Un Amigo, hermano y amante
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo inicio, en mis 16 años y algo, a cercas de cumplir los 17. Yo en ese entonces, era un adolescente gordo, pero alto. Era tan gordo, que algunos en burla me apodaban "Tetas" desde el día que fui a la escuela con una camiseta algo ajustada y sin mangas. Fue creo, el error más grande de mi vida.
Todo, inicio acabando una temporada de exámenes, el profe que intento ser bromista conmigo, ya que mis calificaciones eran (Y siguen siendo) de promedio de 10. En su intento de broma me dijo: "Sergio, tienes que ser fuerte. Tienes que ser fuerte, chico… sacaste… un 9" Me miro como esperando que reaccionara alarmado y después susurro "Que dios se apiade de tu alma".
Yo lo mire sin alterarme y sin emoción y hasta sarcásticamente le respondí "Ah, un 9. Con esta calificación, ya ni vale la pena vivir" Todos en el salón, se rieron de mi broma y el profe, se enojo por eso, porque nadie se río de su broma, en fin no me importo.
Cuando llegue a mi casa, estaba a punto de meterme a bañar y mirando mi reflejo (Me acababa de quitar la camisa) admití para mis adentros, que estaba gordo, así que me puse de nuevo la camisa, y salí para ir a un gimnasio no muy lejano, a 20 minutos en autobús, llamado "Gold’s Gym". Mi entrenador se llama Jerry, la primera impresión que tuve de él, fue la de un gladiador o un luchador de la "WWE". Era casi un palmo más bajo que yo, de piel bronceada y cabello castaño. Era increíble cómo a pesar de tener camiseta resacada, se le marcaban todos los músculos del pecho. En un principio, fue un cretino, sinceramente hablando, pero después de que sus problemas personales mejoraron, Jerry acabo siendo un tipo muy buena onda. Hasta el punto de que se ofreció ser mi padrino de graduación unos años después. (Y lo es, ahora mismo)
Con el pasar de 3 meses ymedio, pasaron varias cosas que me llevaron a lo que hice. La primera es que mi padre, me consiguió una casa propia a la cual me traslade, como me dejaba una mensualidad muy generosa nada me falto por muchos años. La segunda cosa, es que note, en verdad empezaba a bajar de peso. Jerry me dijo que pronto, quizás en 4 o 5 meses más, empezaría a tonificar mis músculos y que eso era un gran progreso.
La tercera, es que entraría en nuestro grupo un chico nuevo, y yo, como era el jefe de grupo, debía orientarlo en las materias que ya habíamos visto, cosa que no me agrado en un principio. A los 2 días que nos habían avisado que entraría el chico nuevo en el salón, Jerry me dijo que entrenaría a un chico nuevo en la rutina.
A media hora, mientras levantaba pesas con Jerry me estaba ayudando, se acerco a nosotros un chico que en mi primera impresión, me pareció había entrado al gimnasio por error. Era bajo y delgado, piel morena clara y de cabello negro, cortó.
-Hola -Dijo nervioso – Soy Walter y me dijeron, usted seria mi entrenador.
Jerry se presento, y luego me presento a mí, estreche la mano de Walter por cortesía pero no hable. Admití internamente que Walter era un chico guapo y pensé que sería de esos chicos que tenían hasta 7 novias. Una para cada día de la semana. Estaba equivocado. A los 20 minutos Jerry salió a hacer una llamada. Walter miro las pesas como si deseara en ese momento ponerse a levantarlas.
-Ehm, deberías esperar un poco antes de empezar con las pesas. – Le dije – En mi primer día también inicie con las pesas y sin compañero, y casi me mato.
-Lo siento -susurro. -Es que no lo sabía.
Lo mire algo sorprendido, mirándolo más críticamente se veía no solo nervioso si no intimidado. Le pregunte de donde venia y con sinceridad empezó a decirme que su madre, se había casado con otro hombre que además tenía un hijo que tenía 6 años. Yo escuche su historia sorprendido de que fuera tan sincero con un desconocido.
Me conto que su madre y padrastro, se habían matado en un accidente hacia pocas semanas y que él, y su hermano, (la relación de Walter, con su hermanastro Jacob, funcionaba y se veían mutuamente como hermanos de sangre) ahora vivían con su abuela Georgina, aunque antes habían vivido en el campo. Cuando menciono la secundaria donde iba, me sorprendí y más supuse rápidamente a cual salón, iba a entrar.
-Entonces -le dije – Ya conoces a uno de tus compañeros de clase -me miro como sorprendido y admirado -soy el jefe de grupo, y me parece debo ponerte al tanto de las materias que ya hemos visto, así que supongo pasaremos mucho tiempo juntos en la escuela y aquí. No me equivocaba, es lunes, Walter ya estaba en la clase, así que lo salude algo más alegre y cordial.
La siguientes 3 semanas no fueron difíciles como me lo había imaginado, poco a poco me di cuenta de que Walter era en verdad un chico inocente.
Amable, crédulo, sensible, tímido, e inocente. Tanto que hasta cierto punto, era ciego. ¡¡¡Por dios, ni siquiera sabía quién era Shakira!!! ¬¬ (Ya se imaginaran)
Pero eso no fue lo único que empecé a notar, si no que poco a poco también yo empecé a cambiar, ya que por aquel tiempo era un chico algo solitario e insocial, y de la noche a la mañana era más platicador, mas voluntario a aceptar ir a fiestas, a jugar futbol en la escuela, ha hablar con nuestros compañeros de clase, me sorprendí a mi mismo bromeando, y riéndome de los chistes de los demás, hasta invitando a algunos a ir a comer a mi casa, a ver películas o algo así, y principalmente, Walter y yo, nos habíamos vuelto, muy buenos amigos.
Sin embargo, cuando pasaron 2 meses de que nos habíamos conocido. Note (Y otros también lo notaron) que Walter empezaba a embarnecer su cuerpo, y no solo eso, sino que algunos músculos ya los tenía a medias marcados, casi como Jerry, y eso que Jerry tiene un cuerpo casi a la par de Batista. Aunque sin los hombros TAN anchos.
Eso me irrito un poco hasta que sinceramente, y sin que yo se lo pidiera, Walter, apenado me dijo (Después de que Jerry, lo felicitara por su progreso) que había tomado unas pastillas, para desarrollar musculatura.
Me avergoncé de mi mismo por los celos hacia Walter y más me apene cuando Walter me dio las pastillas a guardar, aunque como él, acepte la condición de tomar algunas para que estuviéramos "iguales".
A los pocos días, las pastillas empezaron a hacer su efecto y casi 5 días después, Walter y yo conocimos a 2 nuevas integrantes del gimnasio. Eran gemelas: Rachel y Mónica, y estas estaban con otro entrenador llamado Adam, y compartían con nosotros la hora de rutina.
A las 2 meses más o menos, ya los 4 éramos 2 parejas de novios. Rachel conmigo y Mónica con Walter. Y así, pasaron 9 meses maravillosos. Bueno, quizás hasta ahora me haya ido por las ramas en mi relato. (Hasta ahora, se diría era el prologo) Pero de aquí ya inicia como inicio y paso, lo que paso. (Y de lo que no me arrepiento)
Ya habían pasado 1 semana, desde que había cumplido los 18.
Esa noche, estaba muy nublado, casi ni se veía la luna, estaba solo en mi casa y Walter me llamo, pidiéndome ayuda para un trabajo de química, y le dije que me lo mandara por correo, para que lo fuera checando mientras él venía. A los 3 minutos ya estaba redactando y corrigiendo su trabajo, estaba muy concentrado y no oí que Walter tocaba a la puerta hasta que me llamo al celular. Cuando abrí, estaba lloviendo a cantaros, Walter más parecía que había venido a nado.
-Perdona, hermanito –me disculpe, no le baje el volumen a la música y por eso no te escuche.
El entro nada molesto, aunque si vi que temblaba un poco, mirando la lluvia y luego el cielo me di cuenta de que no dejaría de llover en horas. Siendo sincero y más descriptivo me sentí en un huracán en mar abierto, con el viento gélido y fuerte, la lluvia y la especie de niebla que se forma cuando llueve con muchísima fuerza, y hace mucho frio, mas aun me sorprendió que la abuela de Walter, lo dejara venir a verme con ese clima.
-No hay problema bro, yo tengo la culpa, porque les deje el taxi a unas señoras. Y casi todo el camino, me vine corriendo
-O a nado –comente, y los dos comenzamos a reír. –Ven, le dije guiándolo hacia la segunda habitación que tenia. El cuarto de invitados. –Aquí tengo mucha ropa si quieres cámbiate y luego me la regresas. (Para ese entones, yo, ya era un chico delgado, y atlético)
-Claro, bro – me dijo y empezó a desvestirse, iniciando con la camisa. Yo lo mire, mientras se quitaba la camisa, con el cuerpo que ya tenía, músculos marcados su piel morena y empapado, me sentí algo incomodo, casi como en medio de un pilar de vapor, porque hasta suspire ligeramente y admití que Walter, era MUY sexy.
Me centre de nuevo en el trabajo de química, aunque estaba redactando unas cosas, escuchaba pese a la música, y el sonido de la lluvia, como Walter se desvestía y volvía a vestirse en silencio después de que se secara con una toalla. Salió del cuarto con otra toalla, enrollada en su cintura.
-¿Donde dejo la ropa, bro?
-En el cesto que esta junto al baño -le respondí volviendo a mirar la pantalla. Vi de reojo que entraba de nuevo en el cuarto y supuse empezó a vestirse. Suspire y seguí trabajando en la tarea de mi amigo -Mañana voy a seguir lavando ropa, -le dije -así que puedo lavar tu ropa, si gustas -y de repente me puse de pie de un salto. -¡¡¡La ropa!!! -grite y salí a hacia el patio para tratar de recoger la ropa que esa misma tarde había lavado. Grave error.
Al intentar sujetar una sabana por completo mojada, el viento la empujo hacia a mí, y esta como si tuviera vida, a medias se enrollo sobre mí, que en ese momento tenía varias prendas en brazos, me resbale y caí al suelo lodoso.
Intente ponerme de pie pero la sabana me había cubierto casi por completo y no veía nada, cuando me quería parar de nuevo, gire para ponerme a cuatro patas y toda la ropa que tenía en brazos se cayó al suelo, además de que resbale de nuevo para dar de cara al lodo.
Un par de manos firmes me ayudaron a levantarme, lo peor no había pasado, cuando intente quitarme la sabana él, resbalo y como aun me sujetaba por los hombros, yo también resbale y un segundo después, sentí y a medias vi, que caía de nuevo al suelo con Walter bajo de mí. Mi cabeza dio contra su torso y creo le saque el aire, porque lo escuche soltar un gemido doloroso y toser secamente.
De un salto, enfadado y avergonzado me separe de él y me levante, creo las personas a 5 casas de distancia me oyeron insultarlo todo, desde el lodo, a la lluvia y a la estúpida ropa que torpemente había intentado recoger para que no se ensuciara y de nuevo estaba sucia.
Cuando entre con los brazos cargados de ropa de nuevo sucia, mire huraño mi casa, camine hacia la pileta, saque del armario bajo esta una cubeta y la metí de mala gana, cuando mire a un lado, vi que Walter hacia lo mismo con la ropa que él había recogido, para disgusto mío la ropa que le había prestado a Walter y que se acababa de poner, estaba sucia y el estaba, mojado y enlodado como yo.
Me miro y sonrió y un momento después comenzó a reírse, lo mire unos momentos y después también comencé a reír.
-Walter, hermano -le dije -¿De qué nos reímos?
-Todo fue chistoso, Sergio -contesto y los dos comenzamos a quitarnos la ropa sucia, mientras estaba en bóxer de nuevo viendo a Walter, sentí como si de mi cuerpo saliera vapor, Walter hablo lo cual considere oportuno.
-Bro, ¿crees que pueda quedarme a dormir? -pregunto mientras miraba por la ventana y luego tomaba el teléfono -No creo pare de llover.
-Claro -le dije mientras entraba a mi cuarto, desde ahí escuche como le hablaba a su abuela, un momento después le pregunte -¿Ya cenaste?
-Ya – me respondió, yo tome un bóxer limpio y entre al baño. -Voy a bañarme, puedes ir checando el trabajo si quieres. -No escuche que respondió, entre al baño, me quite el bóxer sucio y comencé a bañarme.
El baño de mi casa, consiste en 3 habitaciones, la central es donde hay un gran espejo, el lavabo y bajo este está un pequeño armario con repuestos para rastrillos, cepillos dentales, cremas, gel, toallas y otras cosas, el cuarto a la izquierda es el W.C y el ultimo, a la derecha del cuarto central, estaba la regadera que tenia puertas deslizables de cristal empañado.
Más o menos a los 2 minutos, mientras me enjuagaba el cabello del champú, escuche que tocaron a la puerta y Walter desde fuera dijo.
-Bro, voy a lavarme los dientes.
-Ok -le respondí, más atento a lo mío, unos momentos después escuche que se cerró la puerta. Cerré la llave y busque la toalla, la cual se me había olvidado arrimar, así que abrí la puerta de la regadera, y salí desnudo. Walter estaba ahí, solo vistiendo su bóxer, con un rastrillo en mano y medio rostro cubierto con crema de afeitar.
-Espero no te importe -dijo dándose la vuelta, para mirarme. Yo estaba de pie desnudo delante de él. El simple hecho de estar así, frente a un amigo, era porque me había tomado por sorpresa. Walter me miro por el espejo y luego giro para mirarme más de cerca. -¡¡¡Sergio!!! -exclamo. -debes tenerlo de 20 o un poco más grande.
-¿Qué? -dije -Soy hombre, menso -le respondí dándome cuenta de que se refería y antes de que pudiera decir algo, de tres pasos Walter estaba agachado delante de mí. La sensación fue, extraña, puesto que me había tomado de sorpresa de nuevo. Pues, mi amigo estaba agarrándome el pene con las dos manos, acariciándolo suavemente, yo empecé a suspirar, se sentía rico, sus caricias, me tembló la mano y la puse en su cabeza y gemí de placer.
-La tienes grande -repitió. Yo reaccione, como despertando de repente, y di un paso atrás cubriéndome con las manos.
-Oye -le dije molesto -¡Somos hombres, pendejo!
Antes de que dijera algo mas, Walter se quito su bóxer, así que pude verlo por primera vez desnudo.
-"Carajo, es ardiente y muy sexy" -pensé mientras Walter se acercaba a mí.
-Para estar parejos -dijo con algo que note, era inocencia, un momento después entre suspiros mis manos, guiadas por las suyas, tocaron su pene.
Gemí de nuevo y di un paso para acercarme a él. Con esto aparte mis manos y nuestros penes se tocaron, punta con punta. Eso dio inicio a una reacción en cadena, lo siguiente fue que estábamos abrazados, sentí sus manos sujetarse a mi espalda y las mías a la de él. Lo mire a los ojos, esos ojos puros e inocentes y un momento después, estaba besándolo.
Sentí su lengua tocar la mía, lo apreté contra mí con fuerza, sentí que intento apartarse, pero después el también se apretó a mí. Su aliento en mi boca, su respiración, los latidos de su corazón acelerado a pesar de nuestro abrazo, lo sienta a él, todo y cual era.
Me di cuenta de que quería estar ahí, besándolo y también de que anteriormente, jamás había besado a Rachel de ese modo en que estaba besando a Walter. El beso era con más fuerza, más sensibilidad, más apasionado.
Después de lo que debieron ser 5 minutos, me separe de él, suspirando y ardiente, sintiendo mi pene erecto, caliente hasta palpitando casi a la par de mi corazón y viendo su pene también erecto y colorado.
-Wow -exclamo cuando tiernamente nos separamos de nuestro abrazo, note que estaba colorado -Tu sí que sabes besar, hermano -murmuro y volvió a besarme, esta vez le devolví el beso mientras nuestras manos acariciaban nuestros penes.
No sé cómo pero unos momentos después, estaba cargando a Walter en brazos, no me di cuenta ni cuando se había quitado la crema de afeitar en la cara (supuse también me había embarrado yo) ni cuando lo había levantado o salido del baño. Solo sabía que estaba colocándolo en mi cama, y a cuatro patas subí pero me detuve a la altura de su pene.
Lo tome y acaricie unos momentos y después, empecé a lamerlo suavemente. No sentí ningún sabor, solo escuchaba los gemidos de placer de Walter. Solo veía su piel morena que cubría sus músculos torneados. Me incline más hacia su pene y lo introduje en mi boca. Estuve así, chupándole y lamiéndole el miembro por casi 2 minutos y después, a cuatro patas, gatee sobre su cuerpo para besarlo. Nos besamos cortamente unos momentos y después el giro, y quedo encima de mí. Me beso de nuevo y retrocedió para iniciar a lamerme el pene.
Gemí de placer mientras su lengua tiernamente me lamia. Su mano me lo sujetaba con firmeza mientras la otra mano me recorría en caricia el abdomen, luego, con un suspiro, metió mi pene en su boca. La sensación tibia y placentera fue así instantánea mientras me lo mamaba y mordía levemente para no lastimarme. Yo me sentía cómodo y feliz. Con los ojos cerrados, disfrutando hasta que saco mi pene de su boca, se inclino, poniéndose encima de mi todo lo largo que era, para besarme. El sabor de ese beso fue un poco diferente, pero no del todo malo. Después me susurro.
-¿Te penetro yo, primero a ti. O tú a mí?
-Tu primero a mi -le respondí ya por completo caliente, mientras me besaba un momento y después lentamente abrió mis piernas y a medias me alzo en voladas. Lo siguiente me hizo suspirar cuando sentí su lengua lamerme el ano. Primero rápida pero después suavemente, de haber podido hubiera llorado de placer. Después, lo sentí.
Primero sus dedos acariciando la boca de mi ano y después reaccione un poco de medio salto cerrando las piernas y poniéndome "duro". Unos momentos después, sus dedos me acariciaron la boca de mi ano, esta vez más suavemente.
-Si -le dije con júbilo y después, sentí la cabeza redondeada de su pene. Primero fue como un empujón, mientras sentía el calor de su miembro y su cuerpo en mis piernas, un momento después sentí un segundo empujón más fuerte, el tercero me hizo soltar un quejido y una sensación intensa, dolorosa y placentera, cuando me penetro.
Estaba dentro de mí, lo sentía, su grosor y tibieza, lo largo de su bien dotado miembro, mientras me penetraba más profundamente, al abrir los ojos vi que el suspiraba de placer y sentí como lo sacaba suavemente de mi para volver a meterlo con suavidad.
Estuvo así, penetrándome por unos minutos después, bajo una de mis piernas y subió la otra hasta que la paso y recargo en su hombro. El se acomodo mejor y yo lo permití mientras me penetraba de nuevo esta vez más rápidamente.
Creo llore de placer, porque sentí su mano recorrerme los pómulos, después lo saco y vi que su pene rojo palpitante y sin condón había crecido al menos 2 o 3 centímetros. Gire en la cama y comencé a lamerle el pene de nuevo. El emitió un quejido agradable sabia que él sentía rico igual que yo. Lo siguiente simplemente me hizo transpirar cuando me aleje de mala gana de su pene y volví a besarlo.
Nos abrazamos mientras nuestro beso duraba, su saliva era como un licor exquisito para mí y el sentir el calor sensual de su cuerpo musculoso, me éxito más. Abrazándolo lo hice girar de modo que quede sobre él, mis manos en su torso, a medias me levante un poco y mi mano derecha sujeto su pene rojo y palpitante mientras lo guiaba hacia mi ano.
La sensación cálida y de empuje en mi parte baja trasera se repitió y con un grito y quejido de dolor y dicha sentí de nuevo su pene palpitar dentro de mí. Estuve así, levantándome y hundiéndome, prefiriendo yo el tiempo y la calidad de su penetración entre varios "Ah" y "Sí, así" que exclamábamos entre sollozos y murmullos.
Después de casi 5 minutos se me cerraban los parpados, de mala gana me levante y sentí como un tirón al sentir su pene, salir de mí. Me deje caer a su lado suspirando y respirando fuertemente. El giro hacia a mí con una expresión de placer en sus ojos puros e inocentes y me abrazo con fuerza, como si quisiera fundir su cuerpo al mío. Sentí a la altura de mis piernas un cálido y pegajoso liquido salpicarme hasta casi la altura del ombligo, mire hacia abajo y vi su semen banco, al levantar la vista, con un suspiro me acerque a Walter y de nuevo lo bese.
-Por favor -me susurro cuando nos separamos -penétrame -rogo y yo lo complací pero antes, yo me puse encima de él y lo bese unos momentos más. El no dejaba de suspirar y yo me dirigí a sus pezones y los mame como si fuera un bebe con su madre, el murmuro algo que me sonó a "Que rico" después de eso, me dirigí a su pene y le di un beso en la cabeza de este. Y lo lamí y mame unos momentos, aunque luego me separe, para iniciar yo.
Me agache a llegar a la boca de su ano y la lamí suavemente, el sabor no me incomodo aunque en otro tiempo me hubiera hecho vomitar de solo pensarlo. Después, lo tome de sus piernas, las levante mientras doblaba mis propias piernas como si me sentara en cuclillas, mi pene estaba tan erecto que dolía.
La cabeza de mi pene eyaculo un poco, y después lo embestí. La sensación del calor de su ano y mi pene fue rara en un principio, pero yo no me aparte de él. Seguí haciendo presión, mientras notaba como su ano cedía ante la cabeza de mi pene. De un tercer empujón, se oyó un sonido como de succión y limpia y directamente, lo penetre.
El dio un quejido igual yo, y fue como si su cuerpo quisiera jalar desde adentro mi pene, porque se lo metí hasta que mis testículos hicieron contacto con sus nalgas. Estábamos "conectados", unidos dos hombres en uno solo en esos momentos. Busque sus manos y las encontré, haciendo uso de mi fuerza hice que se incorporara y sus piernas se enlazaron a mi espalda mientras lo abrazaba contra mi pecho.
Walter emitió un gemido, era obvio lo estaba penetrando más profundo y cuando lo mire, note que estaba llorando. Eso me asusto.
-Lo siento -le dije intentando apartarme -no quería lastimarte.
Walter me miro y se abrazo a mí y un momento después me beso. Nos acostamos, yo de nuevo sobre él, sonreí y lo saque lentamente, para después meterlo completo, oí sus gemidos y quejidos, pero no eran de dolor si no de gozo. Lo saque completo de nuevo y me baje de la cama, lo gire de modo que me daba la espalda, el doblo sus rodillas de modo que sus nalgas quedaban alzadas.
Juguetonamente le di una nalgada y pose mis manos en ambas nalgas, para masajearlas circularmente unos momentos, después me incline y comencé a lamerle la boca del ano de nuevo mientras una de mis manos masajeaba mi pene y la otra el suyo. Me acerque a el de un gateo y lo volví a penetrar, el a medias se alzo, ayudándose con sus brazos, yo lo sacaba y metía sintiendo la presión de su cuerpo en mi pene, luego sentí una de sus manos a medias tocarme y deslizarse por mi pecho.
Se dio vuelta cuando lo saque y se acostó, de modo que quedamos frente a frente de nuevo, y abrió las piernas ante mí, me agache un poco hacia él para metérselo profundamente, yo recogí sus piernas como si estuviera a cuclillas y mirándolo a los ojos como suspiraba y gemía, fui cada vez más rápido, más certero penetrándolo profundamente mientras comenzaba a sentirme mas y mas excitado, antes de que lo sacara, Walter me detuvo.
-Déjalo dentro –me dijo –deja que tenga una muestra de tu néctar en mí. -Asentí y, después me acosté sobre él y sintiendo el momento me arquee y a medias me levante posando mis manos en su pecho musculoso, sentí como mi pene bombeaba y descargaba mi semen en el interior de su ano y cuerpo. El gimió con gozo. Lo mire y de repente me sentí muy cansado y me di cuenta de que estaba sudando, sin miramientos me deje caer sobre él, sentí presión en mi pene y como se me apretaba, pero no le hice caso.
Lo sentía a él, a Walter bajo de mí, lo sentía suspirar y respirar profundamente, así como también sentía su sudor y su aliento, me recorrí un poco hacia su derecha para que nuestros rostros quedaran a un palmo de separados, me deje caer asegurándome que nuestros labios se encontraran, tan cansado estaba que no me resistí a sus besos y como sus manos acariciaban mi espalda y de vez en cuando mis nalgas. Cerré los ojos mientras nuestras lenguas en otro beso apasionado, se lamian una a otra, se me cerraron los ojos luego sentí su saliva en mi boca y no vi, nada más.
Sentí que me movían un poco y algo húmedo pero solo eso. Cuando me desperté en la mañana fue el despertador el cual apague la alarma de un manotazo, aunque antes de eso, al abrir los ojos vi a Walter aun dormido en su rostro de niño, una sonrisa inocente y placentera en sus labios carnosos que tanto había besado, se veía tranquilo así como feliz. El estaba recargado a mí, usando mi pecho como almohada mientras me abrazaba, en un modo tierno como si yo, fuera un oso de peluche que le perteneciera. Y sí, yo en esos momentos, yo le pertenecía.
Sentí mi pene erecto y también el suyo tocándome y eyaculando en mi pierna derecha. Lo abrace con mi brazo derecho, el suspiro dormido, no despertó hasta los 5 minutos después cuando lo desperté acariciándole el cabello.
Me miro con esa mirada inocente y después se incorporo un poco y nos besamos, de nuevo lo bese de ese modo apasionado que tanto lo había impresionado y él, no se resistió.
-Buenos días –me dijo cuando me separe de él a los 2 minutos. –Anoche goce como nunca.
-También yo –dije pasándole una mano por su fornida espalda.
Como aun seguía lloviendo y con fuerza ese día no fuimos a la escuela. Todo el día desde que despertamos hasta la noche estuvimos teniendo sexo. Solo paramos para comer, y bañarnos, y esa noche después de que él, por petición mía, llamara a su abuela, para asegurarle que se quedaría otra noche en mi casa, porque la lluvia aun seguía cayendo fuerte aunque no tan intensamente como antes.
Mientras llamaba yo, estaba en el MSN, hablando con una compañera que según me dijo, nadie había ido a la escuela, porque medio lugar estaba inundado. Cuando apague la computadora mire a Walter que él, al igual que yo, seguíamos desnudos, Walter miraba la ventana con esos ojos inocentes cuando me miro se acerco a mí, me acababa de acostar en la cama, el se subió y se recostó sobre mí, pero recargo su cabeza en mi hombro. Estuvimos en silencio un rato hasta que hablo en un murmullo.
-Sergio, hermano -dijo -Hasta ayer en la noche. Era virgen.
Yo le pasaba las manos por su espalda. Me quede asombrado, a pesar de que estaba sobre mí no le vi bien el rostro pero supe, que no mentía, porque sentía el latir de su corazón y no se había alterado, tampoco respiraba entrecortada o fuertemente ni temblaba o sudaba, al mirarlo a los ojos antes de que se agachara hacia mí y me besara, vi que era sincero al 100%.
-Yo solo había tenido sexo con Rachel 2 veces -le respondí abrazándolo contra mí, mientras una de sus manos acariciaba mi pectoral. -En las 2 use condón, pero no me esperaba esto, que tú, con todo lo sexy que eres…
-Hubo una vez, hace un mes donde, Mónica y yo… – me interrumpió y luego se quedo en silencio, seguía acariciándome los músculos del pecho se incorporo un poco y luego se dejo caer a mi lado, aunque no dejo de acariciarme. -Quisimos tener sexo -dijo al fin -pero le entro miedo, de hecho también a mí , después de que me acariciara el pene un buen rato y se me paro, pero le entro miedo y dijo que debíamos esperar.
No dije nada, lo escuchaba con atención, el pareció notar esto y siguió narrando.
-Anoche cuando te toque el pene en el baño, fue por asombro. Tu casi tienes un cuerpo como "Jiri Borkovec" (Evite preguntarle quien carajos era Jiri Borkovec) y me tomo por sorpresa, ya que yo… cuando te vi sin camisa, después de que te hubieras marcado, desde hace ya meses… sentí hacia a ti un profundo respeto, pero algo como si, como si fueras alguien a quien yo quisiera ver siempre feliz, casi con devoción… suspiraba y sentía mareos al verte…
Lo mire mas asombrado aún, yo era quien lo admiraba a él, a ese chico moreno de atractiva musculatura, rostro y una inocencia pura como si fuera un niño.
-Te amo -dijo llorando y se incorporo -pero, no puedo ni te pediré que dejes a Rachel, porque he visto como disfrutas estar con ella.
-Walter -le interrumpí -De que carajos estás hablando, no llores. -le dije algo molesto y le seque las lagrimas, no supe si me escuchaba por que tenia la mirada perdida. -Yo lo que siento por Rachel, y lo que siento por ti… es distinto y también…
-No importa -me interrumpió. Alguien tan inocente como él, viéndolo llorar de ese modo y hablar en esa forma tierna pero de ese modo que habla una persona derrotada. Me hacía sentir confuso, asustado y conmovido -Yo te esperare -dijo y se incorporo y se puso de pie de un salto.
Me asusto que se pusiera de pie de ese modo y también lo hice y me pare frente a él para sujetarlo si fuera necesario. Pero una vez estuve frente a él, se lanzo hacia a mí y me abrazo de nuevo como si quisiera nuestros cuerpos se unieran en uno solo.
-Mi cuerpo y, yo. Te pertenecemos solo a ti -susurro y me beso.
Esa noche (Ya eran las 9) tuvimos el mejor sexo en toda la vida, aunque practicante todo el día y la noche anterior también lo hubiéramos tenido. A la mañana siguiente cuando desperté y él se vistió y se marcho a su casa, pensé nunca más volvería a ver esa mirada inocente y tierna en Walter. Pero me equivocaba, al lunes siguiente y después al martes y así. Fue el mismo chico tierno, amable y tímido como si nuestra, “unión” no hubiera pasado. El seguía siendo el "novio" de Mónica y yo de Rachel, con la cual dos días después de lo que pasó con Walter, tuve sexo (Con condón).
No volví a tener sexo con Walter, hasta casi 2-3 meses después. Pero supongo, ESA, deberá ser la historia para otra ocasión.
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