Un regalo especial para papá.
Cuando mi padre salió de la casa por una urgencia en la madrugada, yo pude continuar con lo que él estaba haciendo en su habitación..
Este es un relato corto de cuando tenía por alrededor de 16 o 17 años, no me acuerdo mucho.
Mi padre toda la vida a trabajado como guardia de seguridad de cierta empresa, esta arrienda sus guardias y por esto mismo el horario de trabajo de mi padre ha sido siempre muy cambiante.
Esa semana recuerdo que mi padre había estado trabajando hasta altas horas de la noche, solía llegar alrededor de las 4 o 5 de la mañana, yo recuerdo haberme despertado cuando el llego esa noche, pues el siempre hace mucho ruido, aunque no lo quiera, vivimos en un departamento pequeño de dos habitaciones solo nosotros dos, desde toda la vida, por esto mismo me era fácil reconocer los sonidos que hacia él desde mi habitación.
Comencé a escuchar atentamente a cada ruido que hacía, pues a esa edad yo había desarrollado una rutina enfermiza, no quiero excusarme, pero probablemente se debía por la testosterona y la etapa en la que me encontraba, la adolescencia.
Escuchaba como rebuscaba en la nevera y el inconfundible sonido que hace una lata al abrirse, probablemente se estaba tomando una de sus cervezas, luego de aproximadamente media hora fue al baño, escuche el sonido de como meaba y luego el del váter al tirar el agua, siguió el sonido de puertas abriéndose y cerrándose, el sonido había incrementado, él había entrado a su habitación que esta junta a la mía, compartíamos la misma pared.
Al fin comenzó el espectáculo, se escuchaba sonidos de ropa cayendo al suelo, probablemente se estaba desvistiendo, oía el metálico sonido su cinturón al desabrocharse y el choque de las botas gruesas contra el piso al quitárselos, también se escuchó un cajón abrirse y por último el del colchón hundiéndose, como si alguien se dejara caer encima.
Creo que no paso ni un minuto cuando por fin se vuelve a escuchar el colchón de mi padre, esta vez rechinando un poco y también el choque del cabecero de su cama contra la pared repetidas veces, por último unos gemidos y suspiros ahogados que de vez en cuando incrementaban de intensidad, cundo era más pequeño no reconocía los ruidos que mi padre hacía, pero a la edad que tenía esa noche ya lo entendía perfectamente, mi padre se estaba masturbando, en especial lo hacía cuando eran altas horas de la noche y pensaba que yo estaba profundamente dormido.
Mi cuerpo reaccionaba solo, jamás he tenido fantasías con él, pero cuando lo escuchaba masturbarse mi mentalidad cambiaba, me ponía cachondo y para mí era inevitable masturbarme al son de sus gemidos; allí me encontraba con mi oído pegado a la pared y con el pantalón de pijama bajados hasta los tobillos, con mi mano derecha sobre mi pene duro, masturbándome lentamente y aguantando a veces la respiración para no hacer ningún ruido sospechoso, pues mi pensamiento es que si yo lo podía escuchar, él también podría escucharme a mí y yo no quería eso.
Creo que pasaron 10 minutos hasta que pude escuchar el gemido más fuerte y prolongado de todos, el cual significaba que mi padre por fin había terminado con su jueguito de manos, yo en cambio aún no había terminado, quería empezar a mover mi mano más rápido, pero el sonido de una llamada corto toda inspiración, más que nada porque me asusté, era una llamada del trabajo de mi padre, al parecer esa noche mi padre se había dejado una alarma sin encender, por lo cual significaba que debía de volver rápidamente a encender correctamente todas las alarmas y eso fue lo que hizo, escuche como maldecía en voz alta, se volvía a vestir y en menos de 2 minutos había salido de casa.
Yo estuve como un minuto procesando todo lo que había pasado, pues me preocupé, salí de mi habitación y me fui a la sala, pude darme cuenta de que sobre la mesa de la cocina estaban las llaves del departamento de mi padre, por las prisas se las dejo, imaginé que no podría entrar si me iba a dormir ahora. (nunca hemos dejado llaves de repuesto en la recepción del edificio pues mi padre siempre a desconfiado desde que vio una nota de reportaje sobre un conserje que se metía a los departamentos.)
Ya me iba a mi habitación para terminar la paja que deje a medias, pensaba que probablemente mi padre llegaría en una hora más, pues el viaje de ida hacia su trabajo actual era de media hora y bueno él debía ir y volver, cuando me entro un pensamiento intrusivo, antes de entrar a mi habitación me dieron muchas ganas de entrar en la habitación de él.
Intenté abrir la manilla, pero esta estaba con el pestillo puesto, me iba a rendir, pero recordé las llaves sobre la cocina, corrí por ellas y finalmente pude abrir su habitación, de esta salió un olor algo fuerte, probablemente por la paja que se había hecho.
Entre con cuidado, no quería mover nada, mi pene se me comenzó a parar de nuevo al pensar en las cochinadas que debía hacer aquí dentro mi padre, sobre la mesita de noche había papel arrugado, lo tome con mis manos y me lo acerque a la nariz, más o menos me imaginaba que podría ser y no me equivoque, era un trozo pequeño de papel con el olor inconfundible del semen, probablemente se limpiara la punta de su verga con el trozo de papel.
Me pareció raro era muy poca evidencia, no lo había escuchado ir al baño a tirar nada, así que algo faltaba, el resto de la corrida, el armario de mi padre tenía un cajón abierto me acerque y había prendas de ropas apartadas y debajo una caja abierta, algo faltaba en ella, en mi mente me imagine que podría tratarse de una pistola, tal vez por el tamaño de la caja y porque mi padre era un guardia de seguridad.
Por último, me fijé en la cama de mi padre, estaba desecha con todas las mantas apartadas a su derecha de la cama y con la figura de él marcada en las sábanas, el morbo me hizo querer masturbarme en su cama, como él lo hacía así que me acosté en ella completamente desnudo y con mi pene bien erecto.
Comencé con el movimiento de manos, arriba y abajo, por alguna razón mire las mantas que estaban amontonadas de manera extraña, pare la paja y estire mi mano, sentí algo raro, había un objeto escondido entre ellas, pero no era duro era bastante flexible, cuando por fin descubrí en que capa de mantas estaba lo toque con mis manos, la primera sensación fue super extraña, nunca había tocado nada con esa textura en mi vida, era algo gomoso, estaba tibio y se podía apretar fácilmente, lo saque y quede con la boca abierta de la sorpresa, era una vagina de silicona, jamás pensé que mi padre podría tener un objeto así en nuestra casa.
Después de entender lo que tenía en la mano, comencé a curiosear, mi primera acción fue meterle un dedo dentro de la vagina, este entro super rápido, por dentro estaba calientito y bien húmedo, intente meter hasta lo más adentro que podía y cuando saque mi dedo este estaba cubierto de semen.
Mi corazón latía a mil y mis pensamientos comenzaron a no ser racionales, cuando me di cuenta ya tenía mi dedo índice recubierto con el semen de mi padre dentro de mi boca, mi lengua no paraba de lamer mi dedo como si de un caramelo se tratase.
Mi segunda acción fue acercar la vagina de silicona en mi boca y metí la lengua lo más profundo que pude, podía sentir el mismo sabor acido y algo salado, pero no era suficiente, la alce y poco a poco sentía que el semen tocaba mi lengua, comencé a disfrutar ese sabor concentrado y terminé tragando bastante.
Luego me lo aparte de mi cara, me recosté otra vez en la cama y coloque la vagina sobre mi miembro, esta vez quería meter mi pene donde antes lo había metido mi padre, pero antes de hacerlo comencé a apretarla, pensaba que talvez así saldría un poco más del semen que tenía dentro, no pensé que resultaría tan bien, pues comenzó a salir todo lo que quedaba, mi pene se bañó en el semen de mi padre, comenzó a chorrearme por todos lados, sentía como se abría paso poco a poco por mi trasero, agarre mi pene con mi mano derecha, pero estaba demasiado viscoso, me lamí los dedos para sacarme el semen de mi mano y al final decidí meter la vagina en mi pene.
Empecé a presionar la boca de la vagina contra mi pene erecto y bañado en semen, la verdad es que entro muy rápido y la primera sensación fue única, aún seguía tibia por dentro y poco a poco comencé a subirla y bajarla, se sentía increíble, no pude aguantar gemir, no entendía como mi padre podía aguantar no gritar del placer con esta cosa en su pene.
Después de solo cinco minutos ya estaba listo para correrme, pensé en sacar mi pene de la vagina, pero recordé que mi padre la había dejado llena de semen y si la encontraba vacía tal vez sería demasiado extraño, así que me corrí dentro para que no sospechara nada.
Termine exhausto, deje la vagina a un lado y me quede pensando en la cama, sentía extraño mi trasero, alce mis piernas y comencé a tocar y claro tenía el semen de mi padre que se me había chorreado antes, en vez de limpiarme con papel, con un dedo comencé a reunir el semen que tenía por toda la zona y me lo empecé a meter a mi ano con el dedo. (yo a esa edad veía mucho porno gay y de vez en cuando me metía los dedos en mi ano, pero nunca le encontraba la gracia porque no se sentía bien como lo hacían ver en los videos.)
Poco a poco comencé a excitarme con el pensamiento morboso de estar metiéndome el semen de mi padre dentro de mi culo y terminé masturbándome mientras me metía y saca un dedo del trasero.
después de un rato termine de jugar y salí corriendo de la cama de mi padre, comencé a dejar todo como estaba, el papel de su mesita de noche debía estar como me lo encontré, deje las llaves en la cocina y la vagina de silicona entre las mantas, por último, cerré la puerta de su habitación y me entre a la mía.
Aún con el corazón a mil, pensando en toda la puercada que hice, revisé el reloj y eran alrededor de las cinco y veinte minutos de la mañana, a mi padre debían de quedarle cuarenta minutos más para que volviera a casa.
Luego de diez minutos que pase recostado, mis pensamientos eran de tristeza, pues probablemente jamás podría volver a usar esa vagina y cuando revise el reloj y vi que aún tenía tiempo, salte de la cama y volvía abrir la puerta de la habitación de mi padre y saque desesperado el juguete de entre las mantas y volví a usarlo un par de veces, nunca en mi vida me he masturbado tanto como esa noche, pero el morbo era demasiado al parecer, incluso perdí la noción del tiempo, porque cuando me encontraba en el tercer orgasmo escuché como mi padre llamaba a la puerta del departamento.
Salte de la cama con el susto, metí el juguete super rápido entre las mantas, agarre las llaves y cerré la puerta de su habitación por segunda vez, deje las llaves sobre la cocina y abrir la puerta lo más rápido que pude.
Recuerdo que le pregunte que había pasado, él me contó sobre las alarmas sin activar, pero me miraba extraño, probablemente porque debía de oler muy fuerte a semen y porque debía de estar todo exaltado, de seguro pensó que estaba masturbándome en mi habitación, recuerdo que no me dijo nada y al final me fui rápido a mi habitación a encerrarme.
Cuando pensé que todo había terminado, no pude estar más equivocado, después de unos minutos mi padre se volvía a encerrar en la habitación y esta vez escuchaba con claridad como volvía a masturbarse, ahora incluso podía entender algunos sonidos que antes no entendía del todo bien, como los ruiditos que hacía la vagina de silicona, los mismos que se escuchaban cuando mi pene duro se metía dentro mientras estaba lleno de semen en su interior.
Ahí caí en cuenta de lo que estaba sucedió en realidad, mi padre se estaba masturbando con una vagina repleta con mi semen, el solo pensar en eso me puso duro de nuevo, volví a masturbarme junto con él, ahora cada gemido de mi padre era especial para mí, pues él estaba sintiendo placer con mi semen.
Yo solo quería que el disfrutara mi semen tanto como yo disfrute del suyo, esa fue la experiencia más cercana a tener sexo con él.


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