un bombón de chocolate blanco
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por CulitoHambriento.
Lo más increíble paso el primer día antes de subirme al colectivo, y fue descubrir el pedazo de bombón con el que viajaba. Se llamaba Leo, Era alto, como de 1,85, pálido, rubio y con unos ojos azules como el agua del Nahuel Huapi. Ni siquiera yo me lo creía. Era muy hermoso, tenía un cuerpo de gimnasio y unos brazos blancos increíbles.
El acento de porteño boludo lo hacía demasiado sexy, todas las pendejas andaban detrás de él.
Una de las noches volví antes del boliche y me acompaño el, nos sentamos en una escalera, nos pusimos a charlar, era buena onda y hacia chistes, hasta que empezó a subir el tono de la conversación. Estaba sentado al lado de el y se empezó a a acercar y a joder con que tenía ganas, que ninguna chica le gustaba, que no sabía que hacer, yo solo Sonreía incómodamente hasta que me apoyó una mano en mi pierna. Me dijo que estaba interesado en otra cosa. Yo lo mire congelado por sus ojos que parecían dos glaciares. Me agarro de la mano y me llevo a su cuarto sin decir nada.
Los coordinadores estaban en el boliche con el resto así que estábamos solos. Estábamos en silencio hasta que me pregunto si yo también estaba interesado en lo mismo. Lo mire y sonreí, hasta me hice el difícil y le dije que no sabía de que me estaba hablando. mire para otro lado mientras escuchaba su voz diciendo “no te hagas el boludo”… y cuando los mire tenía su cara frente a la mia y sus labios partiéndome los míos. Estaba desorbitado. Mantuve mis ojos abiertos mientras el me besaba y me rodeaba con sus brazos. Se dio cuenta de que yo no reaccionaba, así que se separó, sonrió y me dijo “relájate, la vamos a pasar bien…” y me empujó en su cama.
En ese momento me puse más nervioso. Solo había estado con un tipo una vez y no había sido muy bonito. Se me subió y se sentó sobre mi cadera y empezó a besarme el cuello mientras se agitaba su respiración, después volvió a mis labios. Tenía un sabor dulce en su boca, empecé a disfrutarlo. El lo entendió y empezó a sonreír. Nos acariciábamos y tímidamente le saque la remera. Era blanco como la nieve, pecho y abdomen marcado y pezones rosados sin un solo pelo, exceptuando una línea amarillenta que se asomaba por su Jean. El me saco la mia. No hablábamos, solo nos recorríamos con nuestras bocas. El sabor de sus labios era exquisito y su respiración en mi cuello una llama.
Presionaba sus brazos confirmando que no sea un sueño húmedo que yo estuviera teniendo, pero su mirada era real. Le desabroche el pantalón y el se lo termino de sacar. Tenía un bóxer tan blanco como el, con unos dibujos que no observe porque el bulto me llamaba mayoritariamente la atención, me saque mis pantalones y me puse sobre el, recorrí su abdomen con besos y me detuve justo antes del bóxer. Me detuve a admirar sus piernas gruesas cubiertas de vellos dorados que desaparecían es sus pies pálidos. Volví a lo interesante. Puse mi mano sobre el bulto. el sonrió. Estaba caliente y latía. lo acariciaba mientras besaba sis velludas piernas. Lo besaba por arriba del boxer. Lo descubrí lleno de curiosidad y lleve su ropa interior hasta sus tobillos. La línea de vellos que tenía en su abdomen llevaba a un parque dorado que coronaba una palpitante y blanca verga con sus venas dibujadas en verde, que cubría su cabeza con un chorriante prepucio. No estaba totalmente dura. Sin decir nada la besé. Empecé a acariciarla y también empezó a crecer más. La metí torpemente en mi boca y empecé a succionar y a meter la lengua en su prepucio.
Retire la piel hacia atrás y note que tenía la cabeza gruesa y roja como una frutilla (amo las frutilla y más con crema(?). La chupe con ansias. La metí y saque entera hasta casi vomitar. . Me Trague su par de huevos hasta hacerlo pedir por favor que pare. Esa verga creció hasta según mis cálculos 19cm. gruesa como la muñeca de un niño de dos años. se dio vuelta para que disfrutara de un gran culo gordo el que abrí para descubrir un botón rosado y rodeado de vellos dorados. Tenía un perfume enloquecedor. Jugué con mi lengua por toda su extensión. Con mi verga babeando me acerque a su oído le pedí que me cogiera.
Sonrió y se dedicó a dilartarme, me hizo sentir el cielo intercalando su lengua y sus dedos gruesos en mi ano casi virgen. Me susurro que quería hacerlo fuerte, a lo bestia, que si confiaba en el. No pude negarme. Me beso el cuello, y dejó caer su saliva en mi ano y en su rosado pito. Empezó a embestirme hasta que entro y la fue empujando hasta alcanzar casi su cuerpo, se detuvo por unos minutos mientras me besaba la espalda y las orejas y me susurraba lo mucho que le gustaba. Empezó a moverse cada vez más rápido hasta que sentía el ruido de su cuerpo golpeando el mio y sus huevos chocando los míos. Me agarraba de la cadera con una mano y con la otra me rodeaba el cuerpo. Su cuerpo hervía. Cogia como un perro jadeante en celo.
Me dio vuelta y me cogio de frente. Rodee su cintura con mis piernas y el apoyo sus manos en la cama a los lados de mi cabeza. Me empezó a embestir como loco. Estaba rojo y chorreando transpiración. Hasta qué un momento note que jadeaba y los ojos le lagrimeaban. Me abrazo y me dijo que acabaría. Ahogue su grito con un beso y mientras mi lengua llenaba su boca y su leche caliente inundaba mi recto. Me cogio hasta que su semen empezó a salirse de mi y se tiró sobre mi verga. La empezó a chupar como loco hasta que large litros sobre su cara y su pecho. Se acostó a mi lado y me abrazo. Más tranquilo me pidió perdón y me dijo que le había gustado mucho. nos besamos un rato hasta que nos dimos cuenta de que podía venir alguien. Me vestí y volví a mi cuarto.
Mientras me bañaba me hice una paja pensando en la maravillosa pija que me había comido.
el resto de los dias el no podía ni mirarme y cuando lo hacía bajaba la cabeza y se reía. seguimos jodiendo el resto del viaje pero no volvió a pasar nada más que algún toque o caricia..hasta que un dia… lo agarre por sorpresa.
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