Todo por ayudar a si hijo
Un profesor se aprovecha de la desesperación de un padre por ayudar a su hijo a no reprobar .
La siguiente es una historia de ficción basada en personajes reales.
Carlos, profesor de matemáticas en un bachillerato, de 33 años, moreno claro, cuerpo atlético, 1.78 de estatura, apuesto. Como profesor es exigente y para muchos de sus estudiantes es complicado aprobar su materia, tal es el caso de Leonardo, de 15 años que cursa el primer semestre del bachillerato y cuya calificación final es reprobatoria, lo cual pondría en riesgo mantener su beca, por esta razón su padre El señor Leonardo de 38 años ha decidido ir a la escuela para hablar con el profesor Carlos y pedirle alguna oportunidad para que su hijo Leonardo no repruebe su materia.
El semestre había terminado y no había clases, la escuela estaba prácticamente vacía, salvo por los profesores y algunos pocos alumnos que aun asistían a presentar los exámenes de recuperación. Aquel día, cerca de las 10 de la mañana, el señor Roberto llego a la escuela y pregunto por el profesor de matemáticas, Carlos, la secretaria de la recepción le indico que se encontraba en su cubículo, le dijo como llegar y el señor Roberto fue hasta allí.
Al llegar toco a la puerta, “Adelante”, dijo desde adentro el profesor Carlos. El señor Roberto abrió la puerta y entro al cubículo, una habitación cerrada de 4 por 4 metros. Carlos, el profesor de matemáticas se encontraba sentado a un lado de su escritorio.
“buenos días profesor, soy el padre de uno de sus alumnos de primer semestre, Leonardo”, dijo el señor Roberto. “oh si, tome asiento y dígame señor en que puedo ayudarlo”, respondió el profesor Carlos.
“Pues vera profesor, mi hijo reprobó su materia, es la única materia que reprobó, las matemáticas se le complican bastante, mi hijo tiene beca, y si no pasa todas sus materias la va a perder y el la necesita para continuar con sus estudios”.
El profesor Carlos, saco sus listas de calificaciones y les dio un vistazo. “Si, Leo, efectivamente, su calificación es reprobatoria”
“pues he venido para ver si existe alguna forma en la que mi hijo pueda aprobar su materia, un trabajo extra o algo que pueda hacer profesor”, dijo el señor Roberto.
“pues lamentablemente ya me es imposible dejarle algún trabajo extra a Leo, hoy mismo tengo que reportar mis calificaciones a la dirección y ya no hay tiempo para eso, lo siento mucho señor, pero creo que no puedo dejarle ningún trabajo extra su hijo”.
“En verdad profesor, es que no puede venir antes por mi trabajo, pero tiene que haber alguna forma, algo que pueda hacer, en verdad, mi hijo necesita mantener su beca, le pido de la manera más encarecida que lo ayude de alguna forma”.
En ese momento el profesor Carlos, noto la desesperación del señor Roberto por ayudar a su hijo a no reprobar la materia, se quedo pensando por un instante y vio la oportunidad de tomar ventaja de la situación. Se quedo mirando al señor Roberto por un momento, a sus 38 años era un hombre maduro, de tes morena, un poco llenito, sin llegar a ser obeso.
“Entonces profesor, que se puede hacer para que mi hijo pase su materia”, pregunto el señor Roberto ante el corto silencio del profesor.
En ese momento, el profesor Carlos, se levantó de su silla de oficina y camino hasta ponerse de pie enfrente del señor Roberto que estaba sentado en la silla al otro lado del escritorio. Se detuvo y miro hacia abajo al señor Roberto con una sonrisa picara le dijo, “buenos señor, tal vez podamos hacer algo para ayudar a su hijo, todo depende de que este usted dispuesto a hacer por él”.
El señor Roberto miraba hacia arriba al profesor y de alguna manera en es momento comprendió lo que realmente quería decir el profesor con sus palabras. “Lo que sea necesario profesor”, dijo el señor Roberto.
“En ese caso vamos entonces a ver que se puede hacer”, dijo el profesor quien llevo sus manos a la bragueta de su pantalón, la bajo y se saco la verga, una verga morena y gruesa que estaba tranquila midiendo unos 10 centímetros, el profesor la tomo con su mano derecha y la sacudió ligeramente, sonriendo de una manera picara y lujuriosa, el señor Roberto bajo la mirada y vio la verga del profesor y como la sacudía con su mano, volvió levantar la cabeza y miro por un momento al profesor. “Creo que sabe que lo que tiene que hacer para ayudar a su hijo señor”, dijo el profesor.
En ese momento, con el único pensamiento de ayudar a que su hijo no perdiera la beca, sin pensarlo más, el señor Roberto, tomo con su mano derecha la verga del profesor y se la llevo a la boca, comenzó a chuparla a la vez que la jalaba, se la metía toda en la boca una y otra vez, la lamia y la besaba, el profesor puso su mano derecha sobre la cabeza del señor Roberto y disfrutaba como le daba una deliciosa mamada.
“Mmm, si, que rico” decía el profesor mientras jadeaba de placer.
Después de un rato, el señor Roberto había puesto ya bien parada y dura la verga del profesor con sus mamadas, y, a decir verdad, también lo estaba disfrutando, aparte de estar ayudando a su hijo, estaba chupando una rica verga y le encantaba.
“Oh que rica verga profesor”, dijo el señor Roberto con una voz que demostraba que los disfrutaba.
“Creo que después de todo, su hijo no va a reprobar señor, pero dígame, quiere que solamente pase la materia o quiere que la pase con 10”, dijo el profesor mirando al señor Roberto que le chupaba la verga.
“Si es posible, me gustaría que pudiera pasar con 10”, respondió don Roberto mientras seguía chupando la rica verga del profesor.
“No se diga más, entonces un 10 será”, dijo el profesor, y en se momento tomo al señor Roberto por los hombros y lo puso de pie, de inmediato comenzó a besarlo con pasión, y colocando sus manos en su culo sobre el pantalón comenzó a frotarlas con fuerza. EL señor Roberto correspondía el beso, sus lenguas jugueteaban lujuriosamente, y sus manos no dejaban de jalar la dura verga del profesor. Después de unos minutos, el profesor coloco al señor Roberto inclinado recargado sobre el escritorio, se puso detrás de el y paso sus manos alrededor de su cintura para desabrocharle el pantalón, se arrodillo y jalo hacia abajo el pantalón con todo y el bóxer del señor Roberto, entonces el profesor comenzó a besar las redondas nalgas del señor, con sus manos las abrió y lamia su ano con pasión y lujuria, aquello provocaba que el señor Roberto gimiera de placer, mientras miraba hacia atrás como el profesor le comía el culo. Después de disfrutar por unos minutos de ese culo, el profesor se puso de pie y con sus manos empezó a azotar su verga sobre las nalgas del señor Roberto.
“Bien, es hora de ir por ese 10 para su hijo”, dijo el profesor entre jadeos.
“Si, profesor, si, démela” …
Y el profesor tomo con su mano derecha su verga y con la mano izquierda abrió ligeramente las nalgas del señor Roberto, coloco la cabeza de su verga en el ano y empezó a meterla, lentamente, los gemidos del señor Roberto se hacían más intensos mientras sentía esa tremenda verga introduciéndose en su culo.
“oh si, si, toda la quiero toda”, dijo el señor Roberto jadeando de placer.
Una vez que toda la verga del profesor estuvo adentro de aquel culo, comenzó a penetrarlo con fuerza, sus huevos se estrellaban en las nalgas del señor Roberto, una y otra vez la verga del profesor entraba y salía, provocándole un gran placer y haciendo que el señor Roberto gimiera muy rico.
La penetración duro varios minutos, la verga del señor Roberto se columpiaba sin control antes las duras embestidas que el profesor le propinaba por el culo, entre gemidos y jadeos de placer de ambos hombres.
El profesor sacó su verga del culo del señor Roberto, de inmediato este se volteo y se arrodillo y comenzó a chupar otra vez esa tremenda verga, con pasión y lujuria.
“ohh si si, ohhh” gemía el profesor quien soltó toda su leche en la boca del señor Roberto, un gran chorro de leche tibia y cremosa inundo la boda de este quien gemía mientras recibía ese delicioso néctar, al sentir que ya había brotado toda se saco la verga de la boca y comenzó a saborear la rica lechita hasta tragársela toda.
Entre jadeos de los dos hombres, el señor Roberto miro hacia riba. “Entonces profesor, ya tiene su 10 mi hijo”
“Oh sí señor, por supuesto que sí, y si en los siguientes semestres tiene problemas con mi materia no dude en venir a hablar conmigo y lo solucionaremos”, dijo el profesor aun jadeando y con una voz picara.
Finalmente, los dos hombres se acomodaron su ropa y se despidieron. Y como era de esperarse aquella no fue la única vez en que el señor Roberto tuvo que ir a hablar con el profesor Carlos para solucionar los problemas de su hijo en su materia…
Me ilusione por un momento de que el profesor se aprovecharia pero del estudiante xd
Seria bueno que el hijo colabore👍
yo también digo que estaría bueno de que el hijo se entere de que por que saca 10 y se los encontrará en el acto y se les uniera uuufff