Un hermano chupapollas VIII (FINAL 2/2)
Después de distanciarse con el paso del tiempo, Albert y Julián mantienen un tórrido encuentro 17 años después desde la última vez que sus cuerpos se tocaron, sellando así aquella excitante y prohibida relación..
Después de que Julián abandonara el domicilio familiar para irse a vivir con su novia a una lejana ciudad en donde se encontraba su universidad su relación con su hermano menor se enfrió bastante.
Desde aquella separación Albert creció prácticamente sin su hermano, pues rara vez regresó a casa para quedarse más de una semana. La diferencia de edad entre ellos se notó enseguida, pues cada uno se dedicó a hacer su vida, completamente diferente a la del contrario. Pero el destino al parecer quiso que se unieran una vez más, sólo una vez más.
Un 19 de Junio Albert se encontraba en el coche de sus padres rumbo al hotel que habían alquilado junto con Julián, su esposa Andrea y sus dos hijos pequeños. Todos tenían muchas ganas de este viaje, pues hacía mucho que no hacían vacaciones familiares.
Cuando Albert divisó a su hermano mayor, el tiempo se paró para él, estaba más guapo que antaño; la camisa tropical de botones que Julián llevaba dejaban ver unos marcados abdominales en su interior, sus pantalones cortos dejaban ver unas potentes piernas peludas y su angelical rostro con aquella barba de dos días era su parte favorita, sin contar el rabo que se escondía entre aquellas cortas prendas.
— Hola. — Saludó el menor mientras sus padres se concentraban en Andrea.
— Hola. — Respondió Julián con una sonrisa nostálgica.
Instantes después, los sobrinitos de Albert se lanzaron a los brazos de su tío. Porque eso sí, Albert siempre intentaba hablar lo suficiente con sus adorados sobrinos.
Con aquella bonita estampa en su mente, Julián pasó adentro para saludar a sus padres. Cuando los pequeños dejaron en paz a su tío, fue el turno de Andrea de saludar a su cuñado. Aquel abrazo fue sincero, pero también falso, pues Albert tenía claro que esas vacaciones no iban a acabar sin follar al menos una vez con su hermano, y lo iba a conseguir.
Las vacaciones transcurrieron con normalidad, risas, aguas y helados fueron los protagonistas. La relación de Albert y Julián cada vez era más estrecha, recuperando así el lazo que se vio obligado a romperse en su día.
Un día, Andrea quiso ir a la playa que estaba a unos dos kilómetros del hotel a pasar otro día de ensueño con la familia, pero Julián se negó a ir, pues aún se estaba recuperando de la resaca del día anterior, había bebido demasiado. Pablo, el patriarca de la familia también quiso quedarse, pero su esposa lo obligó a ir con ellas pues Andrea estaba embarazada y conducir en ese estado era peligroso. Por otro lado, Albert decidió quedarse también para poder llevar a cabo su plan. Estaba nervioso, mucho, no sabía cómo acabaría aquello, pero tenía que intentarlo.
Cuando Julián estuvo estable del todo se vistió con intención de salir a dar una vuelta a la ciudad con Albert, pero su hermanito tenía otros planes, a si que lo entretuvo todo lo que pudo en el hotel.
— ¿Qué tal con Andrea?
— Bien, soy un hombre casado y feliz. Tenemos nuestros problemillas, pero como todas las parejas.
— ¿Qué problemillas?
— Pues ya sabes tío, hemos tenido dos hijos del tirón y ahí viene otro de camino, y pues no tenemos casi intimidad.
— A ver, ¿cuánto habéis follado este año?
— ¡Albert! — Gritó Julián en tono de riña.
— ¿Qué? Es solo una pregunta, puedes desahogarte conmigo si quieres, soy tu hermano.
— … Tres veces. — Confesó Julián con su cabeza agachada por la vergüenza.
— Joder… no me extraña que estés así de estresado, tiene que ser un infierno.
— Sí, bueno, en parte sí, pero aprendes a sobrellevarlo. ¿Y tú qué tal? ¿Ya has sentado la cabeza y te has echado algún noviete? — Preguntó Julián con una picarona y burlona sonrisa en su maduro rostro, golpeando amistosamente el hombro de su hermanito.
— Que va, ya sabes que yo no soy de eso, todos los intentos han salido fallidos jajaja.
Albert había tenido un total de dos relaciones en sus 27 años de vida, su primer novio lo tuvo con diecisiete años recién cumplidos, pero esta duró solamente hasta que Albert cumplió dieciocho, pues tenía que mudarse de ciudad para ir a estudiar a la universidad y los dos estuvieron de acuerdo en que la distancia iba a ser demoledora. La siguiente y última relación fue a sus veinte años, esta fue más longeva, con una longitud de dos años y medio, aunque se rompió por un pequeño problema; su novio no lo satisfacía lo suficiente sexualmente. La relación sobrevivió tanto tiempo debido a todas las pollas que Albert se comió a escondidas de su novio, entre esas pollas estaba la de su suegro. Afortunadamente, el novio de Albert nunca llegó a enterarse de aquella incestuosa y prohibida traición.
— ¿Y eso por qué? ¿No te llenaban?
— Hombre, llenarme sí me llenaban jajaja.
— Jajaja, que guarro eres. — Julián le pegó un manotazo en el hombro a su hermanito mientras soltaba una carcajada.
— Nah, pero ya en serio, no sé, creo que ese no es mi estilo de vida. No te niego que a veces me gustaría tener un amor bonito, pero eso de tener que condenarme a comer solo una polla para el resto de mi vida pues no me compensaba.
— Joder Albert, ¿no puedes hablar sin decir guarradas?
— ¿Pero qué problema hay?
— Que, por si lo habías olvidado soy tu hermano, y no es del todo cómodo escucharte esas cosas.
— Pues cuando te la chupaba no recuerdo que te molestase.
Julián sintió su cara arder y a su corazón acelerarse, pensó que ya había conseguido dejar su anterior vida atrás, pero no, el pasado siempre regresaba. Era un hombre casado desde hace escasos meses, tenía dos hijos varones y una princesita en camino, y ahora venía su hermano a decirle aquello, le parecía injusto.
— No hablemos de eso, olvida que pasó.
Julián abandonó el balcón a toda prisa seguida de su hermano, el cual lo frenó agarrando su brazo con fuerza. Albert obligó a Julián a mirarlo a los ojos, y el menor pudo notar la rabia en la mirada de su hermano. Aquello le dolió un poco.
— ¡No puedo, joder! No puedo olvidarlo, y tú tampoco.
Julián se quedó reflexionando durante unos instantes, tenía razón, por mucho que quisiera, no podía olvidarlo. Pero eso no quería decir que fuera a permitir que volviera como si nada a su vida después de 17 años a joder todo lo que había conseguido.
— Largo de aquí, coge tus cosas y vete, ya me inventaré alguna excusa.
— ¿Quieres que me vaya? ¿De verdad quieres que esto acabe así?
— Esto nunca debió haber empezado.
— ¿Pero por qué? ¿Por qué coño no podemos estar juntos cómo antes?
— ¡Pues porque no es normal! Somos hermanos y por última vez, ¡yo no soy maricón! — Julián agarró a Albert del cuello de la camiseta y lo empujó con cierta fuerza hacia la pared.
Los rostros de ambos hermanos quedaron casi pegados, sus agitadas respiraciones se mezclaban entre sí y sus narices se llegaron a rozar.
— ¿No lo recuerdas? Cuando gateaba por el pasillo en plena madrugada para meterme en tu habitación para chupartela, con cuidado para que papá no nos descubriera.
— Albert…
— Cuando te la chupé en el cine, o cuando tenía que mamartela por la mañana para que te levantaras y me hicieras el desayuno. ¿Recuerdas tu semen cayendo por mi garganta Julián?
El agarre que Julián ejercía sobre el cuello de su hermano fue debilitándose conforme Albert hablaba, el cual pudo sonreír aliviado al comprobar que su plan había funcionado; Albert era un experto en seducir a los hombres, en hacerlos cambiar de opinión hasta tal punto de que terminen cediendo a sus encantos, tal y como hizo con el novio de su mejor amiga bastantes años detrás.
Albert lanzó una fugaz mirada a la hombría de su hermano para comprobar lo evidente; tenía una notable erección que era imposible de esconder dentro de esos ligeros shorts. Antes de que el pobre Julián pudiera reaccionar y salir de allí antes de tirar su matrimonio por la borda, Albert le robó un cachondo y morboso beso que fue tímidamente correspondido.
El beso fue evolucionando hasta volverse más y más salvaje, en donde Julián mantenía la nuca de Albert atrapada entre sus manos y succionaba su labio inferior. Entre besos y manoseos, los hermanos llegaron a la habitación principal del hotel, donde Julián dormía con su amada esposa Andrea. Cuando llegaron a la cama, Albert empujó juguetonamente al mayor, quien cayó boca arriba con una pícara sonrisa. Parece ser que, en este momento, Albert tenía el control de la situación, por ahora.
Albert se quitó su camiseta dejando ver su fibroso cuerpo, prosiguió con sus pantalones y finalizó con sus calzoncillos. Estaba yendo a saco. Julián lanzó un pequeño gemido cuando notó los labios de su hermanito besar su cuello, aquella zona era su debilidad. Mientras Albert lo besaba y manoseaba, Julián miró la foto que estaba en la mesilla de noche; era su retrato favorito, pertenecía al día de su boda. El remordimiento llegó a su mente, pero decidió ignorarlo por completo, agarrando el retrato y dejándolo boca abajo. Ya no podía parar, Albert lo había conseguido y por fin lo tenía donde más quería.
Albert dejaba un beso por cada botón que desabrochaba de su camisa, dándole un toque tierno a la situación. Cuando Albert llegó al bulto del mayor, le dio una mirada a su hermano para saber si estaba seguro de lo que iban a hacer, de fundirse en un mismo cuerpo y de sellar su amor. La desesperada mirada de Julián fue suficiente para que el menor se tirase de lleno a aquel manjar.
El menor miró con deseo el pollón blanco y duro de su hermano mayor, no lo recordaba tan grande. Antes de que Julián pudiera arrepentirse, Albert abrió bien la boca y se tragó la mitad de su gran hombría.
— O-oohhh… Albert…
Albert comenzó un mete y saca a una velocidad media mientras con una de sus manos se masturbaba a sí mismo. Con la mano que tenía libre agarró los peludos y colgantes huevos de su hermano para así estrujarlos mientras chupaba y darle más placer a Julián. Albert también movía la lengua para complementar la mamada, además, le dedicaba su tiempo al glande y al gordo prepucio del mayor. Albert pasó gran parte de la mamada mirando a su hermano a los ojos y Julián solo conseguía ponerse aún más cachondo de lo que estaba.
En aquellos instantes, Julián fue transportado a la época en la que tenía apenas 17 años. Él solo se estaba pajeando como todas las tardes con alguno de sus vídeos favoritos, hasta que a un pequeño y curioso niño de 9 años se le ocurrió entrar a su cuarto en plena faena. No sabe cómo ocurrió, pero terminó siendo complacido por aquel chico; su hermanito pequeño terminó chupándole la polla.
Entre todos esos recuerdos, el actual Albert abrió la boca todo lo que pudo para intentar que entrase toda, tragándosela entera sin apenas respirar; su nariz quedó pegada al vello púbico de su hermano. Se quedó quieto unos segundos y, mirándole a los ojos, comenzó a sacarse la polla lentamente de la boca, apretando suavemente los labios contra el tronco venoso de Julián.
— Aahh… J-joder, joder.
Albert le sonrió pícaro, continuando la mamada mucho más animado. Julián comenzó a acariciar lujuriosamente el pelo de Albert mientras éste disfrutaba del sabor de su polla, el menor ya sabía lo que esto significaba; Julián agarró con las dos manos la cabeza de su hermanito menor y comenzó a follarle la boca sin compasión alguna. Sus enormes huevos peludos chocaban contra su barbilla y la saliva caía irremediablemente sobre los velludos muslos de Julián.
Albert se sentía como si estuviera en el cielo, ni en sus mejores sueños se habría imaginado que iba a volver a estar entre sus piernas, chupando su hombría con esmero, con un Julián con su voluntad debilitada, hasta que algo en la mente del mayor hizo click; este polvo era suyo, de él y de su hermano, y por si nunca se vuelve a repetir, iba a hacer de esto algo inolvidable.
De un momento a otro, Julián aumentó su dominante actitud y abofeteó la cara de Albert, dejando perplejo al menor, pero con su polla más dura que una roca.
— A cuatro, ya. — Ordenó Julián con su cuerpo poseído por la lujuria.
Albert obedeció y no tardó en sentir la lengua de su hermano explorar el agujero que tantas veces había sido usado. Poco a poco, la lengua de Julián se abría camino a través del culazo de su hermanito, enterrando su lengua milímetro a milímetro.
Albert soltaba sonoros gemiditos a la vez que Julián aceleraba el ritmo de su lengua y complementaba la comida de culo con un par de potentes nalgadas. Con el paso de los minutos, Julián notaba cómo se quedaba sin respiración, ya que no había sacado su cara de ahí todavía, estaba demasiado engatusado con el culo de su hermanito, infinitamente más delicioso que el de su esposa.
Julián separó sus cachetes e introdujo más su lengua en él, explorando más profundo cada vez, Albert solo gemía y gemía. De un momento a otro, Julián metió uno de sus largos dedos en el culo del menor. Albert pegó un pequeño salto y levantó su cuerpo de la cama instintivamente, pero Julián agarró su cabeza posesivamente y la estampó contra el edredón.
Después del intenso dedeo, Julián se colocó entre las abiertas nalgas de su hermano, comenzando a restregar su dura polla por aquella raja.
— Joder, maldita puta, te voy a reventar el culo. — Le susurró el mayor a su hermanito, el cual sintió como todos sus pelos se erizaban.
A Julián no se le pasó por la cabeza ponerse un condón, pues quería sentir aquel culo al natural; a las putas se las folla a pelo. Albert sentía cómo su hermano comenzaba a meter su polla en su interior, pudiendo sentir claramente cada centímetro de su enorme miembro abriéndose paso en su interior.
Cuando la metió al completo, Julián se echó un poco hacia atrás y sacó parte de su polla del interior del menor, para volver a meterlo y llenarlo entero de él. Con el paso de los minutos, el dolor fue desapareciendo para Albert para dar paso a un placer intenso en cada una de las embestidas. Albert estaba tan cachondo que el dolor fue casi inexistente, todo era puro placer y lujuria.
Julián comenzó a aumentar el ritmo de sus estocadas y a meter y sacar su polla casi al completo a una rapidez extraordinaria, tanto que Julián tenía que mantener su mano tapando la boca de su hermano para que el resto de huéspedes no escucharan sus gemidos. El ruido de sus pieles chocando era demasiado alto y los muelles de la cama rechinaban con fuerza, pero estaban tan centrados en ellos mismos que no tenían nada de eso en cuenta. El vaivén de sus caderas contra las nalgas de Albert era tan enérgico que su cuerpo rebotaba delante suya con tanta fuerza que parecía que, en lugar de meterle él su verga por el culo, era su ojete el que se lo tragaba. Julián la sacó un momento para observar el enrojecido ano de su hermanito, el cual estaba tan abierto que parecía un coño.
Julián volvió a meterla y, por sorpresa, tocó el punto dulce del menor, haciéndole chillar de placer, Albert nunca antes había sentido algo igual.
— ¡Aaahh! ¡Ahí ahí! Dame ahí Julián… — Esas fueron las primeras palabras que Albert había pronunciado desde que empezó el polvo, desesperado por recibir más pollazos en aquel específico punto.
A Julián le puso muy cachondo la manera en la que su hermano le suplicaba por más, a si que comenzó a embestirlo con fuerza en su punto dulce. Sus gemidos y jadeos se mezclaban entre sí, ambos estaban extasiados, demasiado calientes para pensar en nada, solo eran capaces de concentrarse en aquel maravilloso polvo.
Julián estaba agotado, sentía que no podía aguantar más sin preñar aquel culazo que se estaba follando.
Albert agarró su polla comenzó a masturbarse, tenía los ojos en blanco del placer, su hermano no dejaba de golpear con su polla su punto G, dándole un placer indescriptible. El pobre Albert no duró mucho más, unas cuantas embestidas y segundos de paja fueron suficientes para que se corriera a montones en las sábanas de la cama dónde Julián dormía con su mujer.
— ¡Oohh!
Al correrse, Albert hizo demasiada presión en la polla del mayor, provocando que este le preñara en una última y potente estacada
— ¡Aaahh! ¡Oohhh! J-joder… — Julián se corrió a montones en el culo de su hermano, dejándose caer en su espalda para recobrar la energía y recuperase del orgasmo.
Julián sacó su verga de su interior una vez estando flácida y observó orgulloso como salían montones y montones de su semen del interior de su hermanito, los cuales resbalaron por sus nalgas hasta caer en las sábanas.
Los minutos posteriores a la follada fueron realmente confusos, sobretodo para Julián, el cual se sentía sucio, un traidor. Pero, cuando observó el relajado y sudado rostro de su hermanito después de poseerlo, todo remordimiento escapó por la ventana del hotel; aquello estaba destinado a pasar desde el día en el que un pequeño niño entró a su cuarto y lo descubrió desnudo. Y, al igual que del destino, también era imposible escapar de la tentación.
Nota de autor: ¡Hola! Perdonad la tardanza, aquí tienen el capítulo final de esta excitante historia sobre los hermanos Julián y Albert Gutiérrez. Pero también hay buenas noticias, cómo ya sabéis, a los 10 años Albert perdió el contacto con su hermano, pero su vida sexual no se acabó ahí. A si que he pensado en hacer una nueva saga a parte llamada: ‘La vida sexual Albert Gutiérrez’, la cual narrará todos y cada uno de los polvos que Albert ha tenido a lo largo de su vida, o al menos los más relevantes.
Estad atentos jeje 😉
Excelente final, «intermedio»… 💦💦💦
Esperando la nueva saga…
si dale amigo me gusto la saga estare esperando tus relatos muy buenos saludos… 🙂 😉 🙂 😉 🙂
Uff este final ha estado genial, una lastima que termine la historia de estos 2 hermanos
ojala esta historia no acabase aquí.
Ha sido un placer leer este relato entre los hermanos, lastima que no hayas profundizado mas en ellos, cuando el pequeño Albert era un poco mas grande y me hubiera encantado que Julián hubiera sido el primero en follárselo. Aun así me ha encantado la historia y ha sido un verdadero placer el haberla podido leer.
Muy bueno. Quizá mejorar la descripción de ambos a esa edad. Y justamente lo que dices de la nueva serie era lo q te iba a proponer q hicieras…ver el desarrollo del pequeño y su despertar sexual.
Uff me he releído toda la historia desde el principio y puede decirte que es una delicia y una autentica gozada masturbarse con esta historia… se que ha pasado mucho tiempo desde que dejaste de escribir, pero espero que no sea tarde para que continúes escribiendo nuevas historias como esta.