Tavito también me extrañaba
La idea era lo suficientemente estúpida como para no hacerla y estar de nuevo con mi pequeño..
Teniendo aún unos días sin mi mamá y mi hermano en casa pensaba que tal vez habría oportunidad de pasar al menos un rato caliente con Tavito, sin embargo eso no había sucedido. Ya era martes en la tarde y no había podido estar con mi noviecito complaciente, así que ya me hacía a la idea de que llegaría el miércoles y mi familia de nuevo estaría en casa y harían más complicado pasarla bien con Tavito, entonces tendría que seguir quitándome las ganas a mano propia recordando los momentos con Tavito viendo sus fotos en mi teléfono. Me había resignado ya, eran las 8 de la noche y tenía hambre, así que me decidí por ir a un lugar cerca de casa donde vendían cena. Llegué al lugar y pedí lo que quería cuando de repente veo entrando al lugar a Mayra, la mamá de Tavito, y seguido de ella a mi pequeño Tavo. Tavito me vió y rápido fué hacia mí a saludar,
– Joel!- Dijo abrazándome.
– Buenas noches, Joel. Cómo has estado?- Dijo Mayra, y Tavito se apartó de mí para ir a lado de su mamá.
– Hola, Buenas noches. Muy bien, y ustedes?- Dije sonriéndole a Tavito. Después de días de no verlo me alegraba mucho tenerlo en frente.
– Bien, también. Tavito tenía antojo de comida de la calle y pues aquí estamos- Dijo. Noté que Mayra llevaba el uniforme del trabajo.
– Ohh, Pues yo también tenía antojo, acabo de pedir de echo- Le contesté.
– Hay un mucha gente- Dijo Mayra. Tenía razón, esa noche el lugar estaba más lleno de lo normal. -Oye, Joel, no puedo esperar mucho porque ya voy a entrar al trabajo. Me harías el favor de acompañar a Tavito a la casa?- Me dijo.
– Ah, sí, está bien- Le respondí.
– Muchas gracias- Dijo, me dió el dinero de la comida de Tavito y se despidió de él, quedando Tavo y yo esperando por la comida. Tomamos asiento y mientras esperábamos Tavito me platicó que su mamá había estado trabajando de día esos días y por eso no había podido verme. Había un poquito de tristeza en sus palabras, el pequeño también me extrañaba.
– Ya quería verte- Me dijo Tavito, poniendo su mano en mi pierna.
– Y yo a ti- Le dije devolviéndole el gesto, pero rápido la alejé, reprimiendo mis impulsos, entonces una señorita llegó con mi comida lista para llevar y unos minutos más tarde también estaba listo el paquete para Tavito. Salimos del lugar y emprendimos el camino hacía las casa de Tavo.
– Y si cenamos juntos y te quedas conmigo?- Me dijo Tavito mientras caminábamos.
– No se puede, va a estar tu abuela ahí- Le dije, y noté un poco de desilusión en su cara.
– Mi abuelita se duerme como a las 9:30. Y si te metes a escondidas como el otra vez?- Me decía Tavito estusiasmado.
– Como crees- Le respondí, -Si nos descubre nos iría muy mal- Añadí
– No, porque antes de dormirse se toma sus medicinas y ya no se despierta hasta el otro día- Seguía diciendo, -Si, mira, te metes a mi escondite y me esperas, ya que se duerma mi abuela voy contigo- Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja cuando ya estábamos llegando a su casa. La idea de Tavito era demasiado descabellada, no solo su abuela era el peligro sino también los vecinos, pero mi entre pierna pensaba diferente, así que aún titubeando acepté su trato,
– Ok. Voy a venir a las 9:30 y te voy a esperar en tu escondite, pero tenemos que tener mucho cuidado- Le dije hablando muy quedito. La sola idea me ponía ya el corazón a mil, era peligroso lo que iba a hacer pero quería ya poder volver a tener ese culito en mi poder.
– Sale- Me dijo Tavito sonriendo y llegamos a su casa. -Me esperas ahí, eh?- Me dijo. Yo acentí y entonces empezó a tocar la puerta. La abuelita de Tavito salió a abrir, era la primera vez que tenía contacto directo con la señora, me saludó y le expliqué que la mamá de Tavo me pidió que lo acompañara a casa. Platiqué solo un par de minutos con la señora, ella me dió las gracias por haber cuidado a su nieto días antes y entonces me despedí para cenar en mi casa. Comí bastante rápido, a decir verdad ni siquiera saborié la comida, lo que yo quería tener en mi boca era la carne de Tavito. Me lavé los dientes y me cambié la ropa por algo cómodo y en negro para no llamar la atención, entonces faltando minutos para la hora pactada salí de casa cerrando con llave. Tenía todos los nervios del mundo, sentía que todos me veían y los perros me ladraban, incluso pensé a medio camino en volver y solo hacerme una paja más, pero no, yo quería que mi leche terminara entre esos cachetes esponjosos del culito de Tavo. Llegando ya a la calle de la construcción abandonada por dónde se entraba a casa de Tavito empecé a caminar más lento, trataba de no llamar la atención aunque por dentro temblaba. Me pasé de largo el lugar, solo para voltear atrás por si alguien me vigilaba, pero la noche estaba tranquila, así que tome un aire de valentía y entré en el lugar baldío abriéndome camino rápido procurando no hacer ningún ruido, llegué al árbol y volteando a los lados me trepé, me moví rápido y como la vez anterior bajé por la escalera tomándome un respiro por escalón para que no rechinara ante mi peso y como un ladrón en la obscuridad me escabullí hasta estar dentro del escondite de Tavito. Tenía el corazón que me explotaba, tenía la luz apagada, esperando en la oscuridad con solo la luz de la luna que se escabullía por una pequeña ventana iluminando. Cuando llegué pude ver qué las luces en la casa estaban aún encendidas, pero de repente pude notar por la ventana cuando se apagaban, era ya para ese momento las 9:45 pm. Me senté en el colchón de Tavito imaginandolo ahí junto a mí como la primera vez cuando mi carne se unió con la suya arrebatando la virginidad de mi pene y yo la de su ano. Seguía esperando, faltaba ya poco para las 10 y yo comenzaba a pensar que era una estupidez y que era mejor retirarme cuando comencé a escuchar el rechinar de la escalera anunciando que alguien más subía. Yo temblaba, tragué saliva cuando el seguro de la puerta se habría lento, y una pequeña figura irrumpió en la habitación,
– Hola- Dijo Tavito susurrando. El alma me bajó al cuerpo al escuchar su voz y ver a medias su carita bajo la luz de luna.
– Hola- Le respondí, y él vino hacia mi abrazándome. Lo apreté contra mi cuerpo y acariciaba su cabeza,
– Me tuve que esperar un rato a que mi abuelita se durmiera bien- Me dijo volteando a verme.
– Está bien- Le dije sonriendo.
– Ya quería verte- Contestó. Iba a responderle que yo también lo extrañaba cuando Tavito tomó su ropa por los lados y en un movimiento se bajó su pijama quedando desnudo de la cintura para abajo y tomando mi mano la llevó hacia su tracero. Yo comencé a masajear la nalga izquierda de Tavito y bajandome un poco la ropa con la otra mano empecé a jalarmela. Tavito suspiraba, estiró una de sus manitas y quitando mi mano de mi herramienta él relevó el trabajo apretando mi verga subiendo y bajando la piel con delicadeza. Pasé mi otra mano por su espalda y con ambas manos comencé a masajear el culo de Tavito sientiendo como él ya jugaba con la mano que antes tenía libre estrujando mis huevos. Separé sus nalguitas con mis manos y la habitación se llenaba del olor al culo de Tavito haciéndome regocijar, mojé mis dedos con mi saliba y empecé a penetrarlo con ellos haciéndolo dar quejiditos de placer moviendo las caderas. Mi pene escupía sus líquidos y mejoraba la masturbada que Tavito me daba,
– Es como la primera vez que te agarré el pico y tú me picabas el culo en tu cuarto- Dijo Tavito con su cabecita recargada en mi pecho.
– Es verdad- Le contesté sonriendo mientras recordaba aquella vez. – Y luego también te chupé tu piquito así- Le dije bajando y metiéndome su verguita a la boca comenzando a chupar y a la vez con mi mano detrás hurgando en su anito.
– Ahhh. Me acuerdo que se me hizo muy raro eso. Pero sentí muy rico- Dijo. Lamía con la punta de mi lengua sus huevitos y sentía como se movían en ella y Tavito suspiraba. -Sigo yo de chupartela- Me dijo, y yo me levanté sacando mis dedos de su ano.
– Como quieres que me ponga?- Le dije.
– Acuéstate y abre las piernas- Me dijo, y yo obediente me terminé de sacar la ropa baja y me acosté en el pequeño colchón abriendo bien mis piernas con mi palo duro en medio. Se alcanzaba a ver en la poca luz del lugar el brillo de un gotita de pre seminal en mi punta cuando entonces Tavito se acomodó en medio de mis piernas y engulló mi cabecita comenzando una rica mamada. Tavo ya había agarrado experiencia en felación y podía comerce un buen trozo de mi herramienta, se la sacaba de la boca y bajaba a mis huevos mientras con su manita seguía el sube y baja en mi verga. Yo ponía mi mano en su cabecita acariando su cabello y guiando la mamada que me estaba propinando. Él ponía sus labios en la cabeza de mi pene y le daba besos sonoros aciendome arquear de placer y le enterraba el garrote profundo en su boca. Sentía que ya me iba a venir, me jalaba la verga mientas Tavito succionaba mis huevos intercalando en ellos, pero yo no quería terminar así,
– Ya, ya no sigas- Le dije alejando mis bolas de su boca.
– Porqué?- Me dijo.
– Quiero echarte la leche en el culo- Le dije. Y él se subió quedando con una pierna abrazado a mí y su cabeza en mi pecho.
-Yo también quiero- Dijo, y le dí un beso en los labios. Tomé su playera y la deslicé alzando él los brazos para ayudar y me quité yo también la mía arrojándola , estábamos un poco sudados así que le pedí que encendiera el pequeño ventilador que tenía en el mueble. Tavito se levantó y yo miraba a como podía en la obscuridad como con suavidad se dibujaban sus nalguitas con la luz de la luna que bañaba un poco el lugar. Tavito subió de nuevo en el colchón y a gatas avanzó por sobre mí, cuando llegó a mi pene lo cogió con su boca dando una chupadita y luego un besito en la cabeza para después seguir gateando y terminar sentado en mí con mi pene entre sus nalgas. Tavito estubo un momento ahí viéndome a la cara y yo lo sujetaba de las caderas,
– Te quiero- Le dije
– Yo también te quiero- Contestó, y alzando un poco el tracero tomó mi pene con su manita y lo acomodó en su entrada que calientita me esperaba. Tavito bajó muy despacio y con un gemido sentí como la punta de mi palanca quedaba dentro de su hoyito,
– Ven- Le dije a Tavito para que acercará su cara a la mía y empecé a besarlo apasionadamente mientras despacio comenzaba un mete y saca en su interior. Evidentemente Tavito no sabía besar, pero lo intentaba, así que era yo quién mordía despacio sus labios y metía mi lengua haciendo contacto con la de él mientras él trataba de imitar mis movimientos. Aparté mi boca de la suya y lo acomodé en mi cuello para que comenzara a besarlo y yo sujeté sus nalgas para clavar más profundo mi verga en su recto,
– Ahhh- Resopló Tavito mientras yo amasaba sus nalgas al compás de mi verga entrando y saliendo de su culo.
– Te gusta?- Le dije.
– Mucho- Dijo él, cambiando de lado su cabeza reposandola al lado derecho de mi cuello soltando gemiditos deliciosos.
– Ah, ah, ah- Hacía Tavito quedito en mi oído y yo acariciando su espaldita. Era tan delicioso tener a ese pequeño encima de mí pujando en mi oído mientras mi verga entraba y salía gloriosa de su ano. Tavito se levantó de mi pecho de repente desconcertandome un poco, pensaba que había escuchado algo, pero no, solo se sentó en mí y comenzó a dar sentones soltando el clásico sonido de aplausos de sus nalgas golpeando en mis muslos. Yo retenía mi venida pero Tavito estaba como sonámbulo moviendo el culito con mi barra clavada en él cuando de repente se detuvo y soltó un largo sonido de satisfacción. Yo tenía mi leche en la punta de la uretra, pero no quería acabar ya, me senté aún con Tavito sobre mí y giré con él en brazos quedando yo encima entre sus piernas que llevandolas hacia arriba me permitía ya una penetración completa y retomé la follada dándole profundo a su culito llenando el cuarto de sonidos sexuales. Yo sabía que hacia afuera no se escuchaba nada, el lugar tenía un buen hermetismo así que daba rienda suelta a mi verga perforando a Tavito y con un último empujón le llené las tripas a mi pequeño con mi lechita caliente. Él estiró su manita y agarró mis huevos apretandolos como tratando de exprimir más leche hacia su interior y yo descargaba mis chorros sintiendo como mi carne palpitaba expulsando todo mi esperma caliente. Le saqué la verga del ano a Tavito soltando un sonido como de descorche escuché como botaba mi leche hacia el exterior,
– Ponte de lado- Le dije a Tavo y él obediente se acomodó. Me puse detrás de él y empecé a pasarle mi herramienta en las nalgas untando mi leche en su culo, mi pene pronto recobró por completo su dureza y de una sola estocada lo clavé de nuevo. Me llevé a Tavito encima y sujeté sus piernas levantandolas tanto como podía y comencé a bombearle con ganas. Tavito se deslizó un poco y girando la cabeza rozaba sus labios con los míos y yo sacaba la lengua para hacer contacto con él. Mi leche hacía un trabajo exquisito dentro de Tavito y mi verga se deslizaba con facilidad, con cada clavada el sonido de su ano recibiendo mi herramienta mejoraba la experiencia. Yo estaba frenético ya dándole duro a su culito y Tavito se movía de un lado a otro disfrutando la cogida que le estaba dando. Estaba a punto de mi segunda venida cuando me detuve y me voteé quedando con Tavito abajo y yo encima de él retomé mi movimiento. Miraba los reflejos de mi verga húmeda entrando y saliendo de entre sus nalgas un tanto brillosas de líquidos. Ponía mi peso en él clavándolo tan profundo como podía y besaba su espalda, su cuello y atrás de sus orejas.
– Me voy a venir en tu culito- Le dije al oído y el acintió. Tavito comenzó a gemir fuerte sintiendo como mi pene se inflaba y desinflaba dentro de su cola llenandolo de mi leche nuevamente. Tomé un poco de fuerzas y me levanté lento sacando mi verga ya blanda y llena de fluidos de entre las nalgas de Tavito, él se volteó quedando frente a mí y me abrazó poniendo su pierna sobre mi cuerpo y yo lo tomé de la cintura para estar ahí juntos, sonriendo en la obscuridad satisfechos.
– Me tengo que ir- Le dije, y él me respondió moviendo la cabeza. Tavito tenía una toallita cerca escondida, me la dió para que me limpiara y seguido él también lo hizo. Se puso su ropita de regreso y yo la mía y antes de salir le dí un besito en la frente,
– Ponte un poquito de talco o algo porque hueles a recién cogido- Le dije riendo.
– Si es cierto- Me dijo riendo también.
– Ya me voy- Le dije y me abrazó fuerte
– Ten cuidado- Respondió y lentamente salí del lugar y subí la escalera con cautela para treparme al árbol. Volteé una última vez para verlo como con su manita se despedía y bajé lo más suave que pude del árbol. De regreso a casa apresuraba el paso, eran ya pasadas las 11 y la mayoría de las casas estaban a oscuras, afortunadamente no era un barrio peligroso. Llegué a casa, entré y me senté en el sofá, me bajé el pantalón para sentir el olor a sexo que todavía tenía en mi cuerpo y comencé masturbarme nuevamente antes de subir a mi cuarto y dormir. Había sido una idea demasiado estúpida y peligrosa lo que acababa de hacer, pero estaba tan satisfecho que no me importó, había valido toda la pena del mundo.
Q ricoooo!!!! Me encantó!!!
Gracias por comentar. Mañana ya debería estar publicado el siguiente capítulo.
Me gustaría leer la primera parte. Cómo la encuentro? Saludos!!
Hola, y una disculpa por no responder antes, si en el buscador pones «Tavito» te aparecerán todos los capítulos, o puedes tocar mi nombre de usuario al final de cada relato de dice «Por Sonic13» y te lleva a todos mis relatos.
Woow Te entiendo Sonic 13 pq tuve mis experiencias de esa manera de entrar en casa a escondidas con el peligro y todo, pero la adrenalina pudo más q eso y la pase súper bien y satisfecho con esos momentos e igual q tu con 2 o 3 buenos lechazos dentro de sus colas 😍😍😍😍
Muy buen relato muy muy bueno me gusta como son ✌✌✌✌