TRIO CON MI TIO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por un momento me creí fuera de este planeta por lo sucedido, pero al leer tantas historias, tan inverosímiles como excitantes, que me animé a escribirla, veo que no soy el único. Esta es la historia.
Esa tarde, camino a casa, después de un desgastante y largo año de discusiones, desencuentros y pleitos con mi mujer, finalmente habíamos firmado el divorcio; llegué a casa un tanto confundido: me sentía tremendamente aliviado pero me quedaba todavía algo de la resaca moral de tantos años juntos. Con cerveza en mano me senté en la sala de la pequeña casa que alquilaba, escuchando música y disfrutando de esta nueva etapa en mi vida, me sentía un tanto eufórico, a mis 40 años me sentía bien, me sentía con ánimos de emprender nuevos caminos. El sonido del teléfono me hizo reaccionar, empezaba a oscurecer. Era el tío Sergio, el menor de los hermanos de mi padre, que estuvo pendiente de todo el proceso de mi divorcio; preguntaba cómo me sentía. Después de una corta charla, me invitó a pasar unos días con él. El tío Sergio es un hombre de unos 52 o 55 años, divorciado desde hace muchos años y del cual sabíamos muy poco de su vida sentimental, no se había vuelto a casar ni se le conocía novia alguna. Vive en un puerto al sur de México. Yo sospechaba de su bisexualidad, pero no había tenido la certeza.
A la mañana siguiente muy temprano, y sin pensarlo demasiado, ya estaba un autobús, rumbo al sur, a las hermosas playas de las que siempre habla el tío Sergio, era un viaje corto de 5 horas. Al llegar, emocionado, abracé a mi tío, después de algunos años de no verlo, le vi espléndido, bronceado, con su blanco pelo casi a rape, con bigote y un cuerpo de toro: espaldas anchas, cintura media y una pequeña panza que armonizaba con todo su cuerpo; rumbo a su casa charlamos de todo: la familia, mi hijo, mis padres, de él mismo y de su amigo con el que compartía una hermosa casa junto a la playa.
El recibimiento fue de lo más cordial; Larry, el compañero de mi tío, es un americano más o menos de la misma edad que mi tío, con pelo entrecano, un poco más robusto, de piel bronceada y con un buen español. La casa es pequeña pero decorada con muy buen gusto, pero lo mejor de todo es que está a unos metros de la playa. Después de acomodar mi maleta, mi tío sacó unas cervezas y brindamos por el encuentro; después charlamos de todo mientras comimos. Eran ya casi las 5 de la tarde y el calor apretaba aún, así que con toallas y cervezas en mano, salimos a la playa. Yo fui el primero en meterme al mar, el agua estaba tibia y deliciosa, Larry y mi tío se quedaron en la playa, al mirarlos, miles de pensamientos y fantasías cruzaron por mi mente, me preguntaba morbosamente qué clase de relación tendrían dos hombres maduros compartiendo la misma casa; se les veía estupendos, ambos con unos bañadores negros que apretaban sus nalgas y las hacían ver más redondas, gruesas piernas y un buen paquete marcado.
Era curioso, ambos tenían más o menos el mismo tipo de cuerpo, con la diferencia que Larry era velludo y con un hermoso pecho entrecano. Ya empezaba oscurecer cuando entramos a la casa, después de ducharnos, salimos a la terraza, con los mismos bañadores puestos; mi tío sacó una botella de vino y brindamos, aquello era el paraíso: una luna espléndida, la brisa, el ruido de las olas, el vino; La noche se hacía más fresca y el efecto de los vinos y las cervezas me hacían ir con frecuencia al baño, en una de esas, cuando regresé a la terraza, una escena me dio un vuelco el corazón: Mi tío sentado en su silleta y Larry inclinado dándole tremendo beso en la boca. Traté de reaccionar serenamente, pero mi corazón parecía salírseme; Larry, sorprendido al verme, se apartó, mi tío volteó y me miró apenado.-No se detengan, por favor, estamos en confianza, hasta me estaba excitando- logré bromear muy nervioso. Ambos se miraron unos segundos y reímos nerviosos. -Perdón hijo, no fue nuestra intención dar esa escena- dijo apenado, mi tío. Me acerqué a él e inclinándome lo abracé, -Hey, hey, no tanto abrazo que me pongo celoso- bromeó Larry ya más relajado. Siguiendo la broma y en un momento de audacia y nerviosismo, tomé el rostro de mi tío y le di un pequeño beso en los labios; una sonrisa socarrona fue su reacción y tomándome el rostro me devolvió el beso; esta vez rosando su lengua con mis labios; sorprendido abrí la boca, un ligero sabor a alcohol inundó mi lengua, me besó con mucho morbo, nos chupamos los labios y las lenguas mientras sentía que la sangre hinchaba mi verga, por un segundo olvidé que no estábamos solos; le rocé las duras tetillas mientras el ya me agarraba la verga sobre el bañador; en ese momento me perdí, una avalancha de excitación me envolvió, ya no podía detenerme. Un beso en la espalda me hizo voltear; Larry me tomó de la cintura y me untaba su tremenda erección. -Debemos entrar- susurró.
Segundos después ya estábamos en la recámara desnudándonos casi con desesperación. Yo estaba de pie, mi tío se acostó en la cama y se acercó directamente a mi verga, la tomó, la contempló unos segundos y la metió en su boca; se le veía unas nalgas preciosas, lampiñas y redondas. Las acaricié, las apreté y jugué con su agujerito. Larry nos miraba desde el otro lado de la cama mientras se masturbaba. Después de unos minutos, le dije a mi tío que atendiera a Larry, obediente se acercó a él y comenzó a saborear su hermosa verga de unos 18 cms., gruesa y recta. La escena era de infarto, el tío con la boca llena de aquel trozo de carne y su suculento culo al aire. Del buró Larry sacó una tira de condones y me la lanzó. Inmediatamente me puse uno mientras Larry le ponía lubricante al culo de mi tío, me acerqué y casi de un golpe, le ensarté mis 16 cms de carne gruesa y velluda, el tío soltó un gemido, pero no soltó el garrote que tenía.
Esperé unos segundos para que terminara de dilatar aquel culito y comencé con un rico mete y saca. La mirada de Larry estaba clavada en mi cintura, eso me puso como loco, me incliné sobre la espalda de mi tío, sin sacarle la verga, hasta alcanzar la verga de Larry, enseguida mi tío se la sacó de la boca y me la invitó, ambos saboreábamos aquella carne mientras Larry nos acariciaba y gemía, nunca había hecho algo así, compartir una verga en esa situación, pero era delicioso sentir la boca de mi tío y aquel tronco duro entre nuestras lenguas.
De pronto Larry se separó de nosotros, yo tomé a mi tío y rodamos en la cama, alcé sus piernas y me las acomodé en los hombros y de una sola embestida le volví a clavar la verga, mi tío me atrajo hacía él y comenzó a besarme en la boca mientras apretaba la verga con el culo y me hacía gemir de excitación en cada embestida. Larry se acomodó junto a nosotros y me acariciaba las nalgas, los huevos y tanteaba mi verga en cada embestida, como queriendo cerciorarse de que toda estuviese adentro. En un momento Larry sacó una verga de látex de color carne, de unos 16 o 17 cms. Por unos segundos me asusté de lo que vendría, Larry me lo pasó por el rostro y el pecho, finalmente me lo puso en la boca. -Lubrícalo- me dijo. Comencé a chupar aquel instrumento soltando mucha saliva, mientras las manos de mi tío me empujaban la cintura en señal que no detuviera mi vaivén, después Larry se colocó a mis espaldas y abriéndome las nalgas enterró su cara entre ellas, el roce de su bigote y la humedad de su lengua me pusieron como loco, jugaba con mi culito y enterraba su lengua, yo lo combinaba con las embestidas que necesitaba darle a mi tío; Larry metió un dedo, tal vez por la tremenda excitación, no sentí dolor sin embargo Larry siguió dilatándome el culo, colocó la verga de látex en la entrada de mi ano y empujó; en ese momento sentí que mi verga creció un poco más, mi tío soltó un gemido; poco a poco fue metiéndolo, centímetro a centímetro, sentí dilatar mi esfínter y mi ano estirarse al máximo hasta que sentí los dedos de Larry en la entrada de mi culo, la había metido toda!.
Comencé de nuevo, ahora con embestidas más violentas al culo de mi tío, mientras Larry trataba de seguirnos el ritmo con aquella verga falsa. De pronto mi tío me atrajo hacia él y me abrazó, estiró sus manos hasta alcanzar mis nalgas y las abrió, mi ano automáticamente expulsó aquel instrumento que tenía adentro, sentí relajarse mis músculos, busqué la boca de mi tío, nos besamos como desesperados; sentí las manos de Larry en mi cintura, otra presión, ahora más intensa, me recorrió el ano; de un solo golpe me había enterrado sus 18 cms de carne, logré soltar un gemido, mi tío me soltó las nalgas y Larry comenzó a bombearme, suave. -Cógeme, cógeme- ordenó mi tío en un arrebato de excitación; Larry se detuvo y me dio espacio para bombear a mi tío, aquello fue increíble, en cada embestida, cuando le sacaba la verga a mi tío, me ensartaba yo mismo la verga de Larry. Nunca había experimentado algo así. Larry se separó de nosotros nuevamente, mi tío se acomodó en la cama y colocándose un condón me hizo una señal para que me sentara, era una verga gruesa de unos 15 cms., completamente rasurada y recta; con lo dilatado y adolorido que tenía mi culo, no resultó difícil ensartarme aquellas carnes, mi tío dio un gemido cuando estuvo toda adentro, yo empecé a moverme para darle más placer e mi tío que parecía a punto del clímax. Larry nos miraba con mucho morbo mientras se masturbaba; en un momento, mientras mi tío me tenía ensartado, mi mano tocó la verga de látex, la tomé y buscando el culo de mi tío, se la ensarté.
Cada que le metía aquella verga mi tío me hundía la de él con más enjundia; unos segundos en esa situación, bastaron para que mi tío se encorvada bajo mis piernas en franca expresión de una poderosa y abundante eyaculación, segundos después yo soltaba lo mío sin haberme tocado la verga, pero justo en el momento que empezaba a salir el segundo lechazo y en un esfuerzo casi sobrehumano, apreté mi verga y la contuve (esta es una buena técnica para continuar erecto). La excitación era brutal pero no quería venirme, quería más. Mi tío se tumbó exhausto en la cama, yo ya recuperado y completamente erecto, me acerqué a Larry que estaba sentado en el otro lado de la cama y quien no dejaba de jugar su garrote, le alcé las piernas y enterré mi cara en su culo, Larry soltó un gran gemido de excitación, jugué con su agujero, le metía la lengua y mordisqueaba sus huevos. Mi tío se acercó a nosotros y abriendo un condón, buscó mi verga y me lo colocó, luego, se paró sobre Larry, le alzó las piernas, invitándome a disfrutar de ese hermoso culo lleno de vello, no me hice de rogar, me coloqué y poco a poco le ensarté mi verga a Larry que puso los ojos casi en blanco cuando soltó un gemido, esperé unos segundos a que terminara de dilatar su culo y lo bombeé con fuerza casi con violencia, mientras frente a mi cara tenía la verga de mi tío que aún tenía el sabor a semen, aquello fue demasiado, tenía los huevos llenos de leche que gritaba por salir y acelerando las embestidas expulsé chorros y chorros de semen caliente. Cuando recuperé la respiración mire a Larry, su verga expulsaba las últimas gotas de semen, no me di cuenta en qué momento eyaculó.
Exhaustos nos tumbamos en la cama, por unos minutos un incómodo silencio invadió la recámara, mi tío se acercó a mí y me dio un tierno beso en los labios. -Uf!… ya no tenemos 15 años- dijo Larry agotado. Todos reímos.
A la mañana siguiente, yo fui el primero en levantarme y meterme al baño, al verlos desnudos y profundamente dormidos la resaca moral fue como una losa que asentaran en mis hombros, no sabía cómo actuar, qué decir. Cuando salí del baño los dos estaban abrazados y besándose, al verme mi tío me pidió que me acostara junto a ellos. -Gracias por una noche maravillosa, en verdad la disfrutamos mucho- me dijo -Espero que tú la hayas disfrutado tanto como nosotros- secundó Larry, la losa en ese momento se disipó, los abracé a los dos-Lo único que lamento es que tenga yo que irme en un par de días- dije. -Pero promete regresar- pidió mi tío.
Esto paso hace apenas un par de meses, he intentado regresar a visitarlos pero aún no se ha dado. Regresaré.
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