Un viaje en tren que dio para mucho
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por thorpe1948.
Un viaje en tren que dio para mucho
Hola amigos de nuevo con todos vosotros para contarles una experiencia que tuve en un viaje que tuve que realizar por motivos de trabajo y que dio para mucho.
El viaje ciertamente dio para mucho porque era muy pesado, tardaba como 5 horas el trayecto por lo que se hacía pesadísimo; eran vagones antiguos en los que había como departamentos en los cuales entraban 6 personas sentadas enfrentadas tres a tres, por lo que no era difícil encontrar a alguien con quien hablar, para pasar el tiempo. Esto ocurrió hace como 30 años pero lo recuerdo como si fuera ahora mismo.
En aquellos tiempos el ser homosexual era algo Tabú que nadie se atrevía a confesar en España por miedo a las represalias del régimen, porque rápidamente te aplicaban la ley de Vagos y Maleantes, y te podías tirar en la cárcel años si haber hecho nada malo.
Pues bien centrándonos en lo que es la experiencia en sí, en mi departamento estamos ubicadas 5 personas, una chica jovencita, un matrimonio, que supongo serían sus padres, un chico joven y yo, que por aquel entonces contaba con 25 años.
Todo transcurría según lo previsto, entre que el viaje era largo y que el tren siempre acumulaba retraso llego un momento que tras a primera hora todos nos acomodábamos de la mejor manera posible, para estar más cómodos, de frente a mí las dos chiquitas iban charlando y riéndose de sus cosas sí que les prestara la mayor importancia, hasta que una de ellas por efecto de las risas y de tanto moverse la faldita por encima de la rodilla que llevaba puesta se le subió un poco y dejo al aire dos lindas piernas, que también por despreocupación tenía un tanto abiertas lo que dejaba al desnudo toda su entrepierna. Esta situación llamo mi atención que recostado en mi lugar me hacía tener la mejor de las visiones, porque lo que no tardo mi verga en empezar a impacientarse y ponerse dura. Yo trate de disimular pero era imposible ocultar el bulto que se me había formado, puse disimuladamente mi mano encima para tratar de ocultarlo, pero aun así el chico que estaba sentado al lado de las chiquitas se dio cuenta.
Fue pasando el tiempo, lentamente y aquel muchacho que tendría como unos 19 años no quitaba ojo de mi entrepierna, desviando la mirada cada vez que yo lo sorprendía mirándome, asique con esa situación yo también me sentía un tanto violento. En aquellos trenes se permitía salir al pasillo para poder fumar un cigarrillo si molestar a los demás pasajeros del apartamento, asique me levante y me Salí para ponerme en la ventanilla y mientras me fumaba un cigarrillo poder calmar la excitación que tenía. No había pasado ni un par de minutos cuando se puso a mi lado el chico del departamento que comenzó a hablarme del tiempo, algo muy socorrido en estos casos, y poco a poco fuimos entrando en conversación, con cosas relativamente triviales, pero si note que seguía sin quitarme la vista de mi entrepierna; en un momento dado me amento a las chiquitas y me dice:
Realmente están ricas las niñas que van con nosotros ah?
– Lo miré y con una sonrisa asentí, que sí que estaban bien ricas.
– El mirando a mi entre pierna me soltó, si te lo digo por cómo te han puesto, como un toro, se te notaba mucho.
– Yo, le conteste, bueno que le vamos a hacer se me paró con la visión que tenía y por qué también hace unos días que no pillo nada, riéndome.
Él se quedó muy serio y pensativo, yo le pregunte ¿qué te pasa?,
Te quedaste muy serio, me contestó que también él hacía tiempo que no hacía nada y lo peor que tampoco encontraba mucho con quien hacerlo. Yo me reí y le tome el pelo diciéndole, que un chico joven como él y bien parecido, pues la verdad era guapo y tenía un buen cuerpo, buen culo y unos labios carnosos provocadores. Él me dijo, no es tan sencillo, en estos tiempo no se encuentra con quien tan fácil. Y seguía mirando a mi verga.
Me quede mirando para él y le dije, no es posible que un chico así no encuentre con quien hacerlo. Pues así es me contesto, lo que para ti puede ser fácil para mí no lo es, yo ya empecé a darme cuenta que lo que me decía iba encaminado a que lo que el buscaba no eran chicas sino todo lo contrario y en aquellas épocas declararse homosexual como antes dije era la cárcel si te pillaban, asique, acabe mi cigarrillo y le dije, ¿Por qué no me sigues? Y dando media vuelta me encamine hacia al final del vagón donde se encontraban los servicios. El dudo unos instantes y sin decir nada cuando yo estaba ya a punto de entrar al servicio llegó a mi lado, yo no lo mire abrí la puerta del exiguo habitáculo y lo invite a entrar, él no lo dudo miro hacia tras y viendo que el pasillo estaba vacío se metió dentro, yo lo seguí, y cerré la puerta detrás de mí. Pase el pestillo a la puerta y le dije que te pasa, ¿no te gustan las mujeres?, el agacho la cabeza y poniéndose rojo de pies a cabeza me contestó que no, que lo que le gustaban eran los chicos pero que no lo podía dar a demostrar, por miedo.
Cogí su mano y la acerque a mi verga, mientras con la otra levante su cara que miraba al suelo, mirándolo a los ojos, le dije, no te preocupes yo no voy a reírme de ti ni a denunciarte, realmente quieres estar con un chico, pues bien aquí estoy yo, el me miró sorprendido y sin más se pedo a mi acercándome aquellos labios canosos y jugosos ofreciéndomelos cual dame enamorada, yo no solo no lo rechace si no que lo bese sube, el al ver eso me echo los brazos al cuello y volvió a besarme pero esta vez no tímidamente sino con pasión incontrolada, fue un beso profundo en el nuestras lenguas se encontraron y trataron de devorarse la una a la otra, su cuerpo era ya una prolongación del mío, no había fuerza humana que lo pudiera despegar de mí, mientras los dos nos besábamos yo saque mi verga que pugnaba ya por salir y al darse cuenta bajo su mano y empezó a acariciarla, tenía las manos muy suaves, poco a poco se desabrocho el pantalón dejándolo caer hasta sus tobillos y lo mismo hizo con el mío.
El sitio la verdad no daba para muchas florituras, asique como pudo se agacho y se metió mi verga en la boca y comenzó a dándome una buena mamada, ummmm que bien lo hacía me estaba llevando a la gloria se la tragaba entera y eso no que no la tengo pequeña de que digamos, de vez en cuando miraba hacia mi cara y al ver mi cara de placer más se afanaba, en complacerme.
Lo levante, y se volvió a pegar a mí, como lapa comiéndome la boca de una manera tal que más parecía que quiera devorarme mi verga había quedado atrapada entre muertas pelvis y palpitaba de excitación, la suya también estaba parada aunque la verdad no era muy grande. Comencé a sobarle las nalgas, que por cierto las tenía bien duritas y rechonchas y poco a poco fui buscando entre ellas su huequito, cuando empecé a pasarle el dedo por él, note como se estremecía y sin separarse de mi boca un segundo se apretaba cada vez más contra mí. Poco a poco le fu metiendo el dedo hasta el fondo, después dos y por fin tres, él se retorcía de placer y seguía besándome por el cuello la cara y la boca; yo ya no aguataba más, de seguir así me iba a correr sin remisión, asique le dije que se diera la vuelta y se apoyara en la pared, así lo hizo y sacando su culito hacia tras me lo dejo franco para que hiciera lo que quisiera, no esperé más poniendo un poco de saliva en su huequito y otro tanto en la punta de mi verga, se la restregué por dota su raja hasta dejarla enfrentada con su culito lindo, el al sentirla así se estremeció de nuevo y saco aún más su cola hacia tras, yo comencé a empujar y poco a poco la cabeza se fue clavando en su esfínter que no sin trabajo iba cediendo a mi empuje, cuando la cabeza ya estuvo dentro para un momento, para que se acostumbrara a ella, pues la verdad además de larga la tengo bastante gordita, pero él comenzó a decirme en voz tenue, no pares por favor no pares, métemela toda, que me vuelvo loco, clávamela hasta el fondo que hace mucho que no siento una verga así dentro de mí, y hacia su lulito hacia tras para intentar que entrara más.
Yo no lo pensé más y comencé a apretar con fuerza y en poco segundos mis testículos estaban ya pegados as sus nalgas, unmmmm que rico estaba el efebo, de verdad tena una cola preciosa y un agujero precioso que se ajustaba como un guate a mi verga. Lo agarré de las caderas y comencé a bombear, primero suave y poco a poco más fuerte,, el solo suspiraba y de cuando en cuando me decía, así, por favor métemela así no me la saques, rómpeme el culo, métemela hasta la garganta, y comenzaba a hacer círculos sobre mi verga con su cola volviéndome loco de placer, en uno de estos movimientos note que apretaba con fuerza mi verga dentro de su culo su esfínter se cerró todo lo que pudo aprisionándola dentro, fue entonces cuando lo sentí gemir y no tardo en eyacular, sin ni siquiera haberse masturbado, fue una corrida abundante, yo al ver esto empecé a darle con todas mis fuerzas, sintiendo como él se abandonaba a mis envestidas hasta que no pude más y le die, amigo me voy a correr, él no contestó tan solo apretó su culo contra mi clavándosela más adentro aun si cabe, comencé a correrme y la verdad creo que fue una de las corridas más abundantes que he tenido en mi vida, notaba salir mi leche a borbotones dejándola en lo más profundo de sus entrañas, me quede quieto disfrutando del momento con ella bien clavada dentro de él, hasta que poco a poco se me fue bajando la hinchazón y si poco a poco se fue saliendo de su interior dejando tras de sí un hilillo de semen que escurría de su agujerito.
Él se limpió y limpio mi verga también y mirándome a los ojos casi con lágrimas me beso y me dijo, gracias, gracias por ser tan comprensivo y por hacerme tan feliz este retito, ojala todos los tíos fueran como tú, y no dejaba de besarme, y de agradecerme lo que le había dado, en fin yo le contesté que gracias a él por déjame darle tal cogida, que de verdad estaba, como yo digo muy bueno, y que no me importaría metérsela cuantas veces el quisiera, pues tenía un culito bien lindo y que daba mucho placer.
Con cautela salimos del cubículo aquel y sin decir nada nos quedamos un ratito en el pasillo. Paso el revisor, nos pidió los billetes, se los dimos, nos saludó cortésmente y se fue, el me miro y me dijo, siempre que quieras aquí me tienes para lo que quieras y cuando quieras mi cola es tuya, seré tu amante hare lo que tú quieras pero iré donde tú quieras pero por favor no me apartes de tu lado, quiero que sigas dándome todo esto, y me echo mano a la verga, a todas horas.
Nos metimos al departamento, no sentamos como antes, pero él desde ese momento no dejaba de mirarme, así fue transcurriendo el viaje hasta llegar a nuestro destino. Me dio su dirección y quedamos en que pronto nos volveríamos ver, y efectivamente así fue, pero eso amigos será objeto de otro relato. Espero que les haya gustado, si así fue déjenme sus comentarios y yo les seguiré contando como fue la historia entre en aquel entonces, desconocido y yo y que dio para mucho.
El viaje ciertamente dio para mucho porque era muy pesado, tardaba como 5 horas el trayecto por lo que se hacía pesadísimo; eran vagones antiguos en los que había como departamentos en los cuales entraban 6 personas sentadas enfrentadas tres a tres, por lo que no era difícil encontrar a alguien con quien hablar, para pasar el tiempo. Esto ocurrió hace como 30 años pero lo recuerdo como si fuera ahora mismo.
En aquellos tiempos el ser homosexual era algo Tabú que nadie se atrevía a confesar en España por miedo a las represalias del régimen, porque rápidamente te aplicaban la ley de Vagos y Maleantes, y te podías tirar en la cárcel años si haber hecho nada malo.
Pues bien centrándonos en lo que es la experiencia en sí, en mi departamento estamos ubicadas 5 personas, una chica jovencita, un matrimonio, que supongo serían sus padres, un chico joven y yo, que por aquel entonces contaba con 25 años.
Todo transcurría según lo previsto, entre que el viaje era largo y que el tren siempre acumulaba retraso llego un momento que tras a primera hora todos nos acomodábamos de la mejor manera posible, para estar más cómodos, de frente a mí las dos chiquitas iban charlando y riéndose de sus cosas sí que les prestara la mayor importancia, hasta que una de ellas por efecto de las risas y de tanto moverse la faldita por encima de la rodilla que llevaba puesta se le subió un poco y dejo al aire dos lindas piernas, que también por despreocupación tenía un tanto abiertas lo que dejaba al desnudo toda su entrepierna. Esta situación llamo mi atención que recostado en mi lugar me hacía tener la mejor de las visiones, porque lo que no tardo mi verga en empezar a impacientarse y ponerse dura. Yo trate de disimular pero era imposible ocultar el bulto que se me había formado, puse disimuladamente mi mano encima para tratar de ocultarlo, pero aun así el chico que estaba sentado al lado de las chiquitas se dio cuenta.
Fue pasando el tiempo, lentamente y aquel muchacho que tendría como unos 19 años no quitaba ojo de mi entrepierna, desviando la mirada cada vez que yo lo sorprendía mirándome, asique con esa situación yo también me sentía un tanto violento. En aquellos trenes se permitía salir al pasillo para poder fumar un cigarrillo si molestar a los demás pasajeros del apartamento, asique me levante y me Salí para ponerme en la ventanilla y mientras me fumaba un cigarrillo poder calmar la excitación que tenía. No había pasado ni un par de minutos cuando se puso a mi lado el chico del departamento que comenzó a hablarme del tiempo, algo muy socorrido en estos casos, y poco a poco fuimos entrando en conversación, con cosas relativamente triviales, pero si note que seguía sin quitarme la vista de mi entrepierna; en un momento dado me amento a las chiquitas y me dice:
Realmente están ricas las niñas que van con nosotros ah?
– Lo miré y con una sonrisa asentí, que sí que estaban bien ricas.
– El mirando a mi entre pierna me soltó, si te lo digo por cómo te han puesto, como un toro, se te notaba mucho.
– Yo, le conteste, bueno que le vamos a hacer se me paró con la visión que tenía y por qué también hace unos días que no pillo nada, riéndome.
Él se quedó muy serio y pensativo, yo le pregunte ¿qué te pasa?,
Te quedaste muy serio, me contestó que también él hacía tiempo que no hacía nada y lo peor que tampoco encontraba mucho con quien hacerlo. Yo me reí y le tome el pelo diciéndole, que un chico joven como él y bien parecido, pues la verdad era guapo y tenía un buen cuerpo, buen culo y unos labios carnosos provocadores. Él me dijo, no es tan sencillo, en estos tiempo no se encuentra con quien tan fácil. Y seguía mirando a mi verga.
Me quede mirando para él y le dije, no es posible que un chico así no encuentre con quien hacerlo. Pues así es me contesto, lo que para ti puede ser fácil para mí no lo es, yo ya empecé a darme cuenta que lo que me decía iba encaminado a que lo que el buscaba no eran chicas sino todo lo contrario y en aquellas épocas declararse homosexual como antes dije era la cárcel si te pillaban, asique, acabe mi cigarrillo y le dije, ¿Por qué no me sigues? Y dando media vuelta me encamine hacia al final del vagón donde se encontraban los servicios. El dudo unos instantes y sin decir nada cuando yo estaba ya a punto de entrar al servicio llegó a mi lado, yo no lo mire abrí la puerta del exiguo habitáculo y lo invite a entrar, él no lo dudo miro hacia tras y viendo que el pasillo estaba vacío se metió dentro, yo lo seguí, y cerré la puerta detrás de mí. Pase el pestillo a la puerta y le dije que te pasa, ¿no te gustan las mujeres?, el agacho la cabeza y poniéndose rojo de pies a cabeza me contestó que no, que lo que le gustaban eran los chicos pero que no lo podía dar a demostrar, por miedo.
Cogí su mano y la acerque a mi verga, mientras con la otra levante su cara que miraba al suelo, mirándolo a los ojos, le dije, no te preocupes yo no voy a reírme de ti ni a denunciarte, realmente quieres estar con un chico, pues bien aquí estoy yo, el me miró sorprendido y sin más se pedo a mi acercándome aquellos labios canosos y jugosos ofreciéndomelos cual dame enamorada, yo no solo no lo rechace si no que lo bese sube, el al ver eso me echo los brazos al cuello y volvió a besarme pero esta vez no tímidamente sino con pasión incontrolada, fue un beso profundo en el nuestras lenguas se encontraron y trataron de devorarse la una a la otra, su cuerpo era ya una prolongación del mío, no había fuerza humana que lo pudiera despegar de mí, mientras los dos nos besábamos yo saque mi verga que pugnaba ya por salir y al darse cuenta bajo su mano y empezó a acariciarla, tenía las manos muy suaves, poco a poco se desabrocho el pantalón dejándolo caer hasta sus tobillos y lo mismo hizo con el mío.
El sitio la verdad no daba para muchas florituras, asique como pudo se agacho y se metió mi verga en la boca y comenzó a dándome una buena mamada, ummmm que bien lo hacía me estaba llevando a la gloria se la tragaba entera y eso no que no la tengo pequeña de que digamos, de vez en cuando miraba hacia mi cara y al ver mi cara de placer más se afanaba, en complacerme.
Lo levante, y se volvió a pegar a mí, como lapa comiéndome la boca de una manera tal que más parecía que quiera devorarme mi verga había quedado atrapada entre muertas pelvis y palpitaba de excitación, la suya también estaba parada aunque la verdad no era muy grande. Comencé a sobarle las nalgas, que por cierto las tenía bien duritas y rechonchas y poco a poco fui buscando entre ellas su huequito, cuando empecé a pasarle el dedo por él, note como se estremecía y sin separarse de mi boca un segundo se apretaba cada vez más contra mí. Poco a poco le fu metiendo el dedo hasta el fondo, después dos y por fin tres, él se retorcía de placer y seguía besándome por el cuello la cara y la boca; yo ya no aguataba más, de seguir así me iba a correr sin remisión, asique le dije que se diera la vuelta y se apoyara en la pared, así lo hizo y sacando su culito hacia tras me lo dejo franco para que hiciera lo que quisiera, no esperé más poniendo un poco de saliva en su huequito y otro tanto en la punta de mi verga, se la restregué por dota su raja hasta dejarla enfrentada con su culito lindo, el al sentirla así se estremeció de nuevo y saco aún más su cola hacia tras, yo comencé a empujar y poco a poco la cabeza se fue clavando en su esfínter que no sin trabajo iba cediendo a mi empuje, cuando la cabeza ya estuvo dentro para un momento, para que se acostumbrara a ella, pues la verdad además de larga la tengo bastante gordita, pero él comenzó a decirme en voz tenue, no pares por favor no pares, métemela toda, que me vuelvo loco, clávamela hasta el fondo que hace mucho que no siento una verga así dentro de mí, y hacia su lulito hacia tras para intentar que entrara más.
Yo no lo pensé más y comencé a apretar con fuerza y en poco segundos mis testículos estaban ya pegados as sus nalgas, unmmmm que rico estaba el efebo, de verdad tena una cola preciosa y un agujero precioso que se ajustaba como un guate a mi verga. Lo agarré de las caderas y comencé a bombear, primero suave y poco a poco más fuerte,, el solo suspiraba y de cuando en cuando me decía, así, por favor métemela así no me la saques, rómpeme el culo, métemela hasta la garganta, y comenzaba a hacer círculos sobre mi verga con su cola volviéndome loco de placer, en uno de estos movimientos note que apretaba con fuerza mi verga dentro de su culo su esfínter se cerró todo lo que pudo aprisionándola dentro, fue entonces cuando lo sentí gemir y no tardo en eyacular, sin ni siquiera haberse masturbado, fue una corrida abundante, yo al ver esto empecé a darle con todas mis fuerzas, sintiendo como él se abandonaba a mis envestidas hasta que no pude más y le die, amigo me voy a correr, él no contestó tan solo apretó su culo contra mi clavándosela más adentro aun si cabe, comencé a correrme y la verdad creo que fue una de las corridas más abundantes que he tenido en mi vida, notaba salir mi leche a borbotones dejándola en lo más profundo de sus entrañas, me quede quieto disfrutando del momento con ella bien clavada dentro de él, hasta que poco a poco se me fue bajando la hinchazón y si poco a poco se fue saliendo de su interior dejando tras de sí un hilillo de semen que escurría de su agujerito.
Él se limpió y limpio mi verga también y mirándome a los ojos casi con lágrimas me beso y me dijo, gracias, gracias por ser tan comprensivo y por hacerme tan feliz este retito, ojala todos los tíos fueran como tú, y no dejaba de besarme, y de agradecerme lo que le había dado, en fin yo le contesté que gracias a él por déjame darle tal cogida, que de verdad estaba, como yo digo muy bueno, y que no me importaría metérsela cuantas veces el quisiera, pues tenía un culito bien lindo y que daba mucho placer.
Con cautela salimos del cubículo aquel y sin decir nada nos quedamos un ratito en el pasillo. Paso el revisor, nos pidió los billetes, se los dimos, nos saludó cortésmente y se fue, el me miro y me dijo, siempre que quieras aquí me tienes para lo que quieras y cuando quieras mi cola es tuya, seré tu amante hare lo que tú quieras pero iré donde tú quieras pero por favor no me apartes de tu lado, quiero que sigas dándome todo esto, y me echo mano a la verga, a todas horas.
Nos metimos al departamento, no sentamos como antes, pero él desde ese momento no dejaba de mirarme, así fue transcurriendo el viaje hasta llegar a nuestro destino. Me dio su dirección y quedamos en que pronto nos volveríamos ver, y efectivamente así fue, pero eso amigos será objeto de otro relato. Espero que les haya gustado, si así fue déjenme sus comentarios y yo les seguiré contando como fue la historia entre en aquel entonces, desconocido y yo y que dio para mucho.
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