Un sauna especial
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La historia que os voy a contar me ocurrió hace 3 años durante un viaje de trabajo a Munich. Fueron 10 días, por lo que pasé allí un fin de semana. El sábado, después de callejear y comer por el centro, decidí ir a visitar un museo de pintura, ya que soy muy aficionado a ese arte. De todos modos, no me gusta ver demasiados cuadros un mismo día, sino detenerme en aquellos que me atraigan más, y disfrutarlos.
Recorriendo las diferentes salas noté que un hombre de unos 35-40 años se detenía a mirar casi los mismos cuadros que yo. El tío estaba de buen ver, rubio, no demasiado alto, delgado pero musculado, con un cierto aire bohemio e informal. Me dije que estaría bien echar un polvo con ese tío, pero como tenía tiempo y no tenía idea de sus intenciones, decidí ir despacio. Casi al final de mi recorrido, me detuve frente a una pintura de Rubens y esperé a que los demás visitantes se fueran y sólo quedamos él y yo, y aproveché para iniciar una conversación. Me enteré así que se llamaba Alex, era profesor de instituto y estaba en Munich asistiendo a un curso de perfeccionamiento, y que le había gustado los cuadros que yo había seleccionado, por eso me había seguido (al menos eso dijo en ese primer momento). Noté que quería seguir conversando, así que le propuse ir a tomar una cerveza.
Él me dijo que conocía un bar cercano, tranquilo y que, si yo no tenía inconvenientes fuésemos allí, lo cual hicimos. Yo no conocía el sitio, ni estaba en la zona gay de la ciudad, así que me sorprendió ver un cierto ambiente, con la mayoría de las mesas ocupadas por parejas de hombres, algunos de los cuales se tomaban de las manos (aunque sin llegar a más). Al notar mi reacción inicial, me preguntó si no me importaba, a lo cual le dije que no. Así que nos tomamos un par de cervezas y, con ese puntillo de desinhibición que da un poco de alcohol, le dije que desde que lo había visto en el museo tenía la fantasía de echar un buen polvo con él, a lo que me contestó que le pasaba lo mismo. Intenté meterle mano a su paquete por debajo de la mesa y me dijo que allí no, pero que él también quería hacerlo. Yo sentía que mi polla iba a reventar mis pantalones y le propuse ir a un sitio en el que pudiéramos hacer “de todo”. Eso era un problema, porque ni él ni yo (ambos “dentro del armario”) queríamos llevar al otro a su habitación de hotel.
Recordando mis experiencias anteriores, le dije que ir a una sauna podría ser una buena alternativa, a lo que me respondió que encantado, que conocía una que era enorme, de 4 plantas, con una gran cantidad de cabinas, salas de cine, baños de vapor y secos, etc., todo bastante oscuro y con buen ambiente. Allí fuimos y desde el primer momento empecé a sentir que allí lo pasaría de puta madre. El morbo se respiraba en el ambiente, había bastante gente, la mayoría jóvenes y de mediana edad, guapos…y ver todos esos tíos en pelotas, rozándose mientras caminan, mirándose, buscándose…me daba mucho morbo. Con Alex nos desnudamos en las taquillas y nos fuimos tomados de la mano a las duchas.
Nos enjabonamos el uno al otro. Tenía unos músculos bien marcados y una polla no demasiado grande (unos 16 cm) pero gruesa y venosa, que de solo verla y tocarla se me hacía agua a la boca, pensando en tenerla justo allí. La mía es parecida, y a él también le gustó ya que cuando apenas la vio, su polla dio un respingo. Nos estuvimos magreando y disfrutando de la ducha un buen rato, pero como se empezó a llenar de gente y había que hacer sitio, decidimos ir al baño se vapor. Allí había parejas y pequeños grupos que estaban metiéndose mano, y lo que quisieran, en una atmósfera difusa, un poco irreal. Nuestras pollas, que se habían bajado durante la caminata, al ver todo eso volvieron a ponerse duras, pero en vez de ir directamente a ellas, nos sentamos y empezamos a besarnos, con unos besos de lengua largos y calientes que fueron increíblemente excitantes. Yo sentía que mi polla iba a reventar y que mi culo palpitaba en espera de algo “contundente”.
Después me acosté sobre el banco y él me empezó a chupar la polla como nunca que me lo habían hecho. Sentía que la hacía llegar hasta su garganta y los movimientos de su lengua y suaves mordisqueos me habían excitado tanto que creí que me iba a correr en ese momento. Así que decidí cambiar de posición, y ahora era yo quien le mamaba con deleite su linda polla, que estaba empapada de líquidos preseminales que me tragué con deleite. Al mismo tiempo, le apretaba los huevos con las manos y sentía que estaban a punto de estallar. Nos miramos y sin decir nada, fuimos hacia una cabina.
Estuvimos deambulando un rato hasta encontrar una cabina que él conocía y que le gustaba especialmente. Después me enteré por qué. Nos acostamos, yo sobre él, de modo de poder besarnos y de que nuestras pollas rozaran una sobre otra, haciéndonos una especie de paja deliciosa. Estábamos a mil y le dije que muy pocas veces había sido penetrado, pero que ahora quería tener todo ese hermoso pedazo de carne suyo dentro de mi culo. Fue increíblemente suave al principio, lo cual facilitó las cosas, avanzando por mi canal lentamente según iba dilatando mi esfínter. Ya podía sentir sus huevos rozando mi culo y no sentía ningún dolor sino un placer tan intenso que me electrizaba hasta el pelo.
Después de cambiar algunas posiciones terminé estando de frente a él, con mis talones sobres sus hombros, lo cual era fantástico porque podía ver sus espasmos con cada enculada y él me hacía una deliciosa paja con sus dos manos. Estuvimos así muchos minutos, de placer frenético, pero algo nuevo se agregó, para llevarme al colmo de la excitación. Como os dije estábamos en una cabina “especial”, con una pared que tenía una especie de ventana con unos barrotes sobre la que estaba apoyado un lateral la de la “cama”. Del otro lado de la reja había un pequeño espacio donde podían situarse 1 o 2 personas. Así que después de una media hora de follar como os he contado, yo, de espaldas sobre la cama, giré la cabeza y vi que del otro lado de la reja había dos tíos que nos estaban mirando y al mismo tiempo se besaban y magreaban.
Al principio me sorprendí y miré a Alex, él me dijo que si no me gustaba podíamos ir a otra cabina, pero que a él lo ponía hacerlo mientras otros le observaban. Yo, por respuesta me acerqué más a él haciendo que su polla se enterrara aún más en mi culo. Y empecé a mirar a los tíos de al lado, a lo que éstos respondieron haciendo pasar sus pollas por los barrotes. Yo acerqué mi boca a una de ellas y Alex empezó a pajear con una mano la otra polla. Así estuvimos unos minutos y nos corrimos los cuatro casi al mismo tiempo. Nuestros dos “compañeros” retiraron sus pollas antes de correrse porque parece que querían mamarse mutuamente. Cuando estaba por correrme, sentí en mi recto los espasmos de la polla de Alex que anunciaban su corrida inminente.
Entonces le pedí si no le importaba hacer realidad una fantasía mía, a lo que respondió que haría lo que yo quisiera. Así que sacó su polla de mi culo, le quitó el condón y se echó sobre mí de modo que nuestras pollas se tocaban. En un par de roces las dos pollas explotaron en la mayor corrida y el polvo más placentero con un tío que he tenido en mi vida, bañando nuestros vientres primero y después nuestros pechos, ya que nos besamos y acariciamos todo el cuerpo por un largo rato. Después nos fuimos a las duchas. La noche no acabó allí, pero lo que sigue quedará para otro relato.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!