Tocamientos
Estos son otros recuerdos de cómo me manoseaba siendo niño. Espero les gusten..
Tocándome
Tenía más o menos 10 años.
Mi pequeño pito, de unos 5 centímetros, estaba siempre en estado de reposo. Pero de un tiempo atrás recordaba con frecuencia los juegos sexuales que tuve de niño con mi prima y que ya he contado aquí.
Sentía la necesidad de darme placer.
Varias veces, al ir al baño, ya que había terminado de orinar y de defecar, me quedaba un rato allí, sentado, tocándome el pito.
Me tocaba los huevitos y acariciaba mi pito. El pellejo me cubría completamente la punta, así que cuando meaba, los orines salían de entre la piel arrugada de la punta y, a pesar de ser tan curioso, no me lo sacudía. Pero a través del pellejo, sentía una especie de pelotita, que frotaba un poco con la propia piel. Era una agradable sensación.
Una vez, mientras estaba sentado después de evacuar, empecé a tocarme con más insistencia la punta del pito. Separé el pellejo y metí un dedo hasta tocar algo más firme por dentro.
Era la pelotita, Apreté con el dedo y luego lo retiré. Al despegarse mi dedo de la pelotita, sentí más rico que con el frotamiento que el daba con la piel.
Repetí la operación dos o tres veces más. Aunque no recuerdo si se me puso duro, sí disfruté esa nueva caricia.
Me vestí y me fui, pero ahora, cada que entraba al baño, no perdía la ocasión de tocarme de aquel modo.
Las semanas pasaron, y en otra ocasión , llegó el momento en que mi curiosidad me llevó a querer saber cómo era la bolita que producía placer, así que de nuevo en el baño, acariciándome el pito, tomé la piel arrugada de la punta y lentamente empecé a bajarla.
No pude bajarla toda, apenas se asomada la bolita y me empezaba a doler, parecía que la piel estaba muy ajustada.
Pero eso me permitió tocar la puntita con algo más de libertad y el efecto era el mismo: colocaba mi dedo sobre aquella punta y apretaba un poco, parecían pegarse ambas pieles y luego, al separarse, la sensación era riquísima aunque sumamente breve.
En los días subsecuentes, continué explorando. Comenzaba a meter el dedo dentro de la piel arrugada que parecía empezar a aflojarse poco a poco y entonces sentí que la bolita estaba rodeada de algo duro. En efecto, pasados unos días ya metía mi dedo con más libertad y la punta se asomaba más, pero alcanzaba a ver una especie de pasta que se encontraba entre la piel y la bolita.
Como es lógico, mis caricias fueron aflojando aquella pastita y llegó el momento en que se rompió y un pedazo de ella se desprendió y salió.
Sentí rico, pero de inmediato me dio miedo. Yo no sabía que estaba pasando y desconocía si me había hecho daño.
Los siguientes días estuve lleno de remordimientos. Sin comprender bien lo ocurrido, me imaginaba que me había lesionado y era por culpa de mi erotismo.
Pero cuando ese sentimiento se fue relajando, volví a mis caricias. Estaba dispuesto a ir más allá en un golpe de valor.
Entré el baño con la idea de salir de dudas de una buena vez.
Me bajé el pantalón y el calzón y empecé a tocarme el pito. Sujeté la piel arrugada y lentamente empecé a bajarla. Cuando se asomó la bolita, de un solo jalón la descubrí por completo.
La punta apareció del todo. Estaba rodeada de la pasta amarillenta que ya conocía y que tenía una apariencia parecida al queso. Como estaba fragmentada, cuando empecé a manipularla, de inmediato se separó, dejando libre la cabeza de mi pito, que contemplé por primera vez.
Entonces me dí cuenta que tal vez aquella pasta era suciedad acumulada y que había hecho muy bien en retirarla. De todos modos sino era así, yo me estaba auto convenciendo de ello. De paso, con mi espontánea curiosidad, tome un pedacito de la pasta y me lo llevé a la boca para probarlo, era queso y así sabría. Pero no, el sabor no era de queso, aunque sí ligeramente salado, jajaja.
Me daba la impresión de que mi pito estaba un poco más firme que de costumbre y por lo demás, me encantó mirar la cabeza amoratada, parecida a una pelotita ovalada, con su minúscula boquita y aquella sensación tan placentera que me dejaba al apretar mi dedo contra ella y luego separarlo.
Había comenzado los preparativos de algo nuevo y sensacional.
Que lindas las primeras caricias y el autoerotismo. Me imaginé a la perfección como le diste amor a tu pitito
Si, fue lindísimo. Sigo siendo un gran chaquetero. Para mí uno de los espectáculos más hermosos que hay, es ver una verga viniéndose, ya sea la mía o una ajena. Me encanta!