UN ENCUENTRO ESPECIAL Y SATISFACTORIO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hacía más de tres meses que no tenía noticias de él. Me sorprendió recibir un mensaje y una solicitud de amistad en facebook. Hace un año que cambié de trabajo, nuestros encuentros se fueron espaciando y el contacto amistoso, se fué diluyendo con el paso del tiempo…
Yo sabía que él era casado, padre de familia y declarado heterosexual. Nunca le había contado abiertamente de mi homosexualidad, pero estoy seguro que se había enterado. Lo respetaba y nunca me insinué, ya que si bien, es atractivo, no me gusta complicarme la vida…
Habitualmente recibía algún mensaje, charlábamos de temas del momento, algo de lo laboral y siempre nos despedíamos, prometiendo juntarnos, cosa que nunca se concretó. A partir de nuestro contacto en face, comenzamos a chatear casi a diario y finalmente, él propuso encontrarnos para cenar. Acepté pensando en pasar un rato agradable y porque es un buen tipo, al que tenía ganas de ver…
Como vivimos en la misma ciudad, pero a gran distancia, arreglamos el encuentro cerca de casa. Él argumentó que iba a andar por mi zona, haciendo unos trámites, y entonces, convenimos el lugar donde iríamos y la hora. Nos veríamos el viernes…
La cena transcurrió de manera normal y divertida. Tomamos cerveza, nos reímos, hablamos de ex compañeras y de sexo. El tiempo pasó rápido. Cristian, estaba realmente contento de verme, me lo repitió varias veces. Cuando hablamos de la vida personal, me contó, sin mucho detalle, que su vida estaba bastante complicada. Preguntó por mi vida y también contesté sin muchos detalles.
La cena terminó y Cristian se ofrece a llevarme en su auto a casa. Argumentó que no quería que la noche terminara, motivo por el cual, lo invito a tomar una última cerveza en casa. Acepta y en mi cabeza se dispara una alarma, que no se como interpretarla. Asumo que Cristian estaba irresistible y yo, comencé a verlo como un macho cogíble…
Cerveza de por medio, se sincera y me cuenta que su matrimonio había terminado. Que su vida estaba desarmada y que no sabía como seguir adelante. Con lagrimas en los ojos, me cuenta detalles y yo, intento alentarlo. Paso una mano sobre su hombro y lo consuelo. Le ofrezco mi hombro para llorar y él me abraza mientra solloza. Le palméo la espalda y lo acaricio, como dándole ánimo. El estrecha su abrazo y siento su erección.
Se separa y me pide permiso para ir al baño, se disculpa por arruinar el encuentro. Luego de un momento vuelve con una sonrisa, repite su disculpa y trae ese brillo en los ojos, de macho con ganas de meterla. Le digo que está todo bien, que para eso estamos los amigos. En un gesto inconciénte, se acomoda el bulto, se acerca y me abraza, segun él, un abrazo de agradecimiento.
Estoy en sus brazos acariciando su espalda, su respiración se acelera, siento su miembro crecer en contacto con mi pierna. Su boca busca mis labios y me besa. Lo dejo hacer, me entrego al placer de esos besos, primeros tímidos y luego demandantes. No se hasta donde quiere llegar, pero lo dejo seguir adelante. Con una mano palpo su verga y atravez de su ropa, la siento palpitante, dura y de buen tamaño…
Me separo y hago un comentario sobre su estado. Confiesa que está recaliente y que la metería en cualquier agujero. Con una sonrisa insinuante, pregunto si puedo ayudarlo. Dice que está en mis manos. Es la autorización que necesito para avanzar. Lo siento en el sillón. Beso su boca, pajeo su verga. Abro su pantalón y libero esa herramienta que al fin, voy a conocer…
Cristian tiene una verga apetecible, dura como una piedra y a merced de mi boca. Lamo los jugos deliciosos que despide, beso sus huevos cargado de leche. Juego con mi lengua en su cabeza y comienzo a comerla lentamente. Arranco suspiros de placer y palabras que me alientan a seguir. Me separo y le echo saliba para volver al ataque. Cristian apoya sus manos en mi cabeza y pide más…
Comienza su movimiento de penetración, queriendo llegar más profundo. Mi garganta se abre para recibir más adentro esa herramienta trepanadóra. Me entrego a la cogida de Cristian, mis ojos se llenan de lagrimas, rebalsa saliba de mi boca, pero me dejo hacer. Quiero saborear la leche de este hombre, necesito su nectar. Siento el miembro crecer y estalla. Mi boca se ve inundada por su descarga, que trago con placer…
Cristian se recompone mientra yo limpio, con mi lengua, todo sus restos de deliciosa leche. Me atráe en un abrazo y me agradece, según él, fue la mejor mamada de su vida. Le pregunto si se siente más aliviado y contesta, con una sonrisa que mucho mejor. Usando sus palabras, le digo que tengo otro agujero para ofrecerle…
Me mira con cara de sorpresa. Dice que nunca se cogió a otro hombre. Le pregunto si nunca practico sexo anal, y confiesa que alguna vez, con mujeres. Pregunto si quiere probar y si bien, no se niega, duda. Me siento sobre su verga ya flácida y con movimientos de mi culo, logro despertarla nuevamente. Me río y mientras lo beso, le digo que ese mástil, necesita otro agujeríto…
Lo desnudo y me desnudo, ardo de deseo y mi culo palpita hambriento. Lo llevo a la cama, me pongo en cuatro y le ofrezco mi agujero de placer. Le pido que me lubrique y dilate. Siento sus dedos juguetear en mi orto, se los ensalibo y le pido que me penetre con ellos. Cumple mi pedido con maestría. Le chupo su pija y le hago saber que estoy listo para recibirlo…
Su cabeza pica mi culo que se abre como una flor para recibirlo. La siento entrar en mi esfinter, abriéndose camino lentamente. Cristian con cariño y cuidado me penetra sin prisa, atendiendo a cada uno de mis quejidos. Logra su cometido de entrar en toda su longitud y ante mi empujón hacia atras, entiende la orden de empezar su cogida.
Me dá placer en todos los ritmos que conoce, lento, rápido, más rapido, frena. Se recuesta sobre mi espalda y busca mi boca para besarme. Y vuelve a arremeter. Siento mis entrañas humedecerse ante un inminente orgasmo anal. Estoy al borde del abismo, siento la mano de Cristian que acaricia mi pecho y exploto. Mi pija larga leche y tengo una corrida simultanea de culo, que me dejan inconciente de gozo…
Cristian me deja disfrutar el momento y se queda quieto, dejando que su pija sea abrazada por las contracciones de mi esfinter. Cuando vuelvo a la realidad, le pido que cambiemos de posición, ya que no me puedo sostener. Me acuesto de espalda. Me besa y le pido más. Quiero sentirlo adentro nuevamente. Me abro de piernas y le ofrezco nuevamente mi agujero…
Mi macho acomoda sus brazos al lado de mi pecho. Me penetra rapidaménte, lo abrazo con mis piernas y me entrego a su cogida. Me da verga y me besa, se esfuerza por llegar más profundo. Su pija sale y entra en toda su extensión, con cada arremetida. Gimo de placer y le pido que me dé más fuerte. Quiero su leche en mi orto. Mis pedidos obtienen respuesta…
Siento la espalda de Cristian tensarse, jadea anunciando su final. Se desploma sobre mi, mientras me da una estocada profunda. Me inunda con su leche. Y como en sus última arremetidas, pajeó mi pija con su vientre, también vuelvo a larga mi leche, dándolé un nuevo y majestuoso final a la cogida…
Nos recuperamos. Me dice que fue una experiencia inolvidable. Lo invito a quedarse a dormir. Acepta. Nos dormimos abrazados. A la mañana siguiente toma la iniciativa y vuelve a cogerme. Se va a su casa y promete que nos mantenemos en contacto. El domingo vuelve por más. El lunes se despíde diciendo que tenemos que encontrarnos TODAS LAS SEMANAS…
Hace tres semanas que Cristian me satisface con sus encuentros semanales….
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