Un adolescente mamador
A veces la vida nos pone en la situación correcta, un adulto ganoso y un adolescente necesitado de verga.
Roberto Garza tiene 32 años y a pesar de ser relativamente joven ya es divorciado su matrimonio duro acaso 8 meses, hasta que sorprendió a su esposa dándole duro al arte de fornicio con su hasta entonces mejor amigo, no la culpaba ya que su trabajo de agente de ventas lo mantenía viajando por todo el país y a veces duraba semanas fuera de la ciudad sin tener mas que el tiempo suficiente para llegar a un lugar y salir disparado al siguiente cliente a veces ubicado en el lado contrario del país, muy a su pesar siempre le había sido fiel a su esposa “entupidamente” pensó, pues las oportunidades no le faltaban pues su físico si bien no era el de un modelo con sus 1.90 de estatura y un cuerpo bien formado de 80 kilos, sobre todo bien dotado no se explicaba el porque de su mala suerte en el amor.
Su esposa tuvo la decencia de no exigirle nada con el tramite del divorcio y no reclamo la casa que ambos habían comprado “escapo con lo que traía puesto” no volvió a saber ni de su pinché amigo “que se pudran” pensaba cada vez que veía su argolla matrimonial que se resistía a quitarse como un recuerdo que se pierde en el smog de la ciudad.
Empezó a tener agitada vida nocturna, quería gastar su cuerpo y de alguna forma desconectarse de la fría realidad una realidad que se hacia mas presente cuando llegaba a su casa y encontrarla vacía…..fríamente vacía, así transcurría su vida entre los viajes y su vida nocturna en la ciudad buscando una respuesta a una pregunta que nadie hizo.
Su descenso en espiral parecía no tener fin y su moral se fue desgastando paulatinamente, un día amanecía con una prostituta y al día siguiente era un delicado travestí quien lo complacía oralmente en el anonimato de la noche, la distinción de sexos se iba haciendo cada vez más confusa.
Ese día los acontecimientos lo empujaron a conocer uno de los placeres más extraños:
La pedofilia
Después de pasar el la noche del viernes vagando de antro en antro como lobo estepario no había encontrado una presa de interés, así que a las 3 de la madrugada ya se encontraba semi alcoholizado en casa, la luz del nuevo día lo encontró desnudo sobre su cama sin arreglar, su mano acariciaba su endurecida verga que no había sido descargada en toda la semana por lo cual sus huevos rebosaban de semen fresco.
El reloj marcaba las 4:00 de la tarde de ese caluroso día de verano cuando entro a ese centro comercial para surtir un poco de víveres, esa molesta responsabilidad de surtirse de cosas para sobrevivir diariamente lo tenia de pésimo humor, lleno su carrito de cosas necesarias y se dirigió a pagar su contenido para escapar de ese lugar lo mas rápido posible, en eso estaban sus pensamientos cuando una alegre voz lo trajo de nuevo al mundo real.
¡Lo ayudo señor!
Cuando fijo la vista en la persona que tan alegremente lo saludaba vio que era un paquetero o cerillo esos adolescentes encargados de guardarte tus compras en bolsas de plástico a cambio de una propina, un gruñido salio de su boca, el jovencito ignorando su mal humor continuo con sus labores de guardar todo en bolsas, Roberto observaba el escote de la cajera que generosamente mostraba sus senos sin inmutarse ante su mirada, en eso estaba cuando vio que el paqueterito no le quitaba la vista de su polla, que por su delgado pants deportivo era imposible detener la naciente erección que la cajera provocaba con el bamboleo de sus ricas tetas, aquello lo lleno de morbo “mira nada mas con el chaval, así que le gusta “el arroz con popote” expresión muy mexicana para describir a los maricas, observo mas detenidamente al adolescente y descubrió sus finas maneras para depositar en su carrito las bolsas llenas de mandado, desvió su mirada al techo cuando el niño le dirigió una coqueta sonrisa, metió sus manos al pantaloncillo para resaltar mas su polla ya semidura sin saber si era por la cajera o por las intensas miradas del jovencito hacia su entrepierna, es costumbre de los paqueteros acompañar a los clientes a su coche para depositar el mandado en su cajuela, así que Roberto se sorprendió al pedirle al jovencito acompañarlo a su camioneta a dejar sus compras.
¡Con mucho gusto! –Respondió el niño-
Se encaminaron hacia el estacionamiento, oportunidad que aprovecho Roberto para mirar detenidamente el trasero del chico, que lo encontró apetecible “ya aguanta una verga” –penso- llego su camioneta y al estar depositando el mandado fingió un descuido para acariciar levemente una nalga del chico amanerado quien fingió no darse cuenta levantando mas su cola como ofreciéndosela al hombre tan apuesto que tenia a lado, extrañamente el estacionamiento se encontraba casi vació y como estaba en el sótano del establecimiento la sangre empezó a circular rápidamente en el cerebro de Roberto nublando su razón, se rasco descaradamente la verga como si algo le picara, provocando que la mirada de su acompañante se fijara directamente en su pronunciado bulto que crecía mas y mas incontenible mostrándose en todo su esplendor ante sus infantiles ojos, fingió ardor y exclamo una grosería en voz alta como fingiendo una molestia
¿Qué le pasa señor?
“Estos pinches pantalones, como no me puse trusa traigo la verga al aire libre y me cuelgan los huevos bien gacho”
¿Nunca te ha pasado?
“no señor, además no tengo el pito tan grande como usted”
¿Cómo te llamas?
Jaimito
¿Y que edad tienes?
12 años señor
“me doy cuenta que no le quitas la vista a mi verga”
¿Te gusta?
“perdón señor no quise molestarlo”
¡Vamos chaval que no es molestia!
“Es mas te doy permiso de que me la agarres, que veo en tus ojos las ganas locas de agarrar una buena polla como la mía”
Todavía no había dicho Roberto sus últimas palabras cuando ya estaba el chaval de rodillas acariciando el enorme bulto en sus pantalones, lo acariciaba con ambas manos propinándole tímidas caricias masajeando sus huevos y sus macizos muslos velludos,
Se recargo en su camioneta para disfrutar lo mas posible esas manos adolescentes que lo obligaron a soltar un ronco gemido, tomo con sus manos la cabeza del chaval y la hundió en sus piernas restregándole su húmeda verga en sus cachetes y en su nariz disfrutando de verlo de rodillas y tan sumiso manejándolo a su antojo
¿Ya has chupado alguna verga mocoso?
“pues solo la de un amigo, en el colegio”
¿Y que tal?
“pues si lo disfrute, pero usted la tiene mas gruesa y dura”
¿No te apetece darme una mamada?
Roberto bajo su pants hasta sus rodillas exhibiendo su gruesa verga ante su nuevo conocido y se la manoseo en sus narices, descubrió su glande corriendo la piel que cubría la cabeza chorreante de baba de su endurecida verga llena de venas que le daba una aparecía de acero, tomo de los cabellos al chico y sin esperar respuesta introdujo la punta en la boca del niño quien golosamente pasaba la lengua rodeándola succionando todo el liquido preseminal que Roberto por lo morboso del momento erupcionaba del interior de sus peludos huevos, coloca ambas manos en la cabeza del niño y sosteniéndola en el aire empezó a cogerselo por la boca con lentos movimientos de cadera simulando un coito, sus huevos se balanceaban de un lado a otro siguiendo el ritmo de la mamada que gratuitamente era proporcionada al pervertido sujeto.
Jaimito coloco ambas manos en los velludos muslos del calenturiento sujeto y los acaricio con ansiedad los sintió duros como piedra, como esos jugadores de fútbol que en sus calenturientas fantasías se imaginaba masajeándolos y besándolos a morir, pero su fantasía era realidad, en su boca estaba siendo invadida por una enorme verga que entraba y salía como un pistón desbocado provocando una enloquecedora fricción en sus labios que se encontraban distendidos al máximo para abarcar el grosor de ese miembro masculino que el destino había puesto sin esperarlo, cerro los ojos y dejo que la polla se adentrara en lo mas profundo de su garganta, charcos de saliva salían de su boca y escurrían por su barbilla y se estrellaban en el sucio piso del estacionamiento, que rico tormento, pensó, en ese instante no se cambiaria por nadie en el mundo, levanto su mirada y observo el enorme cuerpo de Roberto quien se había corrido el cierre de la sudadera y mostraba su desarrollado torso lleno de vellos negros, tomo con sus manos los enormes huevos peludos de Roberto y los acaricio como la cosa mas delicada y frágil del mundo, saco la verga de su ya adolorida boca y los metió en ella, aspirando el fuerte aroma varonil que despedía aquel cuerpo de ensueño.
Roberto sentía la poderosa eyaculacion en la punta de la verga, aquel chiquillo le succionaba el miembro de una manera deliciosa y suaves gemidos escapaban de su interior y se perdían en el desolado estacionamiento, mudo testigo de esa apasionada escena entre un calenturiento hombre y un delicado niño siendo sometido por la verga del mas fuerte: Roberto
“prepárate putito que te voy a llenar el hocico de mocos”
Jaimito apuro en su acción mamadora, ya había pasado tiempo de su primera y única mamada a su amigo y lo que estaba viviendo en ese momento no tenia punto de comparación, el escuálido cuerpo de su amigo y su pequeña verga adolescente con el enorme, adulto y corpulento cuerpo de su ocasional amigo quien estaba tan bien dotado por la naturaleza y esa manera tan salvaje de cogerselo por la boca lo tenia al borde de la locura.
Roberto escupió su espesa leche en el interior de la garganta del pequeño Jaimito quien hacia verdaderos esfuerzos por tragar lo mas rápido posible y no atragantarse con la abundante leche de Roberto que parecía no tener fin, sintió sus mejillas inflarse por el la exagerada cantidad de semen no pudiendo evitar que escurrieran por las comisuras de sus labios gruesas gotas de semen mismas que rescato pasando su lengua por su boca rescatando el preciado liquido eyaculatorio que salio disparado de los huevos que frente a el se movían vigorosos.
¡Puta madre que rica mamada me has dado chamaco!
“tenia una semana sin descargar, por eso ya mero te ahogabas de tanta leche que te avente”
-Que bárbaro señor, sentí que me aventaban un litro de leche en la cara, casi me ahogo”
¡Pero no te quitabas! ¿Verdad, goloso?
“te has portado tan bien conmigo que te voy a dar tu buena propina”
Extrayendo su cartera de su bolsillo le dio un billete de alta denominación a su succionador amigo.
“Esto es para ti, cómprate lo que tu quieras y te prometo que después pasare por ti para llevarte a dar un paseo ¿te gustaría?-
¡Si señor!
No me digas señor, me llamo Roberto
OK. Roberto, Te estaré esperando todos los días
Roberto sonrió divertido, claro que pasaría lo mas pronto posible, una nueva manera de ver el sexo se había descubierto ante el y no le molestaba que un pequeño mariconcito le hubiera dado tanto placer oral, “pinché chamaco, que bien la chupa y que buenas nalguitas tiene le condenado, espero que sea virgen para romperle el culo a vergazos” pensaba Roberto cuando conducía rumbo a su casa, sentía un descanso en su cuerpo como si descargarse en la boca de Jaimito le hubiera borrado todas las penurias que arrastraba su alma atormentada.
Por su parte Jaimito saboreaba el aun tibio semen que se había sido impregnado en su boca y lo saboreaba cuando subía las escaleras rumbo al centro comercial, en su mente se había grabado la enorme verga de Roberto y un escalofrió recorrió su espalda y se concentro en su virginal culo palpitándole muy rico, no pudo evitar empujar un dedo en su estrecha cuevita imaginado que era la verga de Roberto quien solicitaba entrar en es espacio tan intimo de su pequeño cuerpo, cerro los ojos imaginado la escena: el acomodado de perrito recibiendo los vigorosos embates del musculoso cuerpo de Roberto quien lo había penetrado completamente y sosteniéndolo de las caderas lo movía a su antojo limándole el culo, deseo con fuerza que “El” volviera y lo buscara de nuevo.
A los dos días Jaimito no lo podía creer cuando descubrió en la fila de clientes un rostro conocido que lo miraba fijamente, era “El” había regresado, sintió un ligero ardor en su culo, disimuladamente se las arreglo para estirar su cuerpo y observar el cuerpo de Roberto quien disimuladamente se acariciaba la verga con una mano su bolsillo, trago saliva el peque solo de recordar el sabor y textura de esa amada verga, no lo pensó dos veces, fingiría estar enfermo y pediría la salida temprano, no desaprovecharía la oportunidad de pertenecer completo al hombre de sus sueños.
Por su parte Roberto depuse de mucho pensarlo se decidió a pasar a recoger al paqueterito para llevarlo a casa y descargar de nuevo sus huevos, no en su boca, su nuevo objetivo era ese abultado culito adolescente que no podía apartar de su mente….
Sabroso relato ya se me antojo ese culito del paqueterito. Hay una segunda parte
Qué rica historia 🤤 espero con ganas la siguiente parte
Muy bueno, conta como le rompió el culo!!!
Esta historia tendrá de casualidad continuación