Un hermano chupapollas II
Julián no es capaz de aguantar la tentación y vuelve a pecar con su hermano pequeño..
Como cada tarde de después del instituto, Julián se encontraba bien abierto de piernas en su cama mientras pajeaba su polla con excesiva rapidez. Ya llevaba un buen rato dándole a la zambomba y aún no se corría, había visto tantas veces los vídeos que tenía guardados en su ordenador que ya le aburrían, a si que recurrió a lo que todo pajero acudía cuando el porno le fallaba: su imaginación.
Julián empezó a imaginarse como su mejor amiga Laura se tragaba toda su polla hasta la tráquea; los labios de la rubia repartían húmedos besos por toda su caliente extensión, pasando su lengua por sus visibles venas y por la uretra. Pero, conforme su fantasía avanzaba, el rostro de Laura comenzó a transformarse poco a poco en el de Albert, su hermanito menor.
La paja iba subiendo de intensidad cada segundo que pasaba; Julián juraba que casi podía sentir los esponjosos labios de su hermano pequeño envolver su polla. Casi dos semanas habían pasado desde que los dos hermanos se dieron placer mutuamente, habían sido la primera vez de ambos. El pestillo de la puerta ya estaba arreglado, pero desde que aquello pasó, Julián deseaba que su hermanito abriera de nuevo esa puerta y se encerrara ahí junto a él por horas.
Y con esas sucias imágenes reproduciéndose una y otra vez en su cabeza como si fuera un DVD, Julián alcanzó el ansiado clímax. Su corrida fue tan potente que uno de los tallazos llegó hasta su pecho; Julián recogió su semen entre sus dedos y se los llevó a la boca, comiéndose los restos como cuando su madre le preparaba su comida favorita.
El pelinegro se quedó en limbo después de culminar, mirando al oscuro techo mientras reflexionaba sobre qué debía hacer. Sabía que lo que hacían no era muy común, era consciente, pero si su hermano y él estaban de acuerdo, ¿qué problema había en lo que estaban haciendo? Y llegó a la conclusión de que no había absolutamente nada malo, solo eran dos hermanos explorando y disfrutando juntos. Julián se levantó de la cama y se puso un pequeño short para poder salir de su cueva a hablar con su hermano, necesitaba saber que es lo que opinaba él.
Albert se encontraba jugando en el salón a su Nintendo Switch, al menor le encantaba jugar a la consola, pero lo hacía mas bien por tener un método de distracción, todas las tardes las pasaba solo y tenía que entretenerse con algo si no quería morirse del asco. Albert sintió su corazoncito pararse cuando vio a su hermano mayor de pie a su lado; Julián no le había dirigido la palabra desde el incidente, ni siquiera le miraba, y al verlo ahí lo primero que pensó el pequeño es que iba a ser golpeado. Julián tomó asiento a su lado y puso más nervioso al menor.
— Ey… ¿qué tal enano? ¿a qué juegas?
— A Mario Kart. — Contestó Albert con el corazón en un puño, su hermano no le había tocado como el creía, pero aun así seguía sin fiarse del todo.
— Qué guay ¿no? — Al no recibir respuesta, Julián siguió hablando — Escucha nene, deja eso.
Albert dejó el mando encima de la mesa y enfrentó a su hermano con valentía.
— Yo… quería hablarte sobre lo que pasó el otro día.
— ¡P-perdón hermanito! Te juro que no voy a volver a pedirte nada así, pero por favor no me ignores más, no me gusta que te enfades conmigo. — Albert vomitó todo lo que su cuerpo tenía adentro en unos pocos segundos, estaba al borde del llanto, sentía que todo era culpa suya.
— ¿Qué? No enano, no estoy enfadado contigo. Es solo que… no es normal hacer esto entre hermanos, ¿entiendes? — Explicó Julián. Mientras él hablaba, su hermano asentía con pesar a todo lo que su hermano le decía.
— Ahora, quiero que seas sincero, es muy importante. ¿A tí te gustó lo que hicimos? — Julián estaba muy nervioso, si Albert respondiera negativamente, no sabía si sería capaz de quitarse toda esa culpa de la cabeza. Para su suerte, el menor asintió tímidamente con sus cachetes sonrojados.
La verga de Julián pegó un salto dentro del short, se sentía aliviado por la respuesta de su hermanito, al pequeño le había gustado y eso significaba que, si nadie se enteraba, podrían seguir con aquella relación prohibida. Julián llevó la mano a su paquete y comenzó a apretarla por encima del short. Pese a haberse corrido hace escasos minutos, aún tenía mucha leche por dar.
— Venga Albert, tocasela al tete. — Julián agarró la manita de su hermano y la colocó en su paquete.
El menor lo miró con su cara rojita mientras le tocaba el rabo con timidez. Julián soltó un profundo suspiro cuando sintió la curiosa mano del pequeño Albert adentrarse en su short, el menor pudo notar cómo su hermano no llevaba calzoncillos, y eso le gustaba.
Al pequeño Albert le encantaba tocarle la polla a su hermano mayor, le gustaba lo gorda y suave que era. Julián lo apartó un momento para bajarse su pantalón por las rodillas, así estaría más cómodo. Albert sonrió hambriento y volvió a agarrar aquella polla que tanto le gustaba para pajearla. El rabo de Julián comenzó a cobrar vida de nuevo, alcanzando su máximo tamaño y dureza en poco más de un minuto.
— Arrodillate en el suelo, quiero que me la chupes muy bien y que te la tragues entera. Y cuidado con los dientes, ¿entendido? — Julián estaba más cachondo que nunca, quería dominar a su hermano y hacerlo su putita personal, una puta muy obediente y eficaz.
El pequeño Albert respondió un inaudible «sí», su corazoncito latía con fuerza y su carita estaba roja de los nervios. Su verguita palpitó cuando su hermano le ordenó que se arrodillara, parece que a parte de marica había salido sumiso, porque obedeció a su hermano sin rechistar.
Julián no pudo evitar gemir cuando los labios de Albert tocaron su miembro; el menor repartió húmedos e inocentes besos desde la base hasta la cabeza de su miembro, la cual rozaba su ombligo debido a su longitud.
Julián, desesperado por placer, agarró con fuerza el cabello de su hermanito para que levantara su cabeza y lo viera a los ojos. Mientras Albert mantenía sus ojos en los de su hermano, Julián agarró su polla y la pasó lascivamente por sus labios, para luego comenzar a metérsela lentamente; Julián miraba fuera de sí cómo el menor lo miraba a los ojos mientras sus mofletes se iban llenando de su polla. Sus manos pasaron de jalar su pelo a agarrar su cabeza para empujarla lo más hondo posible. Cuando Albert iba por un poco más de la mitad, comenzó a toser, pero Julián lo ignoró y decidió seguir empujando pese a todo.
— Shhhh, aguanta aguanta, así así un poco más… A-ahh o-ohhh… joder. — Julián gimió cuando sintió la naricita de su hermanito pegada al vello púbico, el cabrón se la había tragado entera.
Cuando Albert comenzó a golpear sus muslos pidiendo oxgigeno, Julián lo liberó. Cuando estuvo libre, Albert no pudo evitar toser un par de veces. Julián, lo miró orgulloso.
— Muy bien nene, la chupas muy bien… ¿te está gustando chuparme la polla? — Preguntaba Julián, totalmente prendido de morbo con la situación.
— Sip, me gusta. P-pero a veces eres muy bruto… — Respondió el menor.
— Los hombres somos así hermanito… si algún día quieres tener novio, tienes que saber cómo tratarlo, y a los hombres nos gusta así.
— A mí me gusta cuando lo haces así… pero a veces me pica mucho la garganta.
— Jajajaja, lo siento, con el tiempo te irá gustando más ya verás. Venga, ahora quiero que me saques la leche tú, y que te la tragues toda.
Albert agarró la verga de su hermano en sus manos y comenzó a pajearlo velozmente. Mientras lo masturbaba, Albert chupaba la cabecita de aquella verga. Julián literalmente moría, se agarraba al sillón mientras su hermano le sacaba la leche, intentando no sacar sus instintos más primitivos y reventarle la boca ahí mismo.
Albert movía su lengua con avidez en aquel capullito, degustando el líquido preseminal. Mientras, pajeaba como podía la gran longitud de su hermano. De vez en cuando Albert le daba el gusto a su hermano y comenzaba a chuparsela un rato, aunque por mucho que lo intentaba, no podía tragarsela entera por sí mismo.
Julián miraba cachondamente como su hermano intentaba con todos sus esfuerzos sacarle la leche, y sentía que cada vez, estaba más cerca de conseguirlo; sus manos explorando su anatomía y sus labios chupándosela iban a conseguir que se corriera en muy poco tiempo.
— A-ahh… Y-ya casi lo tienes nene, más rápido, más rápido, ¡o-ohhh! — El cuerpo de Julián comenzó a convulsionar mientras sentía cómo se corría en la boca de su hermanito. Cómo era de esperar, Albert le había hecho una paja de puta madre pese a no tener casi nada de práctica.
Albert se tragó toda la leche y le dedicó una tierna sonrisa a su hermano mayor. Los dos hermanos estaban en una burbuja tan íntima que se sobresaltaron a más no poder cuando escucharon el sonido de las llaves en la puerta. «Mierda, que hoy papá salía antes» — Pensó el mayor.
Julián se subió los pantalones tan rápido como pudo y Albert se levantó del suelo a toda prisa, sentándose al lado de su hermano mayor.
— ¿Cómo están mis dos chicos? — Preguntó Pablo, el padre de los chicos.
— B-bien papá, íbamos a empezar a jugar a la Switch, ¿quieres jugar al Mario Kart? — Dijo Julián, disimulando tanto como pudo su nerviosismo en ese momento, menos mal que no les había cortado a media faena.
— Me gusta la idea, pero antes voy a subir a cambiarme arriba, dejadme un mando preparado. — Dijo Pablo, el cual se fue directo a las escaleras para subir a cambiarse.
Cuando abandonó el salón, los hermanos se miraron aliviados, casi los pillan.
— Recuerda Albert, esto es un secreto, nadie puede saberlo.
— Sí, entendido, no diré nada a nadie.
— Así me gusta. Una cosa, quiero que hoy entres en mi cuarto por la noche, quiero que me la mames y que me saques la leche antes de dormir, ¿vale?
El menor tragó grueso y asintió con emoción, parece ser que su hermano iba a usar su boca muchas veces al día, y eso le encantaba.
Me encantan tus relatos, cómo me hubiera gustado ser Albert con mi hermano mayor. Espero ansioso el próximo relato.
como sigue
Dios, que rico. Termine como no lo puedes imaginar, ansioso que traigas más de esta historia.
muy bueno, ya quiero leer lo que ocurrira en la noche, ya es tiempo que le folle la boca sin parar
Ríquisimos relatos los que estás escribiendo. Definitivamente no hay nada mejor que tener quien te permita explorar lo que te gusta cuando vas iniciando.
Me encanta tu forma de narrar, espero que la historia continúe, ya que es muy buena y tiene mucho potencial en tus manos.
deberias enfocarte en esta historia, el tardar mucho puede hacer que algunos dejen de leerte. Te recomiendo que sigan las mamadas, eso es lo rico de esas edad, tal vez llevar el oral a otro nivel ya que el hermanito quiere seguir probando.
Me encanta la historia, la relación entre estos 2 hermanos tiene mucho potencial, espero con ganas que continúe durante mucho mas tiempo.
Muy bueno, como siempre. Sigue con este ritmo y no avances demasiado los acontecimientos. Que sea poco a poco y verídico. Quizá el pequeño debería tocarse o algo…no? O que el mayor le devuelva el favor…no sé…