvis, iba cambiando, ya más que dolor era una sensación rara y cada vez que notaba sus huevos chocar con la entrada de mi ano, me daba un escalofrío que me hacía temblar.
Poco a poco mi primo se iba moviendo cada vez más, ya veía que yo no me quejaba, ya los lloriqueos que daba eran más bien de placer, pero todavía no quería follarme a saco, iba muy despacito, me acariciaba con sus manos a la vez que me decía lo mucho que le gustaba, que esa era nuestra noche de bodas, que lo peor ya había pasado, que ya mi culito había sido desvirgado, me decía mientras me iba acariciando. Palpaba mi polla viendo que yo la tenía bien dura, por lo que sabía que yo estaba disfrutando, que me gustaba por lo caliente y empalmada que tenía la polla.
Mira como tienes la polla, mira que dura la tienes, Te gusta, ¿eh? Te gusta que te de por el culo, ¿eh? Me decía empezando a bombear cada vez más, viendo que yo no me quejaba y que mis lamentos ya eran más bien gemidos a causa del gusto que me estaba dando. Podía notar sus manos sujetando fuertemente mis caderas, como me bombeaba una y otra vez, como sus pelotas golpeaban una y otra vez la entrada de mi ano, como gruñía y decía de todo mi primo y aquel constante golpeteo que se escuchaba cada vez que mi primo me metía la polla hasta lo más profundo de mis entrañas, plof, plof plof plof plof plof, plof plof plof plof plof, escuchaba una y otra vez sin dejar de lloriquear en un constante gimoteo que salían de mi boca, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba agarrándome con mis manos a la colcha de la cama, mientras estaba siendo follado por primera vez en mi vida.
Tanto me estaba gustando, que no pude aguantar más, notando como mi primo me estaba follando salvajemente, noté como un gustito que empezaba a subir de mis huevos cuando siento como mi polla empieza a soltar trallazos de semen.
Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba yo notando como todo mi cuerpo se estremecía. Dios, estaba teniendo un orgasmo mientras estaba siendo follado por mi primo. Dios, aquello era demasiado, jamás había sentido tanto gusto, ni jamás me había corrido de aquella manera, mi polla no dejaba de soltar borbotones de leche, Dios que tremendo gustazo me estaba dando.
Mi primo al ver como yo gritaba y como me empezaba a correr mientras el me daba por el culo, al notar como mi culito le apretaba la polla, empezó a culearme más rápido hasta que su polla empezó a soltar chorros de leche, a la vez que gritaba que se corría.
Me corro, me corro, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba preñándome el culo con su caliente y espesa leche.
Así que terminó de eyacular, dejándome preñado con su semilla, sin dejar de acariciarme se tumbó sobre mí, y así que nos recuperamos, sin salir de la cama, me puso boca arriba, me empezó a besar y comer la boca y sin que yo pudiera decirle nada, me volvió a abrir las piernas teniéndome ahora boca arriba, las levantó llevándolas hacia mi pecho y así como me tenía, me volvió a meter la polla por el culo.
¡Ohhh!¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí, al verme otra vez penetrado. Ahora si que no me había dolido nada, ahora me había dado un tremendo gustazo al sentir como la polla de mi primo se introducía por mi abierto culo y me empezaba a follar de nuevo.
Yo estaba que no lo podía creer, veía como mi primo me miraba mientras me daba por el culo, como se echaba sobre mi tratando de llegar a mi boca para besarme mientras me follaba.
Hoy te voy a preñar, es nuestra noche de bodas y te voy a dejar embarazado como hacen todas las parejas, hoy vas a ser mi mujercita y voy a hacer que este coñito sea mío para siempre, me decía una y otra vez mi primo mientras me daba por el culo. Dios, era como un caballo salvaje montando a su yegua una y otra vez. Yo ya apenas sentía las piernas, ya todo mi cuerpo temblaba de gusto, era completamente suyo y lo sabía, sabía que desde ahora yo era suyo, era su mujercita a la que él iba a follarse cuando quisiera.
Así que me volvió a llenar el culo de leche, ahora sí una vez recuperamos la respiración y descansamos un poco, nos levantamos de la cama, limpiamos como pudimos, nos fuimos a lavar y sin dejar que me vistiese, me hizo poner una tanguita que usaba mi madre y había echado para lavar, y así con la tanguita de mi madre puesta, me puse la camiseta para no coger frio, y fuimos a cenar.
Yo notaba el culito completamente abierto y algo dolorido, lo tenía algo hinchado, incluso me sentía raro, era como si todavía tuviera la polla de mi primo metida en el culo, pero seguía estando muy caliente, no se si era por la tanguita de mi madre o por el morbo de verle la polla bamboleándose a mi primo, Dios miraba para ella y me estremecía, al pensar que toda aquella verga me la había metido por el culo, que toda ella había estado dentro mía y que tremendo gustazo me había dado.
Sabía que mi primo iba a querer volver a follarme, ya me lo había dicho, que esa era nuestra noche de bodas y que me iba a follar hasta que no pudiera más y por como me miraba y como me metía mano una y otra vez, sabía muy bien que esa noche todavía no habíamos acabado.
Luego de cenar, mientras veíamos la televisión, me puso a chuparle la polla, cosa que a mi no me disgustaba nada, seguía muy caliente y con ganas de más polla así que me puse a chuparle la polla a la vez que lo acariciaba, quería ponérsela dura y que me volviera a coger, quería volver a ser suyo y eso fue lo que pasó. Una vez que ya mi primo estuvo recuperado y su polla dura de nuevo, nos levantamos del sofá donde estábamos tumbados, me volvió a quitar la ropa, y allí apoyándome sobre la mesa del salón, me abrió nuevamente de piernas y así con el pecho recostado sobre la mesa, me volvió a dar por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillé cuando su polla me volvió a entrar por el culo, volviéndome a hacer suyo de nuevo.
Así maricón así, mira como ahora tu coñito ya se abre fácilmente, mira como te entra toda sin que te duela, la verdad es que eres toda una putita como tu madre, os gusta la polla y nacisteis para gozar de ella, joder si hasta gimes igualito que ella cuando se la folla tu padre, me decía impulsando su pelvis para que me llegase bien profunda la verga, cosa que me hacía estremecer de gusto.
Así me tuvo recostado sobre la mesa del comedor, con las piernas completamente abiertas sintiendo como su polla me entraba por el culo una y otra vez.
Ya las piernas me temblaban, apenas me daban aguantado y mi pobre polla no dejaba de soltar gotas de semen, la tenía completamente pringada con un hilillo que le colgaba por donde iban cayendo las gotas de semen como si tuviera un orgasmo continuo, mis gemidos ya eran un lloriqueo continuo, era como un lamento, un lamento por el tremendo gusto que estaba sintiendo, aquello me estaba gustando demasiado, no iba a poder pasar un día sin que mi primo me follase, aquello se sentía demasiado rico, yo quería sentir aquello todos los días de mi vida.
Notaba como mi primo me culeaba salvajemente y como me decía de todo, pero a mi aquello me ponía más cachondo, yo solo quería sentir su polla profanando mi caliente y abierto culito y su semen preñando mis entrañas.
Ya llevaba un buen rato mi primo dándome por el culo, cuando noto como las enculadas que me daba empiezan a ser más rápidas y profundas y como empieza a gritar que se corre.
Ya ya, ya me viene, ya te voy a preñar maricón, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba llenándome el culo de caliente y espesa leche, leche con la que me volvía a preñar mi primo esa noche.
Una vez terminó de eyacular preñándome de nuevo, mientras su polla aún seguía dentro de mi abierto y caliente culito, mi primo recostándose sobre mi espalda, mordía mi nuca y hombro a la vez que con sus manos iba buscando mi polla la cual acarició y se puso a menearla hasta que empezó a soltar chorros de semen mientras yo me retorcía y temblaba del gusto que me estaba dando.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía a la vez que me retorcía de gusto, mientras de mi polla salían chorros de semen que iban a caer al suelo del salón.
Una vez ya repuestos de la tremenda follada, empezamos a recoger y limpiar todo y una vez todo recogido y limpio, agotados como estábamos, nos fuimos para la cama, era hora de dormir y descansar, mañana sería otro día y además no fuesen a aparecer mis padres y nos pillaran en pleno acto sexual, debíamos tener cuidado, y así fue durante más de 4 años en que mi primo estuvo viviendo con nosotros.
Desde ese día en que según mi primo fue nuestra noche de bodas, prácticamente me cogía todos los días. Todas las noches cuando venía a acostarse, siempre terminaba metido en mi cama completamente desnudo, desnudo al igual que solía estar yo esperándolo, era su hembrita y a mí eso me gustaba. Una vez me daba por el culo dejándome siempre preñado con su semen, volvía para su cama a dormir. Los 2 procurábamos no hacer ruido, cosa que había días que era difícil, pero mis padres nunca se enteraron de nada.
Hubo días en los que me folló 2 veces y también hubo días en que solo le chupaba la polla hasta que se corría en mi boca y por supuesto yo me tragaba todo, me gustaba el semen de mi caliente primo.
Esta es la historia de Luis, un lector de Madrid que me contó su historia pidiéndome que se la escribiera y publicara. Espero que os haya gustado como me gustó a mí, y como estoy seguro Luis, disfrutó de las folladas que su caliente primo le estuvo dando durante los 4 largos años en que vivieron juntos.
Podéis escribirme o poneros en contacto conmigo en:
O podéis buscarme en la red Twitter por:
@danisampedro91
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!