Un trámite bancario terminó en una fiesta ( PARTE III)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como les conté en los anteriores, luego de comenzado el trámite, que no se pudo terminar, debía regresar al Banco para concluirlo. Esa tarde, al comienzo de esta historia, tuve sexo con Andres, el joven empleado que me atendió y luego con Marcos, el Gerente del Banco. Quien no solo se ocupó personalmente de mi trámite, sino que tambien me "atendió sexualmente", dejandomé satisfecho y con ganas de un nuevo encuentro…
Como había prometido, regresé al Banco. Estaba ansioso por encontrarme con mis machos, verlos, insinuarme, calentarlos. Y ver su trato hacia mí, señal que me marcaría si habían disfrutado, tanto como yo, de nuestros encuentros. Llegué 10 minutos antes de lo previsto. Me acerco hasta el escritorio de Andres, que estaba atendiendo a otra persona. Me sonrie, sus ojos adquieren brillo y me dice que por favor, tome asiento, que enseguída me atiende…
Me siento, a pocos metros de mi, veo al policia que el día anterior me había calentado con su paquete y mi idea de mamarle esa verga, que me imaginaba jugosa y apetecible. Lo miro más en detalle. Con su uniforme, y su aspecto recio con él, era un macho potable. Con alrededor de 35 años, me lo imaginé un hombre atendido, sin dudas casado. Su cara denotaba cierto agotamiento, pienso que por tantas horas de trabajo y responsabilidades. Facil de convencer de romper con la rutina y obtener una alegría, que yo bien, podría darle…
Veo que se acerca hasta el escritorio de Andres, hablan. Da media vuelta y se acerca hasta donde estoy. Puedo observarlo mientras viene. Observo su bulto, veo su anillo de casado y al tenerlo enfrente, su cara y luego su voz masculina, me derriten. Me dice que Andres puede atenderme, que por favor pase y se sonrie. Me paro, le agradezco y tambien le sonrio. Me dirijo hasta el escritorio de Andres. Me saluda, me mira con deseo, con una sonrisa pícara me invita a sentarme y dice que es un gusto verme. Con nerviosismo, comenzamos con la finalización de mi trámite…
Aparece Marcos, tambien se sonrie, estrecha mi mano y su mano libre la apoya sobre mi hombro, me electríza el contacto con este macho. Tambien dice que es un placer verme. Me explica que Andres me hace el último papel, que este, para concluír el trámite, necesitan su firma. Dice que me espera en su oficina y le ordena a Andres que ni bien termine, me acompañe hasta su despacho. Se aleja y continuamos. No puedo dejar de mirar a ese guachito que tengo frente a mi. Verlo me hace recordar la buena cogida que me dio. Mi agujerito palpíta de deseo por él y su verga…
Le sonrío, lo distraigo, me insinúo, se pone más nervioso. Le digo que quiero comerle la verga. Me dice que ya la tiene parada, que por favor pare de insinuarme. Que se está humedeciendo recordando lo caliente de mi boca. Que debe hacer su trabajo para que Marcos no lo rete. Le pregunto si puedo pasar al baño, para que el momento no se nos escape de las manos. Aseguro que no quiero interferir en su trabajo. Llama al policia, su nombre es Mario. Le explíca que me va a acompañar hasta el baño, que por favor le cuide el escritorio y que cualquier cosa, le avise…
Mientras caminamos, me explica que no es facil llegar al baño, por eso me acompaña. Agrega que él tambien necesita usarlo. Yo sonriendo, le digo que le agradezco, mientras imagino lo que voy a hacerle cuando estemos a solas. Entramos, me pongo a mear, siento que Andres me abraza de atras, me dice al oido que lo tengo recaliente. Siento su barra parada refregarse en mi culo, imposible resistirse a ese avance. Me giro, le cómo la boca, lo arrastro hasta un cubículo, busco su verga. La libero y salta, como impulsada como un resorte, bien parada, humeda, deseable, comible…
Me agacho y comienzo a saborear ese manjar. Chupo todos sus jugos, mi lengua juguetéa con su cabeza. Me la trago toda, aprieto con mis labios la base de ese tronco. Los quejidos de Andres demuestran que lo está disfrutando. No puedo parar, quiero exprimirla y saborear su semen. Me aplico, me esfuerzo, me la saco, la pajéo y vuelvo al ataque. Actúo con desesperación y como bebé hambriento de su leche. Masajéo sus huevos y siento más fuerte los suspiros de su dueño, que goza mi trabajo…
En el remolino de nuestra pasión, no escuchamos que Mario, el policia, entró al baño. Observa nuestro trabajo, se aclara la voz, dice que parece que la estamos pasando bien, pero que tenemos que "acabar". Marcos, el Gerente, pregunta por Andres. Este, con un hilo de voz, pregunta si le dijo donde estaba. Mario contesta que no. Entonces Andres le pide que diga que está sacando fotocopias, que en un momento termina. Yo no puedo frenar mi deseo, bajo el ritmo pero sigo trabajando en ese manjar que tengo en mi boca golosa …
Andres apura el momento, toma mi cabeza, arremete contra mi garganta, me coge la boca. Con una últma embestida profunda, larga su leche caliente y deliciosa. Trago con deleite su hombria, sobero hasta la última gota. Retira su pija, la deja frente a mi, se la limpio perfectamente mientras él dice que tenemos que volver. Mea, se acomoda la ropa mientras yo me enguajo la boca y arreglo mi ropa. Me agarra en sus brazos, me besa, me dice que estuve fabuloso y que lo dejé con ganas de mi culo. Le digo que cuando guste…
Me dice que él vuelve primero, para verlo a Marcos y explicarle la demora. Que lo manda a Mario en un momento para que me busque y terminar el papeleo. Se va, compruebo mi aspecto en el espejo, que mi ropa esté en su lugar. Me acomodo el pelo pero, es imposible borrarme el gesto de satisfaccción. Viene Mario. Me mira sonriente, pregunta si está todo bien. Sonrío y le contesto que más que bien. Tocandosé el bulto, comenta que Andresito si que lo pasa bien. Agrega que a él tambien le gustaría tener alguna alegría y me mira con brillo lujurioso en sus ojos. Le sonrío, me acerco, le palpo el bulto y le digo que todo es posible…
Regreso donde Andres. Recoge los papeles y de manera profesional,me dice que lo acompañe a la oficina de Marcos, para la última firma. Mientras vamos, me dice que a la noche, si puedo y quiero, seguro que me llama. Asegura que quiere completar lo que empezamos. Le digo que espero su llamado. Marcos le pide que vuelva a su trabajo, en una muestra evidente de tenerme a solas . Me hace pasar a su oficina. Le dice a la secretaria que nos traiga café.Cierra la puerta y me estrecha entre sus brazos, me besa en la boca y me dice que estaba ansioso por verme…
Golpean la puerta, me suelta, me siento en mi lugar. Es la secretaria con el café, nos sirve y se retira. Al irse, Marcos dice que no quiere ser molestado por 15 minutos. Solos, vuelve al ataque, me besa, posa sus manos en mi culo, aprieta y despierta mi deseo. Toco su verga, la siento semierecta, la palpo sobre su ropa. Aumento su deseo y mis ganas de sentirla nuevamente, abriéndome el agujero de la gloria. El café se enfría y nuestra calentura aumenta. Marcos propone verme a la noche siguiente, le pido por favor, que esa noche. Me dice que no puede. Le digo que a la noche siguiente me veo con mi novio. Quedamos en que en dos noches, volvemos a gozarnos…
De salida, me despido de Andres, y camino a la puerta, me encuentro con Mario sonriente. Me acompaña hasta la calle, nervioso me dice que no va a contár a nadie lo que vió en el baño, que me quede tranquilo. Sonrío, le agradezco su gesto y le digo que eso habla de lo hombre que és. Le ofrezco a cambio de su comportamiento, una alegría como la de Andres. Pero le digo que él se merece algo especial, que lo del pibe fue rápido porque es un pendejo calentón, facil de ordeñar. Se ríe con picardía. Sus ojos destellan lujuria, calentura y deseo…
Le doy mi número de celular, para que sepa donde encontrarme, cuando se decida. Mientras lo anota, inconsientemente se acomoda el bulto. Ese gesto me confirma que pronto va a ser mio. Quiero despedirme pero ya lo deseo, no puedo dejar de mirarlo e imaginarme sus manos acariciando mi cuerpo. Quiero su miembro desconocido, pero prometedor, llenandomé mi agujerito goloso y hambriento. Andres primero y Marcos despues, me llevaron al estado en que me encuentro . Necesito una buena verga y Mario es un gran candidato…
Vuelvo a casa, pensando en hombres que me poseén, me penetran, me hacen gozar y me dan lo que necesito. Pienso si llamar a mi novio, insinuarme para que me visite esa tarde. Lo dudo porque no es el día que le corresponde. Me entra un mensaje en el celu, es Mario que me escribe para que agénde su número. Le contesto que agendado y que espero su llamado. Contesta que lo dejé loco pensando en mi boca e imaginando que la prueba . Le digo que yo tambien estoy pensando en esa pistola que carga en su entrepierna. Aumento la apuesta diciendo que la imagino de tamaño descomunal. Pregunta si a la tarde nos podemos ver, que a las cinco está libre. Le paso mi dirección y le digo que lo espero…
Las horas no avanzan, la espera se me hace eterna. Me preparo para la llegada de Mario, elijo cuidadosamente la ropa, quiero verme seductor, me baño, perfumo, finalmente llega. Lo recibo con un beso en la mejilla, viene con su uniforme policial, que me pone aún más caliente. Trae una actitud nerviosa,pero su mirada brillante. Le acaricio la espalda para relajarlo y le ofrezco algo para tomar. Me sonríe y acepta. Mientras toma un refresco, lo aliento a conversar, le pregunto por su trabajo. Me cuenta que es mucha presión y estres. Le digo que yo tengo el remedio para eso mientras apoyo mis manos en sus hombros y lo masajeo…
Se para, se desprénde y saca el cinturón con sus armas reglamentarias que pone lejos, para estar seguros, según sus palabras. Vuelve a sentarse y continuo con mi masaje. Empiezo en sus hombros, bajo a su pecho, palpó sus brazos que se le marcan bajo la ropa y son duros como rocas. Desprendo su camisa y bajo lentamente con mis manos a su bulto. Se nota bajo la ropa una erección. Tantéo la pistola que me voy a comer, es larga y gruesa. Mi trabajo da resultados, Mario suspira por lo que continúo. Bajo el cierre del pantalón, meto manos y extraigo el objeto de mi deseo…
Me pregunta si me gusta lo que veo, le digo que es más grande de lo que imaginába. Mientras se la acaricio y la pongo más dura, juego con su jugo. Pregunto si puedo probarla y me dice, entre suspiros que es toda para mí. Me arrodillo y mi boca va lentamente hacia esa pistola, mi saliba desborda mi boca, ante ese manjar. Libero su cabeza, dejo caér saliba, que mezclo con su nectar y me la empiezo a comer lentamente, saboreándola, degustándola. Suspiros de mi macho me hacen esforzar más, quiero que sea inolvidable mi comida…
Juego, exploro, lamo, beso sus bolas, disfruto cada momento. Mi macho me da y me quita. Marco el ritmo, quiero tomar su leche, pero quiero alargar el momento. Cuando siento que se tensa, aflojo, me recupero y vuelvo a empezar. Mi macho entre suspiros dice que lo estoy volviendo loco, que quiere acabar, pero pide más. Lo pajeo y vuelvo con mi boca, me la trago entera, Mario empuja y con unos movimientos rápidos de cadera, me dá su nectar, su pija larga un chorro corto y despues, derrama abundantes descargas de leche caliente y sabrosa…
Trago y limpio mientras mi hombre se recupera. Respira agitadamente, dice que fue muy bueno. Que ninguna mina se la mamó de semejante forma. Le digo que se merecía un trabajo especial. Me pregunta si estoy satisfecho. Le digo que de tragar leche sí, pero que me gustaría probar su pistola en mi otro agujero. Duda, sonríe y se pone un poco nervioso. Me dice que nunca cogió con otro macho, que no sabe si se anima. Le digo que puedo esperar…
Amigos, por supuesto que me lo cogí a Mario. No puedo continuar porque recordando para contarles en detalles, acabé dos veces. Si les gustó, se los cuento en otro relato…
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