UN CUARTETO CACHONDO POR MAUROHOTXXX
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Maurohotxxx.
Si me hubieran dicho que iba a gozar con la pija de un macho enterrada en el culo, habría dicho que estaban dementes.
Sin embargo, así sucedió. Aún más: pedí repetición. Sólo que me mantuve firme en que sólo lo haría con condón.
Es un poco raro meterse en la boca un pene enfundado en un preservativo. Pero si hubiera aceptado hacerlo sin protección, no habría podido evitar ser follado al natural.
Las cosas sucedieron de la siguiente manera. Mi edad, 53 años, ni alto ni bajo, una pequeña panza, pelo canoso, tez bronceada y ojos verdes. Piernas robustas y un buen culo, me dan una estampa bastante apetecible por las mujeres. Y también por los hombres, debo agregar. Aunque no me llamaban la atención, hasta hace poco.
Me desempeño como comunicador en una radio del Gran Valparaíso. Una tarde, mientras conducía el programa musical, aprovechaba de chatear.
De pronto, en el chat entró un personaje apodado el Barón Rojo. Se identificó como gay en busca de heterosexuales para nuevas experiencias. En mi aburrimiento de esos momentos decidí seguirle la corriente. El tipo se manejaba bastante bien. Su gusto consistía en seducir hombres que nunca hubieran tenido experiencias homosexuales. Los prefería maduros. En fin, un bichito me empezó a picar. Recordé mi adolescencia y los juegos masturbatorios en grupo… Un primo, menor que yo, de 18, me dio unas mamadas y me ofreció su culo a cambio de que yo lo dejara penetrarme. Recuerdo que, después de cogérmelo, me bajé los pantalones y esperé que procediera… En ese preciso momento sentimos que alguien venía… De modo que no supe lo que era ser usado como hembra. Me quedó la sensación de que me había perdido algo, no sabía qué, pero sonaba interesante. Mi primo había llorado de dolor cuando le dejé ir mi verga, pero después gemía y suspiraba y no quería que se la sacara. Su actitud terminó por convencerme y por eso estaba de espaldas y mi culo descubierto.
Ricardo, así se llamaba el Barón Rojo, me dio su email y su celular. La idea era conversar la posibilidad de un encuentro. Pero no era un encuentro común y corriente: me proponía un trío. Un amigo suyo tenía una residencial en Villa Alemana y de tanto en tanto, se reunía allí con varios invitados que montaban una partuzza con los que desearan participar o simplemente observar. Me dijo que si yo solo quería mirar, no habría imposiciones, etc. Yo le repliqué que eso era una tontería, que nada me impediría ser uno más. Lo que tenía que decidir era si lo hacía como activo o pasivo o ambas a la vez.
Ya me había olvidado de Ricardo, cuando recibí una llamada. Todo estaba dispuesto para el fin de semana . Sólo me pidió que llamara a su amigo y hablara con él. Se llamaba Fernando y debía hacerlo a primera hora de la mañana porque después salía y ya no volvía hasta la noche. Me dio su número y lo anoté con la intención de hacerlo inmediatamente. Mientras marcaba los números y escuchaba el llamado, tuve una fuerte erección. En ese momento, respondió y me identifiqué. Su voz, cálida y suave, dejaba entrever su condición. Empecé a masturbarme mientras respondía sus preguntas. Era activo. Me pidió que le enviara una fotografía desnudo. De pronto, me vi cascándomela con desesperación. No pude evitar decirle lo que estaba haciendo. Se puso muy excitado y me dijo que me haría pasar una noche inolvidable… No pude contenerme más y solté un chorro de leche caliente que manchó el piso.
Era martes y el encuentro sería el viernes. Esos dos días los pasé con mucha agitación, mezcla de deseo y desasosiego. ¿Qué iba a hacer? Bueno, Ricardo me había dicho que no había obligación de hacer lo que no me gustara. Lo malo es que me sorprendía pensando en cómo sería ser penetrado… Y aunque no quisiera reconocerlo, me excitaba a mil, la posibilidad. ¿Cómo sería aquello? ¿Cuál sería la dotación de Fernando? Por lo que me había dicho Ricardo, tenía una muy buena pija y a él no le gustaba que se lo cogiera a lo bruto. Eso era lo que me ponía cachondo: que me cogiera con fuerza y brusquedad.
El viernes tuve libre en la radio y me dispuse a viajar lo más temprano posible. Así podría conversar con Fernando y si no me convencía, volvía a Valparaíso y nadie sospecharía nada.
No me costó dar con la dirección. Fernando me estaba esperando en la puerta de la casa. Una especie de quinta rodeada de árboles, que le daban un aspecto señorial y de mucha intimidad. Fernando me dijo que Ricardo se demoraría un poco porque se vendría con Roberto, un profesor a quien pasaría a buscar.
Nos instalamos en la amplia cocina que reconocí por las fotografías que me había enviado.
En un momento de la charla, me pidió que le mostrara mi cuerpo desnudo. No sé cómo, pero no tenía deseos de contradecirlo. Me soltó el cinturón y me bajó pantalón junto con el slip. ¿Qué tienes acá? Me dijo sacando de entre mis nalgas un protector. Me dio unas palmaditas para probar la consistencia de mis glúteos. Estás muy bueno- dijo mientras apoyaba la yema de su dedo índice en la entrada de mi culo. Me relajé para recibir por primera vez un dedo de hombre ( mi mujer está acostumbrada a dedearme mientras me mama). Ya estaba listo y dispuesto para lo que viniera, pero un golpe en la puerta interrumpió el desenlace.
Ricardo llegaba acompañado de Roberto. Las presentaciones de rigor. El profesor nos contó que se había separado de su mujer hacía un par de meses. Había descubierto su condición de gay recientemente y no deseaba tener impedimentos para dar rienda suelta a sus instintos. Su historia incluía haberse ligado con su cuñado, una vez que se quedó a dormir en su piso de soltero. En medio de la noche, se despertó al ser mamado por su ex cuñado. Después, ya despierto, conversaron acerca de la atracción que ambos sentían el uno por el otro. Ahora vivía con él.
Fernando propuso jugar dominó para soltar la presión. Mi compañero, Ricardo, no jugaba nada de bien, pero yo pude llevar el juego y les ganamos todas las partidas. La recompensa la debían pedir los ganadores. Mi partner pidió ser mamado. Roberto le abrió el pantalón y sacó una preciosa verga de unos 17 centímetros. Se la introdujo en la boca con desesperación, mientras se masturbaba. Fernando me preguntó qué quería. Ser follado- le repliqué. Bien, vamos al dormitorio. Acá andan muchos moscardones. En efecto, habían llegado los pensionistas. Vayan ustedes, ya voy yo- dijo el dueño de casa.
Ricardo y Roberto ya estaban listos y se subieron a la cama, semidesnudos. La pija de Roberto era de un buen tamaño y se la puso entre las nalgas de Ricardo. Yo intenté ponerle un condón, pero él se rehusó. Me dispuse a observar, mientras me masturbaba.
Cuando llegó Fernando se acopló con los dos y trató de cogerse a Roberto. Pero éste estaba concentrado en follarse a Ricardo que suspiraba y gemía como una verdadera perra mientras le introducían la pija por el culo. El dueño de casa me tomó de una mano y me sacó de la habitación. Me llevó a una cama que estaba en el pasillo protegida por cortinajes. En ese momento, le expliqué que yo no lo haría sin condón. No tuvo más remedio que aceptar. ¿Te lo chupo?- le dije mientras le calzaba el condón. El gusto de la goma no es desagradable, pero se sentía raro
La pija se le puso dura, en ese momento, me subí a horcajadas y me la metí a fondo. Sentí un gran dolor, pero sin chistar, le dije que me la acomodaría y me moví un poco… El sube baja me empezó a gustar y ya repuesto, sentí un verdadero golpe de electricidad. Fernando me cogió de las nalgas y me dio unos vergazos que me pudieron a mil. No quería que me la sacara y le pedía más, pero mi macho me quería follar a lo perrito y yo me sentía una puta que quería darle lo que me pidiera. Al sacarlo hubo un percance que no fue obstáculo para que al final de la historia:una orgía que montamos en la cama mamando y follando en cadena, terminara durmiendo a lo cucharita con mi macho después de acabar en mi culo ya sediento de vergas…era la segunda y vendrán más…
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