Triple partida (Ángel y Damián)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Yudas.
Hola amigos ¿Cómo están? Espero que bien, hoy les contaré mi nuevo relato, que ocurrió el jueves 22.
Ángel y yo salimos de vacaciones con la familia de él, ellos se iban a adelantar a Cuernavaca, Ángel y yo nos reuniríamos con ellos más tarde.
Eran ya eso de las 3:30 o 4 pm.
Ángel pasaría por mí a la escuela en la camioneta para irnos hacia nuestro destino.
Yo (Vía WhatsApp): ¿Qué paso amor ¿Dónde estás? ¿Ya vienes en camino?
Ángel (WA): Sí amor, llego en dos o tres minutos.
Ya tengo aquí en el asiento trasero tu ropa para que te cambies.
Cuándo Ángel llegó bajó del auto, me dio un beso y me abrió la puerta trasera.
Donde ya se encontraba pantalón, playera, tenis y bóxers.
Obvio él quería que me cambiara por completo en la camioneta.
Subimos y él comenzó a manejar mientras yo me empezaba a desvestir.
Llegó el momento en que me quité el bóxer que traía puestos para cambiármelos.
Ángel comenzó a verme por el retrovisor.
Yo: ¿Qué haces, tontin? Mira enfrente, puedes chocar.
Ángel: Lo tengo controlado, es que verte desnudo me prende.
Yo sabía que llegando a Cuernavaca con su familia iba a ser casi imposible que tuviéramos sexo, así que necesitaba hacerlo con él al menos una vez durante el recorrido.
Me senté en el asiento y comencé a sobarme la verga, pronto los ojos de Ángel se dirigían exclusivamente hacia mí.
Ahí me encontraba yo, desvestido por completo, sobándome las bolas y el pene, que poco a poco comenzó a despertar.
Así seguí durante algunos segundos hasta que por error casi golpea la defensa del carro que se encontraba frente a nosotros.
Decidimos aventurarnos sobre avenida insurgentes, que, para quien no sabe, en la CDMX es testigo de uno de los “paraísos gay” de la ciudad: el camino verde.
Ángel detuvo la camioneta pasada la “entrada” del lugar.
Para que se den una idea es como un pequeño bosque por así decirlo, que se encuentra a un costado de ciudad universitaria.
Debido a su maleza y vegetación es un lugar que se presta en algunas zonas para mantener relaciones “clandestinas”.
Ambos estábamos completamente calientes, lo que queríamos era coger.
Cuatro semanas sin hacer si quiera una caricia por debajo del pantalón, comenzaban a calar.
Velozmente me vestí para salir con Ángel hacia nuestro nuevo pequeño recinto.
Ángel estacionó la camioneta donde la había detenido anteriormente.
Caminamos hacia el interior de aquel nuevo lugar desconocido para nosotros, debido a la hora comenzaba a estar concurrido, pero Ángel y yo no buscábamos a compañía de un tercero, así que nos dispusimos a buscar alguna cueva o zona donde no pudiésemos ser molestados, y la encontramos.
Así como pisamos el fondo de aquella cueva comenzamos a besarnos y desvestirnos desesperadamente, era tanto la excitación que no sabíamos si quiera donde iba quedando nuestra ropa.
El climax del inicio llegó en el momento que ambos nos quitamos el pantalón.
Ángel al voltear la mirada hacia abajo miro que yo traía puestos los tenis de “concha” blancos que tanto le prenden.
Así que no esperó a que me quitara el bóxer cuando se paró detrás de mí y de un solo jalón rompió la tela trasera de mi bóxer, dejado así a la vista a mi trasero.
Las cosas subieron de intensidad cuando me empinó y empezó a hacerme un delicioso beso negro, su lengua pasaba por cada centímetro de mi culo y esta misma trataba de entrar por mi hoyo hacia mis intestinos.
Ángel se puso de pie y ensalivó con mi boca su dedo medio y fue metiéndolo dentro de mí poco a poco.
La calentura nos estaba tomando a ambos.
Yo: Métemela ya
Ángel: Amor, aun no estas dilatado.
Yo: Tú solo hazlo.
(Grité)
Ángel muy obediente emparejó la cabeza de su jugosa verga en la entrada de mi trasero, escupió sobre ella, yo inhale fuerte, y después de tres intentos de meterla de golpe, lo logró.
Esa sensación de que me la metiera en seco y de golpe, como en nuestra primera vez, me hizo prenderme más.
El ardor en un principio era insoportable, pensé por un segundo sacarme su pene, pero una mano desconocida me ofreció un frasco de poppers.
Nunca los había probado, pero sé para que sirven.
Después de tomar el frasco volteo mi mirada hacia enfrente y veo un chico de unos 17 años más o menos.
Me detuve, en señal de que no queríamos que estuviera ahí.
Me miro con una ligera cara de odio seguida de un “quédatelo, yo traigo más” y se marchó.
(El frasco ya no tenía mucho líquido).
Inhale profundamente por ambas fosas nasales, y rápidamente sentí aquella activación de la que todos hablan.
Ángel me pidió el frasco, decidió olerla también.
Lo cambió por completo.
Ahora Ángel me daba embestidas más fuertes, más rápidas, más deliciosas.
El dolor ya no existía, ahora solo había placer en enormes cantidades.
Tanto fue el efecto del Popper y de la excitación que ambos teníamos que no tarde en venirme, salieron de mi interior demasiados chorros de leche.
Parecía fuente.
Ángel: Amor, me vengo ¿Los quieres atrapar o adentro?
Yo: Dámelos en la boca.
Rápidamente me saqué su verga, comencé a masturbarlo, y en escasos cinco segundos metí su gran pedazo a mi boca, la leche comenzó a invadir todo el interior de mi boca, llegó el momento en que antes de que los “tragara” me salió parte de su lefa por la nariz, debido a la gran cantidad de leche que estaba descargando en mi boca.
Después de tragarme a sus hijos, él seguía corriéndose, así que seguí atrapando sus chorros con mi boca.
Cuando termino de venirse, estaba a punto de comérmelos, pero me tomó por la barbilla y comenzó a besarme.
Ambos teníamos su leche en nuestra boca, y algunas gotas habían caído en su pecho que se está comenzando a tapizar de algunos vellos.
Nos vestimos inmediatamente, y a lo lejos logré ver que un tipo nos había tomado una foto o quizá un vídeo, y después de que notó que lo vimos, él desapareció.
Caminamos a la camioneta, yo escuchando el sermón de Ángel de “Ya vez, por eso no me gusta hacerlo en lugares públicos”, “¿Quipen ching…… se cree para grabarnos?”, “¿Qué vamos a hacer si tus padres o los míos ven el vídeo?”.
Me arte del sermón, así que o tomé de la barbilla y comencé a besarlo, y pase mi mano derecha por debajo de su camisa y empecé a acariciarle sus definidos abdominales.
Yo: Ya, vámonos.
Ya valió madres ¿Okay? Ya, vámonos.
Subimos a la camioneta, durante algún tiempo fue algo tedioso el viaje ya que había demasiado tráfico por la gente que buscaba salir de la ciudad por las vacaciones.
Después de unos minutos después de pasar la “peor parte” noté que Ángel comenzaba a malhumorarse por el tráfico.
Lleve mi mano hacia su pantalón, y comencé a sobar su verga por encima de la tela.
Ángel: ¿Aun quieres? ¿Enserio?
Yo: Sí.
Estoy demasiado caliente ¿Y si me preñas?
Usualmente Ángel y yo no nos hablamos así, a menos que estemos demasiado calientes, así nos damos cuenta que necesitamos sexo con urgencia.
Ángel: ¿Hasta adentro?
Yo: Si, amor.
Hazme tuyo
Ángel hizo una cara de lujuria levantando solo uno de los lados de sus labios.
Guió la camioneta otro tramo más hasta la altura donde había un hotel.
Bajamos del auto y caminamos deprisa al interior del hotel.
Nos dieron las llaves de la habitación y durante el trayecto de la recepción a la habitación comenzaron los besos, las apretadas de culo y demás.
Ángel empezó a besarme el cuello y me susurró al oído: “Te voy a dejar bien preñado, mi amor”.
Entramos a la recamara y así como entramos nos tiramos a la cama.
Yo rompí los botones de su camisa.
Ambos estábamos locos en el momento, las cuatro semanas sin sexo rendían fruto ahora.
Apenas me quité el pantalón y los tenis (no me dio oportunidad si quiera de quitarme los protectores de pie que llevaba) me dio la vuelta de golpe y sus labios siguieron un trayecto desde mi nuca hasta mi trasero, donde volvió a hacerme un beso negro, ahora más corto.
Ángel se sentó a la altura de la cabecera, y empino su verga que estaba demasiado grande e hinchada.
Me levanté de mi posición y me senté sobre su cacho.
El placer era mayor al de hacía unos momentos.
Comenzó a despeinarme y jalarme ligeramente el cabello, yo por mi parte recibía cada milímetro de su tremenda salchicha.
Lo besaba cada vez más y más fuerte, no me di cuenta que le había dejado tres o quizá cuatro chupetones.
Yo subía y bajaba mientras mi pene, que rozaba con su abdomen, se ponía duro nuevamente.
Ángel: ¿Me quieres dar?
Yo: ¿Me dejarías?
Ángel: Solo a ti le daría ese honor.
Me saqué su pene de mi interior.
Lo acosté sobre la cama, comencé a pasar mis labios desde su cuello, después sus pezones, después sus axilas velludas (que me excitan demasiado), después regresaba a sus pectorales y seguí la línea que se le marca por el ejercicio, seguí bajando hasta llegar al que le conozco como “el camino de la felicidad” que es un caminito de vellos que van solo desde su ombligo hasta la parte superior de su pene.
Después de eso me metí su polla a la boca, y comencé a succionar como yo creo que nunca lo había echo.
Ángel: Para, amor.
Que debo meterte mi leche hasta el fondo.
Deje de hacerle el oral, lo puse en cuatro sobre la cama aún, y después de dilatarlo le fui metiendo mi verga lentamente.
A ambos nos agradaba la sensación, Ángel sacó el frasco de Popper (que ya estaba prácticamente vacío) y ambos dimos una aspirada intensa.
Comencé a bombearlo duro y rápido, después de algún tiempo lo cambié de posición.
Me senté sobre el filo de la cama, y el sobre mí.
Comencé a follarlo más y más rápido.
El placer era inexplicable.
Ángel: ¡Para! ¡Para!
Yo: ¿Estas bien?
Ángel: Si, solo que me voy a venir, pero ni siquiera me he tocado.
En aquel momento supe que estaba haciendo las cosas bien, así que seguí con esos movimientos, hasta algunos segundos después, debido a que aun quería que él me follara.
Me separé de él, y recosté mi abdomen sobre la cama y mi culo veía directamente a él, me dio una nalgada que resonó en toda la habitación y me la metió de madrazo.
Cielos, nuevamente sentía esa chispa y placer de mi primera vez con él.
Así estuvo por un corto tiempo, hasta que me recostó boca arriba sobre la cama y me ensartó nuevamente, podía ver su rostro completamente rojo y gimiendo de placer, su pecho vibraba cada que me daba una nueva embestida.
Veía sus brazos ligeramente tonificados soportando mis piernas (posición de a “V”).
Yo no aguantaba más, grité y seguido a esto me vine nuevamente a chorros que alcanzaron mi ceja y dos o tres cayeron en mi boca.
Ángel comenzó a gemir cada vez más y más duro, de pronto el calor que ya hacía dentro de mí se fue calmado por su leche que pareciera que bañaba todo mi interior.
Ambos terminamos agotados, no estábamos seguros de querer una tercera ronda.
Enviamos mensaje a los padres de Ángel de que aún no salíamos de la ciudad debido al tráfico (era mentira).
Después de un rato de estar platicando y acariciándonos el pecho decidimos darnos unas duchas juntas para regresar a nuestro viaje.
Al salir de la regadera nos dimos cuenta de que eran pasadas las 9pm, no habíamos tenido ni la menor noción del tiempo, pues al entrar al establecimiento eran 15 minutos antes de las 9 de la noche.
Salimos del lugar, yo ahora vestido por completo, solo que sin bóxer debido a que Ángel los había roto, y mi ropa estaba en la camioneta.
Y Ángel salió con las manos sosteniéndose la camia, así que en cuanto entramos a la camioneta buscamos ropa, yo en mi maleta busque mis boxes, comencé a desvestirme nuevamente hasta quedar en bolar para ponerme el bóxer.
Ángel comenzó a verme nuevamente como en un principio.
Yo: Ya, amor.
Por hoy ya tuvimos demasiado.
Ángel solo se rio y fue al asiento del conductor y empezó a conducir.
Después de una hora y media de viaje, nuevamente me empecé a calentar.
Sabía que no podía tener sexo con él si el auto estaba en movimiento.
Así que fingí sentirme mareado, Ángel detuvo la camioneta y aparcó en una pequeña entradita “permitida”.
Ángel: ¿Estas bien, amor?
Yo: Creo que no
Ángel: ¿Qué sientes?
Yo: Me siento muy caliente En ese momento le lance la mirada pilla y lujuriosa que según él me caracteriza”.
Ángel: El asiento trasero tiene espacio.
Tan rápido como pudimos nos pasamos al asiento trasero, desabrochándonos el pantalón de inmediato.
Ángel se sentó primero, después de eso, él paró su verga que ya estaba completamente empinada nuevamente y me la introduje rápidamente.
Estuvimos en esa posición al menos cinco minutos, hasta que él estaba por venirse, no supo como pero nuevamente me trague su leche.
Nos acomodamos la ropa nuevamente y seguimos nuestro camino a Cuernavaca.
El resto del viaje fue tranquilo, con algunos besos y apretones de pierna.
Llegamos a la casa con mi familia (familia de Ángel) y pasamos unas buenas vacaciones.
Bueno amigos, este fue el relato de hoy.
Espero pronto contarles el relato del cumpleaños de Ángel jejejejeje.
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