Te apuesto a que, si me lo metes, no vas a querer sacármelo.

Un par de amigos después de que la citas con unas chicas se cancelara, van al apartamento de uno de ellos que le confiesa a su amigo que es gay, aunque su amigo al principio no le cree, el dueño del apartamento lo convence para que lo ponga a prueba..
Te apuesto a que, si me lo metes, no vas a querer sacármelo.

Eso fue lo que le dije a mi amigo, cuando le confesé que era gay, mi amigo y yo nos conocemos desde bien jóvenes, y tenemos la costumbre se salir a beber juntos.

En la mayoría de las ocasiones, con algunas chicas, con las que eventualmente terminábamos manteniendo una loca orgía.

Por lo que a él se le hacía bien difícil el creer que yo fuera gay, ya que eso de que me digan, bisexual como que no me convence del todo…

Al principio mi amigo lo tomó a broma, ya que era de madrugada, y las chicas con que íbamos a salir, sus padres no las dejaron ir a la cervecería, o por lo menos eso fue lo que le dije a mi amigo.

La verdad es que yo les dije a ellas, que cancelábamos para otra ocasión, por eso mi amigo y yo seguimos bebiendo, en mi apartamento, que fue donde finalmente llegamos.

Él se resistía a creerme, y para convencerlo de lo que le decía era cierto, comencé a contarle las muchas ocasiones en que, saliendo solo, dejaba que me dieran por el culo.

No conforme con eso, viendo que no me creía, busqué la memoria donde guardo mis fotos más comprometedoras, y tras colocarla en la computadora, comencé a mostrárselas.

Al verme en ocasiones hasta vestidito de nena, dejándome dar por el culo, o mamando varias vergas a la vez, como que no le quedó más remedio que entender que yo le estaba diciendo la verdad.

Fue cuando a su manera, pero sin dejar de ver las fotos, comenzó a recriminarme el hecho de que yo hiciera todas esas cosas.

Yo simplemente le dije que es algo que me gusta, me encanta, y me cae bien, cuando siento a macho clavándome toda su verga.

Luego me dijo, pero y como haces con las chicas, fue cuando en un tono gracioso, le dije. “Lo cortés no quita lo valiente.”

Desde luego que él se me quedó viendo sin entenderme, fue cuando le dije, es que una cosa no me quita la otra, pero aquí entre nos, prefiero una buena verga.

Los ojos de mi amigo parecía que se le iban a salir de sus orbitas, cuando vio una foto mía, o mejor dicho de mi culo, recibiendo la inmensa verga de un tremendo negro, muy parecido a él.

Asombrado, y sin saber que decir continuaba observando mis fotos, cuando siguió diciéndome. “Pero eso no es natural.” a lo que yo le dije. “Te equivocas, es lo más natural que un par de hombres pueden hacer si están solos, y uno de ellos quiere metérselo al otro, y el otro está completamente de acuerdo”

Mi amigo movía su cabeza, de manera negativa, como no queriendo aceptar lo que yo le decía. Y se le ocurrió decirme. “Pero jamás, y nunca será lo mismo que con una mujer.”

A lo que yo le respondí quizás, pero de inmediato le dije. “Te apuesto a que, si me lo metes, no vas a querer sacármelo.”

Mi amigo se me quedó viendo más sorprendido aun, al escucharme decir esas palabras, y tras darme un trago le seguí diciendo. “O es que tienes miedo a que como yo lo hago, te guste tanto que ya no quieras saber de las mujeres.”

Por su parte mi amigo que también bebía, sin dejar de ver las fotos, me respondió. “No es eso, es que no sabría ni por donde comenzar.”

Yo seductoramente le dije. “Déjalo por mi cuenta.” y mientras él continuó viendo mis fotos, yo entré en mi dormitorio, me desnudé, me lave, y tras ponerme un poquito de vaselina en el culo, regresé donde él, completamente desnudo.

Al verme, se fijó en mi miembro que se encontraba recogido, pero de inmediato yo di media vuelta mostrándole mis paradas nalguitas, y diciéndole. “En confianza, tócalas.”

La verdad es que no tuve que esperar mucho para que mi amigo se atreviese agarrar mis nalgas, al tiempo que le decía. “Además, te digo un secreto, a mí no se me para cuando lo hago con otro hombre.”

Eso en parte se lo dije para alejar cualquier temor que pudiera albergar en su mente de que yo de momento quisiera cambiar, de lugar con él.

Por aquello de que fuera ganando confianza lo deje un buen rato agarrar mis nalgas, hasta que me di vuelta, y como él estaba sentado en mi silla frente a la computadora, me agache, y con mucha calma le fui bajando la cremallera del pantalón.

Le retiré la correa, y luego prácticamente sin que se diera cuenta, se los quité al igual que sus interiores.

Ya en un sinfín de ocasiones había visto completamente desnudo a mi amigo, enterrándoselo a alguna chica.

Pero en esos instantes lo tenía todo, y solo para mí, así que lentamente lo conduje a mi dormitorio, pasando por el baño, le lavé su miembro.

Después lo conduje a mi cama, en donde sin mucha prisa, agarrándolo entre mis dedos, fui masajeando su miembro, y lentamente comencé a lamérselo desde sus testículos hasta su colorado glande.

Él levantaba la cabeza, y en el espejo que tengo pegado al techo podía ver como ponía sus ojos en blanco.

Por aquello de no hacerlo venirse de inmediato, nuevamente se lo lavé, con mucho jabón, y bastante espuma, al igual que hice con mis nalgas.

Luego asumí a su lado la posición de boca abajo, y comencé a sentir como él se fue trepando sobre mí.

Creo que lo más que le sorprendido fue él darse cuenta, que su verga se deslizó suavemente, atravesando mi esfínter.

Yo la verdad es que no hice nada que no haga con regularidad con otros hombres, pero al sentir como sus fuertes brazos me apretaban contra su cuerpo, al tiempo que yo suavemente movía mis caderas, me convenció de que eso le estaba gustando y mucho.

Luego comencé a sentir su boca y lengua lamiendo y mordisqueando mi cuello, y orejas, hasta que sus labios se toparon con los míos.

Por un buen rato, me dediqué a mover mis nalgas, y viendo como él respondía, no me quedó la menor duda, de que esa sería la primera de muchas ocasiones, en que mi amigo me comiera el culo.

Como así ha sido, en un sin número de veces, todavía salimos juntos, y si vemos que las chicas no nos convencen, terminamos en mi apartamento, mi amigo y yo.