Tío Kennett
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
De mi les diré que soy un joven, que comienza a disfrutar de la vida, a tener mas independencia y responsabilidad, en mi vida diaria.
Soy de mediana estatura, peso en proporción a ella y tengo un problemita, que antes me acomplejaba (aunque por causa de mi tío, ya lo superé) y es, que mi trasero es muy femenino…nalgas redondas, paradas, firmes, lampiñas, que me han traído problemas con los amigos de los colegios, que he estudiado a través de los años, por piropos mal intencionados, tocadas disimuladamente y roces atrevidos, que no niego muchas de las veces me han alagado y me han echo subir mi autoestima, según de quien vengan. Quizás por estos sucesos, cuando mi sexualidad comenzó a aflorar, me empezó a gustar mi tío Kennett y soñaba con él dormido y despierto. Era el motivo de mis fantasías, de mis masturbaciones y pensamientos.
Tío Kennett, tendría entonces unos 24 años y ya estaba casado, pero nos frecuentaba mucho. Siempre él, me ha querido mucho desde niño y yo a él. Nuestra confianza era tal, que él me besaba casi, de piquito los labios y me daba nalgadas en broma, que me gustaban mucho y nos reíamos a carcajadas. Yo por mi parte, no perdía oportunidad en nuestras salidas a días de campo, playa, paseos en familia, etc. etc., de tratar de ver sus genitales o de insinuarme para que me tocara mis nalgas.
Varias veces, en orinales públicos, de a dónde ibamos lo vi orinar y asi podía ver ligeramente, su linda verga. Un día de esos, él como que se dió cuenta, de mi actitud y se lo sacudió mas de la cuenta y una fuerte erreción se apoderó, de aquel rico pedazo de carne. No le quité mi vista de encima y tío Kennett me dijo, mira como estoy, es que tu tía no me quiere dejar follarla, en estos días porque está en regla, en esos días del mes. Sentí un escalofrío, en mi cuerpo y la carne, se me puso de gallina. Que grande la tienes tío, le dije sin pensarlo, dos veces. El siguió como si nada y me explicó, que yo ya la tendría igual o mas grande. Ese fue, el principio de todo.
Esa primera vez, él pernoctó en casa con mi familia, ya que su esposa, mi tía Laura, tenía a su mamá muy enfermita, y la iba a cuidar, en el Hospital esa noche. Mi madre le hizo un pedido, de que él durmiera en mi cama y yo en el suelo en un matre de aire. Ay mámá, interrumpí yo, mi cama es grande y cabemos perfectamente ambos…y noté que una gran y pícara sonrisa, se dibujó en el rostro, de mi tío. Esa noche me esmeré en mi aseo, me puse un calsonzillo rojo, que me hacía lucir, espectacular mis nalgas y le dije a tío, que yo dormía asi, nada de pijamas, que aún, con aire acondicionado, me daba calor.
Mi corazón, parecía que se me iba a salir del pecho…lo sentía en la garganta, cuando caminé por la habitación y me contonié, como luciendo mis nalgas. El entonces me dijo que él era igual, que dormía en jockies.
Que hermoso era, con solo ese calsoncillo blanco, tipo jockie que mostraba un rico bulto, en su centro. Mi tío es bello de pies a cabeza! Nos acostamos a dormir y yo me puse de posición de cucharita, con mi trasero hacia él. No podía dormirme y hablabamos tonterías…pero en eso yo, sentí como un roce, de su bulto en mi raja…que delicia fue sentir eso, que excitación! Disimulé y eché mi culo, más hacia atrás como acomodándome, acurrucándome. Aquella verga estaba a mil, y él, me tomó por la cintura y me la comenzó a restregar, entre mis nalgas. Yo sin virarme, hacia él, eché mi mano, hacia atrás y se la agarré fuertemente, Dios mio creía que me venía, de solo cogerla, que pingota! Tío estaba sumamente caliente y me dijo bajito que se la mamara, y yo, no, me hize esperar.
Me deslizé hacia abajo, entre los dos bajamos, casi completo su calsoncillo y comenzé a comerme aquel exquísito manjar. Tío Kennett, me acariciaba el cabello y gemía quedamente, como para que no lo escucharan, y pasaron solo unos minutos, cuando ya una de sus manos recorría todo mi trasero, se humedeció un dedo con saliva, y comenzó a penetrarme, mi hoyito de a poco…eso era la sensación, mas deliciosa que yo hubiera experimentado, en toda mi vida. Me dijo, Charlie, ponte boca abajo, y yo bajo protesta, me saqué de la boca, su rica verga. Tío me quitó los calsoncillos y mi culo quedó a su disposición… lo paré más, y él, me dijo al oído, no sabes cuanto he deseado, este momento, aunque esté mal. Yo le animaba, tío yo tambien quiero, hace mucho, tu lo sabes. Me fue pasando su lengua, por las orejas, el cuello y bajó punteándome toda la espalda, creía que me moría del placer y el gusto, gemía, y me movía.
Esa lengua, se apoderó de mi culo, haciendo de el, lo que quizo, mi primer beso negro, fue una maravilla y los líquidos preseminales me mojaban todo. Me dilató con sus dedos, pero la cabeza de su verga, fue la que hizo estragos en mi hoyuelo, rompiéndomelo. Relájate me decía, Charlie relájate, porque yo, me trincaba y apretaba el culo, como en defensa, de aquel enorme puñal de carne, que me apuñalaba, que me rompía el culo por primera vez…no es fácil amigos, no es fácil, pero es extraórdinario, exquísito e inolvidable! Con el susto que tenía yo, seguimos tratando y yo no lo soportaba, me dolía muchisímo, pero yo le dije, tío untate vaselina, yo tengo ahí en la gaveta del gabinete, por favor, es que me duele muchoooo!
Y entonces se untó y me lubricó a mi, y así aquella verga, entró ya mas suave y me la enterró hasta las bolas. Superado el dolorcito y la molestia, comenzé a disfrutar de aquella cosa, tan rica que me hacía, mi tío. Me estoy comiendo un faisán, me decia suduroso, que buen culo, Charlie, nunca había cogido un culo, como el tuyo, y menos romperlo, eso es mio desde hoy y para siempre, papito…y me daba y me daba y yo mas le paraba las nalgas y me abría, los cachetes, las nalgas, para que tía Kennett, me la clavara toda, sin dejar nada, si se salía en sus frenéticas embestidas, me la enterraba de nuevo y yo gemía de placer. Lo escuché gemir y su entrecortada respiración, me decía que me inundaba de leche, sus sudor caía, en mi cuello y espalda, eso es lo mas, lindo que yo, había vivido hasta entonces.
No hubieron besos de boca ni los ha habido, jamás entre nosotros, solo de píquito, encima de los labios. Aun así, no hay nadie, como él. Esa noche, nuestra primera noche, me llevó al paraíso tres veces, la última, se la exigí, yo mismo, romanticamente.
Fornicamos cada vez, que hay la oportuindad, y no, nos arrepentimos. Con tío he descubierto, todos los placeres sexuales, todas las posiciones y lo adoro. Le he dado toda mi juventud y él dice que es dichoso, de tener el sobrino con el culo mas., rico del planeta, ja, ja, ja…nos lo disfrutamos mucho a las escondidas….y ese miedo, a que nos descubran!
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