Un inicio precoz con Rodrigo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Jonathan_LE.
En mi serie de relatos les describiré, de la mejor manera que pueda, todas las experiencias homosexuales que he tenido desde que tengo conocimiento.
Me llamo Luis, tengo 21 años, soy estudiante aún y, por cuestión de seguridad, variaré algunos datos.
Espero pueda hacerles pasar un excelente rato.
Antes: A mis 4 años fui abusado en Nuevo Laredo, Tamaulipas, México. Un día mi mamá y su novio fueron a comprar no sé qué en un tianguis cercano y yo decidí quedarme jugando con los niños que vivían en el lugar. Al poco tiempo, me arrepentí de no ir y decidí ir a buscar a mi madre. Jamás he sido un chico de calle, mucho menos a mis 4 añitos, así que al poco tiempo de caminar, según yo al tianguis, me perdí. Después varios minutos, no recuerdo cuántos, un automóvil se detuvo y desde el lado del chofer, un hombre joven me preguntó que por qué lloraba, yo solo le dije que quería ir con mi mamá al tianguis así que me dijo que él me llevaría, que me subiera, cosa que hice.
No pasamos mucho tiempo sobre el auto y se detuvo en frente de una casa pequeña de dos plantas, algo descuidada por el frente. No recuerdo bien cómo pasaron después las cosas, pero a mi mente vienen imágenes de él sobre mí colocando su mano sobre mi cabeza, empujándola sobre las cobijas de una cama bastante grande, evitando que el sonido de mi llanto se escuchara. Esto fue cuestión de minutos, pues cuando él terminó me vistió, me calmó diciéndome que si seguía llorando no íbamos a alcanzar a mi mamá, nos montamos de nuevo al coche y me llevó al tianguis. Ahí se detuvo, sin bajarse me abrió la puerta del copiloto en donde iba yo y me pidió que me bajara, yo pise la banqueta y en cuanto lo hice, cerró la puerta y arrancó despistadamente. Vaya magia! Mi mamá y su novio estaban recargados sobre el muro de un Seven-Eleven leyendo el periódico; les grité y cuando me vieron rápidamente cruzaron la calle. Mi madre hasta hoy no sabe más que lo del extravío y, creo yo, jamás sospechó nada.
Después de esa experiencia comencé a tener juegos con amiguitos, niños y niñas, como toqueteos e incluso besos, fui muy precoz. Cabe mencionar que posteriormente a lo sucedido jamás tuve un acercamiento con alguien mayor.
Hace ya muchísimo tiempo que nos mudamos a otra ciudad del norte del país mi mamá y yo (ella es madre soltera) y fue cuando conocí a mi primo Rodrigo, yo con 9 años y el con tan solo 4, siempre nos veíamos en casa de la abuela, pues ella lo cuidaba mientras su mamá trabajaba y yo visitaba muy seguido. Yo ya iba a la primaria y el apenas estaba yendo al jardín de niños. Desde que lo conocí me sentí demasiado atraído hacia él, era delgadito, de tez clara y cabello muy negro, era un angelito.
Los primeros toqueteos los hacíamos jugando en la planta alta (donde había un cuarto con muchos juguetes cuando íbamos los nietos), nos quitábamos la playera y lanzábamos una pelota y así, con los torsos desnudos, yo lo abrazaba lo restregaba en mí. Un día después de tanto jugar, nos recostamos en la cama y le empecé a hacer unas ligeras cosquillas y masaje en la barriga para que se relajara, a él le agradaba, de repente tome sus tetillas con mi boca, mire hacia su cara y se mostraba estaba encantado, tomaba mi cabeza con sus manos y la empujaba hacia él. Al cabo de un rato el masaje se extendió hacia sus piernitas y después hacia su entrepierna, donde me di cuenta que estaba ya bien excitado (yo ya sabía masturbarme y un amigo me mostraba seguido videos pornográficos, así que algo ya sabía).
Mientras chupaba sus tetillas, metí mi mano dentro de su ropa interior y pude sentir su pequeñísima erección, pero su ropa estorbaba; me levanté, desabroché su cinturón, el botón de su pantalón, el zipper, tome el pantalón de su cintura y junto con la ropa interior los baje, él mismo me auxilió levantando un poco su cuerpecito; lo masturbé mientras seguía chupando sus tetillas y cuando vi que su excitación era demasiada, él solito empezó a besarme en la boca de una manera muy torpe y me decía que me amaba (le encantaba ver las telenovelas con mi abuela, después noté que le encantaban las escenas “calientes” donde los actores se besaban, de ahí que haya reaccionado de esa manera).
Con el volumen alto en la tv, el tiempo era nuestro, solo la abuela en casa y ya que ella no podía subir las escaleras ya, nadie nos interrumpiría; me lo separé de la cara y tome su pene con mi boca, era la primera mamada que le hacía a alguien y era algo realmente hermoso, sabía a limpio y su pene circuncidado y de tamaño normal le hacían sentir a mi boca algo indescriptible. Paseaba mi cabeza de arriba hacia abajo y el lamia sus labios mientras observaba, yo no separé mi vista de su cara. Ya un rato de estar haciendo eso, su mirada se perdió, tomo una bocanada grande de aire y lo sostuvo, su pene de hinchaba y su abdomen empujaba hacía mi cara; sabía que ya había sentido su primer orgasmo, y en menos de tres segundos me empujó y me dijo “quiero ir a hacer pipi”. Yo no dije nada y le deje caminar al baño, aun con los pantalones en los tobillos. Fue hermoso y fue nuestra primera vez, porque posteriormente tuvimos experiencias mejores.
Por ahora esto es todo. Espero seguir escribiéndoles un poco de mis vivencias que fueron con otro primo, un amiguito, dos hermanastros y hoy, con algunos de mis alumnos.
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