Un amigo de la familia 3
Después de él, me cogió otro batiendo la leche.
Saludos amigos.
Les contaré otro encuentro con este amigo.
Frente a casa de mi abuela había un local donde vendían cerveza, licor, víveres en general.
y allí estuvo trabajando por un tiempo este chamo.
Los días domingo por la tarde estaba cerrado pero al entrar por el garage se tenía acceso a la parte de atrás del local, por ahí atendían a las personas que llegaran a comprar.
Aquel día domingo, mi abuela me pide que vaya a comprar algo, no recuerdo si queso o algún otro producto que era necesario para la cena.
Paso con confianza hasta la parte del fondo, y está el hijo del dueño, por el que nunca sentí atracción, pero él por mi sí. De eso me daría cuenta después.
El hijo del dueño estaba tomado. Pido lo que necesito y el chamo (amigo de la familia), entra a buscarlo. El hijo del dueño me dice que entre, y yo paso. Por ser vecinos había mucha confianza.
Mientras espero que el chamo me entregue lo que busco, el hijo del dueño entra y se para a mi lado, dice algo y se separa su pantalón que en la pretina era de elástico (acá en Venezuela le decimos mono el que se utiliza para hacer algunos ejercicios o salir a trotar). Estaba tan cerca de mí que pude ver sus vellos púbicos. Ni siquiera en ese momento pensé lo que quería.
No recuerdo exactamente como se dieron las cosas o que se habló para llegar al desenlace que contaré.
En el lado opuesto a la entrada del garage, había un espacio que no se utilizaba, pues ahí terminé con el chamo dándome por el culo. Un culo acostumbrado a ser penetrado por cuánto pene de mis primos y sus amigos quisieran.
Se lo mame un rato, sentía el sabor dulce del líquido preseminal, lo que siempre me ha encantado.
Hasta que el me dice que me quiere coger, me levanto, bajo mi pantalón corto hasta las rodillas y le ofrezco mi culo.
Apretó mis nalgas, metió un dedo en mi ambrieto hueco y me dijo, que rico se siente, y tan caliente, aprietas rico…
De inmediato echa un poco de saliva en su mano y lo pasa por su pene, un poco más y lubrica mi culo.
No aguanto más, me dice.
Mételo rápido, le dije. Dale despacio.
Y sentí como iba entrando esa cabeza abriéndose paso. Yo disfrutaba cada centímetro que iba entrando, y él también, pues sólo escuchaba resoplidos de placer. Me abrazó para finalmente metermelo todo de una sola vez. De mi boca salió un quejido de placer. Que rica sensación ser poseído por un hombre, y saber que al otro lado de la pared había alguien más, esperando su turno.
No tardamos mucho, pero el chamo se esmero y le dió con fuerza, en cada envestida me decía lo rico que estaba, lo caliente y apretado de mi culo. Eso me calentaba y también me meneaba a su ritmo.
Así, así, sigue haciendo eso que ya casi acabo. Que rico, decía
Diciendo eso sentí las pulsaciones de su pene, llenaba otra vez mis entrañas de su rica leche.
Que rico, me gusta mucho cogerte. Dijo
Sacó su pene y me dice que el hijo del dueño también me quiere coger. Obvio, sabía que estábamos ahí y no precisamente conversando. Cómo buena puta, le dije que lo hiciera pasar hasta donde estaba.
Salió el chamo y entra el otro, ya con el pene afuera masturbandose. Tremendo guevo o pene. Aquello era más grande de todo los que me había comido, que eran muchos. No pensé en que me dolería, solo me dedique a mamarselo un rato.
Ese pene media como unos 22 cm, quizás más, era realmente grande, más grueso que todo los que había visto
Al fin te voy a coger. Dijo. Siempre quise hacerlo.
Si? Pues aquí estoy. Le dije.
Que ricos lo mamas, pero ya te quiero coger, dijo.
Así que me levanté, con los pantalones aún en las rodillas, y le ofrecí mi culo lleno de leche, a lo que no le dió importancia.
Con mi culo dilatado y lubricado con la leche del chamo, pido entrar fácil aquel monstruo, igual sentía como se expandía más ya mi dilatado hueco.
Despacio, le decía, lo tienes más grande que todos, fue mi confesión.
Si? Lo tengo más grande? Pregunto con cierto aire de orgullo. Ahora sabrás lo que es tener un buen pene cogiendote.
Y empezó a meterlo con más firmeza sin ser rudo.
A mí me dolía, pero era soportable. Hasta que sentí que llegó hasta lo más profundo, y así me lo hizo saber.
Ya te clave todo, marisco, era guevo lo que querías no? Me dijo.
Esas palabras me calentaron al mil, y con mis manos separé mis nalgas en señal que quería que fuera más adentro.
Ese culo es ambriento. Dijo. Quiere que entre más.
Así que lo saco hasta dejar dentro solo la cabeza y de un solo envión lo metió hasta el fondo, y con toda la fuerza que se podía hacer. Fue un dolor placentero.
Que rico, le dije. Otra vez.
Y repitió el movimiento un par de veces más. Luego empieza con el meneo subiendo el ritmo en cada ir y venir, batiendo la leche de su amigo en lo más profundo de mí.
Sabía que este culo iba a ser mío, me dijo, y lo tienes bien rico. Estás caliente.
Yo me masturbaba disfrutando aquel pene grande que había logrado conseguir.
Me abraza, pone sus manos por mis hombros y la envestida se hace más fuerte, hasta que acaba. En ese preciso momento también acabé botando chorros de leche.
Cerré los ojos, si no me hubiese tenido abrazado creo que me hubiese caído, por el inmenso placer que me hizo sentir mis piernas se debilitaron. Que rico experimentar algo así.
Quiero seguir cogiendote, me dijo. Quiero echarte otro polvo, pero en este momento ya no se puede.
Casi ni respondí, trataba de recuperarme, todo eso aún teniendo clavo semejante trozo de carne. Ajá, fue lo único que atiné a decir.
Salio de mi, trate de apretar el culo mientras salía a fin de exprimir hasta la última gota de leche. Para ser sincero no sentía nada, pero a él le pareció increíble.
Que rico aprietas, me dijo.
Nos acomodamos nuestras ropas, el salió primero indicándome que me esperara. Al rato llega el chamo y me dice que ya puedo salir.
Esa fue otra rica experiencia
Espero hayan disfrutado una vez más de este relato.
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Bufff como me has dejado. Que rico se siente cuando te dejan con las piernas temblando y el culito preñado de leche.