Tino, mi perverso vecino, me rompe el culo en su casa 2 parte.
Me sujeté a su cabeza enredando mis manos sobre su pelo, mientras quedaba mirando exhorto como le colgaba bamboleándose, aquella enorme pija, de la cual colgaban 2 enormes cojones al viejo y perverso de nuestro vecino tino. Dios, como podía entrar aquella cosa por el agujero de nuestro culo. .
Justo había sonado el timbre de la casa del perverso de mi viejo vecino, Tino, cuando este había terminado de darme por el culo teniéndome completamente desnudo en el comedor de su casa, donde recostado sobre la mesa del comedor, me había sodomizado, rompiéndome el culo y preñándome con su semen.
Me había ordenado quedar allí desnudo cuando este, poniéndose aquella ridícula bata, fue a abrir la puerta. Escuché como abría, saludaba a alguien y a los pocos segundos se volvía a cerrar la puerta. Parecía que alguien había entrado y ahora se podía oír como venían ambos hacia el comedor, que era donde yo estaba desnudo por completo, recién sodomizado, con el culito algo dolorido, y la polla volviendo a ponerse erecta a causa de la excitación que tenía.
Sin saber quien podría ser, a cada segundo que pasaba, me ponía más nervioso. Se podía escuchar como venían para el comedor, y me verían allí completamente desnudo con la polla medio tiesa y enrojecida. Dios no sabía como ponerme, estaba a punto de recoger mi ropa y empezar a vestirme, cuando por instinto puse mis manos tapando mi polla y genitales, en el momento que hacían aparición en el comedor, El perverso de mi vecino Tino, junto al jovencito de mi vecino de puerta, Luis.
¡Ufff! Resoplé aliviado al ver que se trataba de mi jovencito vecino Luis. Al verme allí desnudo por completo, tratando de tapar el empalme que tenía con mis manos, la cara enrojecida por el miedo y la vergüenza de que me vieran en aquella situación en el comedor del perverso y viejo vecino había entrado en pánico. Menos mal que era mi jovencito vecino Luis.
El muy cabrón del viejo y perverso de Tino, venía sonriente y satisfecho, por fin había conseguido tenernos a los 2 juntos en su casa.
Mi jovencito vecino, Luis, al verme allí desnudo por completo, con mis manos tratando de tapar mi polla semi erecta, junto a mis genitales, con la cara enrojecida, quedó parado nada más entrar en el comedor, mirándonos ambos a los ojos. Parecía que se había sorprendido al verme allí, pero realmente lo que le sorprendió, fue ver que ya estaba desnudo por completo, dándose cuenta de que el viejo de nuestro vecino, ya me había dado por el culo. Pudo ver como estaba revuelta la mesa, y debajo de esta todavía podía verse salpicada parte de mi corrida, así como mi ropa esparcida por el suelo.
Hola, saludó mi jovencito vecino, alargando el saludo en clara sorpresa por verme en aquella situación.
Hoo hola, contesté aliviado al saber que era Luis, sin saber que hacer ni moverme de donde estaba, enrojecido y muerto de vergüenza.
¿Qué pasa? No creo que os sorprendáis de veros así. Anda Luis, pasa de una vez y ve desnudándote, así estaremos todos igual, decía el viejo y perverso de Tino, dándole una palmadita en el culo a Luis.
O mejor espera, primero quiero ver como os saludáis, y como os vais metiendo mano uno a otro. Que Dani te vaya desnudando, mientras os metéis mano. Quiero que me excitéis, quiero ver lo que hacéis cuando estáis los 2 solos. Venga Luis, abrázate a Dani y métele mano, que ya te lo he dejado bien caliente y salido. Yo ya me lo he follado, ahora quiero veros follándoos los 2.
Luis, mi jovencito vecino se acercó a mí, y dudando mientras no dejaba de mirarme a los ojos, llevó su mano a mi polla agarrándola, a la vez que la empezaba a acariciar. Yo por instinto sujeté su mano con la mía, a la vez que exhalaba un gemido, al notar su mano acariciar mi sensible y enrojecida polla.
¡Ohhh ooohhh! Gemí sujetando su mano con la mía, mientras con la otra me apoyaba poniendo la mano sobre su cintura.
Luis al ver mi reacción y escuchar mi gemido, se abrazó más a mí, empezando ambos a besarnos como auténticos salidos. Claro que estábamos ambos salidos, estábamos calientes y excitados, ambos estábamos deseosos de sexo.
Empezó a morderme los labios mientras me agarraba la polla acariciándomela, y yo mientras me retorcía dando gemidos, empezaba a aflojarle el cinturón.
Estaba deseando tenerlo desnudo junto a mí, por lo que, sin perder tiempo, apuraba a quitarle el pantalón y bajarle el slip y así poder tener su polla en mis manos. Quería ser follado de nuevo, y ardía por tener dentro mía, la verga de mi jovencito vecino.
Dios, que sensación de placer tuve cuando conseguí bajarle el pantalón junto al slip, pudiendo tocar sus genitales y polla, el cabrón estaba con un empalme de campeonato. Le empecé a acariciar la polla que ya conocía y que había saboreado en múltiples ocasiones. Agarrándola con mi mano, la iba meneando a la vez que le acariciaba los genitales.
Mientras nosotros nos metíamos mano e iba desnudando a mi jovencito vecino, El perverso de nuestro vecino, Tino, nos contemplaba sonriente con cara de lascivia. El muy cabrón además de estar disfrutando, viendo cómo nos besábamos y metíamos mano acariciando nuestros jóvenes cuerpos, había empezado a sacarnos fotos. Que hijo de puta, claro que, con la excitación, la calentura, lo salidos y ganas de sexo que teníamos en aquellos momentos, no le dimos mayor importancia, seguimos con lo que estábamos haciendo sin prestar atención al perverso de Tino.
Ya tenía desnudo por completo a mi vecino Luis, mostrando una polla enrojecida e hinchada, al igual que ya se estaba volviendo a poner la mía, cuando noto por detrás mía, las manos del perverso del viejo, Tino, sujetarme por las caderas, a la vez que se pegaba a mi espalda y me susurraba al oído:
¡Ay maricón, como me pones! Me gusta el culo tan sexi que tienes, tienes un culito que me vuelve loco, me susurraba, lamiendo y mordisqueando la oreja y cuello, mientras mi jovencito vecino mordía y chupaba mis labios. Nos chupábamos la lengua uno al otro saboreando y compartiendo nuestras salivas, mientras yo le acariciaba la polla y genitales con una mano, igual que me estaba haciendo él.
Susurrándome así al oído el perverso de Tino, mientras me sujetaba con sus manos por las caderas, dio un movimiento a su pelvis, clavándome toda la pija en mi abierto y ardiente culito.
Dios, me había enterrado toda la polla en lo más hondo de mis entrañas, con una facilidad pasmosa. Eso fue por lo caliente y excitado que estaba, además de lo abierto y resbaladizo que aún tenía mi agujerito, después de la follada que hacía 15 minutos me había dado el perverso de Tino.
Que hijo de puta el perverso del viejo, el muy cabrón era insaciable, además de una tremenda polla y pelotas, tenía un aguante descomunal. Ya me volvía a tener empalado en su mástil el muy hijo de puta, de una estocada me había ensartado toda su virilidad.
Yo al notar como me ensartaba toda su hombría, di un respingo abriendo los ojos y la boca a la vez que emitía un suspiro, gimiendo al notar como volvía a ser sodomizado, ¡ohhh ooohhh! Exhalé aferrándome a mi jovencito vecino, Luis.
Este al ver como el viejo de Tino me había ensartado su polla, quedando mi cabeza mirando al techo, empezó a morderme el cuello y nuez de Adán, haciéndome que me aferrara más fuertemente a él, a la vez que yo empezaba a gimotear de tanto placer que estaba sintiendo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba aferrándome fuertemente con mis manos a los brazos de mi joven vecino.
Así maricón, así, mira cómo gozas, pedazo de puta. Me gusta lo sexi y caliente que eres, te voy a preñar bien preñado, cabrón, gritaba el perverso de Tino, ensartándome una y otra vez su verga.
Anda maricón, quiero que te inclines y le chupes la verga a nuestro vecinito, Luis. Luego quiero ver como te da por el culo y ver cómo disfrutas con su polla en el culo.
Haciendo lo que me ordenaba, mientras me apoyaba en mi jovencito vecino, a la vez que el cabrón del viejo me daba por el culo, me fui inclinando, notando como la polla del muy cabrón entraba con más facilidad, hasta llevarme la joven, hinchada y enrojecida polla de mi vecinito, Luis, a la boca, engulléndola como el más rico y sabroso de los manjares.
Dios, tragaba y chupaba aquella polla como un desesperado, estaba caliente y excitadísimo a más no poder. Ya tenía la polla dura y tiesa de nuevo, y solo pensaba en ser follado y que me preñaran de leche.
Mi jovencito vecino, Luis, al sentir mi boca chupando y tragando su rica y sabrosa verga, me agarraba la cabeza e impulsaba su pelvis haciendo que tragara su polla hasta los mismísimos cojones. No dejaba de jadear y mover su pelvis follándome la boca.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Jadeaba moviendo su pelvis mientras me introducía su polla en la boca. Al mariconcito le gustaba que le apretara con mis labios la cabeza de la polla y le succionara el glande rozándole con la lengua el frenillo. A él eso le volvía loco, y yo lo sabía por las veces que lo habíamos hecho tanto en mi casa como en la suya.
De repente el perverso y viejo de nuestro vecino, Tino, sacó su polla de mi culo, diciéndonos que ahora íbamos a cambiar. Vamos a cambiar, no quiero que os corráis tan pronto, quiero teneros bien excitados y calentitos. Ahora vamos a abrirte tu culito, Luisito. Vamos a darle de comer que seguro se está muriendo de hambre ese culito vicioso de maricón que tienes.
Joder, que ganas de pegarle una patada en los cojones tenía. Con lo que estaba gozando, y va el muy cabrón y me corta de repente aquel tremendo disfrute que tenía. Sudando y caliente como estaba, no me quedó más remedio que erguirme, poniéndome de pie y esperar a ver que era lo que iba hacer con nosotros ahora.
Mirando para la tremenda polla que le colgaba y que me había metido por el culo, el perverso de nuestro viejo vecino escuchaba como nos ordenaba que ahora me chupara la verga mi jovencito vecino, mientras el lubricaba el culito de este para que luego yo lo sodomizara.
El cabroncete de mi vecinito no esperó más, inclinándose mientras se agarraba a mis caderas, engulló de una atacada mi enrojecida e hinchada polla. Joder con que destreza se tragó el muy maricón mi polla. El cabrón se veía Caliente y desesperado. Estoy completamente seguro de que estaba deseando que le abrieran el culo y le metieran una buena polla por él, si yo era maricón, el siendo más joven que yo, era todo un vicioso y tanto o más maricón que yo.
Suspiré al sentir sus labios chupar mi sensible y enrojecida polla, ¡ooohhh ohhh! Exhalé al sentir aquellos labios chupar mi verga.
Me sujeté a su cabeza enredando mis manos sobre su pelo, mientras quedaba mirando exhorto como le colgaba bamboleándose, aquella enorme pija, de la cual colgaban 2 enormes cojones al viejo y perverso de nuestro vecino tino.
Dios, como podía entrar aquella cosa por el agujero de nuestro culo. Realmente estaba alucinado de lo que nuestros jovencitos culos, podían tragarse. Y es que nuestros rabos al lado de aquella verga, se veían ridículos.
El muy cabrón y perverso de nuestro viejo vecino, abriéndole más las piernas a mi jovencito vecino, llevó sus manos a los cachetes de su culito, y luego de pasarle la mano impregnada de saliva, por su ano, metió un dedo en su agujerito, dando este un leve estremecimiento. El mariconcito, ni siquiera dejó de chuparme la polla cuando Tino le metió un dedo por el culo, solo se estremeció un poco siguiendo inclinado chupando mi polla mientras el viejo de Tino, le iba abriendo con sus dedos el culo.
El viejo y perverso de Tino, agachándose a la vez que le abría los cachetes del culo con ambas manos, llevó aquella larga e inmensa lengua, empezando a lamerle el rosadito ano de mi joven vecino. Le abría los cachetes con sus manos, hundiendo aquella lengua en su ojete, donde hurgaba lamiendo con la punta de aquella larga lengua.
Ahí sí, ahí el vicioso y maricón de mi vecinito, no se pudo resistir, además de retorcerse a la vez que se estremecía, soltó unos gemidos agarrándose fuertemente a mis caderas.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía como una yegua en celo, abriéndose todo lo que podía de piernas.
El viejo y perverso de nuestro vecino, después de hurgar y lamer con su lengua el agujerito y haberle dilatado el esfínter con sus dedos, poniéndose de pie, dijo que ya estaba listo.
Ya tienes bien abierto y dilatado el culito, pedazo de putita, tienes el ojete que te está chorreando, decía dándole unas palmadas en el culo. Ahora quiero ver como te da por el culo tu vecino Dani, quiero ver cómo te coge, decía.
No hizo falta que dijera nada más, el muy vicioso y maricón de mi vecinito, sacándose mi polla de la boca, me agarra de la mano, llevándome hacia el centro del comedor, se echa al suelo poniéndose a 4 patas, esperando a que yo lo montase.
El muy maricón de mi vecinito, se movía totalmente desinhibido por aquel comedor. Se notaba que ya había estado allí otras veces manteniendo relaciones sexuales. Con toda seguridad, allí ya se lo habría follado el perverso de nuestro viejo vecino.
Colocándome detrás de mi jovencito vecino, me puse de rodillas, y al igual que en otras muchas ocasiones que lo habíamos hecho en nuestras casas, pegándome a él mientras este abría las piernas y se agachaba poniendo los hombros y cara sobre el suelo, le fui metiendo mi verga por el culo, quedando ambos acoplados.
Los 2 jadeábamos allí acoplados, yo con la verga dentro de aquel culito que tan bien conocía, con mi pelvis pegada a su jovencito culito, empezando a bombear aquel culito como lo había hecho en muchas otras ocasiones.
Mientras yo y mi joven vecino copulábamos, allí desnudos por completo en la casa del perverso de nuestro viejo vecino, el muy cabrón del viejo Tino seguía sacándonos fotos de nuestro acto sexual. Si antes nos había amenazado con revelar lo que hacíamos, ahora el muy cabrón además disponía de pruebas donde se nos podía ver desnudos por completo realizando el acto sexual. Ahora el cabrón tenía fotos con las que podía chantajearnos y hacernos lo que le diera la gana.
Así que se cansó de quitarnos fotos y mirar cómo follábamos, el muy cabrón nos ordenó que nos levantáramos.
Que hijo de puta, cuando estábamos en lo mejor, nos volvía a interrumpir, dejándonos calientes y excitados como burros. Con ganas de estrangularlo, saqué mi polla del culito de mi joven vecino. A ver que ostias se le ocurría ahora al viejo aquel.
Al cabrón no se le ocurrió otra cosa que colocarnos a los 2 de pie, apoyados sobre la mesa del comedor, y allí recostados con el pecho sobre la mesa, abiertos ambos de piernas, al igual que si fuéramos yeguas amarradas, listas para ser montadas por el macho y ser así acopladas.
Una vez colocados de pie tumbados sobre la mesa como nos había ordenado, empezó aquella caliente y excitante cópula.
Primero le introdujo aquel enorme y sabroso rabo por el culo, al jovencito de mi vecino, haciéndolo chillar y gemir de placer, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh!
Dios, mi polla había dado un respingo al escuchar como gritaba y gemía mi joven vecino. Ambos estábamos agarrados por las manos, entrelazando nuestros dedos, y noté como apretaba mi mano mientras una corriente eléctrica recorría mi espina dorsal. Relamía con mi lengua los labios, deseando sentir dentro mía aquella verga que se estaba follando a mi vecinito.
Después de darle unas ricas cogidas, el perverso y viejo de nuestro vecino, le sacó la polla, pasando a ensartarla en mi ardiente y caliente culito.
Me hizo abrir más de piernas, y colocando la punta de su verga sobre mi caliente agujerito, agarrado a mis caderas, dio una envestida de pelvis, enterrándome toda la polla en mi abierto y resbaladizo agujero.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí a la vez que me estremecía, notando como mi culo se abría dando paso a aquella polla que volvía a profanar mi ardiente y caliente culito.
Dios, notaba pegar su pelvis contra los cachetes de mi culo y sus enormes pelotas golpear la entrada de mi ano, mientras se deslizaba por mis entrañas la verga de mi viejo y perverso vecino, rozando y golpeando mi próstata, haciendo al igual que había hecho anteriormente mi jovencito vecino, gritar gimoteando mientras mi cuerpo se estremecía retorciéndome de placer, a la vez que apretaba mi mano contra la de mi vecinito.
Sin poder aguantarnos, tanto mi vecinito como yo, mientras el cabrón del perverso de nuestro viejo vecino copulaba conmigo, girando nuestras cabezas nos miramos a los ojos, empezando a comernos a besos mientras el hijo de puta de nuestro vecino nos sodomizaba allí recostados sobre la mesa, como si fuéramos yeguas dispuestas para la copula.
Después de tenernos un buen rato allí dándonos por el culo a ambos, el perverso del viejo vecino se corrió dentro del culo del jovencito de mi vecino, mientras soltaba unos fuertes gruñidos.
Ya, ya me corro, ya me corro, gritaba ensartando salvajemente la polla en lo más hondo de el joven culo de mi vecinito.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh! Gruñía el cabrón derramando su leche en las entrañas de mi vecinito.
El viejo mientras recuperaba el resuello, daba palmaditas a mi culo, diciéndonos lo bueno y ricos que estábamos.
¡Ay putitos, que follada más rica! Como me habéis hecho gozar. Hoy si que he disfrutado de 2 ricos y sabrosos culitos. Nos decía el muy cabrón, recuperando la respiración.
El muy cabrón había gozado como nunca con nuestros culitos, pero nosotros, todavía estábamos con la polla tiesa y a punto de reventar. La de mi jovencito vecino, se la veía enrojecida e hinchada, con la punta toda brillante. La mía, al igual que la suya, enrojecida e hinchada, no paraba de gotear semen, estando toda pringada.
Bueno, dijo después de que saliera la polla del viejo, saliendo del culo de mi joven vecino. Ahora ya podéis correros, Así que quiero ver cómo preñas este sexi y rico culito, decía a mi joven vecino, dándome unas palmadas en mi culo.
Por supuesto que aquello no hacía falta que lo repitiera, con lo caliente y excitados que ambos estábamos, no tardamos nada en estar ambos acoplados.
Sin perder tiempo, mi jovencito vecino colocándose detrás mía, me ensartó su polla en mi desesperado y caliente culito, empezando un frenético mete y saca, hasta que se corrió dentro mía.
Se escuchaba nuestros jadeos y gemidos, y el plof plof plof, plof plof plof, de su pelvis golpeando los cachetes de mi culo mientras me daba por el culo.
No tardó nada en empezar a correrse mi vecinito. Enseguida pude notar como su polla palpitaba dentro de mi culito. Este aferrándose a mis caderas, daba unas fuertes y profundas envestidas, empezando a soltar toda su lechita dentro de mi ardiente y caliente culito.
Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba llenándome el culo de leche, dejándome preñado con su esperma.
Una vez hubo descargado todo su semen dentro mía, y repuesto de la cogida que me había dado, me ayudó a incorporarme, y dándome la vuelta, se agachó delante mía, llevando mi enrojecida, pringosa e hinchada polla a su boca, empezando a chuparla como si le fuera la vida en ello. No pude aguantar ni 20 segundos, al notar como succionaba y acariciaba mis bolas con su mano, empecé a correrme en su boca.
¡Ohhh me corro! Me corro, me corro, gritaba yo agarrándome a su cabellera, mientras me corría en su boca.
Al cabroncete de mi jovencito vecino, le encantaba que me corriera en su boca, le gustaba beberse mi leche y dejarme los huevos bien exprimidos.
Aún el cabronazo del perverso y viejo de nuestro vecino, Tino, nos estuvo quitando fotos, mientras estuvo dándome por el culo y corriéndose dentro mía, mi vecinito, y como me chupaba la polla, tragándose toda mi corrida.
Después de limpiarnos y vestirnos, el muy cabrón del perverso y viejo de nuestro vecino nos dijo que teníamos que volver a quedar para otro día. Que teníamos que ir un día a Miño, pueblecito que está a 25 o 30 minutos de La Coruña, que quería tenernos todo un día para gozar de nosotros.
No sé si va a poder ser, le dijimos ambos a la vez. Pues a ver como lo solucionáis, nos dijo. Podéis decir que vais a la playa con los amigos, y que quedaréis a comer allí. Así que arreglaros como podáis, que uno de estos sábados o domingo, quiero teneros a ambos allí. Ya veréis que bien lo vamos a pasar, y si puede ser, quiero teneros el sábado y domingo. Podéis decir que vais a casa de un amigo y que quedaréis allí a dormir.
Ya me pondré en contacto con vosotros para deciros el día.
Y medio preocupados por lo que se nos venía encima, salimos del piso del perverso y viejo vecino, Tino. Llevábamos el culo bien abierto, preñado de leche, y con la calentura aplacada. Pero eso sí, algo preocupados por el chantaje al que nos estábamos viendo ambos sometidos.
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