Un sueño dentro de otro sueño
Noveno episodio. Mientras los traficantes de semen adolescente me persiguen, un hombre ávido de sexo se divierte conmigo .
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Episodios anteriores de esta serie: (1) La suerte de una buena carta – (2) Los juegos que la gente juega – (3) Todo tiene su precio – (4) La dorada obsesión – (5) Ojos de serpiente – (6) Ya no quiero volver a casa – (7) El as de espadas – (8) Nada que perder.
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Hacía tiempo que no coincidíamos con mamá en el desayuno. Mientras yo me ocupaba de mis cereales, ella fumaba marihuana. Quería decirme algo pero no se animaba, así que le facilité las cosas.
-¿Qué pasa?
-Me dijeron que pagaste las expensas atrasadas.
-El administrador pasó a cobrar y le dije que me habías dejado el dinero. No quería que nos desalojaran.
-¿De dónde sale todo esa plata? Celular, botines de futbol, ropa nueva…
-¿Me estás diciendo gracias?
Trató de sonreír. Pero solo pudo hacer una mueca: -Ya sabés como yo me gano la vida, hijo. No podría reprocharte nada. ¿Te siguen llamando de la agencia?
-Sí (no le aclaré de cual agencia) pero son trabajos poco importantes. No como el de la otra vez.
-Vi la foto en las revistas. Saliste muy guapo (episodio 4 – La dorada obsesión).
-¡Gracias! Es bueno escuchar que me digas algo agradable para variar…
-También oí en la radio que, en el club donde jugás al futbol, un masajista abusaba de los chicos. (episodio 8 – Nada que perder).
-Sí, ma. Todos vimos cuando se lo llevaban arrestado.
-¿Y a vos no te…?
-No, mamá. Tranquila. Bueno, ya me voy al colegio.
Cuando salía, me acarició torpemente la mejilla: -Ya tenés 13 años y sos todo un hombrecito. Sé que no soy la mejor mamá del mundo pero cuídate…
Le di un beso ligero y me fui.
Marcos, mi socio, ya me había conseguido otro cliente para esa tarde. Era un hombre importante en el ambiente de la noche porteña. Quería probar algo nuevo y exigía máxima discreción.
En el colegio tuve unas primeras horas tranquilas. Pero al volver de un recreo me encontré, escondida entre las hojas del libro de Ciencias, una tira de papel con un número de teléfono escrito en tinta azul.
Al terminar mis clases fui al aula donde estaba Santiago, el hijo del fiscal, y le hice señas de que necesitaba hablar con él.
Él me escuchó con atención.
-¿Seguro que no tenés ese número entre tus contactos?- me preguntó.
-No, ya me fijé. ¿Puede tener que ver con las fotos mías en el baño? (episodio 5 : Ojos de serpiente) .
-No sé – dijo Santi, acariciándose la barbilla – Vamos a un lugar más tranquilo, así llamás a ese número y nos sacamos la duda.
Entramos a un aula vacía y marqué . Atendió una mujer. Me pareció que era joven y burlona. Yo había puesto el celular en altavoz.
-¿Estás solo, lindo?
-¿Quién sos?
-Alguien que puede hacer de tu vida un paraíso o un infierno. Eso depende de que me des la respuesta correcta.
Santi me hizo un gesto para que siguiera haciéndola hablar.
-Yo prefiero que sea un paraíso- dije.
-Vamos al punto, criatura: ¿Ya te masturbás?
Miré a mi amigo, me animó a seguirles la corriente.
_ Sí, a veces.
_ ¿Y te sale lechita, mi amor?
Santi me hizo un gesto afirmativo. Dije que sí.
-Bien, bien, eso es lo que necesitamos de vos, chiquito. Una buena cantidad de tus espermatozoides.
-¿Para qué?
-Para mejorar el aspecto de la raza humana. Por amor a la ciencia y a la humanidad.
-¿Y yo que gano?
-¡Esto no es un negocio! Simplemente, cuando tengamos lo que necesitamos de vos, te dejaremos en paz.
-¿Y si digo que no?
-Secuestrarte es fácil y los métodos que usamos para conseguir lo que queremos son muy efectivos. Entendeme, lindo, no es nada personal. Solo necesitamos tus espermatozoides. Eso sí, en cantidad suficiente.
-¿”Necesitamos”? ¿Quiénes son ustedes?
-Pregunta equivocada. Ya tendrás noticias. Y la próxima vez no me mientas. ¡Saludos al chico alto que está a tu lado! No somos improvisados, muñeco. Te estamos vigilando…
La comunicación terminó.
-¿Estás bien? –Me preguntó Santiago.
-La verdad, no. ¿Traficantes de semen? ¿Existe eso?
Santiago me rodeo los hombros con su brazo: -Deben ser como los traficantes de órganos. Supongo que quieren tus espermatozoides para venderlos en el mercado negro. Claro que sos demasiado joven todavía para fecundar a una mujer… Bah, supongo…
Se puso a revisar el aula.
-Aquí han plantado alguna cámara. Lo voy a llamar a mi papá así revisan esta aula… No es probable pero…
Entonces advertí el diminuto dispositivo enganchado en mi mochila. Le hice un gesto a Santi para que saliéramos al pasillo y le expliqué lo que pasaba.
-Es mejor que no la saques. Que piensen que no sabés nada. Eso nos da ventaja. Puede llevarnos hasta su escondite.
-Se ve que cuando me dejaron el número, también me pusieron la cámara.
-El que lo hizo se mueve sin problemas por el colegio. Puede ser un profesor. Hablaré con papá y veremos cual es el próximo paso. Cuidate mucho, amigo.
Nos despedimos y volví a casa. Era incómodo saber que desde mi propia mochila alguien me estaba vigilando.
En mi habitación, empujé mi mochila debajo de la cama y la cubrí con una frazada.
Me di un buen baño para estar en las mejores condiciones de atender a mi nuevo cliente. Marcos me llevó en su auto por otra zona cara. Nuestra empresa, «Carne fresca»-como le decíamos en broma- iba bien. Este era nuestro cuarto trabajo.
Rodeamos un recinto amurallado. Me llamó la atención: -¿Qué es eso?
-Un cementerio aristocrático. No sé para qué hicieron paredes tan altas. Los que están adentro no van a salir y nadie quiere entrar ahí.
-¿Conocés al cliente?
-Es famoso. Esta zona concentra bares donde se mueve mucha prostitución, drogas de todo tipo, negocios turbios. Tienen protección política, así que nunca les pasa nada. Es probable que el tipo te invite a drogarte con él. La mejor mercadería de la capital.
-Sabés que no me drogo, Marcos. ¿Es aquí?
-Sí, cuidate nene. Paso a buscarte en una hora y media.
El portón eléctrico tenía cámara. Me presenté y la puerta se abrió. Era solo un piso, así que subí por la escalera.
Mi cliente era un hombre enorme, entre treinta y cuarenta años, muy musculoso. Cara cuadrada, nariz pequeña y recta, pelo corto y barba de pocos días.
-Adelante, señor-me dijo en tono de broma. Había música funcional. Se escuchaba un saxo, así que supuse que era jazz o algo por el estilo.
Fuimos directamente al dormitorio y nos sentamos en la cama. Me acarició el pelo.
-Sos realmente lindo. Cuando crezcas vas a ser un ganador.
-Gracias, señor.
-Decime Turco. Y no hace falta que seas tan formal, mejor si te enloquecés un poco… ¿Te puedo desvestir? Me dieron ganas…
-¡Claro!
Lentamente me fue quitando la ropa. Me pidió que hiciera lo mismo con él. Su cuerpo estaba muy trabajado. Seguramente iba al gimnasio todos los días. Tenía los brazos tatuados. Parecían gruesas serpientes multicolores.
Cuando me dejó completamente desnudo, me pidió que me echara boca arriba en la cama. Así me quedé, abandonado a la iniciativa a mi cliente. El me contempló sonriendo.
Se inclinó sobre mí y su lengua se entretuvo en mis pezones. Era muy excitante. Sus manos me acariciaban suavemente la pelvis.
-¡Sos delicioso, bebé…!
-Cómo me gustan tus mimos…
Su lengua, húmeda pero firme, exploró cada centímetro de mi cuerpo, desde las orejas hasta los dedos de mis pies. Cerré los ojos para sentir más intensamente el goce. Lo hacía muy bien. Cuando llegó a mis testículos, una oleada de placer me estremeció.
-Me calentaría mucho ver cómo te hacés la paja, rubiecito.
Le sonreí y le dije que encantado.
El gigante se acomodó junto a mí y se deleitó observando cómo yo me masturbaba. Me sentía seguro y saboreaba el momento. Después de unos minutos, apartó mi mano y tomó el control de mi pene. Suspiré de placer, colocando mis brazos debajo de mi cabeza y disfruté cada uno de sus movimientos.
-Creo que ya viene…- susurré.
-No será tan sencillo, bebé.
Y en efecto, con una hábil caricia, detuvo mi excitación.
-¿Por qué hiciste eso?
-¿No lo conocías? Ahora volvemos a empezar. Stop and go, chiquito… Se disfruta el doble…
Y era verdad. Me sometió al stop and go dos veces más. Cuando por fin me dejó eyacular lo gocé mucho más que antes. Recogió todo el semen en la palma de su mano y me dijo que lo bebiera. Por primera vez tragué mi propio esperma. Era salado, pero no del todo desagradable.
Le mostré como jugaba con el líquido blancuzco en mi lengua y me lo tragaba. Eso le gustó. Nos besamos. Nuestras lenguas jugaron sensualmente.
Nos separamos y nos acurrucamos juntos en la cama.
-Es diferente hacerlo con un niño- me dijo, acariciando mi brazo- aquí no hay maquillaje, no hay arrugas, todo es suave, limpio, fresco…
-A mí me gusta mucho estar con vos. Me siento seguro acá.
-Confesame, ¿qué te excita más?
-Que me besen y me hagan la paja a la vez. Me enloquece. ¿A vos?
Me acarició el pelo.
-Probé tantas cosas que me parece ninguna me satisface ya…
Se acostó boca arriba y me colocó encima de él. Nos besamos durante un buen rato. Sentía sus cálidas y enormes manos sostenerme por las axilas.
-¡Me calentaste! Te voy a coger, pendejito…
Le coloqué con mucho cuidado el preservativo. Me puse lubricante en el ano y me senté sobre su pene. Sentí cada milímetro de la penetración. Fue implacable pero cálida.
Me tomó por las caderas y así, iniciamos una cabalgata enloquecida. Después de complacernos uno al otro durante un buen rato, me atrajo cariñosamente hacia sí, y me besó, mientras su pelvis se sacudía rítmicamente, empalándome.
-¡Sos increíble, nene…! Vamos a probar otras poses, ¿te parece?
-¡Claro!
Mi tamaño (yo media entonces 1,56) me hacía muy manejable para un gigante como él, que medía 1,90.
Hicimos un 69 vertical. El, de pie, me sostuvo boca abajo abrazando mi cintura y yo se la chupé lo mejor que sabía, acariciando sus testículos. Su lengua jugaba con mi pene. Después, me tumbó boca arriba y se echó encima de mí.
Coloqué mis tobillos sobre sus hombros y él me penetró profundamente. Finalmente eyaculó entre gemidos. Nos quedamos en la cama, abrazados.
-¿Probaste droga alguna vez, criatura?
-No, ¿para qué? ¿No estamos bien?
-Claro que sí… – dijo, y me besó- pero si alguna vez necesitás merca, podés contar conmigo… Nunca se sabe…
Ya relajados, mientras él recorría con la punta de sus dedos mi pelvis, siguió hablándome: – ¡Qué suavecito sos! Decime, ¿ya tuviste sexo con chicas?
-Todavía no…
-Me imagino que se deben enloquecer con vos en el colegio.
-No tanto.
-Ya es casi la hora, pero me gustaría cogerte una vez más, ¿puedo?
Me tumbó de lado y me penetró por detrás, besando mis hombros y mi nuca. Una de sus manos buscó mi pene y empezó a masturbarme. Yo estaba exhausto pero me gustaron tanto esos mimos y caricias que ya no miré el reloj.
Cuando llegué a casa estaba agotado. Quería tirarme en la cama. Pero el día se iba a alargar más. Mamá esperaba en la puerta. Preocupada, me contó que la policía había estado en casa.
-Ya dije que no tenía nada que decir sobre el masajista…
-No, no es por eso. Hay un video tuyo dando vueltas por la red. Es un video porno, donde unos gemelos tienen sexo con vos… ¿Así ganás la plata? ¿Poniendo el culo?
Intentó enojarse, pero no pudo. Ella se prostituía desde los quince.
-¡Eso fue un juego, mamá! Mateo y Félix son buenos amigos. Ahora estoy muy cansado. Mañana aclaramos eso y listo.
Pero no iba a ser tan sencillo…
(Continuará)
No dejas de sorprenderme, y es agradable entrar y ver un nuevo capítulo, eres un escritor constante, que cuida los detalles; la historia está muy bien trabajada, además colocarle nombres en base a canciones de «The Alan Parsons Project», hace que las personas conozcan a que hilo pertenece, y muestra tu cariño hacia la escritura. Sabes sobre la lectura erótica, aunque creo que también podrías expandirte, porque conoces detalles de ese mundo e incluso hablaste del tráfico de esperma (Que ocurre en algunos países de Europa); la historia avanza paso a paso, y va integrando nuevos personajes que seguramente aparecerán después. Claramente es un buen texto.
Att: Littleboystupid
¡Muchas gracias, Littleboystupid!
Me ayudan mucho tus comentarios. Mi personaje parece haber tomado vida propia y como entiendo que sugieres, me «exige» expandir sus experiencias. Mi plan inicial de escritura voló por los aires, así que ahora es un desafío cada nuevo episodio. Aprecio mucho cada palabra de ti. ¡Gracias!
estoy atrapado con estas historias 10/10
¡Gracias por tu comentario, cocktakerxxx! Espero no defraudarte en las próximas entregas.