Un viaje estudiantil…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Un viaje estudiantil…
Hola, mi nombre es Javier y soy profesor en un Colegio secundario en Salta Argentina. En mi escuela pertenezco a la comisión de viajes estudiantiles junto a otros profesores y profesoras. Les cuento un poco de esto con para adentrarlos en la historia y su contexto.
El viaje que realizamos era hacia otra provincia de mi Argentina, Mendoza, y lo hicimos con cincuenta estudiantes de dos divisiones diferentes. Con este número de alumnos eramos cinco los profes que deberíamos acompañar . dos profesoras y tres profesores.
Una vez llegados a nuestro destino, comenzamos a ocupar las habitaciones que nos correspondían según lo organizado por el hotel. Las profesoras en una habitación y los varones en otra.
Obviamente que a mi me tocaría compartir con Fernando y Leo, profesores de educación física ambos. Fernando era más joven que Leo y tenía mejor cuerpo ya que era más alto y musculoso que Leo. Este, en cambio, ya estaba un poco mayor, casi 50, pero era mucho más sociable y desinhibido que Fernando. El hecho es que cuando llegamos a nuestra habitación quedamos mudos cuando vimos que había sólo dos camas. Una chica y otra matrimonial. Y sí, tuvimos que sortear quien dormiría en la cama chica ya que no había más opciones. Y el ganador fue Fernando. Ante el resultado Leo no pudo más que bromear diciéndome, a manera de amenaza, que vaya buscando forrros para esas noches que íbamos a compartir cama. Cinco noches en total. La verdad es que nos reímos ya que estas bromas eran típicas de Leo y así dejamos nuestras pertenencias y salimos de paseo con el grupo.
Las bromas con respecto a la cama matrimonial eran frecuentes durante el día pero no pasaban de eso. Sólo algunas veces cuando quedábamos solos con Leo, e incluso ante Fernando, Leo me decía que me iba a hacer pasar una noche inolvidable, a lo que yo simplemente reía con incredulidad.
Yo soy gay de closet y nunca me expuse en mi lugar de trabajo así que no dudaba por un momento de que se trataba de bromas aunque en mi imaginario me hubiese gustado que sea Fernando qien me dijera toda esas cosas. Pero Fernando simplemente rompía en carcajadas ante los comentarios de Leo. Y así pasamos el día.
Llegada la noche y después de la cena, nos ocupamos que todos los estudiantes estuviesen en sus dormitorios y nosotros nos fuimos a los nuestros y comenzamos con la tarea de bañarnos y acomodar cosas y a la cama. Fernando en la suya, yo ya estaba en la mía y Leo bañándose. Cuando Fernando salió del baño sólo estaba envuelto en un toallón. Su cuerpo era fabuloso. Pectorales enormes y duros, unos brazos bien marcados, su abdomen dibujado y yo, por dentro erupcionaba por esa imagen hermosa de Adonis frente mío. Se sacó el toallón para quedar en sólo un apretado slip que dejaba ver una hermosa y carnosa cola. Yo lo miraba sin censuras ya que me daba la espalda pero cuando giró, tuve que ser más disimulado para mirar el hermoso paquete que traía encima.Yo creo que él se había dado cuenta así que se demoró para entrar en su cama y desfiló un par de veces por frente mío. Cuando escuchó que Leo ya salía de la ducha, Fernando se metió a su cama. Yo ya me había acomodado para dormir cuando Leo se acostó del otro lado de la cama y apagó la luz.
Los dos nos acostamos espalda a espalda con un gran espacio entre los dos. Me dormí plácidamente pero más tarde me desperté un poco sobresaltado. La mano cálida, grande y pesada de Leo se acababa de apoyar en mi cintura. Quedé sin respiración y mi pene comenzó inmediatamente a inflamarse. Paso seguido, Leo se acercó peligrosamente a mi espalda y apoyó sin recelo su paquete sobre mi cola y jalándome hacia atrás su caliente pecho quedó pegado a mi espalda y sus muslos se acomodaron contra mis piernas. Yo quise moverme fingiendo un rechazo pero Leo me dijo, con su boca pegada en mi oreja que me quedase tranquilo para no despertar a Fernando y que estaríamos bien. Y así, metió su lengua en mi oreja y me la chupó haciéndome escapar un gemido. Leo comenzó a frotar su pene en mi cola y sentí como había empezado a agrandarse.
Con sus brazos me abrazo y sus manos ahora apretaban mis pesones produciéndome un gran placer. Luego, Leo deslizó su mano por mi cadera y metiéndola por debajo de mi slip comenzó a bajarlo lentamente. Yo, para esto, no sabía que hacer y sólo temía que Fernando despertase y nos viera en esa situación. Leo ya había bajado mi slip y ya había sacado su pene que ahora lo tenía moviéndose para arriba y abajo entre mis nalgas y, mientras tanto, mordía mis hombros y succionaba mi cuello y orejas. Era como un volcán contenido y sabía que Leo, con su cuerpo desnudo y caliente pegado al mío, no pararía hasta penetrarme. Y así, en silencio, la cabeza de su pene se acomodó en la entrada de mi hoyo y empujaba pero despacio, como queriendo frenar la penetración. En un momento, hizo girar mi cara y me dio un beso con lengua que me causó escalofríos. Me estaba comiendo la boca sin ningún reparo.para esto, la presencia de Fernando en la otra cama ya no representaba nada. Estaba totalmente entregado al placer que me estaba dando este macho maduro. Yo ya entregado, no iba a desaprovechaar semejante experiencia inesperada.
En esa pose, con mi cabeza girada hacia atrás y Leo besándome profundamente, sentí que las frazadas se habían corrido y que estaba descubierto. No podía creer en ese momento cuando, invadido por Leo sentí que alguien más se estaba metiendo en la cama. Sí, era Fernando que completamente desnudo se pegó contra mi cuerpo y dejándome en medio de estos dos hombrazos. Leo, sin asustarse o preocuparse, dejó mi boca libre y ahora en manos de Fernado quien me besaba apasionadamente. Leo, en ese momento me dijo: “Mamita, no sabes lo que te vamos a hacer”. Fer tomó mi pierna y la levantó acomodándola sobre su cadera y me acariciaba deslizando su mano por mis muslos hasta mi esfínter. En un momento sentí cómo Leo empezó a acomodar su pedazo en mi entrada y Fer me abría la cola para facilitar la penetración. Leo me la metió lentamente y la dejo ir hasta el fondo hasta que comenzé a sentir su bello púbico cerca mió. Fer colaboraba con la tarea estirando mis nalgas y dejando más espacio para que Leo se moviese de adentro hacia afuera sin obstáculos.
Fernando tomo una de mis manos e hizo que le agarre su pedazo. No era largo pero si duro y grueso. Comenzé a masturbarlo mientras que él me besaba y chupaba el cuello y Leo jadeaba acompañando la serruchada que me estaba dando. De repente, Fernando se puso de rodillas frente mio y llevó su grueso pene a mi boca y comenzé a chupárselo. Leo le pedía a Fernanndo que me lo hiciese tragar a todo mientras él me seguía culiando acompasadamente. Luego, Leo me sacó su pedazo y me hizo girar hacia su lado. Fernando me pedía que me ponga a cuatro patas. En esa posición empezé a chuparle el pene a Leo y fer ya me agarraba por las caderas con sus fuertes manos y enterraba su pene en mi cola. Lo que me estaba metiendo era como un fierro caliente. Duro y macizo. Yo tiré uno de mis brazos hacia atrás y fue fenomenal tocar las fuertes piernas y caderas de Fernando que me culiaba fogosamente. Yo casi no se la podía chupar a Leo por las sacudidas que me estaba dando Fer y no podía dejar de gemir. Leo se levantó y yo me erguí quedando de rodillas por delante de Fer que no cedía y Leo, colocándose frente mío, empezó a chupar mis tetillas. Casi grito en ese momento ya que Leo me succionó con fuerza y una electricidad corrió por todo mi cuerpo. Sólo atine a sostener la cabeza de Leo y acariciarlo frenéticamente impidiendo que se separe y siga dándome tanto placer.
En estos momentos de consciencia perdida, Fernando me tumbó un poco hacia adelante y sus penetraciones se volvieron más profundas y su cuerpo se convulsionaba mientras sus manos se ceñían en mi cintura acabando dentro de mi ser. Leo notó la situación, se movió hacia a un lado yo me deje caer boca abajo sobre la cama y fernando,sin sacar su pija, se acomodó sobre mi hasta que su pija perdió rigidez y salió de mi culo.
En ese momento Leo habló y dijo, “ahora me toca a mi”. Fernando y yo reimos cansadamente mientras que Leo se acomodó, hizo girar mi cuerpoy se tiró encima de mí besándome apasionadamente. Me hizo abrir mis piernas y el acomodó su pene por entre ellas y puso la cabeza de su pingo en la puerta de mi hoyo y comenzó a pujar. Fernando lo ayudó poniendo una almohada por debajo de mi espalda en la zona lumbal y así levantando mi cola. Era una posición exacta para que Leo deje deslizar su pene profundamente y con él tirado encima mió comenzó a culiarme deliciosamente y produciendome un placer incomparable.
Gozaba escuchar como Leo bufaba y gemía arriba mío y de tanto en tanto metía su jlengua en mi boca. Y así, en esa posición, Leo se vació dentro de mi mientras yo ardía de tanto placer y lujuria. Leo salió lentamente de mi, con su pene casi flácido al igual que el de Fernando que había quedado morzillona. La única pija que seguía dura era la mía y estaba a punto de explotar. Leo, boca arriba acostado a mi lado, estiró su mano y agarrando mi pene comenzó a masturbarme. Yo dejaba escapar algunos gemidos cuando Leo me presionaba con su mano grande y masculina. Leo se puso de costado a un lado mío y moviendo su cabeza la llevó a mis tetillas y me succionaba con fuerza llenándome de placer. Fernando, por su parte,tomó mi verga y la empezó a pajearme vigorosamente mientras Leo me succionaba y chupaba mi cuello y orejas. No pasó mucho tiempo hasta que en un grito casi ahogado me descargué violentamente sobre la mano de Fernando, mi estomágo y la espalda de Leo.
Terminamos, nos besamos y nos fuimos al baño a darnos una ducha y volver a dormir ya que nos esperaba una jornada laboriosa.
De lo sucedido ninguno habló o hizo comentario. Por la noche, y preparandonos para ir a dormir, Leo me agarro contra la pared del dormitorio, me besó con lengua y me preguntó ¿nos vas a dar la colita esta noche también?
Javier…
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