Tres en una tarde
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Decía, llevaba ya muy caliente desde la paja mañanera, que no lo dude y poco antes de las 6 de la tarde me fui a la estación de autobuses en cuyos aseos he tenido mis últimos encuentros. La verdad que en un primer momento no había apenas ambiente. Por no haber, ni los abueletes que acostumbras a estar allí de forma permanente como la funeraria.
Fue ya pasadas las 6 y cuarto cuando volví de nuevo a probar fortuna, y en este caso el azar me acompaño. Tras rechazar la oferta de un viejete que a toda costa quería hacerme una mamada, y que no le gusto nada mi negativa, me percate que al final de la fila de urinarios había un chaval de unos 38-40 años con bigote y perilla que no me perdía ojo. Un vez se largo el viejete, que ocupaba un urinario entre medias de los dos, como que no quiere la cosa yo aproveche para separarme del meadero y mostrarle la polla en toda su extensión mientras no paraba de sobármela.
El cerro los ojos, se mordió los labios, y volviéndolos a abrir me hizo un gesto de cabeza para indicarme que iba hacia una de las cabinas, concretamente la situada al final de la batería. Transcurrido un minuto, el tiempo en que se largaron varias personas que no buscaban rollo y un par de chiquillos, me dirigí hacia dicha cabina donde me esperaba.
Apenas entre y cerré con la aldabilla de desabrocho el cinturón y bragueta y me cogió con la mano la polla, aun morcillona, mientras de bajaba su pantalón. Yo aunque soy activo, le agarre la suya, no muy grande por cierto, metiéndole varios meneos para que cogiera dureza. Tras aproximar nuestras pollas, que el agarro con su mano, se dedico durante un rato a menearlas juntas. El tiempo suficiente para que la mía cogiera dureza y a partir de ahí, dedicarse en exclusiva a pajearme mientras yo le magreaba las nalgas, le mordisqueaba la oreja y del decía al oído cosas guarras que le hacían subir la temperatura por momentos.
Temperatura que subió aun ms cuando dejo de meneármela con la mano y empezó a hacerlo con la boca, mientras yo le metía el dedo corazón por el ojete, cosa que le volvió loco de placer e hizo que se le escapar algún gemido que provoco la curiosidad del usuario de la cabina de al lado, que ni corto ni perezoso se subió al inodoro para observar la escena. Cosa de la que me percate, indicándole con toda naturalidad y respeto si quería algo, pregunta a la que no respondió optando por abandonar su puesto de observación.
La situación no gusto nada a mi compañero de faena, se ve que no era muy habitual en el tema, y bajo la excusa que el en 10 minutos partía su autobús decidía dejarme con toda la leche en los huevos y la polla tiesa como un garrote. Antes le pedí se corriera a mi salud, precisamente par que no se fuera a casa con dolores y remordimientos, a lo que me contesto que apenas se metió mi polla en su boca se había corrido.
Tras marcharse, yo me quede un pequeño tiempo en la cabina, después de un rato pude ver que efectivamente estaba en uno de los bancos de las dársenas de embarque esperando la salida del autobús. Me acerque y le dije si se había sentido mal, me dijo que no tenía mucha experiencia y por eso el que hubiera curiosos no le agradaba nada, aparte de que el autobús no esperaba y no había otro para poder volver al pueblo.
Una vez lo vi subir en el autobús, me dirigí nuevamente a los aseos, y curiosamente estaba en uno de los urinarios el ‘voyeur’ de la cabina de al lado. Un joven de entre 24-28 años, alto bien parecido, que observé no perdía ojo a otro joven más o menos como el de origen sudamericano, que estaba situado en otro urinario a su derecha. Como que no quiere la cosa, yo me puse a su lado en el urinario situado a su izquierda, situación que a el al principio denote le incomodo, pues este hecho le puso entre la espada y la pared dado que sin querer de dejar de lado al que ya tenía echado el ojo, disimuladamente miraba hacia mi urinario en busca de mi polla.
El sudamericano, que se percato de la situación, opto por subirse la bragueta e irse hacia los lavabos y observar desde allí la situación, mientras el otro quedaba a mi lado resoplando y dirigiendo indistintamente sus miradas hacia uno y otro lado envuelto en un mar de dudas hacia que opción decantarse. Tras unos minutos, en los que el los aseos se convirtieron en un autentico gallinero de gente que entraba y salía, niños con papas y abuelos que llegaban de viaje, apenas la cosa se calmo, el sudamericano volvió hacia un urinario.
En ese momento, que estábamos los tres solos, yo decidí entrar al ataque separándome del urinario para mostrarles mi polla, cada vez más dura y de un rojo intenso fruto del calentón, para que ambos disfrutaran del espectáculo. Y claro que disfrutaron, pues además de no perder vista se mordían los labios de placer, mientras uno y otro no me hacían más que guiños. Fue entonces cuando denote que el sudamericano tenía más de pasivo que de activo. El otro más hábil, a la vista de que tenía la oportunidad de elegir, opto por la vía rápida que no fue otra que irse hacia la ultima cabina y esperar allí mi llegada, mientras el otro visto que yo tome pasos en esa dirección opto por marcharse.
Cuando entre en la cabina me esperaba ya pantalón y bóxer en los tobillos, tenía una polla más bien pequeña, y estaba todo rasurado, desde el pubis hasta el pecho y sus nalgas tenían más bien poco vello. Sin más me soltó el cinturón y desabrocho la bragueta en busca de mi polla, que agarro primero con suavidad y después un poco mas fuerte empezando a meneármela de arriba abajo y viceversa mientras con la otra me estrujaba los huevos.
Yo por mi parte lo primero que hice fue tantear como andaba de polla, que como ya he dicho no era gran cosa, pero gustaba de tocar porque era muy suave y además no tenía nada de vello, cosa que el agradecía meneando con más intensidad mi polla. Luego fue subiendo mis manos hacia sus tetillas, que me dedique a manosear y pellizcar mientras le mordisqueaba la oreja decía cosas guarras al oído, que el correspondía con insinuantes movimientos de nalgas como si de un mete y saca se tratara. Por esas andábamos cuando el se aparto momentáneamente de mi polla para darse la vuelta contra una de las paredes de la cabina y ofrecerme su culo.
Un culo estrechito que me pidió perforara, cosa a la que no renuncie, no sin antes decirle que a pelo nunca, que lo haría con el preservativo del que siempre voy provisto, a lo que el accedió, si bien me digo le gustaba más follar sin nada. Tras restregar mi polla por sus nalgas mientras cogía con mis manos su polla, de cara a la pared comencé a penetrarle lentamente. Primero el capullo y después, poco a poco todo el tronco, que una vez note había desaparecido dentro de su culo comencé a bombear mientras el iniciaba una serie de movimientos en circulo y de arriba abajo para acompasar mis embestidas cada vez mayores.
Curiosamente, al igual que había hecho quien en ese momento me estaba follando, el usuario de la cabina de al lado asomaba su cabeza para observar el espectáculo, cosa de la que me percate mientras le indicaba que si quería participar de la fiesta, a lo que con una seña me indico siguiéramos solos, mientras con el puño cerrado y el pulgar arriba me indicaba ‘adelante’.
Como quiera que tras el pajote matinal por la webcam, el calentón anterior y que yo no estaba dispuesto a correrme a la primera de cambio, la cosa se fue dilatando y mi colega, al que tenia cabeza abajo y el culo en pompa en ese momento, se corría todo sobre el inodoro, mientras me decía que si yo iba a tardar en hacerlo, visto que el en 15 minutos tenía que entrar en clase en una academia cerca de la estación de autobuses, lo mejor era dejarlo no sin antes darme una buena mamada que me dejo tiritando de placer. Y es que sin quererlo llevábamos metidos en la cabina casi 20 minutos sin parar.
Con un segundo calentón, y ya con ganas de correré, tras tomar fuerzas tomando un café nuevamente volví al ataque, poniendo mis pasos ora vez hacia los aseos. Allí tras una ojeada rápida, visto que no podía perder mucho tiempo ya que se me hacia la hora de volver a casa, vi que había varios tíos de diferentes edades apostados en los urinarios en posición de búsqueda y captura. Los viejetes de turno, a dos de los cuales desplante de la misma forma descarad que ellos me hacían sus propuestas, un chavalito de entre 20-22 años, que al poco dirigió sus pasos hacia una cabina y pasados unos minutos salía rápidamente de ella hacia el lavabo para hacerse un enjuague y largarse, y otros dos de entre 40 y 44 años, uno de los cuales ocupaba el urinario situado al fondo contra la pared, separado del mío por otros dos.
Apenas el tránsito de gente aflojo, yo me separa del meadero y le mostré mi polla, de nuevo dura como un chinarro insinuándole si la quería, a lo que accedió un movimiento de cabeza y un guiño para que le siguiera hacia la cabina. La misma que visitaba por tercera vez esa tarde, donde tras un primer magreo mutuo, el bajo su boca hacia mi polla para engullirla de golpe y comenzar una mamada de espanto.
Con suavidad, metiéndosela hasta el gaznate, empecé un movimiento de mete y saca acompasado con el que en algunos momentos el tenia que frenar pues veía se ahogaba al faltarle aire con tanta carne dentro e su boca. Poniéndose en cuclillas para mamarla mejor, tras un rato le pedí se pusiera de pies y bajando su pantalón y slip sobetear su trasero y meterle mi dedo corazón en su culo mientras el no cesaba de meneármela con sus mano. Así estuvimos durante casi otros 5 minutos, y de nuevo a la mamada, mientras le decía que si la quería dentro de su boca, cosa que rechazo y yo no me tome a mal, a punto de correrme de la descomunal mamada que me estaba propinando le avise, apartando su cabeza para que dirigiera mis lefazos hacia el inodoro.
En esta tercera experiencia, no tuvimos ‘voyeur’ de turno. Tras limpiarnos, el ya se había corrido mientras me la mamaba, nos despedimos hasta otra ocasión, que espero no sea muy tarde. Si bien mis escapadas para seguir practicando esto de cruising, cada vez se me ponen más complicadas, habida cuenta que estoy casado, e igual que no desperdicio una buena mamada o follada con un tío, me gusta tanto o mas follar y hacer otras guarradas con mi mujer, que es la hostia en la cama.
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