UN SECRETO POCO COMUN.*
Un secreto entre amigas termina de una forma placentera.
Conocí a Ximena, en la universidad dentro del primer semestre de la carrera.
Nos volvimos muy amigas a raíz que tomamos el bus juntas y de regreso, aparte de tener gustos en común, tanto que llegue a pensar que sería la novia perfecta.
Ximena es delgada, cuerpo atlético, morena clara y guapetona.
Yo. Sandra, también soy delgada, con buena proporción de cadera y trasero, pechos medianos, de piel morena.
Ella por lo regular no usa faldas tan cortas, por lo que una vez me sorprendí verla con una mini, botas a la rodilla, top gris y con su cabello suelto.
La verdad me atrajo muchísimo verle así. Ya imaginaba cosas. Tanto así que me vio tan distraida que pregunto del porqué mi distracción, obviamente invente otra cosa.
No se como tomaría el hecho de confesarle mi gusto por las mujeres y por eso preferí no decir nada.
Ximena rentaba un pequeño departamento cerca de la universidad. Bueno. Realmente eran sus padres quienes le ayudaban.
Hizo una pequeña reunión para festejar a una amiga suya, la cual no paraba de mirarnos.
Me sentí algo incomoda, porque he de reconocer que la amiguita estaba muy guapa, pero no quise dar malas apariencias con Xime. La cual se veía expectacular con su mini falda plateada, botas a los chamorros, playera plateada algo pegada.
Yo iba de pantalón de cuero negro ajustado y una playera blanca.
Antes que la amiga se pasara de copas, jugamos verdad o reto.
Una pregunta al aire fue ¿Que secreto no le haz platicado a tu amiga, por el cual te avergüenza? Larga, pero sin duda buena pregunta.
Ambas nos miramos y seguimos como si nada.
A eso de las 8 de la noche, le pedimos un taxi a la festejada, pues ya se estaba pasando mucho de copas y no queríamos que nada malo ocurriera.
Mientras los demás se despidieron.
Yo había pedido permiso en casa para estar con Ximena esa noche.
Le ayude a recoger un poco y eso que en total eramos seis personas.
– ¿Recuerdas la pregunta que hizo mi amiga?
– Si. ¿Porque?
– Bueno. Si hay algo que me avergonzaría confesarte.
– No seas payasa.
Ximena tomo un gran trago de tequila para luego decir:
– Soy bisexual.
-No tiene nada de malo. Yo te acepto tal y como eres.
– Por eso te quiero amiga.
Yendo hacia mi para darme un gran abrazo.
Sin soltarla le dije:
– Yo te tengo algo que decir. Soy lesbiana y lo peor es que tu me gustas. Perdona si soy franca o aventada.
– No hay problema. Te quiero mucho y lo sabes.
Mirandome fijamente y sin soltarme, comenzamos a besarnos.
El tacto de mi lengua con la de ella me derretia.
– ¿Sabes porque mi amiga nos miraba tanto? Porque ella también es les y creo también le gustaste.
Me dijo al separarse de mi.
– Yo te prefiero a ti.
Le dije para seguirla besando. Mis manos recorrían su espalda y ella solo me tenia de la cintura.
Estuvimos besandonos por mucho tiempo, hasta que Xime beso mi cuello, y yo comencé a apretujar su trasero.
Fuimos a su recamara, la acoste en su cama. Le quite sus botas, besando sus pies, sus piernas y disfrutando del olor en su entre pierna.
Ximena suspiró al momento de quitar sus bragas amarillas, llevando la punta de mi lengua a su semi depilada vulva.
Pude sentir la humedad en mi tanga blanca.
Al terminar de desnudarla, me monte en ella, para seguir besandola.
Ella me dio la vuelta, quitando mi pantalón y mi tanga, atacando mi mojada vagina.
Mufaba de placer al sentir sus mordiditas en mis muslos, regresando a mi hambrienta concha.
Termine de desnudarme, para que Ximena se abalanzara a mis pechos.
Tuve que controlar mis gemidos cuando Ximena volvió a mi vulva, penetrándome con dos dedos y chupando mi clitoris al mismo tiempo.
Ya no aguante más y gustosa absorbió mis líquidos.
Al ser mi turno, le hice lo mismo, solo que para no copiarle, lleve mis dedos a su boca, para que los chupara.
Alcé sus rodillas a modo que pudiera rosar mi concha en ellas y así besar el pecho de Xime. Luego me voltee para hacerle el 69.
No se si era por las ganas que le tenia, pero sus jugos me supieron muy ricos.
Besamos cada parte de nuestro cuerpo, frotando nuestros senos uno contra otro. Nuestras lenguas bien enredadas.
Volví a devorarle la concha, para sentir otra rica descarga en mi boca.
Ximena me masturbaba de lo lindo al ponerse encima de mi.
Primera vez que hacía las tijeras con otra chica. Sentía el choque de su vagina con la mía, era muy exitante y estimulante.
No había sentido tanto placer como el que estaba teniendo con Ximena.
Luego de un choque de orgasmos, volvimos al 69, el cual no podía hacer falta en otros encuentros que tuvimos.
Nos besamos gran parte de la noche, volvimos a hacer el amor y así desnudas quedamos profundamente dormidas.
Al despertar. Acaricie su cuerpo, apretando sus pezones, acariciando su vulva, que ya se humedecia de nuevo.
Bese sus pechos y baje a su concha para darle los buenos días.
Al despertar Ximena, volvimos a la acción. Esta vez sin tanta demora, pero con la misma intensidad que la de anoche.
Nos metimos a bañar, chupandonos nuestros coños, estimulando nuestros botones de placer.
A partir del siguiente lunes llegamos a la universidad tomadas de la mano.
Cada que podíamos nos dábamos un rapidin y así concluyó de como conocí a mi pareja Ximena.
Vladimir escritor.
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