UN MADURO ME HIZO VIBRAR DE PLACER A LA VISTA DE MUCHOS.
A mí me gusta mucho ir de cruising y llegar ligero de ropa a las zonas de encuentros. Una tarde de septiembre me fui a una zona boscosa donde se aparcan coches, yo iba como siempre solo con un bañador corto tipo malla fina recogido a modo tanga y nada más antes había escondido una camiseta y un pant.
Me gusta andar por las zonas calientes de cruising con poca o ninguna ropa.
A mí me gusta mucho ir de cruising y llegar ligero de ropa a las zonas de encuentros. Una tarde de septiembre me fui a una zona boscosa donde se aparcan coches, yo iba como siempre solo con un bañador corto tipo malla fina recogido a modo tanga y nada más antes había escondido una camiseta y un pantalón corto en un matorral próximo al pueblo.
Al llegar a la zona de cruising, un hombre de mediana edad me invita a su coche un Mercedes grande; hacía calor, tenía el coche a la sombra con el aire puesto, los asientos eran de cuero, había una toalla extendida en el asiento del acompañante, accedo al interior y empezamos a charlar. Cuando llevábamos un rato charlando, me pone la mano en el muslo, y empieza a subir pierna arriba; (como yo soy bisexual versátil, me dejé hacer, de hecho estaba deseando que me empezase a tocar) seguí la conversación con toda naturalidad, empezó a tocarme el paquete por encima del bañador de tela muy fina, casi transparente que yo tenía bien metido por la raja del culo, al tiempo que mete la mano por debajo de mis glúteos,
Le dije a hombre… — ¿Quieres que me lo quite? —¡Está bien así! – Prefiero quitártelo yo a su tiempo. Recliné el asiento hasta dejarlo horizontal para darle a mi nuevo amigo más facilidad de acceso a mi cuerpo, él continuó dándome caricias en mi miembro, haciéndolo crecer, sus manos continuaron por todo mi bronceado cuerpo, de manera que quedé yo transportado al paraíso.
Mientras disfrutaba de las caricias que estaba recibiendo, yo veía llegar coches de los que salían hombres de todas las edades que no nos quitaban ojo. Eso me hizo sentir el rey, pues tengo un punto exhibicionista.
El hombre se desnuda, se unta las manos con aceite de masaje, embadurnando de aceite perfumado todo mi cuerpo. Acto seguido empieza a quitarme rápidamente el “improvisado tanga” que terminó mojado de aceite, al tiempo que me metía profundamente y con suavidad el dedo en el ojo del culo, hasta bien dentro y girándolo de manera que masajeaba mi próstata al tiempo que con la otra mano me seguía esparciendo el aceite de masaje por todo el cuerpo. Una vez que el hombre me quitó el «tanga», éramos el centro de todas las miradas, pues yo tenía las piernas bien abiertas para que me siguiese metiendo bien adentro de mi ojete el dedo.
Afuera del coche, vi algún hombre hacerse una paja a costa de mi placer, todas mis zonas calientes estaban a la vista, cosa que me dio más morbo.
El desconocido, sin dejar de meter su dedo en mi ano, empezó a lamer el interior de mis muslos e ingles metiendo mis dos huevos aceitosos en su boca, todo mi cuerpo estaba untado una mezcla de aceite y de su saliva, hasta las axilas me lamió. No pensaba yo que la axila y el anterior de los antebrazos podía ser un punto que me pusiese cachondo, Uff, yo me estremecía de placer, el suave bigote de aquel hombre me hacía coquillas por todo el cuerpo mientras su dedo seguía en el interior de mi ano, entrando y saliendo con suavidad.
Mi poya estaba a punto de explotar, el hombre lo notó y se la tragó entera haciendo juegos con su lengua, garganta y suaves mordisquitos uff que gusto. Así estuvimos un rato hasta que el hombre me hizo una seña para que me corriese dentro de su boca, se tragó todo mi semen y siguió absorbiéndome las partes un rato al ver mis gritos de placer, como si comiese un polo, al tiempo que continuaba sacando y metiendo su dedo en mi culo.
Sin vestirnos, seguimos entre animada conversación y con, continuas caricias cuerpo a cuerpo, ya sin espectadores. Estuvimos así más de una hora acariciándonos, hasta que me entraron otra vez ganas de más caña y el hombre volvió a repetir el masaje prostático. Esta vez entraron en mi ano dos dedos a la vez, su índice y el corazón, el hombre se dio cuenta de que mi ojete pedía más ¡Que gusto! Volvió a chuparme entero durante otro rato,
Cuando se dieron cuenta los mirones de antes, que yo tenía las piernas otra vez separadas y con los dos dedos del hombre dentro de mi ano, con mi polla dentro de su boca, esta vez no se cortaron y se acercaron al coche. En el lugar había más gente que antes, a través de las ventanillas del coche, solo veía gente, nada de paisaje, los cristales continuaban cerrados, algunos de estos mirones se habían quedado desnudos y se acariciaban y pajeaban entre sí, e incluso se animaban a tener relaciones más profundas entre ellos, excitando todavía más mi morbo.
Ante esta situación, la penetración con los dedos y las comidas de poya y huevos que esteba recibiendo, me moría de gusto, Empecé a tener un orgasmo que me hizo temblar, marearme y “qué vergüenza” soltar algún que otro gas. Ese hombre que todavía no conozco su nombre se volvió a tragar mi semen otra vez después de todos las caricias preliminares a la vista de mucha gente, de hecho los teníamos encima ¡Uaaakk que maravilla! ¡Que placer!.
Inmediatamente de tragarse por segunda ve mi semen, el hombre consiguió otra tercera erección de mi ya trabajado miembro. Llevábamos más de 3 horas en el coche, esta vez sin pausa, me metió la lengua mi ya dilatado ano, entrándola, sacándola y girando por detrás de los huevos, metía cada vez más profundamente su lengua dentro en mi dilatado ano y la volvía a sacar cada vez más rápido a la vez que absorbía con los labios; todavía me acuerdo de su aliento, por mi raja, huevos y glúteos, su bigote haciéndome cosquillas, estuvo así mucho rato, no parando hasta ver mi poya tiesa otra vez, para volvérsela a absorber y tragar repetidamente ¡Qué fuerte! Había una sorpresa más.
El bigotudo, saca de la guantera un vibrador anal, lo lubrica muy bien, como yo tenía el ojete bien dilatado, entró con suavidad uff… cuando el artefacto estaba bien metido en mi ano, lo puso en marcha con un mando a distancia, al tiempo que volvió a meter otra vez mi poya dentro de su boca. Yo estaba que me iba, el hombre deja de chuparme la poya para centrarse en mis pezones, espalda, principio de la raja y cuello. A pesar de que yo no paraba de moverme de placer con el artefacto funcionando dentro de mí, siguió ir chupando y mordisqueando ya todo mi cuerpo, al tiempo que con el mando aumentaba la intensidad del vibrador. Yo me empezaba tener un placer indescriptible, de manera que solo existía para mí el placer, ya no me importaba nada, ni la gente de fuera, hasta me estaba olvidando de quien tanto placer me estaba haciendo sentir.
La leche tardaba en llegar, aunque yo era todo convulsiones y temblores, el hombre aumentó un poco más la intensidad del vibrador y se volvió a tragar mi poya, esta tercera corrida tardó mucho más tiempo en producirse. Yo disfrutaba como loco, entre gritos de placer.
Mucho antes de expulsar por tercera vez mi semen, tuve un muy largo orgasmo, que subió por todo el cuerpo de intensidad y notaba como iba cayendo la tarde. El orgasmo me produjo una mezcla de placer muy intenso convulsiones en el pecho, y suave dolor placentero en mi ano y poya, fue un orgasmo, muy prolongado ante las clavadas miradas de los presentes, que me dejó totalmente laxo.
Me corrí entre aplausos de los mirones que notaban como tragaba este hombre mi semen, mi miembro acabó enrojecido el ano mucho más dilatado, pero continué un rato después de que el hombre tragase mi semen con el vibrador a la mínima velocidad y mi cuerpo quedó totalmente laxo y relajado. No paraban los lametones, las caricias, los mordisquitos y los chupetones por todo el cuerpo.
Este hombre tenía que irse, con suavidad y palmaditas en los glúteos, me quitó el vibrador, seguidamente volvió a chupar mi culo y a absorber con la lengua, durante otros minutos. Ya casi de noche se vistió y arranco el coche conmigo desnudo, porque el bañador estaba totalmente pringado de aceite, me llevó por el camino a las cercanías de pueblo donde yo tenía escondida mi ropa.
Como yo seguía desnudo, el hombre alternaba la palanca de cambios, mi dolorido y laxo paquete, huevos y piernas, paramos en las proximidades del pueblo, donde yo tenía escondida la ropa a medio km del pueblo.
Desnudo me bajé del coche, por la zona no había nadie. Nos despedimos, no sin antes salir el hombre del coche y darme un profundo abrazo, con unas caricias y suaves palmaditas en mis glúteos, los estrujaba y pasaba su mano por mi raja, al tiempo masajeaba mi paquete con la otra El hombre se metió en su coche y nos despedimos. Yo continué por el monte desnudo para ir a por mi ropa al tiempo que veía desaparecer al mercedes camino abajo.
Yo siempre me presento en las zonas de cruising y dogging con lo mínimo. A lo pocos días volví a la zona de cruising, con mi atuendo habitual, algunos de los mirones que me recordaban me invitaron a sus coches, aceptando yo encantado. Algunos de esos mirones son ahora mis follaamigos, ellos aprendieron mucho en ese día de mis gustos y nos seguimos dando placer, me encanta follar y que me follen. Me sigue encantando tener espectadores, cuando yo disfruto en un coche, otros miran, hoy miras tú y mañana puedo estar en tu coche a la vista de todos. [email protected].
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