SUCEDIO EN LA PLAYA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Corrían los 80 y yo en mis trece años, era un chico feliz, divertido, bromista y aplicado en mis deberes escolares, cursando el octavo grado de escuela intermedia. Solo una sombra me asechaba, y era que a mi nunca desde que tenía uso de razón me llamaron la atención las hembras, a menos que fuera solo de amigas, muy por el contrario me gustaban los varones. Los admiraba en silencio y le escudriñaba disimuladamente sus paquetes, sus bultos entre las piernas. Pero nunca había tenido sexo con ninguno, no sabía de eso, solo lo que veía en revistas, que un chico gay de mi urbanización me mostraba, haciendo que fuera a mi casa a enserarme en el baño y masturbarme fuertemente, imaginado que era a mi, que me hacían esas cosas. Por otra parte había un joven que trabajaba con mi padre, que quizás se daba cuenta de mis preferencias y cada vez que podía me tocaba las nalgas, como en broma, o me rosaba con su verga dura en mi culo; que lindo a paradito culo que tienes, me decía y a mi me gustaba todo eso, pero me daba mucho miedo, que alguien nos viera y se lo dijera a mi padre, quien era muy estricto y gruñon.
En la escuela siempre sacaba muy buenas notas y como dije era muy aplicado. Vivía enamorado en silencio de uno de mis compañeros de curso, que era muy guapo, de echo aun lo es. Jorge Luis era entonces uno de los chicos, más altos del salón de clases, blanco, de un pelo negro precioso y ojos negros, muy penetrantes, que parecían hablar, un cuerpazo espéctacular, ya que era atleta. Suspiraba por él y fui muy feliz el día que me dijo, que si lo ayudaba en una tarea escolar. Desde entonces se sentaba trás de mi, en las filas traseras, por que nunca me gustó sentarme al frente. Él se copiaba de mi hasta en los exámenes. A cambio me decía que si alguien me molestaba, se lo dijera, para él enfrentarlo. Esto me daba seguridad entonces, por que a mi me daba terror que un chico bulling (los buenos para nada, que solo van a las escuelas, a abusar y a maltratar a los que van a estudiar) se diera cuenta de mi condicción y me humillaran y molestaran. Pero aunque nunca he tenido plumas, ni nada de amaneramientos, a veces la vista, me traicionaba, mirando un buen paquete, sobre una porteñuela masculina, de uno de aquellos adolescentes, de mi aula escolar o de un profesor, que habían tres de ellos jóvenes y estaban bien buenos.
Una mañana estando copiando una tarea de la pizarra a nuestros cuadernos, sentí que Jorge Luis rosó mi trasero con su rodilla, fue algo éxitante. Me eché hacia atrás, parando mi culo de manera tal, que él siguió dándome rodilla, y yo sentía eso en mi raja, aunque vestido por mi ropa interior y pantalón escolar. Me acosté casi en mi pupitre, pero escribiendo para que los demás no se dieran cuenta. Sentía un calor fuerte en mi cara, mis mejiilas calientes y orejas. Mi verga se me paró como palo. Al parecer Jorge Luis estaba muy caliente y se echó hacia abajo en su pupitre de forma tal que moviendo, su rodilla, me la restregaba entre mis nalgas. Al notar que yo no protesté y cooperé parando más mi culo, se levantó atrevidamente de su pupitre y se me pegó al hombro pidiéndome un lápiz, mientras me sobaba su verga durísima en el hombro. Cuanto hubiera dado, por poderla tocar en aquel instante! Sus penetrantes ojos negros me miraban, como invitandome a ir con él, al baño, pues al rato salió…pero yo no me atreví ir detrás de él, me dió pánico que alguien, se hubiera dado cuenta y nos siguiera. No se habló de eso entre nosotros, eso me hizo ver que mi amor platónico, era un caballero y muy discreto. Pero seguimos provocandonos ambos, con eso de él darme rodilla. Nomás sentarme, echaba mi culo hacia atrás y él se echaba hacia abajo, rosandome con su rodilla. Que delicia era sentir a Jorge Luis haciéndome eso, al llegar a casa me masturbaba hasta tres veces, pensando en lo que ocurría.
En esos días se planificó en la escuela, una gira a la playa. Ibamos a ir en guagua (autobús) escolar. Como mi país es tropical, todo el año se puede ir a las playas de blancas arenas, palmeras, uveros y almendros enanos; que dan fresco a sus orillas y a la vez sirven de lecho y refugio a amantes furtivos, anhelantes de sexo. Al llegar al balneario, nos cambiamos de ropas en los vestidores, momento en que fue inolvidable, cuantas vergas de todos tamaños y tipo se vieron allí. Me cuidé que nadie me viera mirandolas disimuladamente. Y lo más bello fue ver la de Jorge Luis, aun flacida era bien grande y gorda, blanca como él, reposando en un par grandes bolas, rosadas y lampiñas. Ahora sabía por que ese montón o paquete en sus pantalones. Me puse de espaldas a él y me quité mi ropa, enseñandole mi culo, provocativamente al doblarme a ponerme mi bañador, el muy atrevido galán me nalgeo, y me dijo al oído: Ese culito, va a ser mio! Temblé de emoción, al escuchar ese susurro en mis oídos.
Ya en el agua todo era diversión, alegría y disfrutabamos de la calidéz del mar. Unos jugaban con bolas de aire, otros nadando hasta las boyas, otros flotando en balsas plásticas y los maestros velándonos. Mr. Rivera, a la orrilla, supervisaba, que alguien, no se fuera más allá de los límites y mientras yo, me daba cuenta del hermoso cuerpo, que ese maestro tenía, wow estaba para comerselo. En eso Jorge Luis me dice, que si yo se flotar en el agua, le dije que sí y seguidamente me puse a flotar, él aprovechó y me puso sus brazos bajo mi cuerpo y en tono bajo me dijo: haz como que no sabes flotar y yo te estoy enseñando. Su mano derecha inmediatamente comenzó a manosear mi culo, luego de explorar mis nalgas, entro los dedos por mi bañador, urgándome mi hoyito. Creí morir, que rico lo que yo sentía, el chico que me gustaba en silencio, me estaba tentando a hacer el amor. Seguimos así y yo sin pensarlo más, estiré mi mano y agarré su verga por encima de su bañador, la sobé y eso bastó para que él, se bajara el bañador en el agua y yo la puede agarrar en toda su extensión! Era mi primera vez con una pinga, que no era la mía en mi mano, y que clase de pinga, grande, gorda, venosa y deseosa. Seguimos entonces tocándonos lascivamente y ya de pie en el agua, él se ponía disimuladamente tras de mi y me la ponía entre las nalgas, perdí mi pudor por la exitación y cerca de las boyas, dónde otros no llegaban a nado, me baje mi bañador y Jorge Luis, me la comenzó a restregar en mi culo. La verga bien dura trataba de penetrarme, yo gemía quedamente y eche mis piernas hacia atrás rodeandolo por las de él, estaba que hacía lo que Jorge Luis quiziera, no me importaba ya, que alguien se diera cuenta, de lo que sucedía… ese chico supo como enamorarme, como llevarme al deseo de que me cogiera en esa playa.
Me dijo que saliera del agua y me internara en los uveros, y el follaje que había en la playa, como si fuera a hacer alguna necesidad y que lo esperara allá. Le seguí la corriente y así hize, me interné, entre los uvares y almendros, y allí lo esperé con el corazón, en la boca y las piernas que me temblaban de emoción y miedo a la vez…estaba que ardía de caliente y no era por el candente sol, pero muy asustado. Cuando lo vi llegar con su toalla en los hombros y una gran carpa en su bañador, la traía paradísima, lista para combate. Nos fuimos a un palmar muy escondido, y rápido me pidió que se la mamara. Le dije sobándosela, que yo no sabía hacer eso, que era mi primera vez, que me enseñara. Me bajé y me la metí a la boca y él cariñosamente me guiaba, así, así, pasale la lengua, cuidado con los dientes, así, y cuando él vino a ver yo ya le mamaba las bolas , la verga a todo lo largo, y chupaba su cabeza, metiendo la punta de mi lengua en el orificio, que sale la leche y el orin, haciéndolo gemir de pasión y calentura. En eso Jorge Luis me dice: Que rico mamas cabrón y eso que no sabías, desde hoy yo voy a ser tu hombre, pero que nadie lo sepa, será un secreto nuestro, yo asentía, pero no me la sacaba de la boca, para nada. Pues me enseñaron que con la boca llena, no se habla…ja, ja, ja…Me folló la boca como si de un culo o vagina se tratara, cuando lo sentí gemir más fuerte y gritar me vengo, me vengo, yo más aprisioné aquella rica herramienta de carne dura y masiza, en mi boquita y me la tragué toda, esa leche tan soñada, de mi compañero de la escuela, del chico que me tenía en las nubes, hacía ya meses.
Me pidió que me bajara el bañador y cuando lo hize, me recosto sobre una palmera doblada, (palmas inclinadas hacia el suelo), la cual él usó como soporte, cuando se la mamaba. Me abrió las nalgas con sus manos y comenzó a elogiar mis nalgas, mi culo, volvió se puso de pié y restregó su verga entre mis nalgas. Que potencia la de Jorge Luis, ya la tenía como el acero nuevamente, propio de la edad juvenil y de un macho deseoso y ardiente. Yo le preguntaba que que me iba a hacer, qure yo nunca había estado con nadie, pero él ya no respondía. Me besaba el cuello y lentamente bajó con su lengua por mi espalda, produciéndome que mi piel se erizara y que brotaran de mi gemidos de placer. Mordió mis nalgas suavemente, la nalgueó y me pidió empinarme más, mi culo quedó practicamente abierto y su lengua se apoderó de mi hoyito, sentí a esta penetrarme y gemí de gozo, mis sensaciones me corrían por el cuerpo. Empezé yo a echar mi culo para atrás y a decirle a Jorge Luis, que era suyo, que lo deseé siempre, que me la metiera hasta el fondo, aunque me doliera. Él no se hizo de esperar y nuevamente sentía su verga en mi culo, pero esta vez, la cabeza tratando de entrar, por la saliva y la dilatación de su lengua y un dedo que me había ensartado, mi esfínter cedió, entrando la cabezota. Aguanté, el grito, me trinqué, mis ojos se aguaron, pero no me iba a salir, ese era nuestro momento. Espera que me pase el dolor, espera y él se quedó quieto, entonces la sacó y se echó de su saliba, yo por mi parte, me puse saliva en mis dedos y me la pase por todo mi hoyito, traté de relajarme. Jorge Luis volvió a la carga y me la metió poco a poco…me dolía pero me gustaba. Gemíamos ambos y me dice: Que cerrado estás, que culo rico, caliente y estrecho, me lo tienes prensado mi amor..ahhhhh, ahhhhh, y yo solo gemia y le decía, que él era mi primer hombre y mi vida entera. Coloquios que hablamos, en un buen polvo que hemos esperado con ansias, los amantes, quienes sean.
Cuando el dolor fue cediendo y él comenzó a darme fuerte, sacándola casi entera y metiéndola a toda velocidad, yo empezé a gozar como loco, movía mi culo circularmente, suavemente y él me agarraba por la cintura. Pareces una sirena, con esta cintura tan estrecha y este culo tan apetitoso, blanquito y nalgas anchas, todo esto es mio desde mi hoy, mi amor…y yo le respondía, si papi, soy tuyo, soy tuyo, claváme más, hazme gozar así. Ohhhhh, ohhhhhhhh y me comenzé a masturbar como pude, parando lo más que podía mi culo, para dejar espacio entre la palmera y yo. Esto hacía que la verga de mi amado, me entrara más. Cuando el climax llegó a su cúspide, yo me vine como nunca antes, abundante y espeza leche, Jorge Luis por su parte me inundó el culo de su segunda descarga, que por ello tardó tanto en venirse. Estaba yo éxtasiado, me dolía todo, pero estaba satisfecho, era mi primera vez, con el muchacho que me gustaba, al que le había dedicado tantas pajas, dónde imaginaba que se la chupaba y que él me penetraba analmente…todo se había convertido en realidad! Mi hombre recostado sobre mi, besando nuevamente mi cuello, su verga aun en mis adentros escurriendo la leche que le quedaba, los dos fatigados y sudorosos, que escena! Cuando no pusimos de nuevo los bañadores y prometimos volver a vernos y planificar nuestros encuentros, por que él quería si era posible, todas las semanas par de veces, Jorge Luis volvió a mirarme con sus penetrantes ojos y nos acercamos dándonos un largo beso, lengua con lengua, mi primer beso. Te veo como a una chica me dijo, no como a otro varón, eso eres para mi desde hoy mi chica, pero lo mantendremos en secreto, dismuladamente, para que no dañen, esta relación. Desde que me dejaste darte rodilla, deseaba metertela, romper tu hoyito y hoy lo logré, gracias por permitirme entrar a tu vida, a tu cuerpo. Y yo le respondí, que gracias a él por ser tan caballeoroso, hombre y llevarme al paraíso, con su manera de hacer el amor.
Salimos juntos y nos éxcusamos que estabamos buscando caracolas y cobitos, Nadie dijo nada, pero Mr . Rivera se agarró la entrepierna, sus genitales y me miró descaradamente, lascivamente… como si nos hubiera visto y quiziera él también conmigo…
Si quieren…continúo!
Zach
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