Un mundo muy pequeño 16 El mejor regalo del mundo (Final)

Martín no sabe lo que le espera.
La mañana siguiente estando bien calmados, dormidos, en nuestro quinto sueño, se escuchó un fuerte golpe afuera de las escaleras, todo el mundo salio corriendo y cuando vimos, Martín se había dado un gran golpe a causa de un resbalón, y aparte de que no puede ver.

Mi pequeño estaba llorando por ser un pequeño muy sensible, entre todos lo cargamos al niño, solo era cuestión de ponerle alcohol en sus rodillas que se habían raspado, el pequeño no dejaba de llorar y entre todos sus hermanos se pusieron a hacerle cosquillas a Martín, ese era un método que usabamos siempre cuando se ponía a llorar Martín, desde que lo conocemos porque es un poco sensible (pero para otras cosas ahí si ni pestañéa).

Empezó a tocarnos y se da cuenta que todos estabamos desnudos al sentir nuestras pieles descubiertas.

Martín: oigan, porqué están desnudos todos – (pasando sus manitas a cada uno de la familia)

Pepe: porque hace calor

Milán: no es cierto! Jaja bebé sabes que estos cogen siempre cada noche y siempre duermen desnudos.

Tony: qué ustedes duermen con ropa?. (Preguntó intrigado mi primogénito).

Milán: pues, antes sí dormíamos desnudos, pero las moscas nos picaban mucho y decidimos los dos usar pillama.

Yo: ay mis amores, lo hubieran dicho antes, mandaré a fumigar este sitio primeramente y ya dormiran encuerados. Es más llamaré a mi amigo que nos dejó vivir aqui, un contacto posible para ver si hay algún fumugador o algo.

Salí de ahí y me fui al segundo piso (donde llegaba mejor la señal) mi amigo estaba teniendo relaciones sexuales con su niño, lo había escuchado mientras hablábamos, el pequeño se escuchaba inquieto de recibir el pene de su macho, así que mi amigo me dio rápido un contacto para fumigar y se despidio rápidamente, (recuerdo todavia cuando lo miraba a estos dos en la pantalla de mi computadora cuando recién nos conocimos, antes el niño era más tímido para coger y ahora veo que se volvió un salvaje.

Llamé al señor y le comenté que era por parte de mi amigo, me dijo que no había problema, que llegaba en una hora, que vivía cerca del rancho y colgó.

Al regresar abajo me doy cuenta que todos los hermanos tenían a Martín acostado en el sillón y todo el mundo le estaba dando pene al niño, Tony y Gael lo estaban penetrando al mismo tiempo mientras que Pepe, Elías y Milán le estaban dando pene en su boquita turnándose de uno en uno.

Escuchaba gemidos de 3 niños de 12 años, uno de 13, uno de 14 y el mayor de 16, todos unidos entrelazando su amor de hermanos con una buena orgía, recuerdo cuando eran mis pequeñines que ni tenían idea de qué era tener sexo.

Iván se puso a grabar a sus niños, para nuestra colección personal famimiar de momentos, yo me quedé deleitado viendo a mis hijos ( ¿a qué hora me convertí en el papá de los 6 niños más maravillosos del mundo?).

Tanto pensar se pasó rápido el tiempo y todos habían eyaculado encima de Martín, dejándolo más blanco de lo que ya era, en ese momento se olvidó de que se había caido que cuando se levantó caminaba como si nada, Martín lo acompañó afuera para entretenerse mientras que Elías y Pepe hacían el desayuno.

Mandé a mis hijos mayores, Gael y Tony a que salieran a comprar víveres, al pueblito que queda a 10 minutos de aquí, agarraron unas bicicletas que habían en el establo y salieron de inmediato.

Iván se quedó a supervisar a los más pequeños que no hubiesen accidentes y yo fui a hablar con Milán y Martín, salí y los veo que caminan rápido hacia la casa, Milán me comentó que había un panal de abejas y que estubieron a punto de picarles, ¿ven qué les digo?, Para dolores de piquetes lloran los pequeños pero cuando los pinchan con otra cosa hasta exigen más.

Los mandé adentro, y salí al portón de la carretera, Tony y Gael iban regresando, y de paso el fumigador ya había llegado, me dió cosa que pasara sabiendo yo que algunos de mis hijos aun se encontraban desnudos adentro, pero como era de nuestro equipo no pasaba nada, entró a la casa y vió a Elias y Pepe desnudos sirviendo el desayuno, el señor no dijo nada, los otros niños ya estaban vestidos, lo hicieron al terminar la orgía porque iban a salir a hacer sus mandados, el señor me miró con una sonrisa pícara.

Señor: que buenos hijos tienes, ¿Sabes?, Yo tengo 2 sobrinitos muy lindos que son buenísimos en la cama, tienen casi la edad de tus hijos pequeños – dijo el señor muy contento tal vez de hacer nuevos amigos, tal vez al saber que no es el único que tiene relaciones con pequeños niños ricos, bueno desayunamos todos, incluido el señor y salimos todos en la camioneta, vestidos y arreglados obviamente, mientras dejábamos al señor fumigar toda la finca.

Como iba a tardar un par de horas decidí llevarlos a nuestra ciudad a toda mi familia, sentía preocupacion por los padres biológicos de mis hijos y también por mi madre, creo que la guerra había terminado o se tomaron un descanso, estaba tranquilo, mucha destrucción y cosas que mejor no les cuento para no quitarles el hambre.

Llegamos a la casa de mi madre, estaban junto a la familia de Tony, Gael, Elías, Pepe y Milán, de alguna forma todos se organizaron para vivir en el zótano de la casa de mi madre, y pasar estas calamidades, todos estaban bien física y saludablente, los niños mencionados fueron a abrazar a sus familias, yo me quedé con Martín al ser su refugio para él, mi madre se acercó a mi y me dió un abrazo enorme, pasamos todos a la casa.

Dentro todos nos contaron que muchas familias fueron muy afectadas, otras damnificadas, otras sin un buen final, hablamos un buen rato sobre nuestra union que forjamos a lo largo de estos años, entonces sonó una alarma desde afuera, como la de los sismos, pero esta alertaba que venían soldados a atacar de nuevo, no tubimos de otra mas que abrazarnos las veinti tantas personas al mismo tiempo y despedirnos, salí rápido con los niños y con Iván al vehículo, les dijimos a todos que pronto regresaríamos de nuevo, y arrancamos.

En la entrada de la ciudad vimos cómo los soldados ingresaban y bloqueaban calles, afortunadamente salimos de ahí. De regreso a casa el fumigador estaba en su carro dormido en la carretera, me informó que se quedó esperando a que adentro hiciera efecto, entramos pero me detube en la puerta, había una caja especial con un contenido maravilloso, no dije nada, le pagué al señor con unas películas familiares que ya teníamos, ya que no quería recibir el dinero, el señor se fue feliz y esperó la próxima invitación.

Adentro estaba todo normal, al habernos tardado muchas horas se limpió rápido nuestro hogar, era el monento de dar el último paso, mandé a todos los niños a organizar una fiesta, especial para martín por sobre llevar su dolor de rodillas. (Mentiras piadosas). Todos muy organizados hicieron botanas bebidas alcohólicas, ya se que los niños no deberían tomarlas pero era un regalo especial, pusieron mesas afuera en el pastizal, y se sentaron todos.

Senté a Martín en la esquina, lugar donde tendría un buen panorama, les indiqué a los niños que se desnudaran sin hacer ruido, Iván y yo hicimos lo mismo, ya desnudos, excepto el festejado comenzó.

Yo: hijo, nadie más que Iván y yo sabemos esto, esta fiesta es especial para ti, ya que queremos que lo sientas en todo su esplandor el amor que te tenemos y que lo disfrutes con todos tus sentidos.

Iván: muchas gracias por querer ser mi hijo también, puedo decir que los 8 somos una verdadera familia.

Saqué la caja de mi bolsillo que dejé tirado en el suelo al haberme desnudado.

Yo: hijo cierra los ojos y no los abras hasta que te diga.

El niño obedeció, sintió que algo invadía su nariz y orejas.

Yo: ábrelos ahora.

Al hacerlo por primera vez en toda su vida, Martín lo que sus ojos vieron por primera vez fue a su familia totalmente desnuda con unas erecciones para apantallarlo aún más, y sorprendido se puso a llora, pero esta vez de la alegría que esto le causaba al menor y de la felicidad que tenía al ver en todos los tonos y full HD, entre todoso fuimos a abrazar y los niños más pequeños le desprendieron su ropa a Martín a arañazos, conociendose a él mismo también sin ropa.

Martín: ¿Pero cómo lo hiciste papá?

Yo: los dejó el doctor que te revisó los ojos amor hace unos días, le dí la dirección de la granja y cuando regresamos de ver a tu abuelita encontré los lentes en el portón, seguro los vino a dejar en lo que no estábamos.

Subimos a Martín a la mesa y entre todos comenzamos a besarle su cuerpecito blanco, y él nos admiraba con ojos llorosos a través de esos lentes, le levantamos las piernas y me dispuse a penetrar a mi hijo, esta vez gimió como nunca lo había hecho antes, los demás se comían su cuerpecito a lengüetazos, y yo metía y sacaba cada centímetro de mi verga de mi hijo político, en vez de llenarle el culito de semen se lo di en todo su torso para que viera también la textura de su leche que siempre le damos a él.

Todos los demás tambien se turnaron para penetrar a Martín, obvio él tenía que pasar por todos los penes para que los conociera mejor, y todos acabamos en su torsito, otra vez lo manchamos de blanco, como en la mañana, tomamos descansos y nos emborrachamos todos, y tubimos sexo entre todos nosotros, de dos en dos, de tres en tres, o todos contra uno. Esa noche no dormimos para nada al tener nuestro momento íntimo de pasión, nuestros familiares deberán pensar que estamos dormidos o algo asi sin saber que somos una familia diferente.

En todo caso esa fiesta fue sexo y diversión, y todos quedamos embarrados de leche.

Amaneciendo miré la hora, era medio día, estábamos todos en la sala sobre unas mantas acostados y desnudos, tódos teníamos manchas secas de semen, pero más Martín al ser el más cogido de la noche, desde ese monento todo era color de rosas, forjamos un lazo irrompible y le devolvimos la vision al pequeño martín, quien durmió con los anteojos puestos.

Esta fue la maravillosa historia de un chico que conoció niños, un hombre tubo sexo con ellos y se convirtieron en sus hijos, y esposo, formando así la familia quizas muy poco recordada pero jamás olvidada.

Fin.