Un tipo de pocas palabras
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Hola de nuevo.
Hoy voy a tratar de contar algo que me sucedió hace un par de semanas, con alguien que ni en sueños pensé que podía ser parte de mi lista de gente con la he tenido sexo.
En muchas ocasiones lo había visto, aunque no somos amigos. Es una persona muda que trabaja en la biblioteca que yace junto al campo de entrenamiento de la escuela donde yo trabajo. Tendrá unos 40 años, moreno, mediana estatura, alguien que se podría decir una persona normal.
Siempre que nos encontrábamos por ahí me saludaba con sus típicas señas de manos, que yo siempre interpretaba como: Hola, que le vaya bien, ¿Viene a trabajar?, un gusto, etc. Incluso a veces se me acercaba a mí palmeando suavemente la espalda mientras sonreía efusivo. Es un gesto de amigo pensaba yo. Jamás creí que una persona muda tuviera otras intenciones.
Bien, una mañana que me encontraba solo en el campo de entrenamiento lo vi llegar hacia donde yo estaba con su eterna sonrisa. Levanto su mano a forma de saludo y empezó a preguntarme cosas vanas (Bien al menos eso le entendía yo jajajaja, pues no conozco lenguaje se señas).
Me tenía medio aburrido con sus preguntas y le contestaba por mera cortesía hasta que hizo algo que era muy fuera de lo normal. En sus manos sostenía una fruta que no se como se llama, pero que es alargada como el plátano y mostrándomelo me señalo a mi.
– ¿Que? – le dije -.
Solo me volvió a mostrar la fruta y me señalo con su dedo. O yo estaba loco, pero el mudito me estaba preguntando si yo tenía algo así de largo y grueso como la fruta.
– No le dije – adivinando mientras con mis manos le indicaba que era chica -.
El parecía no creerme, su rostro reflejaba duda. Con su boca en forma de piquito señalaba en dirección a mi verga, una mueca de lujuria se dibujo en su cara.
Continuo gesticulando como queriendo decirme que yo le gustaba, súbitamente con su mano apunto su dedo hacia mi y se giro mientras se tocaba el culo.
– ¿La quieres ver? – dije mirando para todos lados en busca de posibles mirones -.
– Si – Creo que dijo pues movió su cabeza de arriba abajo -.
– Vete para el baño, espérame. Ya llego – le asegure -.
Yo estaba excitado, mi verga completamente parada. Di un par de vueltas por el campo más para cerciorarme que estábamos solos que para verificar el estado en que se encontraba jajajaja. Luego camine presuroso donde yo sabia me esperaba un culito que quería comerse mis 18 cm de carne.
El lugar es espacioso, pues aparte de servir para el aseo también lo ocupamos como bodega para guardar las cosas que utilizamos en las prácticas. El estaba ahí, ansioso, parado a medio cuarto con las manos entrelazadas por delante. Cuando me vio llegar sonrió.
– Bien – le dije bajándome el short hasta las rodillas -, acá estoy a tus ordenes.
No se porque pero no pude mas que sonreír para mi mismo, pues el mudito se quedo boquiabierto contemplando todo mi instrumento colgando frente a el, con ojos de sorpresa camino lentamente hacia mi y con sus manos me acaricio el pecho, el estomago para luego tomar mi pedazo de carne, un ligero temblor se había apoderado de su cuerpo.
Se coloco de rodillas frente a mi, parecía como si le causase placer registrar cada centímetro de mi verga, con su mano en posición de ok me masturbaba desde el tronco hasta llegar a la punta, tímidamente se metía las bolsas de mis huevos y exhalaba como deleitándose con mi olor.
Era lujurioso verlos disfrutar mi verga, tenía los ojos cerrados, su cavidad bucal completamente llena de saliva, parecía como si se tratase de la mejor vagina que uno pueda imaginar. Con gran maestría mamaba mientras con su lengua me hacia cariñito en la punta, me gustaba verlo como en sus cachetes podía verse como si tuviese un dulce dentro.
Sus gemidos de placer eran intensos, su respiración agitada, su cuerpo aun temblaba pero ahora mas por excitación que por otra cosa. Mi verga le producía arcadas aun así trataba de metérsela lo mas profundo que podía.
– Quítate la ropa – le pedí -.
Se desnudo nervioso, con prisa, como queriendo no perder el momento que estábamos viviendo. Su cuerpo era el una persona de 40, algunas libras de mas, moreno, con unas nalgas bastante paraditas, su pene no llegaba a medir los 12 cm y todavía conservaba su prepucio. Era virgen como alguna parte de la selva amazónica.
– Bien – le dije acomodándome sobre unos costales y quitándome completamente la ropa -, ven para acá. Sigue mamándomela, me gusta. Eres rico para mamar.
Dame un beso – le dije -.
Nos besamos y también era buen besador, su lengua se movía dentro de mi buscando la mía, me acariciaba la espalda y poco a poco fue bajando hasta de nuevo llegar a mi verga, donde se quedo como ternero en la ubre de madre. El hincado sobre unos colchones y yo sentado, mis manos le ayudaban a mantener un buen ritmo en la mamada.
– Date vuelta – le dije-. Te voy a mamar el culo.
Se paro y girándose me ofreció ese ojete negro, bien aseado, con sus manos se abría las nalgas para darme mejor libertad, mi lengua lo hacia emitir quediditos de gusto. Yo detrás trataba de meterle hasta la nariz, con mis manos le acariciaba de arriba abajo, las nalgas, su espalda, sus huevos. Se los halaba hacia atrás, su pene medio se paraba.
– Nunca has cogido – le pregunte -.
– No – dijo emitiendo otra serie de sonidos y muecas que no entendí -.
– Te masturbo – le pregunte -.
– No – Creo que dijo -.
– Bien, ahora quiero cogerte. Me voy a acostar en el suelo, tú arriba yo abajo. ¿Me entiendes?
– Si – dijo -.
Coloque algo como almohada donde recostarme para quedar medio sentado, me coloque sobre la colchoneta y espere a que el mudo se parara arriba de mí. Lo vi descender con su culo rumbo a mi verga, ya en cuclillas me beso en los labios, tomo mí paquete y colocándolo en su entrada se dejo caer de una vez, entrecerró los ojos y aunque apretó sus labios no pudo ocultar un profundo gemido, sentí cada centímetro recorrido en su interior, era extremadamente estrecho.
– Ah que apretado estas – le dije al oído -.
Estaba abrazado sobre mí, inmóvil, su respiración era agitada, podía sentir su cuerpo completamente tenso.
– Que ¿Vas a seguir?
Seguía ahí como dejándose acostumbrar con mi verga adentro, luego pareció recobrar fuerzas y suavemente empezó a mover su cola, rico de arriba abajo. Me beso apasionado, coloco sus manos en mi pecho y sonrió complacido, inicio a cabalgarme sin prisas pero con ritmo, sus ojos al cielo me hacían pensar que de verdad lo estaba disfrutando.
Cogimos buen rato en esa posición, luego lo puse de perro aunque parados, era rico dejarle ir toda la verga y sacarle suspiros de gusto. Sus ummm inundaban el cuarto.
– Ahora mi favorita – le dije -. Acuéstate de espaldas , te voy a coger como mujer.
Ese fue el clímax, fue grandioso. Con sus piernas en mi espalda podía ver como mi verga se desaparecía en su hoyo, su cara se descomponía en muecas de gusto, su cuerpo se contorsionaba y gritaba como si quisiese hablar mas solo decía ah ah ah ah ah ah .
Llego el momento, yo estaba exhausto. Habíamos estado casi media hora cogiendo, empecé a sentir los síntomas del orgasmo y le di mas fuerte, con mas ganas, nuestros cuerpos sonaban a cada choque, en mi descarga ambos gemimos con total sincronía. Grandes chorros de semen se escaparon de mi verga para irse a depositar en lo mas profundo de las entrañas de ese mudo que jamás pensé que pudiera darme tanto placer.
Descansamos varios minutos uno junto del otro, el ligeramente recostado sobre mi pecho. Su mano hurgaba mi cuerpo, sostenía mi verga ya flácida y la media.
– Um um um um – Decía mientras me indicaba con sus manos que era grande –
– Jajajaja ¿Qué no te gusto? – le pregunte -.
– Si – dijo con su cabeza pero señalándome que le dolía el culo.
– Jajajaja Ven acá mi putita – le dije halándole suavemente de su cabeza -. Dame un beso, me gusto meterte mi verga. Desde hoy si quieres puedes venir cuando quieras que te coja ¿Te parece?
– Si – dijo o al menos eso le entendí -.
Me beso en los labios, nos vestimos y no sin antes cerciorarnos que nadie estuviera cerca salimos al campo de entrenamiento. El se fue y yo me quede como si nada hubiese pasado, sin embargo mis pensamientos pudieron mas y como para calmarme me regrese al baño y me masturbe pensando en el culo del mudo. Era delicioso el muy puto.
–
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