Tutor de los niños 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Resulta que aunque ni siquiera he terminado la secundaria estoy dando clases privadas de inglés y español a varios niños. Ellos necesitan el conocimiento y yo el dinero así que era una relación armoniosa. Uno de mis tantos alumnos se llama Dominic, es un niño de 10 años muy extrovertido y mimado. Suelo darle clases de español a él y a sus primos los fines de semana pero hubo una ocasión dónde todos se habían ido a vacacionar el fin de semana a excepción de Dominic, quién tenía acumulado varios deberes y necesitaba terminarlos, así que sus padres dada la confianza que yo les inspiraba me ofrecieron que lo cuidara a cambio de una suma de dinero muy buena, yo acepté rápidamente y fui a mi casa a recoger ropa para el fin de semana. El primer día, viernes después de clases, ambos llegamos casi a la misma hora después de la escuela, al estar en su casa leí la lista de deberes que tenía pendiente el niño y le dije que empezara por los más fáciles mientras yo calentaba la comida.
Almorzamos y él ya había terminado varios reportes de varias asignaturas y cómo hacía mucho calor le dije que se quedara viendo tv mientras me iba a bañar, cuando salí de la ducha le dije al niño que se fuera a bañar para que siguiera haciendo deberes y así lo hizo. Yo estaba en su cuarto terminando de cambiarme mientras veía una porno. Estaba muy empalmado cuando de pronto llega él envuelto en una toalla, nunca me había fijado pero era un niño muy lindo, piel blanca, ojos cafés, carita redonda, labios carnosos y un culito paradito y grande que hacía que la toalla le apretara.
Él fue directo a su cajón de ropas y dijo que había olvidado su cepillo de dientes y al regresarse la toalla se enredó en la cama y se le calló, deseaba ver ese culito blanco y redondo pero desafortunadamente estaba en bóxer. Fui a la sala a revisarle las tareas para ver si se me bajaba la calentura y él al salir del cuarto y dirigirse a la ducha me ve en el escritorio y se acerca quitándose la toalla y quedando sólo en sus boxers blancos, se sentó en la silla de al lado y me comenzó a preguntar sobre varios ejercicios de matemáticas. Yo pensé rápidamente y le dije que viniera a mi lado para explicarle mejor y sutilmente lo conduje hasta mis piernas hasta que solito se sentó sobre mí, mientras le explicaba fórmulas de ejercicios él se movía para acomodarse y sentía ese culito suave moverse sobre mi pene, no aguanté más y lo cogí de la cintura y comencé a moverlo de arriba hacia abajo suavemente, él se quedó callado y comenzó a cooperar poco a poco hasta que solito comenzó a moverse mientras mis manos apretaban sus muslos, lo puse de pie y de la mano lo dirigí hasta el baño y le dije que era hora de bañarse
lo despojé de su ropa y su culito era tal cual lo había imaginado, el agua tibia comenzó a caer y mis manos comenzaron a acariciar sus glúteos suaves hasta que mis dedos frotaban la entrada de su manjar, él comenzó a gemir y me dijo que siguiera así que me senté en el filo de la ducha y le dije que se sentara sobre mi y que bajara poco a poco. Así lo hizo y con mi ayuda poco a poco mi pene iba penetrando ese lugar apretado, se sentía de maravilla y sus gemidos de dolor y placer me hacían sentir mucho más excitado, íbamos suavemente hasta que sus nalgas tocaron mis muslos y sentí que ya todo había entrado, fue entonces cuando lo cogí en peso con mi pene dentro de él y lo llevé a la cama mientras le besaba y mordía su cuerpo desde el cuello hasta la espalda.
Al llegar a la cama le dije que se pusiera en cuatro y él solito se ubicó y alzó su culito, sabía que no era tan inocente, le dí nalgadas un poco fuertes mientras lo embestía con tal fuerza que los gemidos eran ya demasiado fuertes, él movía su culito y yo se lo apretaba con cada golpe hasta que me vine dentro de él pero como seguía empalmado decidí masturbarme delante de él, mi mano recorría mi miembro de arriba hacia abajo hasta que él solito me dijo que quería ayudarme y con sus labios carnosos
comenzó a besar el glande y su lengua recorrió todo mi tronco, su boca se sentía muy cálida y yo sólo atinaba a con una mano acariciar su cabeza y con la otra darles palmadas a sus nalgas alzadas ya que estaba en cuatro, se sentía tan bien que me vine a los pocos minutos y al terminar nos acostamos para descansar. Cuando me repuse le pregunté si había jugado eso con alguien más y él me dijo: Si, con mi mejor amigo Cristóbal, si quieres lo invito a dormir…
como sigue