Un Angel Perverso – Capitulo 1 – Parte 1
Desde niño aprendí a disfrutar del sexo con Adultos y ahora de adolescente vivo una vida de excesos y perversiones..
Cuando decidí contar mi historia, no sabía si ser explicito e irme directo al morbo a lo sexual, a lo que nos gusta a todos, pero también pensé que era importante conocieran el trasfondo de esta historia, mis razones y situaciones que me han hecho lo que soy hoy. Y esta es mi historia y lo más fiel a mis recuerdos.
Ante todo quiero aclarar que durante el tiempo que estuve bajo el cuidado de mis tutores y personas cercanas a mí, nunca fui obligado sexualmente, y jamás se me trato mal, fui amado de una forma muy especial, que quizás poco a poco lo entenderán…
Mi nombre es Carlos Daniel, pero desde niño me dicen Charly o Danny, ahora tengo 18 años, soy delgado, nunca me han interesado los deportes, ni mucho menos tener un cuerpo musculoso. Mi tio Pablo dice que herede de mi madre la tés blanca, y el pelo castaño semi-rojizo, y de mi padre mis ojos verdes claros.
A pesar de que fui un niño muy solitario, durante mi infancia fui muy desenvuelto y con la habilidad mental de un chico mayor que yo, tomando en cuenta que la vida dentro del Instituto (internado) Santa María, donde pase la mayor parte de mi infancia, el ambiente hostil nos obligaba a madurar muy rápido y a desarrollar instintos de supervivencia.
Los golpes de las mojas y los abusos los de los internos mayores eran el pan de cada día dentro del internado. Por suerte, yo no tuve esas malas experiencias, gracias a mi gran amigo Said quien siempre ha cuidado de mí.
Tenía 9 años cuando conocí a mi padre, a esa misma edad fui reconocido legalmente por mi propio padre; El Dr. David, un reconocido Cirujano y empresario de 38 años, dueño de una empresa distribuidora de fármacos. Quien por razones estúpidas y personales me mantuvo oculto en el instituto donde pase mi infancia.
Mi padre dedicaba su tiempo libre y dinero en hacer labores sociales, a través de una Fundación no lucrativa. Nuestro primer encuentro fue un día que mi padre y el patronato del instituto, asistieron al Instituto Santa María.
Como cada año la fundación y el patronato organizaban una comida y llevaban regalos como zapatos, ropa y útiles escolares, a todos los niños de 6 a 15 años.
Ese día de menor a mayor nos formaron a todos los niños en dos filas opuestas por el largo pasillo, para saludar y a agradecer a nuestros benefactores. Ya bañados y perfectamente peinados con goma para fijar el cabello, todos los niños del instituto vestíamos nuestro uniforme de verano, unos shorts cortos y una playeras blancas impecables. Mientras las monjas y algunos de los invitados charlaban en el enorme vestíbulo del viejo instituto, nosotros esperábamos impacientes parados sobre el lustroso pasillo de mármol blanco.
A fuera del instituto se escuchaba el bullicio de muchas personas, había mucha algarabía por todos lados, era un día muy especial. Después de una larga espera entro una monja muy entusiasmada anunciando que ya habían llegado los benefactores con una comitiva de invitados, todos nos emocionamos por la alegría de saber que traerían regalos para nosotros.
No esperamos mucho tiempo cuando un grupo de personas entre hombres y mujeres muy bien vestidas entraron al vestíbulo, había unos hombres de traje con cámaras y tomaban muchas fotos, que ahora sé que eran reporteros e iban a cubrir la labor social.
Yo permanecía un poco distraído, observaba atentamente a los atractivos hombres de traje que caminaban por el vestíbulo, y no me di cuenta en que momento entraron nuestros benefactores, solo reaccione cuando todos empezaron a aplaudir, a lo que de inmediato gire mi cara para descubrí a nuestro esperado benefactor.
Era un hombre Joven de ojos verdes y cabello obscuro, perfectamente recortado y peinado hacia atrás, de tez un poco apiñonada por el sol, muy alto y varonil, su traje a la medida delineaba un cuerpo fuerte, su sonrisa y bigote negro hacían resaltar sus dientes blancos. Su rostro parecía enmarcado por una barba obscura y recortada, que lo hacían ver atractivo y masculino.
Desde el primer momento que lo vi, una extraña sensación de mariposas invadió mi estómago, me sentía un poco agitado, era una sensación rara y totalmente nueva para mí, como hipnotizado mis ojos parecían recorrer en cámara lenta cada paso que daba, su voz fuerte y amable resonaba en mis oídos, algunos hombres de traje lo saludaban de mano y cruzaba algunas palabras con ellos, y conforme se iba acercando a nosotros, me puse muy nervioso y empecé a sentirme acalorado y sentí un ligero sudor en mi frente.
Para mi buena suerte se cruzó a la otra fila de niños, y solo basto unos instantes para que el girara su rostro y me descubriera, nuestras miradas se encontraron y me sentí apenado, intimidado, el de inmediato se dirigió hacia mí, me miro sonriente, inesperadamente sus brazos me sujetaron del torso y las piernas, para de inmediato levantarme a la altura de su rostro, Mi cara quedo tan cerca de su mejilla que pude oler su perfume, que me hizo recordar el aroma fresco de las mandarinas.
Todos los asistentes en el vestíbulo aplaudieron, y el con toda la ternura me dio un beso en la mejilla, Yo me puse tan nervioso que por instinto solo pensé en corresponder a su amable gesto y le regrese el beso con otro beso en su mejilla, el contacto con su piel causaron una reacción automática y mi piel se erizo.
Los aplausos y las ovaciones no se hicieron esperar, me sentí sumamente apenado, él sonreía y tranquilamente me bajo de sus brazos y siguió con su recorrido saludando y brevemente charlando con algunos de mis compañeros del instituto.
Al terminar su recorrido subió a una pequeña plataforma que le tenían preparada en el vestíbulo y hablo de algo que la verdad no recuerdo, solo recuerdo que anuncio que en el Jardín principal se nos entregarían algunos regalos, y habría una comida para todos los alumnos del instituto, incluyendo algunos juegos de concurso para los niños. Todos saltábamos de gusto, ese era nuestro gran día.
Cuando todos salimos del vestíbulo hacia el Jardín Principal ya había más personas esperándonos, con bolsas y cajas.
Las monjas del Instituto nos hicieron formar una fila y de a uno en uno fuimos pasando, para que se nos entregaran dos bolsas y una cajita, que contenían ropa de acuerdo a nuestra edad, artículos escolares y un par tenis deportivos nuevos.
La algarabía no se hizo esperar todos estábamos felices con los regalos, al poco tiempo anunciaron que servirían la comida y todos corrimos a nuestros dormitorios a dejar nuestros regalos, para después regresar al jardín.
Ya de regreso en nuestras mesas, las cuales habían sido organizadas por grupos, habían servido ensalada de papa y vegetales, Sándwiches de jamón, Gelatina y un pastelito de fresa.
Mi mesa era de las primeras y estaba frente de la mesa principal de los invitados, mientras todos charlaban animadamente, yo no podía evitar voltear y discretamente mirar a nuestro agradable benefactor, el solo verlo me provocaba esas extrañas mariposas que me hacían sentir agitado. Deje de mirarlo y me integre a la conversación con mis amigos, que hablaban de programas en la televisión y video juegos.
Estaba yo muy animado charlando con mi amigo del instituto e instintivamente tuve el presentimiento que alguien me observaba y por inercia gire mi cabeza y era EL quien, me observaba fijamente, nuestras miradas se volvieron a encontrar, yo me ruborice y el sonrió. El serenamente siguió conversando con las otras personas en su mesa, sin embargo en mi despertó una magnética inquietud y discretamente volteaba con la intención de volverme a cruzar con su mirada.
Al poco tiempo anunciaron que habría juegos de competencia para niños y regalarían juguetes. En ese momento mis amigos y yo, observamos que entraron unos señores cargando unas mallas gigantes llenas de pelotas de colores, balones deportivos y otros juguetes. El júbilo y las emociones no se hicieron esperar, Claro todos queríamos competir y ganar juguetes.
Inicio el primer juego de equipos que consistía en tirar unos aros a unos postes de madera y el equipo que más acertara los aros ganaría algún regalo, yo no participe en ese juego, ya que era para los chicos un poco mayores. El segundo juego era para chicos de nuestra edad y consistía en vendarnos los ojos, dar tres giros y colocar una banderilla sobre una pizarra circular sin caer en unas pequeñas tinas con agua que había puesto como obstáculos.
Me puse muy listo al girar para no perder el objetivo y no caer en las tinas. Camine rumbo al objetivo, pero no dure mucho, fui el primero en caer en una de las tinas con agua, todo mundo reía y me animaban a seguir, me arme de valor y aun con los ojos vendados seguí caminando sin rumbo hasta que me topé con poste algo grande frente a mí, creí haber llegado al objetivo y coloque mi banderilla.
Solo escuchaba que todo mundo reía a carcajadas, me quite la venda de los ojos y frente a mi estaba el, parado frente a mí, él no podía contenerse de la risa, mi banderilla estaba pegada justo en su pierna, ya no tenía su saco puesto ahora solo lucía una camisa blanca y tenía las mangas dobladas a la altura de sus codos, dejando ver el espeso vello obscuro que cubrían sus brazos. No aguante las ganas de reír, pero sabía que había perdido la oportunidad de haber ganado algún juguete.
El me tomo de la mano y anuncio:
– Creo que se merece un regalo no creen? – Todos aplaudieron y el sonriendo me dijo amablemente.
– Elije el juguete que más te guste.
De inmediato tome un set de carritos deportivos en miniatura de diferentes colores. Y Feliz de la vida me fui a sentar a mi mesa.
Durante toda la tarde hubo varios juegos en lo que yo no participe, ya tenía mi regalo y era el mejor, y era el más valioso por que el me lo había regalado.
A todos los chicos nos regalaron unas coloridas bolsitas con dulces y globos para inflar, a lo que de inmediato los chicos del instituto y yo corrimos a los baños y llenamos los globos con agua, algunos salimos al jardín e iniciar una guerra de globos inflados con agua, otros chicos usaron los vasos desechable para llenarlos con agua de la fuente y arrojarnos los vasos llenos con agua, iniciando una turbulenta y divertida guerra de agua.
Pacorro un chico adolecente, y el más rebelde del instituto, tomo la manguera del jardín, y abrió el grifo, en unos instantes los más cercanos a la fuente quedamos totalmente mojados, entre gritos y risas todos los niños corrimos huyendo del chorro de agua, en ese momento pensé en él, voltee a ver hacia su mesa donde estaba sentado y todos los invitados entre sonrisas y molestias se dispersaban de las mesas, al parecer el chorro del agua los había alcanzado.
Por lo mojado de mi ropa sentí una urgente necesidad de orinar y corrí a los baños principales, pero al entrar observe la trifulca en los baños de hombres, era un caos, así que opte por subir a los baños de la segunda planta a un lado de la oficina de la directora y que generalmente solo lo usan los de la oficina y para las visitas.
Por suerte no había nadie, me dispuse a orinar muy tranquilamente, me gustaba observar como salía el chorro de orines de mi pene, el cual me hacía sentir muy orgulloso por su tamaño, a pesar que solo tenía 9 años era más grande que el de los otros chicos de mi edad, termine de orinar y sentí mi ropa muy mojada y decidí quitármela para exprimirla en el lavamanos.
Rápidamente me dispuse a quitarme la ropa mojada, los shorts, los calzoncillos, la playera y los calcetines, menos los zapatos sentía muy frio el piso del baño. Quede totalmente desnudo para exprimir mi ropa, estaba tan distraído pensando en mi regalo, que no escuche los pasos por el pasillo y sin esperarlo se abrió puerta del baño, di un tremendo sobresalto del susto, dado la situación que me encontraba totalmente desnudo. De inmediato descubrí que era EL.
Me miro profundamente con sus ojos verdes y me pregunto – Hola amigo que haces? Yo lleno de nervios trate de cubrí mis partes genitales y un poco sobresaltado le respondí:
– Nada Señor, solo exprimo mi ropa, en un momento me salgo.
Por el espejo pude ver que me observaba, tenía su mirada fija sobre mi cuerpo, sonrío y me respondió
– No es necesario, y no te asustes, mira de hecho yo también tengo bastante mojada de la camisa, buena bañada nos dieron no?. – El sonrió y yo me relaje un poco.
Yo aun paralizado y través del espejo veía, como inmediato desabotono por completo su camisa blanca, dejando ver un pecho cubierto de vellos obscuros. Yo, al ver su pecho desnudo, provoco que se aceleraran mis latidos y me puse muy nervioso, de inmediato me invadió un extraño calor que recorría mi pecho y abdomen.
Por un momento me distraje observando su rostro tan masculino, que me olvide que yo estaba a solo unos pasos de distancia totalmente desnudo frente a el,. El me observaba divertido por mi nerviosismo, su mirada era fija e intimidante, se desprendió totalmente de su camisa blanca, y pude ver por completo su torso cubierto de vellos obscuros que cubrían todo su pecho y su abdomen, hipnotizado observe su cuerpo.
El me miraba con curiosidad atravesó del espejo, en ese momento me recordé de mi desnudez y me gire de frente, me sentí apenado y al bajar mi miraba descubrí que sobre su pantalón gris obscuro se dibujaba un enorme bulto que sobresalía de su pierna izquierda, el siguió mi mirada y al sentirme descubierto me sonroje de vergüenza, el metió su mano por debajo de la fajilla de su pantalón para reacomodar su bulto, haciendo más notorio que algo grande había por debajo de su pantalón, yo de inmediato sentí que mi garganta se secó y con esfuerzo pude tragar saliva.
wow me gusto sigue contando amigo…
Muy buen relato… sigue publicando
Muy buen relato. Me gusta el ritmo y los detalles.