Susurros
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
1era parte
Me acobije en las sabanas y el cobertor. La mañana estaba fría y aun no quería levantar de la cama. Es época de vacaciones, me acosté cansado de tanto jugar la tarde del día de ayer.
El sol asoma y el silencio en la casa es tranquilo y acogedor. Es interrumpido el silencio, cuando el entra abriendo la puerta de la habitación. El olor a alcohol es embriagante y trastabillando cae en mi cama, casi encima de mí.
El peso de su piernas, reposa en las mías. Le veo y su camisa de cuadros rojos, está abierta, dejando al descubierto los pelos de su pecho; son negros y ensortijados.
Resopla y con los ojos cerrados, puedo ver que aun esta mareado. La tupida barba le cubre casi todo el rostro, su labio poco se ven y entre ellos, palabras, intenta pronunciar.
Las mezclas de olores, se unen todo en mi nariz. No es sorpresa verle caer otra vez en mi cama, pero aquella mañana, sucedió algo diferente.
Le miraba, suspiraba y su pecho acompasado se movía pausado. Un leve ronquido salía de su boca y el olor de su cuerpo, el aroma se expandió en toda la habitación; él estaba acostado a los pies de mi cama, sus piernas caían en las mías y, aun acobijado con mis sabanas, sentí que me ahogaba.
Me moví y como pude saque los pies de su peso, poco se movió el, ante mi movimiento. Murmuro algunas palabras ahogadas, y su cara quedo a vista contraria de mí.
Como pude me desenrollé de las sabanas; cuando estuve sentado, ahí vi lo que me hizo detener y a pensar…
II
El silencio se apodero de la mañana y el tiempo pareció congelarse por el momento. Le vi de arriba abajo; el pantalón mezclilla, que lleva puesto, por el cierre, está abierto. Los botones desabrochados, dejan su ropa interior al descubierto, la trusa que lleva, es de color café con pequeñas figuras. Pero no solo eso, es lo llama mi atención, sino que; por un lado del slip, muy gruesa y prensada, aparece su glande erecto y palpitando.
El calor se prendió en mi piel, y en mi estómago se juntó toda la sensaciones que pude sentir en ese momento. Mi cuerpo tembló, y los pensamientos en mi mente me cogieron de sorpresa.
Primera vez que veía, una verga de un hombre; no imagine que fuese tan grande. Él dormía y todo parecía tranquilo; como si no supiera que la tiene afuera.
La carpa en mi short, era grande, y de un momento a otro, los nervios en mi cuerpo me hizo tiritar de fiebre.
La luz solar de la mañana, disipa la oscuridad de mi habitación. Su verga esta dura y prensada; no sé, si es por el interior que le aprieta, pero su cabeza esta roja e hinchada.
La mano me temblaba, y casi podía creer, que era ella la que se quería mover. Comencé tocando su barriga, era redonda, pero no gorda; acaricie con los dedos y baje hasta la ingle, ahí me detuve y solo la ñemas de mis dedos tocaron sus pelos.
Estaba quemando, ardía por dentro. Cerré los ojos y la he tocado; el algodón del slip, deja al tacto la textura de su virilidad. Sin mirar lo que hago, con los dedos recorro la erección que esta de lado; toco el glande, y algo húmedo lo encuentro. Quedo sorprendido, cuando el, lo pulsa y brinca en mis dedos.
El corazón lo sentía latir en mis oídos, la calentura de mi cuerpo, me hacía estremecer y, quitando la mano, algo asustado y abrumado quede cunado el, ha palpitado su pene.
No sé, si era el calor de la mañana que ya comenzaba, pero el sudor de mi cuerpo empezaba a evaporar. Dirigí la mirada de nuevo a la entrepierna de él, y el trozo de carne gruesa, brincaba hasta querer salir. Cuando he intentado moverme, abre los ojos; y el marrón le brilla, serio queda viendo al techo, con un gesto de molesto se ve a la entrepierna, la aprieta con su mano gruesa y luego la cubre por completo. Resopla y vuelve a cerrar los ojos, como si durmiera de nuevo…
Estoy algo confundido y privado por el miedo. Ya he desayunado y el, aun duerme en mi cama. He querido entrar para buscar, una que otra cosa, pero el miedo me pavonea.
Mamá me manda hacer un mandado, en bici he ido. Luego de todo un día de deberes en vacaciones, la tarde ha llegado.
III
Solo ese día, se ha parado al mediodía. No lo he visto y cuando la noche llego, él ya dormía en mi habitación. Mamá me ha aconsejado que duerma en otra habitación; << mis hermanos están de viajes, puedo dormir en alguna de ellas >>.
Me he bañando tarde, al salir del baño con la toalla de la cintura, el frio me traía titiritando. Entro a mi habitación, para vestir, y buscando, en la oscuridad, le veo…
No había visto que se haya bañando << a lo mejor fue al mediodía, y no le vi cuando fue al baño >> pensé. Estaba acostado en mi cama, hacia la pared; su cuerpo ancho y alto, casi por completo la llenaba (aunque fuese una cama matrimonial). La toalla blanca solo cubría su cuerpo; le llega más arribas de las rodillas y exacta a la cintura, no está ajustada, sino aguada.
El abdomen de él, es un enjambre de pelos. La piel blanca resalta con los pelos negros que cubren sus piernas gruesas; la barba tupida le cubre todas las mejillas y sus pómulos cuadrados le hacen ver, como un hombre enojado en descanso.
Estoy titiritando del frio, la verdad no sé si es porque aún estoy mojado o es porque lo veo a él en mi cama.
He ignorado a mi mamá; dormiré en la cama pequeña de mi habitación. Después de las luces apagadas, así mismo lo hice. La oscuridad me cegó, y estoy en la camita; el frio y los nervios, me hacen temblar en espasmos incontrolados, arropado y en la habitación oscura, intento ver a donde está el…
De solo recordar, como se le pone dura, y saber que esta solo cubierto por una tolla; la intención mía, ondeaba en mi mente, pero cuando ya estuve de pie, y casi cerca de la cama donde duerme el, pensé que no era lo más sensato, lo que iba hacer… pero la verdad no tenía idea, ¿Qué iba hacer?
Me he engañado a mí mismo, que quiero y extraño mi cama, por ello, voy a dormir, si quiera en la orilla de ella. Al acostarme, me sentí como el hombre más pesado del mundo, los resortes del colchón sonó y caminaron en toda la cama, solo una pierna me quedo fuera de la cama, y apurruñado en la orilla, ahí espere que los nervios me pasaran.
El ventilador parecía solo pegarme a mí, el frio estaba en mis pies y mis manos. Cuando ya estuve calmado, hasta los pensamientos de su verga se esfumo de mi mente, pero al sentir su ronquido leve, gire a verlo, solo la silueta ancha veía, baje la mirada hasta la entrepierna, y la mía comenzó a crecer de nuevo.
Poco fui caminando, mis dedos. Solo pensaba en tocarla de nuevo siquiera; mis dedos llegaron y toco su cintura, me detuve y encogí los dedos. Prendido en fiebre y sin darle tanta vueltas al asunto; toque de nuevo y por la orilla de la toalla, me guie y los pelos de su abdomen acaricie. Al estar en el medio de su cintura, baje acariciando con los dedos; la sentí gruesa, abultada, como un bollo de masa, pero carne. El leve roce que hice, me electrocuto de pies a cabeza.
Apreté los ojos y temblé ahí acostado, deje la mano en el aire, la deje caer suave, y la toque de nuevo; esta de lado, con las bolas sueltas, y la cabeza casi que llega a su muslo izquierdo. Rosando la fui tocando por completo, desde las bolas hasta el glande; es un morcillón, y de solo imaginarla dura, me estremezco.
He quitado la mano, aprieto mi erección, y creo a punto de acabar en mi interior. Necesito tocarla de nuevo, pero esta vez deseo tocarla, piel a piel. Cuando extiendo mi mano a la cintura de él, bajo a la entrepierna y a poco de bajar para tocarla; está pulsando hacia arriba, dura y totalmente parada.
Con expresión de asombro, quito la mano y me pongo de lado, mirando a la orilla. Tengo los ojos abiertos en medio de la oscuridad, el frio me atizona y mi erección baja; tengo miedo si él está despierto, y me pregunto qué dirá o que pensara de mí.
No sé cuantos minutos han pasado, << fueron pocos de seguro >>. De cucharita en la cama, la pierna de él, cae encima de m; instintivo, me hago el dormido y hasta casi logro creerme a mí mismo.
Me coge en su brazo, lo cruza por mi pecho y su cuerpo me pega. Mi espalda descubierta, siente el calor y su pelos me hacen cosquilla, el aliento de alcohol, me repugna cuando siento, su barbilla, encastrarse en mi cuello, y su respirar profundo, parce absorber el mío.
No hizo más movimiento después de abrazarme, creí y solo está dormido y me ha abrazado. Me siento limitado, casi hasta evito respirar, para no moverme tanto; se acomoda y abraza mucho más…
La siento en mis nalgas; no esta dura, pero la presiona en mi raja, el short de licra se me ha ceñido y con el pegado, siento cuando le empieza a crecer… se torna grande y palpita en mis nalgas. Se mueve y solo cintura de él, se respinga a mi culo. El respirar de él, se hace pesado y entrecortado. Lo siento caliente, a la misma temperatura de la mía; su miembro viril, puntea y palpita más seguido, y cayendo su peso todo en mí, hace presión y en mi raja, recuesta toda su verga parada.
Suspira cerca de mi oído, y con sus manos va bajando mi short y ropa interior juntos. Deja mis nalgas al descubierto, con un dedo grueso, puntea mi culo, y luego ensalivado lo toca, como si fuese un botón.
No dice nada, ni digo nada, se entretiene con mi culo, y parce dormir a la vez. Con su verga dura y gruesa, la pone en la entrada de mi ojete; su cabezón glande, me brocha de arriba abajo, y dejándome hacer empino mi culo hacia él.
Presiona en mi culo, y me devuelvo del dolor. Me coge en sus brazos, y susurra a mi oído, me calma; me pone boca abajo, y ambos somos conscientes de lo que hacemos.
Bajo de él, el peso de su cuerpo me aprisiona. Su dura verga está metida en mi raja, y su barba, rastrilla mi espalda. Gime y chista entre diente, mientras su cintura bombea en mi culo, temo que la meta de sorpresa, porque me ha dolido.
Siento la saliva en el culo, el apunta e intento moverme; la estocada que da, me deja ahogado en la almohada; intento que se detenga, pero sigue metiendo su trozo de carne, dentro de mí. El rasgado de mi culo se abre, y afincado, me puya hasta meterlo a la mitad… shhh… no era lo que querías pues.
No sé qué me paso, pero sus palabras me calentaron. Sentía que debía aguantar y, cuando sus bolas tocaron mis nalgas, considere que el dolor ya había pasado.
Se movió, con todo su mástil de carne dura dentro de mi culo, el movía la cintura, sin siquiera sacar un poco su verga de mi culo; la barba me rastrillaba y el calor de su cuerpo en sudor me empapaba. Me perforaba y la cama chillaba por nosotros dos… abrió mis nalgas con ambas manos, y afincando su quijada barbuda a mi espalda; lo metió hasta al fondo y el chorizo que sentí me quemo mi entrañas.
Expulsó su leche dentro de mí, cuando acabo, sentía como su verga se expandía en mi culo desflorado. Susurraba a mi oído y hasta no terminar de vaciar sus huevos, en mi culo dentro de mí se quedó.
Parte 2
Era noche del viernes, jugaba en la calle con los vecinos. Hacia brisa fría, y el juego de la noche era el escondite; estaba con los muchachos del barrio, pero en ese momento, mis pensamientos, estaban en el recuerdo de aquella noche con él.
Estaba caliente, y Roberto que es el mayor de nosotros, con su short d poliéster verde, al correr se le marcaba suelta y grande. Imaginaba que Roberto, ha de tener la misma magnitud de virilidad de él, y de solo pensarlo, dentro de mi trusa, mi pene crecía.
II
Dormía en mi habitación, o al menos eso intentaba. Recordaba a Roberto, pero más que todo deseaba que llegase el; lo esperaría, pero apenas es viernes, cuando debe llegar… ¿el domingo? O ¿el lunes por la mañana?
Mi erección esta dura; meto la mano por dentro de mi calzoncillo, y me la jalo. Pero pareciera arderme; como si no quisiera una paja, quería a un hombre aquí en mi cama.
En la casa, aparte de mí, esta mamá. La puerta de mi habitación está abierta; veo hacia la sala, y la luz de la luna, se refleja y la alumbra, los chirridos de grillos me acompañan esa noche, solo, y sin darme cuenta, quedo dormido…
Despierto y veo la puerta de la habitación cerrarse. Tengo miedo y espabilo los ojos; pero el aroma de su cuerpo me trae de la calma a nervios excitantes.
Llega a la cama, se ha quitado las botas (o al menos eso oigo). Quedo de cucharita a la cama, él se acuesta hacia al lado de la pared; le siento, y el rustico jean que viste, se pega a mi piel.
Las mezclas de olores, me embriaga; alcohol, madera, humo y sudor… la barba tupida, se incrusta en mi cuello, siento su respirar tibio; calienta mi piel y me hace crispar. Los labios que apena se ven en esa barba, besa un piquito, que a medias percibo.
Creo que el corazón me va salir por la boca, las piernas me flaquean y, en las manos de él; cuando me la alza, desfallezco e intento reponerme, sin decir nada.
Esta desnudo, no le sentí al desvestirse; pero su dura verga en la entrada de mi culo, avisa que esta, completamente en cuero. Al desliar mi short junto con la trusa; de la cadera hacia abajo, quede descubierto. Mi piel aun tersa, siente la textura peluda de su cuerpo.
Grande detrás de mí, le siento cubrirme con su brazo, la erección desenfundada, pega en mi raja, y creo sentir mi culo palpitar. Cierro los ojos, como una necesidad, de creer estar dormido. En el lóbulo de mi oreja, la chupa y susurra… quiero estar dentro de ti…
III
Las manos gruesas de él, acaricia todo mi cuerpo pegado al suyo. Mete la mano por debajo de mi camiseta y toca mis tetillas. La suavidad de mi piel, es arañada con la piel de él; me toca, me aprieta y llega a mi entrepierna descubierta. Pela mi verga dura, y masajea mis huevos, mi culo está sintiendo su glande querer atravesar. Presiona y alzando mi pierna izquierda, intenta dejar ir su trozo febril de carne dura. Me respingo del dolor y esto no es negación para el… me clava y el dolor me hace apretar las sabanas, ahogo el chillido y él está pegado a mi oreja, chistando y calmando mi tortura anal.
Atraviesa con ardor, pero una vez, todo dentro de mí, su peso cae todo encima de mí. Levanto mi trasero y empinado sobre mí; con la barba en mi espalda, empuja su cadera y jadea mientras comienza a coger. Me la metía y solo la cintura movía; sin siquiera sacarla un poco, en la entrada de mi ano, el cosquilleo me enloquecía. Ya lo disfrutaba y hasta mi culo lo movía, el mordiendo mi espalda y restregado su tupida barba, el sudor de ambos se unió en uno solo, y enterrando su virilidad hasta al fondo de mi culo; su verga se expandió y exploto dentro mío.
Acabo y movió su cintura con duros movimiento de metida, se quejó en mi espalda sudada, y luego salió de mi culo desflorado. Se puso de pie, cogió su ropa y salió de la habitación.
Parte 3
La noche está sola, la casa está sola… solo él y yo. Duerme en su habitación, al final del pasillo, hasta llegar al baño.
El momento se hizo oportuno, mamá no está, y mi necesidad no espera más. Ya son las 11:00 de la noche y ¿Por qué no llega?
Es el momento, el más indicado… << ¿y si tal vez, esta sea la última oportunidad? >> Me pregunto.
El reflector de luz de la calle, alumbra la sala oscura, el ventilador de mi habitación, interrumpe el silencio y el frio de mi cuerpo solo está concentrado en mis pies y en mis manos.
El pasillo a la cocina, al baño y la habitación de él, esta oscuro. Pienso y doy vuelta al asunto; pero ya estoy de pie a la puerta de su habitación, sin darme cuenta…
II
El aire parece solo corren en el suelo, titirito del frio y de nervios; mi visión es ciega, y solo me intuyo por recordar como es, su habitación. No hay cama, solo su colchoneta en el piso, choco en pies con el bolso de viaje, me pregunto; si mañana se ira, trabaja con una gandola y su estadía es corta aquí.
Llego al colcho, mis ojos se han adaptado a la oscuridad y veo figuras oscuras. Él está acostado con las piernas abiertas, solo la sabana cubre su cintura, parece dormir, porque ronca, pero también parce estar dormido.
Estoy agachado, en el medio de sus piernas abiertas. Pondo las manos en el colchón, mi peso no impedimento. Me acuesto y espero un momento, cuando creo que es el momento; estiro la mano y llego hasta sus huevos.
Esta desnudo como imagine que estaba. Lo toco y la suavidad de la sabana, impide a mi mano a tocar al tacto. Muevo más mi cuerpo y vuelvo a estirar la mano; esta vez toco su pene aguado, aun así es morcillón.
Entro en desespero y quiero ir más lejos, me pongo de pie; encuentro el final de la sabana, no hay impedimento alguno, para removerla de su cuerpo. Se viene la sabana y él no se mueve; mi vista está más acostumbrada a la oscuridad; le veo y desnudo su cuerpo, lo vellos que adornan su piel, se marca en su palidez.
Duerme y la barba le cae de un lado, puedo ver hasta el movimiento al respirar, y deseo besar aquellos labios que no se ven. Con las piernas abiertas y su pene de lado, morcillón y todo cubierto de pelo, por vez primera deseo, probarlo en mi boca.
Bajo e intento acostarme a su lado, me incrusto por su lado derecho, y su axila expuesta, huelo el olor que emana, deseo pasar mi lengua, pero detengo las ganas. Me acurruco a su piel desnuda, y el calor corporal me enciende por dentro.
Él se mueve, y cuando le veo que ha alzado la cabeza, me ira y me hago el dormido. Me coge en su brazo y solo me abraza, quedo con mi mejilla pegada a su pecho peludo. Y por un momento creía que no haría nada, al poco tiempo su mano empuja mi cabeza hacia abajo. Abro los ojos, y su miembro viril, es un mástil grueso, palpitante y de cabeza gruesa; sigue empujando mi cabeza y quedo a la altura de su ombligo, de ahí, solo me toca llegar solo…
El olor de su ingle, era a recién lavado, con la fragancia del jabón, pero aun manteniendo el olor a macho. La boca se me lleno de pelo, y como un dulce nuevo, cerrando los ojos, abrí mi boca y su glande he chupado. El sabor fue único, y en mi lengua se deshizo. El jadear de su boca, me prendió mucho más; trague hasta al fondo, y me ahogue con tanta carne dura y caliente.
La pesada mano de él, sujeto mi cabeza. Mi nariz absorbió el olor de sus pelos y mi garganta sintió la suavidad tensa de su cabeza. Mi boca quedo llena y la textura que sentía en la comisura de mis labios, mucho más me prendía, en goloso dulce, que chupaba y en mi garganta se expandía.
La chupe, como se chupa una chupeta, él se contrajo, como creyendo que le iba cortar la cabeza. Me acostó boca abajo y su peso cayó encima de mí; enterró su verga en mi boca y veía el, como me la metía hasta al fondo, la agarro firme con su mano, y con el glande prensado y palpitando, pinto mis labios y hasta mis encías, sintieron su sabor extraño.
El hombre se veía alto e inmenso; de pie y con las piernas abiertas, hundía el colchón al piso. Con el cuerpo tenso y la espalda arqueada, los músculos apretados del brazo, se veía al hacerse la paja.
Con su otra mano, mi cabeza sujetaba, de rodilla al colchón; miraba como su rostro, jadeaba y murmuraba viendo al techo.
Comenzó a jadear fuerte, y apuntando su verga a mi boca; la metió y con ambas mano me sujeto, hasta meterla al fondo de mi garganta.
Expulso y su verga brinco en cada escupitajo; el semen quemo mi garganta, y trague sintiendo el sabor agridulce, queriendo más, solito me hinque más a su acabada; el me miraba desde arriba, jadeando y apretando su verga con la mano, la saco de mi boca y me puso a oler sus bolas, esperando que yo también acabara.
III
La última estadía de él, en casa. Mi hermanito dormía en la cama individual de mi habitación. Llego él y se acostó, levanto mi pierna y de lado me la metió. Mudos ante tanto placer el cabo dentro de mí. Aquella madrugada de aquellas vacaciones, fue la última vez que mi tío me cogió y se fue al amanecer…
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