Tentaciones prohibidas… El hecho en la casa de Adelina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eventualmente_Sexual.
Era de una de esas tardes nubladas y yo estaba solo en casa. El internet me dejo mal, quería ver una porno, pero no me cargaba ni un poco. Iracundo he salido de la habitación, y me senté en una silla allá en el patio de la casa.
Andaba en short deportivo, y el paquete se me marca todo, me aprieto y jadeo entre diente. Más que una paja, quiero meterlo, reventar un buen coño rechoncho, o un culito tampoco estaría mal.
A punto de jalármela, suena la reja principal. Alguien llama, y yo pienso que debe ser mi mamá, pero cuando me voy asomar, es mi tío Adrián. Quede un poco sorprendido, porque de todos mis tíos, a él, era el que poco veía. Salí y le abrí la reja, me dio un abrazo y de una le dije que mi madre no estaba en casa. También él me dijo, que mi tío lucho venía detrás de él, pero se quedó hablando allá en la esquina de la cuadra, con un conocido.
Fui a buscarle un vaso de agua, que me ha pedido, mientras se quedó sentado en el porche de la casa. Se lo entregue y mi tío Adrián estaba sonriente y acalorado. Me siento en una silla, y abro las piernas, como de costumbre me balanceo hacia atrás y mantengo el equilibrio. El short deportivo se me ciñe y no me doy cuenta. Estoy hablando con él, y me estaba viendo a los ojos. Luego me doy cuenta, que bajaba la mirada y se fijaba en mi entrepierna.
La verga me zumbo, y sentí un no sequé, que al sentirlo he sacudido la cabeza, para alejar eso pensamientos.
Regrese muy tarde por la noche, después de haber jugado básquet con los muchachos del barrio. Mamá ya había hecho la cena, y ya habían cenado, ahora hablaban con mis tíos en el patio.
Después de comer, deje el plato en el suelo, y acostado en mi cama, me puse a ver la tv. Me quede dormido, sin antes darme un baño ante de acostarme.
Quizás desperté más de la media noche. Sofocado porque el ventilador, no me daba del todo a mí. Me encontraba perdido, y poco a poco estaba orientado. Al bostezar más de una vez, miraba al techo y oigo ruidos. Sonó como un corcho, como chupón siendo descargado. Busco a los lados, y los más probable es que venga de al lado, al otro extremo del cuarto que hay otra cama. Giro la cabeza y me quedo viendo a la oscuridad; veo dos figuras, cuando el uno se monta sobre el otro, y el chillido de los resortes de la cama, me dijo todo lo que estaba pasando a mi lado en mi cuarto.
No daba con todo eso, mis tíos estaban cogiendo. Lo primero que me sorprendía era que eran dos hombres, pero lo otro que ignoraba, y me di cuenta del asunto, ya teniendo tremenda parazón de güebo. ¡Es que son hermanos!
Adrián es blanco, con pecas en los hombros, de cabello lacio y abierto como un libro, usa lentes, y a diferencia de este. Lucho es moreno y morocho, ancho de cuerpo y bajito, con entradas en la cabeza, y un fino bigotico que le adorna en los labios finos. Lucho es el mayor y es el tipo, que siempre se ha metido en problemas.
Le estaba dando duro, imagino que no se preocupaban que yo me diera cuenta que estaban cogiendo. O al menos eso creo. Apenas se oía como Adrián gemía, y luego oigo cuando lucho le sisea bajito, dando a entender que bajara un poco el volumen.
Solo veía un poco de sus figuras en la oscuridad, y eso me basto, para meter mi mano dentro de mi calzón, tocarme y aferrarme a mi güebo, jalármela suave, y con tan solo oír como cogían mis tíos, eso me basto para dejar todo mi calzoncillo lleno de mi semen espeso.
DOS
Hacía tiempo que no he cogido con una chica. Todo lo que veía, o lo más mínimo que rozara mi entrepierna con algo, tan rápido como gacela, mi verga se ponía toda tiesa.
Le oigo desde la cocina, Adrián venia hacia mí, tomo un vaso de agua y dijo; Adelaida y lucho se quedaron –.
No puedo verle a los ojos. Ha pasado tres días después de aquella noche, y aun no puedo sostener la mirada de mi tío Adrián.
– ¿Alex y las novias? – pregunta Adrián.
Andaba vestido solo con el short deportivo y el torso desnudo. No me dio una repuesta clara, creo que lo he puesto un tanto nervioso. Desde que llegue, no hecho más que otra cosa que pensar en mi sobrino.
Alto, de espalda ancha y flaco, pero muy bien torneado. Me mataba solo de verle, esa pequeña chiva, que lleva en la quijada. El cabello desaliñado, un tanto largo y oscuro. Ojos miel, y labios rojos un poquito hinchados. Deseo besarle.
Solo espero que esa noche, me allá oído gemir como una perra. No tenía ganas que lucho me cogiera, pero mi sobrino me calentó de solo verlo dormir. Antes que se acostara lucho, me sentí tentado a tocarlo, de solo acariciar un poco de su piel bronceada.
Ahora mismo Alex, está apoyado a la mesa donde está el fregadero. Me imagino a mí mismo, agacharme, bajarle el short. Ver como su verga toda templada rebota en el aire. Yo goloso, abrir mi boca y mamarle el trozo de carne, tanto como me gustaría que sea cierto.
No estaba prestando atención, me concentre en verle a la entrepierna, y Alex se ha dado cuenta. Los ojos de mi sobrino, están intranquilos. No saben a dónde ver. El incómodo momento, esta tenso. Siento que mis orejas, evaporan el calor de mi excitación. Mis pulsaciones la oigo, y el corazón parece estallarme. Es ahora o nunca… ¿Qué hago?
Al momento que se acercaba, mi verga cada vez se iba poniendo templada. Que iba hacer, y creo que solo viene a poner el vaso en el fregadero. El tío Adrián me ve directo a los ojos, le sostengo la mirada. De frente a mí, pasa la mano entre mi costillas y mi brazo derecho. Puedo sentir la fragancia de la colonia, la camisa de él, toca mi abdomen, teniendo tan cerca de mi tío, me da un escalofrió. Oigo cuando el vaso cae en el fregadero, cierro los ojos, y al abrirlo mi tío está mirándome.
Debió suponer, que yo no le iba aceptar el beso, pero aun así, me dio un suave beso en la mejilla, y poso la mano sobre mi pecho, para luego acariciarme hasta bajo. Tocando mis huevos, y apretujando mi erección.
Suspire hondo, y casi temblando. Solo me deje hacer.
Se agacho, olía mi verga por encima de la tela. Pego la cara, y restregó de mejilla a mejilla. Simulaba que mordía mi trozo de carne de lado. Luego bajo mi short junto con el bóxer que tengo puesto. Brinca mi verga toda durísima, rápido descapullándose. Se mostraba mi glande, rosado pálido, me estira el cuero, para luego saborear con su lengua sobre mi güebo. Se lo trago todo, completo, hasta pegar sus labios a los pelos de mi ingle. Con los ojos cerrados, se queda un rato con todo mi manduco adentro de la boca, luego abre los ojos, y me ve. No olvidare esa mirada, llena de ganas, de tanto deseo por mi hombría.
Un hilo se saliva cuelga, cuando el saco todo mi güebo de su boca. Saco la lengua y él solito se pegaba en la cara. Me saca un gemido, cuando ha chupado mis bolas. Le tuve que empujar, y logro ver su sonrisa en los labios.
Restriega la nariz en mis pelos, para luego mamarme el güebo, hasta succionármelo, creyendo que pronto le acabaría en la boca.
No quería verlo, solo cerré los ojos, y puse mi mano sobre su cabeza. Guiándole sus movimientos, sabia dar una buena mamada de güebo. Tenía una agilidad en la lengua sorprendente, sentía como masajeaba el tronco de mi verga. Con una mano sostenía mis huevos, solo hizo sujetar la base de mi miembro con dos dedos, luego prenso hacia atrás, y sin detenerme, los chorros de mi semen, salía eyaculados todos directos al fondo de su garganta.
En ningún momento dejo de chuparme el güebo. Quería tragarse toda mi leche. Vi cómo se saboreaba, como si un dulce estuviera probando…
TRES
Se suponía que solo era unos cuatros días que íbamos a estar en casa de mi hermana, pero Adrián aún no se quiere ir, y le he visto que no deja de ver a mi sobrino. Me pregunto si aún no le habrá tocado, o insinuado.
Ya vamos para una semana, y nada que nos vamos. La verdad tampoco, es que deseo irme, pero temo que Adrián haga algo loco.
Acostado en la cama, a pleno medio día, reposando el almuerzo que ha hecho mi hermana, recuerdo, y recuerdo… como lo prohibido se hizo deseo.
Después de hacerle el desayuno, Mireya Cambero se iba junto con Adelaida, que es la mayor de los tres hermanos, a vender hojas de tabacos, allá en la avenida cerca del mercado. Lucho ya tenía 17 años, todo un hombrecito, y Adrián se acercaba a los 13 años; consentido por ser el último, lucho se iba a trabajar más tarde al conuco, hasta el mediodía acompañaba al hermano menor.
Esa mañana, salió al patio, iba darles comida a los cerdos. Muy temprano había llegado otro muchacho, amigo de Adrián, se llama Álvaro; venía a jugar con el hermano de este.
Había terminado de darle de comer a los cerdos, entro, y cogió un trozo de pan en la cocina. Pero había mucho silencio, y se acercó a la habitación de ellos dos, asomándose lentamente, los vio, pero no dijo nada solo veía, como Álvaro siendo un poco más alto que Adrián, este montando encima, le culiaba.
Apenas sintió, cuando el güebo se le paro por completo. Se alejó de la puerta e hizo ruido en la cocina. No tardaron en salir del cuarto, simulando que no estaban haciendo nada.
Quizás era por ser el menor, y era consentido, pero lucho se imaginaba que Adriancito se veía muy niña; delicado, quebrando la mano.
Nadie estaba en casa, o al menos eso creía. Lucho llego alrededor de las 3:00 de la tarde. Cansado del trabajo en el conuco. Cuando fue baño, se deshizo del pantalón. Agarro una taza, y del pipote saco agua. Se echa el primer tazado de agua, el cuerpo moreno se moja todo. El agua cae por los enmarañados pelos de la ingle. Se ve, y se toca, rápido le crece; templado, el güebo es moreno, de grosor uniforme, de glande rojo y prensado. Esta caliente, con solo jalárselo hacia atrás, jadea intensamente.
La puerta de latón cede, y Adrián cae en el suelo lleno de piedra. Lucho salta todo asustado, y apena se cubre la tremenda erección que tiene.
Se da cuenta, que el hermano menor, se le queda viendo directo a la erección prominente que tiene. Lejos de bajarle un poco, lucho sentía que su verga, palpitaba más y más. Después lo que hizo fue sonreír, y Adriancito sonreía también. Se puso de pie y sacudía sus rodillas, lucho da la espalda, y Adrián se queda viendo anonadado las nalgas del hermano mayor. Súbitamente tenía una gran erección atrapada por el pantalón;
– ¿Por qué lo tenes tan grande? – pregunta el chico.
– Me hacia la paja ¿tú no te la haces? –
– Mostrármela ¿si va? –.
Lucho le da el frente, y muestra la virilidad de su entrepierna. Un güebo hermoso, brincando como loco; Adrián se acerca, su hermano está dando el chance, y lo coge con la mano. Le da un escalofrió, sentir en la palma de su mano, aquel trozo de carne morena; le palpita, y como un instinto, aprieta con la mano. Lucho jadea, y le toma, agarrándole, le indica cómo le va a pajear. Pero se sorprende, Adrián se arrodilla y abriendo la boca, le chupa el glande. Lucho apenas se contiene, ve como su hermanito está mamándole el güebo; experto mueve la lengua, y saborea todo el sabor que pueda sentir.
Le jalo del cabello, y luego bombeando la cintura, le cogía por la boca. Lo atragantaba todo, y sintiendo como la lengua de Adrián le pasaba la puntica por la abertura del glande, lucho no se contuvo más, y apretujando la cabeza del chico contra él, le acabo todo el semen en la boca.
Fue esa vez, la primera vez que Adrián se comía los mecos de su hermano mayor.
CUATRO
Recordando todo aquello, me quede dormido sin pensarlo. Soñoliento me levanto, pero aún me quedo sentado en la cama. No se oía nada, salgo de la habitación, y en la sala nadie esta. Me asomo al porche y tampoco no hay nadie. Después de haber ido al patio, regreso, y me asomo a la habitación de mi hermana, creía que iba a verla acostada, pero no fue así. Ya dentro de su cuarto oigo ruido, que viene del garaje. Me acerco a la ventana del cuarto, y detrás de la cortina, me pongo a ver, y lo veo todo. Mi verga se puso dura, cuando veo como Alex le está dando por el culo a su tío Adrián.
No me ha cogido por sorpresa, creo que en el fondo ya sabía que esto debía estar pasando.
Adrián se afincaba a una caja alta hecha de latón. Levantaba el culo, con el pantalón abajo; mi sobrino detrás, y con solo la verga afuera del short, colocaba el güebo y se lo manda hasta al fondo. Cogía como todo adolecente, con un movimiento de cintura muy tensa. Pero aun así, disfrutaba como su manduco era apretado por el culo de Adrián. Este toda una perra, bombeaba el culo hacia atrás, y estirando el brazo, le apretaba por las nalgas, para que Alex más le afincara hasta al fondo.
El muchacho le agarro por la cintura, y mandándole todo hasta lo profundo, se cogía a mi hermano sin compasión. Estaba a punto de sacarme el güebo, y darme una paja o mejor, ir con ellos y coger al puto de Adrián junto con mi sobrino. Pero me quede ahí, viéndolos como cogían. Alex experimentaba como iba aflojando las remetidas que daba; aflojando cada vez más el movimiento de cadera.
Cuando me quedo viendo, como Alex se afincaba muy apretado al culo de Adrián, el chico le estaba acabando adentro. Fue una ocasión única, y ver como las nalgas de mi sobrino se contraían, y por como gemía, con solo tocarme por encima, acabe como nunca y moje todo mi pantalón.
Salí de ahí de la habitación y me fui al baño, a limpiarme. Cuando he salido, Adrián estaba en el porche sentado como si nada. Me siento con él, y era curioso; no me daba vergüenza pedirle culo, pero sentía pena decirle que lo he visto coger con el sobrino. Solo le pregunte donde estaba Alex, y me contesto que había salido a la bodega.
Estaba casi seguro que lucho lo sabe. Debió verme, pero aun así, no quiero decirle nada todavía. Mi sobrino coge rico, sentir, como su verga se expandió dentro de mí, ha sido lo mejor que he sentido.
Salió de la casa, asustado, como si, se estuviera arrepintiendo. Lo comprendo, pero ahora el cagado soy yo.
Me levanto, el silencio de lucho me tiene mal, también. Sé que él lo sabe, me ha visto, estoy seguro.
Le digo que voy a montar el agua, para hacer café. Lucho me pregunta por Adelaida, le respondo que hace rato que ha salido. Con esta conversación hemos bajado un poco la tensión. Pero aún me sigue preocupando mi sobrino. Si le dice algo a Adelaida, me moriría de vergüenza.
CINCO
La última noche, que estuvieron en casa aquella vez. Nos acotamos todos juntos. No sé hasta qué punto mi tío lucho tenía el sueño profundo, pero como más de la media noche, Adrián se levanta, como no había conciliando el sueño, lo veo cuando se ha puesto de pie, creía que iba al baño, pero viene hacia mí. Tan rápido como pudo, me manoseo la entrepierna, estaba mi güebo aguado, pero cuando el salió de la habitación, ya era porque se me ha puesto dura.
El corazón me empezó a latir rápido. Aquella emoción de saber o no saber si mi tío lucho dormía sí o no, me excitaba que jode. Y tampoco sabía, si mi tío Adrián estaba esperándome en el baño.
La idea, que fuésemos descubiertos, me pone burda de caliente. Ya ha pasado mucho desde que se levantó mi tío, me levanto y sin hacer ruido salgo de la habitación. Cruzo la sala y el pasillo que da a la cocina, y luego llego hasta el baño. Solo hice medio empujar la puerta, con la luz apagada mi tío estaba esperando ahí sentado en el excusado.
Me agarra de la mano, y me atrae hacia él, de una baja mi calzoncillo y se mete mi verga en la boca. Me da unas chupadas intensas, que tuve que sostenerme de su cabeza.
Con mucha más confianza que las otras veces, le agarro fuerte y lo cojo por la boca, sintiendo como el, con sus labios apretaba mi miembro, disfruto cada mamada que me está dando mi tío Adrián.
Al levantarse, se bajó el short rápidamente. Apoyo las manos sobre el lavamanos, y poniendo el culo en pompa, me coloco detrás de él, le apunto mi güebo, y sin perder el tiempo, se lo mando hasta al fondo.
El culo de mi tío, esta apretado, pero seguro que bastante güebo ha llevado. Pujaba como perrita en celo, le daba tan duro, que las embestidas sonaban. Tuve que calmarme un poco y le empecé a darle suave. Cuando empujaba mi miembro viril, sentía como los anillos del ano, se abrían, dando paso al grosor de mí manduco. Se lo metía hasta la patica, luego salía lentamente, para darle con todo en la siguiente embestida.
Me pidió que le acabara adentro. Me lo cogí rapidito, y así mismo lo prense hasta al fondo; eyaculando en su culo hasta no vaciarme por completo no me salí de adentro. Ya al finalizar, me limpie, y salgo del baño, dejándolo ahí sentado, imagino que iba a expulsar todo mi semen que le he dejado en el recto.
Como todo estaba oscuro, y mirando hacia abajo, no me percato y choco con alguien. Salto del susto, lo peor que podía ser, es que fuese mi madre, pero no fue así, ha sido mi tío lucho. El también parece haberse asustado, pero luego me pasa la mano por el hombro, y sin decir nada, pasa por mi lado directo al baño. Yo seguí al cuarto, imaginando un montón de cosa, mi tío lucho iba a descubrir, que también yo a igual que él, no estamos cogiendo a mi tío Adrián.
Acostado, y enrollado con la sabana, me decía a mí mismo; de algo estoy seguro, que mi tío lucho tampoco puede hablar.
Sin preocuparme más, al otro día, como a la 10:30 de la mañana, ellos ya se iban. Ambos me dieron un abrazo, como si nada hubiese pasado…
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