Un trío que no funcionó; una pareja que sí disfrutó.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola.
Me describo: Rodrigo, 27 años, 1.74mts., 71kgs., simpático, bi de clóset.
A muy temprana edad descubrí mi sexualidad, tengo recuerdos de haber sido iniciado por un primo, desde los 4 años, aunque esa historia será en otra ocasión. Entrada la pubertad, di rienda suelta a los bajos instintos, aprovechaba cada oportunidad que se me presentaba y mi perfil de niño hétero, curiosamente, fue el gancho perfecto para atraer muchos hombres con los que tuve la dicha de tener mucho sexo. A mis 16 años, una famtasía común empezaba a rondar por mi mente: mantener un trío con dos hombres. Claramente, me interesaba ser el versátil, pero no sabía más. Los hombres con los que había estado compartían el perfil discreto, algunos casados, jamás se habrían prestado a coincidir en un acto así, o al menos eso era lo que yo pensaba.
Fue entonces que decidí buscar en Internet y justo hallé lo que buscaba: una pareja deseosa de un tercer participante versátil que diera placer a ambos. Envié el mensaje. Tocaba esperar.
Pasó el resto de la semana y no hubo alguna señal, había sido el primer intento, no me iba a desanimar. Llegó el viernes y con él la respuesta deseada: Hola, contáctame, me interesó tu mensaje. Incluído estaba el número donde pactaríamos el encuentro.
Llegó el día. Ahí estaba yo, puntual, en el malecón de la ciudad esperando. Muy nervioso por lo que estaba por venir, quizá más ansioso. Justo empezaba a desesperarme cuando escucho una voz: ¿Rodrigo?, qué tal, soy Ángel. Primera impresión: chico varonil, llenito, alto, buen tono de voz y simpático, cumplía con su descripción, me agradaba.
Empezamos a charlar, intentaba romper el hielo, sin duda notaba mi ansiedad. Supe que él sería el pasivo y la verdad es que tenía un buen trasero, empecé a alucinar. Pero entonces me faltaba conocer a quien sería el activo para mí. Al preguntarle por él me dijo que lo veríamos en el departamento, estaba por salir de su trabajo.
Entonces nos dirigimos hacia el departamento, no sin antes pasar por cervezas, cigarros, botanas, condones y lulricante, no había marcha atrás. Ya en el departamento decidimos continuar la charla acompañada de un par de cervezas y la confianza se iba haciendo mayor. El alcohol también empezaba a desinhibirme.
Así estuvimos por media hora cuando una voz extraña irrumpió la calma: Ángel, ya llegué. Se asomó tras la puerta de entrada y lo pude contemplar: hombre alto, batba cerrada de 5 días, piel morena, brazos fuertes, sonrisa cautivadora y un cuerpo en general de impacto. La mejor primera impresión que había tenido. Y seguía perdido en esa sonrisa cuando una voz un poco más familiar me sacó de aquel trance: Juan, él es Rodrigo; Rodrigo, él es Juan.
Juan se incorporó cómodamente en la sala, se sacó la camisa a cuadros que tenía y dejó ver un cuerpo trabajado por el gimnasio, luego sabría que practica americano, pero mis ojos nuevamente se perdían, ahora en todo el vello corporal que revestía semejante escultura. Juan era perfecto. Supe además que me doblaba la edad, tenía 32, era pareja de Ángel, aunque en secreto porque en realidad estaba casado y con una hija. Repito, era perfecto, por ser el tipo de hombre que buscaba para mí.
Los siguientes 10 minutos se dedicaron a interrogarme: ¿por qué un trío? ¿Cómo fue tu primera vez? ¿Qué te gusta o disgusta en el sexo? Para ese momento yo ya no estaba convencido de sostener un trío, todas mis ganas y mis intenciones se habían volteado hacia Juan. Ángel había desaparecido, para mí. Y el mismo Ángel se estaba dando cuenta de la situación pues la realidad no me importaba disimular. Aprovechaba cualquier momento para halagar el cuerpo, la voz, los ojos, la sonrisa de Juan. Ese hombre ya me tenía desde que llegó al departamento.
Los vasos de cerveza continuaban sirviéndose y mi deseo estaba por desbordarse, ya quería estar en los brazos de aquel macho. En la TV sonaban unos videos musicales y no fue sino hasta que se reprodujo una salsa que vi mi oportunidad materializarse. La verdad es que me gusta mucho bailar y me jacto de hacerlo bien. Fue entonces que me paré y mostré un par de pasos; Juan contemplaba el movimiento de cadera y solo sonreía hasta que se animó a parar con la advertencia de no saber ni el paso más básico. Tranquilo, le dije, yo te enseño, pon tu mano en mi espalda baja y acércate un poco más. Me perdí una vez más y ahora en su aroma, fue el imán perfecto para mis labios que se acercaban, como por hechizo, a su cuello. No resistí más y le besé, le besé tan apasionadamente que su respiración cambió y sus manos se ponían muy inquietas, ahora estaban por debajo de mi camisa acariciando mi espalda.
Ángel contemplaba pero no se quiso quedar fuera, se acerca a mi espalda y me intenta besar. Por cortesía, le beso pero un beso simple, apenas consigo librarme vuelvo a besar a Juan. Mi mente y cuerpo estaban para juan.
No sé si la misma calentura o enojo despertaron en Ángel una personalidad diferente, el hombre realmente quería participar, finalmente la idea era un trío, pero yo ya no quería formar parte de él. El caso es que Ángel, aún atrás de mí, empieza a desvestirme sin dejar de besar; yo seguía acariciando y besando a Juan. Cuando consigue Ángel bajar mi pantalón y ropa interior me ha introducido la lengua en el culo con una maestría que hace escapar los primeros gemidos, inmediatamente siento un par de dedos invadir ese espacio, aún era Ángel que de alguna forma ne quería demostrar el placer que me estaba negando, la verdad es que lo estaba logrando. Pero en mi mente estaba la idea de que Juan fuera el activo y yo clavar a Ángel, sobre todo lo primero, quería ser ensartado por Juan. Sin dejar de besarle, le despojé de su pantalón y pude sentir lo hirviente en su pelvis, el abundante vello era armonioso con lo que ya había visto en su pecho y abdomen, y ahí estaba, su mástil, era el miembro viril más hermoso que había visto hasta entonces, no era muy largo, 16cms tal vez, pero era de un grosor envidiable y una firmeza sin igual, lo sostuve en mis manos y vaya que sentí la sangre circular por ese pene. No resistí más, me dispuse a mamarle semejante falo. Apenas y entraba en mi boca, pero me aseguré de que así fuera, no quería dejar un solo centímetro fuera y vaya que lo conseguí. Le estaba haciendo el mejor sexo oral que hubiera hecho hasta entonces y sus ojos, su sonrisa y gemidos de placer me lo confirmaban. Ya sus manos ocupaban lugar tras de mi cabeza, yo quería hacerlo explotar.
Lo empujé hacia la cama y cayó, ver ese pene golpear en el ombligo y regresar a su estado de erección es uno de los gifs mentales que perduran hasta hoy, su pene me invitaba a seguir, por supuesto accedí. Quedé en 4, de forma inconsciente, y seguí mamándosela. En esa posición fue muy fácil para Ángel introducir de nuevo su lengua en mi culo. Sonreí. Cielos, había olvidado a Ángel, seguí mamando esa verga que me tenía poseso. Me aseguré de recorrer cada parte se su cuerpo, perser mis manos en esa capa de bellos era mágico, morder sus tetillas y escucharlo gemir era mi recompensa; él hacia lo propio con su lengua y manos, me tenía en ellas.
Por otra parte los lenguetazos de Ángel ya no eran eróticos, empezaban a ser de alguien con enfado por la indiferencia, con justa razón. No me importaba. No, hasta que me recostó sobre Juan y empezó a intentar penetrarme. El que sería pasivo había decidido ser el primero en perforar mi dilatado ano. La verga de Ángel no era nada despreciable, incluso más larga que la de Juan, pero no dejaría que Ángel fuera el primero, claro que no. Empezó con los primeros intentos y estos fallaron, yo contraía el esfinter de modo que impedía el paso de su pene a cada intento. Por fortuna, él lo interpretó como nerviosismo y buscaba calmarme con un masaje en la espalda. Mientras yo, más cerca del rostro de Juan, acerqué mis labios a su oído y con un leve susurro le dije "A ti sí te dejo entrar" y dios, de nuevo esa sonrisa, entendió lo que estaba pasando.
Con un toque de complicidad, dejamos que Ángel hiciera un par más de intentos hasta que Juan optó por tomar el control. A ver, déjame intentar, dijo. Y Ángel, desmotivado, se retiró al sofá frente a la cama a ver que Juan intentara por primera vez. Qué buen culo te mandas, exclamó, dándome una nalgada a la que no estaba acostumbrado pero que igual me hizo sentir muy bien. Fue así como me dispuse para él en 4, ya con el culo dilatado, empezó a introducir su pene, las contracciones de mi esfínter no estaban más aunque el dolor de esa penetración se hacía presente. Aquel grosor me estaba llevando al infierno con tanto dolor y a la gloria por tanto placer, unos cuantos segundos de su paciencia bastaron para que se resbalara cual palo encebado por mi recto y él lanzó un gemido de victoria. Las embestidas eran lentas pero rítmicas, sus manos en ms tetillas me dirigieron a su pecho, ya me tenía bien ensartado y el mete y saca se hacía cada vez más intenso como tambkén lo eran mis quejidos ya más de placer que de dolor.
cambiamos de posiciones hasta que lo empecé a cabalgar, las contracciones aparecían ahora para aprisionar aquel pedazo de carne que ahora se fundía con mi cuerpo. Esa verga estaba a punto de estallar, me lo decían sus gestos y la forma en que se ensanchaba dentro de mí aquel.glande. Me vengo, me vengo, fue su expresión y yo por mi parte aceleré la cabalgata. Pude sentir tres chorros abundantes de aquel semen calientito dentro de mi cuerpo. Había sido la primera vez que alguien se venía dentro de mí y era el hombre que yo creía de mi vida. Me sonrió, exhausto y contento y llevó mi cabeza frente a la suya para regalarne un beso más, quizá con la misma pasión del primero, quizá más. Solo eramos él y yo, no me quería ni bajar. Esperaba que su erección desapareciera dando paso a lo natural pero ya estaba listo para un segundo round. Habría sido perfecto si no fuera porque una voz conocida interrumpió: "¿Se divirtieron?" Era Ángel, desde el sofá. Su cara, claramente, era de enojo, coraje. Juan y yo volteamos a vernos y nos reímos para finalmente caer a su lado acostado y él darne un abrazo. Fue la primera vez de mucbas con Juan. Un trío ya no ocupaba un lugar en mi lista de intereses.
Espero les haya gustado. Es mi primer relato. Agradezco sus comentarios para saber qué debo mejorar.
Saludos.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!