Tradiciones ocultas en la iglesia
Un padre ausente, descubriría cómo su hijo es profanado en la iglesia .
Mi nombre es Miguel, tengo 43 años soy padre soltero de un niño de 8 años, quién se llama Angelito(angel) Trabajo por lo tanto no puedo estar pendiente de mi hijo Cerca de nuestra casa se encuentra una iglesia donde sirve un sacerdote Nicolás y seminarista Andrés ambos hombres jóvenes de 34-45 años Mientras voy a trabajar mi pequeño se va a la iglesia a aguardarle al sacerdote.
Miguel un padre desatento y jodidamente ocupado se subió a su moto para ir a buscar a su hijo a la iglesia Al llegar vio al sacerdote Nicolás salir del edificio. Miguel notó algo raro: bajo la túnica Nicolás no llevaba ropa interior y su puta verga se marcaba claramente «¡Mierda este cabrón va en bolas debajo de la túnica!» Miguel no podía dejar de mirarle el bulto preguntándose si era tan grande como parecía.
Mientras se acercaba a la entrada escuchó unos gemidos que parecían salir de una puta película porno Al llegar vio a su hijo salir de la iglesia con la mano en el culo frotándose como un pervertido. «¡Hijo de puta!» murmuró Miguel «¿Qué coño estabas haciendo ahí dentro?»
Ya en la moto Miguel notó algo raro Al tocar el asiento se dio cuenta de que su hijo había dejado la puta moto embarrada de mecos. «¡Mierda! ¡Este cabrón me va a oír cuando lleguemos a casa!»
Al día siguiente Miguel decidió espiar al sacerdote Nicolás ese puto pedófilo Se escondió detrás de un confesionario y vio cómo Nicolás se comía a su pequeño nene como si fuera una puta. Nicolás con su túnica levantada mostraba su culo peludo mientras se follaba al chico «¡Dios mío este hijo de perra se está culeando a mi hijo!» Miguel estaba furioso pero también excitado tenía que admitir que la escena era jodidamente caliente. Nicolás gemía como una puta mientras embestía al chico con su verga entrando y saliendo del culo del nene El culo del niño rojo y lleno de babas se abría y cerraba con cada embestida, dejando un rastro de leche y mecos en la verga de Nicolás. Miguel observaba cómo la verga de Nicolás dura y venosa, entraba y salía del culo del nene dejando un rastro de saliva y mecos El culo del niño, ya lleno de leche y mecos se abría para dar paso a la verga de Nicolás, que entraba y salía con fuerza haciendo gemir al nene como una puta en celo.
Decidió seguir investigando y descubrió que Nicolás, junto con el seminarista Andrés y el jardinero Raúl se estaban culeando a su hijo. «¡Estos putos degenerados!» Miguel no podía creerlo, pero tenía que admitir que la idea de un trío con esos cabrones le ponía duro Vio cómo Andrés con su rostro angelical, chupaba la verga de Nicolás mientras Raúl se follaba a su hijo por el culo. «¡Mierda esto es más caliente de lo que pensé!» Miguel se tocó la polla a través del pantalón, sintiendo cómo se ponía más dura El culo de su hijo ya lleno de leche y mecos, se abría para dar paso a la verga de Raúl que entraba y salía con fuerza, haciendo gemir al nene como una puta en celo. Miguel observaba cómo la verga de Raúl dura y venosa, entraba y salía del culo de su hijo, dejando un rastro de saliva y mecos El culo del niño, rojo y lleno de babas, se abría y cerraba con cada embestida, dejando un rastro de leche y mecos en la verga de Raúl.
Nicolás, al notar que Miguel los había visto, se acercó a él con una sonrisa maliciosa «Miguel, sé que nos has visto. No te preocupes, te ofrezco un trato: no digas nada y a cambio te dejaré usar a un nene virgen que estamos entrenando Lo llamamos ‘Albertito'».
Miguel, con la polla dura y la mente llena de putas ideas, aceptó el trato «Trato hecho, Nicolás Pero más te vale que ese Albertito sea tan virgen como dices, o te arranco las putas bolas»
Nicolás llevó a Miguel a una habitación secreta en la iglesia, donde encontró a un niño de unos 10 años, virgen y tembloroso «Este es Albertito Puedes hacer con él lo que quieras, pero no le hagas daño», dijo Nicolás con una sonrisa perversa Miguel, excitado, se acercó al niño y comenzó a desvestirlo «Vamos, nene, no tengas miedo. Te va a gustar», murmuró Miguel mientras acariciaba el cuerpo del niño El niño, con los ojos llenos de lágrimas, se dejó hacer Miguel, con la verga dura, comenzó a penetrar al niño, sintiendo cómo su culo virgen se abría para él «¡Dios, qué culo más apretado!» gemía Miguel mientras embestía al niño, sintiendo cómo su verga se llenaba de leche y mecos. El culo del niño, rojo y lleno de babas, se abría y cerraba con cada embestida, dejando un rastro de leche y mecos en la verga de Miguel Miguel, fuera de sí, continuó follando al niño hasta que explotó en un orgasmo, llenando el culo del niño de su leche caliente.
Más tarde, Miguel se encontró con Nicolás en el confesionario «Nicolás, quiero más Quiero ver cómo te follas a mi hijo otra vez», dijo Miguel con una sonrisa perversa Nicolás, siempre dispuesto, llevó a Miguel a una habitación privada donde su hijo ya estaba esperándolos, desnudo y arrodillado. Nicolás, con su túnica levantada, mostraba su culo peludo mientras se acercaba a su hijo «Vamos, nene, chupa mi verga», ordenó Nicolás El hijo de Miguel, obediente, comenzó a chupar la verga de Nicolás, lamiendo y chupando como una puta Miguel observaba, excitado, cómo su hijo se entregaba completamente al placer. Nicolás, con la verga dura, comenzó a penetrar al chico por el culo, embistiendo con fuerza «¡Dios, qué culo más apretado!» gemía Nicolás mientras follaba al chico, sintiendo cómo su verga se llenaba de leche y mecos El culo del niño, rojo y lleno de babas, se abría y cerraba con cada embestida, dejando un rastro de leche y mecos en la verga de Nicolás Miguel, excitado, se acercó y comenzó a chupar las bolas de Nicolás mientras observaba cómo su hijo era follado «¡Mierda, esto es jodidamente caliente!» gemía Miguel mientras chupaba las bolas de Nicolás, sintiendo cómo se llenaban de leche.
Después de que Nicolás terminara de follarse a su hijo, Miguel decidió unirse a la fiesta «Ahora me toca a mí», dijo Miguel, acercándose a su hijo con la verga dura. Su hijo, ya lleno de leche y mecos, se arrodilló y comenzó a chupar la verga de Miguel, lamiendo y chupando como una puta Miguel, excitado, comenzó a penetrar a su hijo por el culo, embistiendo con fuerza. «¡Dios, qué culo más apretado!» gemía Miguel mientras follaba a su hijo, sintiendo cómo su verga se llenaba de leche y mecos El culo de su hijo, rojo y lleno de babas, se abría y cerraba con cada embestida, dejando un rastro de leche y mecos en la verga de Miguel Miguel, fuera de sí, continuó follando a su hijo hasta que explotó en un orgasmo, llenando el culo de su hijo de su leche caliente
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