¿Te encontré?
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por eoa637092.
Sucedió cuando me encontraba estudiando la Universidad, tenía 20 años y mi cuerpo aún no se terminaba de desarrollar, me seguían sudando las manos cada vez que pasaba a exponer y por eso miraba hacia la pared de fondo que se encontraba en el salón.
Mi cuerpo para ese entonces estaba formado, no era yo un musculoso, pero tampoco tenía una barriga chelera, soy alto muy alto (de hecho, el couch de basquetball me perseguía para unirme al equipo), mi cabello negro como la noche y mis ojos grandes y de café obscuro, mi sonrisa nunca ha sido mi fuerte, pero a mis manos ya se le saltaban las venas.
Mi cuerpo por supuesto ya estaba cubierto de pelo por doquier y puedo presumir que como practicaba natación tenía buena nalga.
Un día de primavera subí rápidamente al laboratorio, debido a que había puesto reacción y tenía que supervisarla, al ir subiendo me encontré con él.
No sé cómo describirlo sin aturdirlos, él era moreno con barba, unos ojos cafés claro que te dejan pensando qué es lo que hizo para merecerlos, un cuerpo definido pero lo que me asombro fue su culo, era enorme, redondo como un melón jugoso y fresco para esos días de calor y obvio sus piernas bien torneadas no podían faltar, ¿Cómo me di cuenta de tantos detalles? Él llevaba pantalón deportivo, ese color negro que le hacía juego con toda su parte baja.
Todo aquello que les conté paso en aproximadamente 20 segundos, subía tan rápido al laboratorio que no me detuve a observarlo.
Solo me quede con el aroma de su loción y eso porque siempre he sido de buen olfato, mis padres me decían que en mi otra vida a lo mejor fui sabueso, era un olor que no puedo describir, me abrió los poros de la piel y me daban ganas de morderle una oreja, era un olor de deseo, excitación y ganas de someterlo.
Lo grabe para no olvidarlo y mientras desmontaba el equipo poder fantasear con él.
Pasó ese día y no volví a ver al hombre que por primera vez me ponía a fantasear con su olor, sucedió que al siguiente día subía corriendo a mi lugar de trabajo ya que mi puntualidad nunca ha sido mi moneda de oro, estaba subiendo a la misma hora que me lo encontré ayer con la esperanza de verlo y detenerme a admirarlo y por qué no, llevarme su olor conmigo a mi lugar privado, me había hecho muchas ilusiones cuando descubrí que al subir no había ni una pista de él, ni rastro de su olor ni nada.
Pasó ese día y no aguante más, llegué en la noche a mi casa, cene hablé con mi familia en lo que comíamos, terminando me subí a mi cuarto y me puse enfrente de la lap a buscar pornografía gay, era la primera vez que la buscaba, vi varias categorías hasta que llegue a la indicada “Muscle Hunk Video Gay”.
Culos enormes y mi verga a punto de explotar de presemen, los veía y me acariciaba pensando en aquel instante, en que tal vez podríamos llegar a coger, en que tal vez pudiera meter mi pene erecto de 18 cm en su culo que se veía apretado, en que mientras lo sometía podría disfrutar de su olor que me embriagaba, en escuchar sus gemidos y hacernos uno.
Todo eso estaba llegando a mi mente en lo que veía las películas porno y cuando mi mente le ordeno a mi mano subir de intensidad porque ya se acercaba el orgasmo, la eyaculación, solté gemidos que tuve que ahogar con mi almohada para no levantar sospechas, una vez terminada mi sesión de autocomplacencia, me metí a bañar para no dormirme todo pegajoso y caliente Terminé me acosté y así terminó mi segundo día sin saber quién era él.
Al tercer día me propuse llegar temprano y trabajar, entré a la Facultad por una vereda que conectaba hacia un puente y ahí lo vi otra vez, llegando en su bicicleta, estaba el sol dándole un golpe matutino a su cara, esa cara de perfecta simetría que me ponía mal, estaba sudado y eso no sé si me prendió de inmediato, se desmonto de la bicicleta para pasar el puente, lo alcancé para observar bien su parte trasera y eso provoco que la temperatura que sentía fuera en aumento, para disimular que lo veía con deseo me apresuré a caminar ya lo había rebasado cuando escucho que a lo lejos le gritan –“Espérame Rubén”- una voz femenina que en parte provoco que se me bajara la calentura pero que a la vez le agradecía que me hubiera dicho el nombre del hombre al que le debía la masturbada de ayer en la noche.
Me adelante abandonando el puente y mirando hacia atrás para comprobar que la muchacha le había dirigido el grito a él y si, era verdad, se llamaba Rubén.
Pasó el día como muchos otros días, pero de diferente forma, ya sabía por fin el nombre de él, ya podía decir su nombre mientras me masturbaba e imaginar que lo tenía encima de mis piernas todo sudado y gimiendo, la tarde abordaba la Universidad y mis ganas de marcharme aumentaban, estaba poniendo en orden todo para el siguiente día cuando de repente en el laboratorio se escucha que tocan la puerta, salgo a abrir y a decir que hasta mañana se reanudan labores cuando lo veo y era él, las manos me sudaron instantáneamente, la boca se me puso temblorosa y mi verga me estaba jugando una broma, se quería poner erecta, acto seguido pensé en otra cosa, cuando escucho su voz –“Hola, vengo a buscar al encargado del laboratorio, me toco hacer servicio social aqui”-.
Todo en mi sufrió un golpe, es como si me hubieran mandado mi regalo de navidad, mis Santos Reyes, mi día del estudiante o mi chocolate del 14 de febrero que con mucho gusto me iba a comer, reaccione rápido para tratar de esconder mis luces de neón que decían –“Te quiero coger”- me sequé la mano con una jerga para que no notara mi sudoración y le dije –“Hola, mucho gusto me llamo Daniel y soy el encargado de esta área”-.
Sonrió fue lo que me mató, pero así pude observarlo bien, cara a cara y si no era tan alto, pero me llegaba un poco más arriba de la barbilla, ya era algo.
Le explique algunas cosas rápidamente y le dije que de favor viniera al siguiente día a primera hora, a lo que respondió con mucho entusiasmo que sí, se fue, salí a los 10 minutos que se marchó y llegué a mi casa, me encerré en mi cuarto, mis padres, tía y hermanos no estaban, llegue a buscar los videos de anoche y a todo volumen los estaba viendo en mi cuarto, iba muy prendido me estaba imaginando cosas con Rubén, me desnude enfrente de la lap y comencé a jugar con mis testículos y mi verga hasta que se puso medio erecta y comencé a decir –“¿Quieres chupar mi verga, Rubén?, inténtalo es toda tuya”- , así comenzó mi juego para masturbarme decía su nombre en lo que me imaginaba lo que le podía hacerle estando los dos encerrados en el laboratorio, esta vez me vine muy rápido y mis gemidos no los ahogue en nada, creo que hasta la vecina me escuchó.
Me masturbe esa tarde otras tres veces hasta que escuche que fueron llegando mis familiares uno por uno, me detuve y me metí a bañar, baje a cenar y a platicar, pero mientras ya había gritado y disfrutado demasiado.
Al siguiente día me levanté muy temprano me apresure a desayunar, lavarme la cara, asearme y salir a la Universidad, iba a llegar temprano y la causa era él, subí corriendo como si fuera a encontrarme un tesoro al fondo del pasillo donde está el laboratorio, y ahí estaba parado viendo hacia los árboles que rodeaban el edificio, lo saludo y le digo –“Buenos días Rubén, llegaste temprano, perdona mi retardo”- a lo que me contestó –“No te preocupes, llegue 5 minutos antes para poder observar el amanecer desde el tercer piso, es una vista hermosa”- yo estaba a punto de lanzarme sobre de él y darle su beso de buenos días pero me controle, abrí el laboratorio y entramos.
Le mostré el equipo y las bitácoras que debía de llenar, el preguntaba sus dudas y yo con mucho gusto le contestaba, pasamos todo el día solos él y yo, no me lo podía creer, podía estar cerca de él y olerlo sin que se diera cuenta ya que había cosas que le tenía que estar diciendo desde su espalda debido a que estaba manipulando equipo o material, llegó la hora de la comida y estaba decidido lo iba a invitar a comer, lo voy a buscar al pasillo que conecta a las escaleras de emergencia y lo veo sentado con la chava que lo saludó ayer, se me encogió el corazón pero era la pregunta de rigor, saber si era heterosexual o gay, o ya aunque sea bisexual, no quise interrumpir me marche a comer le deje un recado en la puerta del laboratorio diciendo que regresaba, la verdad eso me había quitado el apetito, solo comí unas galletas de chocolate con un café, subí y ahí estaba él sentado con una mirada perdida hacia la loseta del piso.
Le pregunté –“¿Qué sucedió Rubén, todo bien?”- a lo que me vio se levantó e hizo con su cabeza un movimiento de negación, me dijo –“¿Te puedo abrazar?”- no me negué, me abrazó y me apretó muy fuerte mi espalda cuando comenzó a llorar y decía –“La he perdido, dice que no podemos seguir”- yo con una lluvia de emociones, el hombre que tanto deseaba me estaba abrazando y yo a él, lo estaba consolando, estaba sintiendo su aliento cerca de mi pecho y su olor era más penetrante, mi mayor miedo en ese momento era que la verga se me parara y que se alejara de mí, ya que me había percatado que era heterosexual, le dije –“¿Quieres hablar?”- me contesto –“Lo que te voy a pedir sonara muy gay, pero no me dejes de abrazar”- yo sentía la gloria y no quería soltarla pero no quería que mis instintos carnales flotaran y lo echaran todo a perder, así nos quedamos una hora, abrazados, él con lágrimas y yo con una cara de alegría que no podía con ella.
Se apartó de mí, lo solté y me dijo-“Disculpa, perdón, no debí reaccionar así pero en verdad me quede sin razón, tantos años, tanto amor, tanto sexo para que me dijera que ya no hay más”- solo lo seguía escuchando –“No la odio, la amo, quiero buscarla y rogarle, no puede quedar así, he sido fiel, amable, atento, ¿Qué más quiere?”- no podía contestar, todo lo que decía me rompía más el corazón y mis ganas de luchar por él, le dije –“Ella que te dijo”- a lo que él contestó –“Que ya no había nada entre nosotros, que el amor murió, si lo sé teníamos nuestros problemas pero siempre los superábamos, qué pasó que ya no quiso seguir”- continuó –“A penas te conozco Daniel, perdón pero me das mucha confianza, me tengo que secar los ojos y apurarnos”- puse mis manos en sus hombros lo volteé lo mire de frente y le dije –“sécate los ojos y no hagas nada, yo me apuro”- le tome la barbilla, me le acerque y le dije –“¿entendido?”- movió su cabeza con un sí.
Yo con deseos de besarlo y hacer que se olvidara de ella, pero me detuve, me apure y él se quedó como estatua sentado en un banco mirando hacia el escritorio, no perdía de vista una mancha de ácido que había estado ahí desde hace más de 20 años, me daban ganas de abrazarlo y no me iba a quedar con esa necesidad, me mentalice, me concentre y me fui acercando por su espalda cuando le dejé caer mi cuerpo y le abracé por su espalda llegando a su pecho, él no hizo nada, se quedó sin hacer nada 5 minutos, levanto sus manos, las puso sobre mis brazos, pensé que me iba a decir que me retirara, movió su cabeza y me dijo –“Por favor llévame a mi casa, dejare la bicicleta aquí en la Universidad, pero antes de irnos abrázame así otros 10 minutos”- no sabía que decir, solo asenté con la cabeza y nos quedamos allí.
Pasados esos 10 minutos me dijo vámonos, bajamos del laboratorio, resguardo su bicicleta en la bodega de tanques y nos fuimos, le dije –“¿Quieres que te deje en la parada del camión o en tu casa?”- a lo que él contesto –“¿Sería mucha molestia si me acompañas hasta mi casa?”- conteste moviendo la cabeza haciendo un no y nos dirigimos hacia su parada del transporte, nos subimos en el camión, 45 minutos de silencio, el miraba por la ventana y yo iba viendo por todos lados para ubicarme y no perderme, llegamos a su casa, la tarde era muy obscura y es que se venían las lluvias inusuales de primavera, caminamos de la parada del camión a su casa cuando se soltó la lluvia, corrimos y corrimos hasta su entrada, nos resguardamos en el portón de su casa un rato ya que nos cubría a los dos, en lo que buscaba sus llaves y pues para llegar del portón hasta la entrada principal no había donde resguardarnos e íbamos a mojarnos más de lo que ya estábamos.
Con el agua de lluvia escurriéndole por la cara se dirigió hacia mí y me dijo –“¿Crees que esta lluvia sea señal de algo nuevo?”- a lo que conteste –“no sé”- me dijo –“Agáchate tienes algo en tu cabeza”- me cogió con sus dos manos la cara la puso enfrente a la suya y me planto un beso, me sentí soñado, alegre, con ganas de gritar, morder, sentí por primera vez una lluvia de emociones, le agarre la cabeza y le dije –“¿Qué sientes o piensas?”- me dijo –“No pienso nada y siento demasiado”- se me lanzo en otro beso apasionado y puse su pecho contra mi pecho, le estaba agarrando toda su espalda e iba bajando poco a poco a su trasero, él tenía sus manos muy aferradas a mi cuello, no lo soltaba, llegué a su culo y lo comencé a manosear, mi verga estaba despertando y la suya también, la tormenta no paraba y nos mojábamos más, lo detuve y le dije –“No podemos seguir así, te llevo a mi casa, ahí no hay nadie todavía”- me dijo –“En mi casa llegan hasta mañana, entremos”- abrió el portón, entramos lo cerro y corrimos hasta su entrada principal, abrió la puerta, entramos y el gritó –“Ya llegué”- para corroborar que no hubiera nadie y así fue, acto seguido lo sostuve por el brazo, lo tome por la cintura y lo volteé.
El me cogió la cara con sus dos manos me beso y me dijo –“Quiero sentirte dentro de mi”- desato una tormenta, mucho peor de la que estaba afuera, los dos empapados y con las vergas semiduras, nuestras manos buscándonos en el cuerpo del otro, besos que se convertían en mordidas, lo quería hacer mío ahí en la entrada de su casa, pero me detuvo, me subió a su cuarto y comenzamos a quitarnos la ropa mojada, primero las playeras, pude ver su torso bien torneado y velludo, le mordía los pezones y el gemía, lo besaba y él con sus manos me cogía la cara y mi cuello, jugaba con mis pezones y así nos fuimos conociendo.
Le comencé a dar de besos por sus pectorales hasta llegar a su abdomen, me hinqué para llegar a su ombligo y que es lo que sentían mis manos, sus nalgas grandes y redondas, acompañadas de sus piernas gruesas de toro junto con su verga ya rígida, acto seguido le bajé el pantalón junto con el bóxer, después le quite los tenis junto con las calcetas para poder dejarlo completamente desnudo, lo podía admirar, una verga no muy grande pero si gruesa, sus nalgas como un durazno y sus piernas que estaba dispuesto a morder, le di un beso a su verga ya que era la primera vez que iba a mamar (si, no había tenido experiencia con hombres, pero si con mujeres, soy bisexual), mis manos le estaban pellizcando sus pezones cuando me levanta y me dice –“Es mi primera vez con un hombre, no sé qué hacer pero lo quiero hacer contigo”- a lo que conteste –“Estamos en las mismas, eres mi primera vez”- él se hincó me bajo el pantalón junto con mi trusa, me beso las piernas y luego en un intento se trató de meter mi verga a su boca, lo cual me provoco más morbo y un poco de risa, después me quitó los tenis para dejarme completamente desnudo, y me dijo -“Quiero sentirte en mí, si me llegas a penetrar será sin condón, es que no tengo”- si sonó arriesgado pero era nuestra primera vez.
Lo tome, lo bese, subió sus piernas a mi cintura, se sujetó bien y caminé hasta su cama, ahí lo aventé, me fui directo a su boca y lo besé, mi sueño se hacía realidad, sus nalgas serían mías, todo ese hombre solo para mí.
Nuestras vergas ya estaban erectas, ambas sin circundar y con el prepucio cubriéndonos media cabeza, la frotábamos la una con la otra, sentíamos demasiado placer, me gire para que su cuerpo quedara encima del mío y así poder manosear ese culo, nos seguíamos besando y yo trataba de meterle un dedo por su rajada, le gustó gemía de placer, me decía –“Ve abriéndote paso, tu puedes cabrón”- se seguía excitando más y más hasta que llegue a su culo apretado y mi dedo jugando, no resistí más lo puse en cuatro y mi boca bajo a esos melones a lamerlos, morderlos y darles una nalgada para después humectar el ano, era un sabor que no puedo describir, era el sabor de él, su entrepierna no se salvó de unas cuantas mordidas y él se retorcía poniendo los ojos en blanco, eso me prendía más pues era señal de que gozaba.
Ya decidido a embestirlo lo levante y lo lleve hasta un mueble que tenía por ahí cerca de su cama, lo incline un poco y me humectaba la verga con mi saliva y su saliva, le pregunte –“¿Estás seguro de que quieres que te penetre?, si sientes alguna molestia o no te sientes seguro, detenme”- a lo que él me contesto –“No te detengas”- comencé con la cabeza del pene a abrirme paso entre su culo, estaba extasiado, las piernas me temblaban y tenía los poros de la piel muy expuestos.
Estaba caliente y alegre, iba a ser mío, voy abriéndome paso y él se retorcía de placer, llego al ano y comencé a meter mi pene, poco a poco.
Se sentía su virginidad anal, estaba muy apretado, daba arcadas y gemía, yo seguía despacio e intentando no ponerme todo loco y dejársela caer de golpe, quería que el momento fuera especial para ambos y así fue, ya llevaba medio tronco de mi pene cuando me puso una mano sobre mi pierna y todo sudado exclamo –“Despacio cabron, tenemos toda la noche”-, le baje un poco a la intensidad ya que tenía todo su cuerpo recargado en su mueble y en su piel ya se marcaban algunos detalles de este, me iba a retirar e intentarlo por segunda vez cuando me agarro de la pierna otra vez y me dijo –“Daniel, si te sales es la última vez que te dejo entrar, entiérramela toda ¡CABRÓN!”-, cuando grito cabrón, me prendí y se la metí de inmediato a lo que el respondió con un gemido profundo y se quedó quieto por unos segundos, cuando comenzó a pedirme que lo embistiera, comencé despacio pero después me descontrole, le estaba penetrando con mi trozo, estábamos sudando, del frio que nos había dado por estar mojados, estábamos hirviendo y necesitábamos del agua que estaba cayendo del cielo.
Le agarre de la cabeza, con mis dedos tome los pocos cabellos que tenía debido a que le gustaba tener el cabello corto y se lo jale, pensé que le iba molestar pero no dijo nada, mientras más rápido embestía, le metía nalgadas o le mordía la oreja, bajaba mi mano para masturbarle y ya estaba dura, en mis últimos momentos, sentí que me iba a venir pero no me quería venir solo, así que lo penetraba con más fuerza y sentía que podía tocar su próstata, estaba tan prendido que cuando lancé mis últimas cogidas él se estaba corriendo sin tocarse y yo le estaba llenando su culo de semen.
Termine me estaba saliendo y él me dijo –“Dejame admirarte, acuéstate en mi cama y me acuesto encima de ti”-, yo ya todo aturdido por el placer, lo obedecí, me acosté en su cama boca arriba, mi verga semi dura y aún me chorreaba, se quedó 5 minutos parado enfrente de mí, al pie de su cama, él tenía la verga igual semidura y chorreando, se sobaba los glúteos de tanta nalgada que le metí y eso me prendía, se acostó encima de mi como me lo había dicho, puso su cabeza en mi pecho y me dijo –“Parecerá tonto pero me gusta oír tu corazón, cuando te pedí en la tarde que me abrazaras nunca pensé que me iba a hipnotizar el sonido de tu pecho, tienes un pecho grande y firme y que decir de tus brazos y piernas, todo tu cuerpo se unió al mío en un momento de entrega animal”- prosiguió –“Tus abrazos son restauradores, estar en tus brazos me hace sentir bien, sentí la necesidad de estar contigo”-, yo no sabía que decir, miraba al techo, contemplando su poster que tenía de su banda de rock favorita, sus palabras viajaban por todo mi oído, haciendo eco y solo lo abrazaba y le sobaba las nalgas.
Quería decir algo cuando me planto un beso, fue un beso apasionado que rodamos hacía el otro extremo de la cama y le dije –“Creo que debemos de estar juntos y ser uno solo, entregados al placer y al éxtasis, aquí la pregunta es ¿Te encontré? O ¿Tú me encontraste?”-, me respondió con otro beso y me dijo –“quiero coger contigo todo lo que queda de la tarde, noche y mañana por la mañana antes de que lleguen mis padres, nunca me dejes, a tu lado quiero estar”-.
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