Un viernes por la noche… Tío me rompe el culo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eventualmente_Sexual.
Aquella tarde, junior hizo el intento por cogerme, pero me dolió mucho, él se asustó y me dejo ir. Joel después de eso, tuvimos distante, por muy poco tiempo.
Desperté muy temprano, salgo de mi habitación, y justo en la sala, mi madre está hablando con un muchacho. Lo reconocí rápido; a él, lo llaman “el hijo” desde muy chico, pero su nombre es Manuel.
Lo primero que me dijo es que estoy bastante grande. Manuel es alto, y muy delgado, moreno y de cabello tieso y corto.
No me inspiro nada, pero todo eso cambiaria después…
Ha pasado una semana, y otra vez es viernes. Y los fines de semana, me pongo muy caliente; como reconociendo que estos días, hay posibilidad de hacer cualquier vagabundería.
Mi tío apolinar tiene tiempo que no viene, Manuel mi primo, se queda en casa, de unos primos hermanos de mi madre que viven casi cerca de nosotros. Joel tiene días ignorándome, y Junior ni siquiera lo he visto.
Fui a jugar futbolito, a un barrio alejado de donde vivo. Si mi madre hubiese sabido que ando tan lejos, me da unos jalones de orejas.
Salí mandado a la casa, cuando ya había oscurecido, entre por el portón y en el porche mi padre estaba bebiendo con los amigos. De espalda estaba mi tío apolinar, empinando la botella a sus labios; sentí unos nervios, el corazón me latió rápido, y sentí ese no seque; de unas ganas de ir al baño a cagar, pero de excitación.
No pase por el medio donde están sentados bebiendo, entre por el garaje y por la puerta del patio dentro a la casa.
Fue muy tarde, cuando dejaron de beber. Ya sería como las 2:30 de la mañana. Aun así, todo estaba a pedir de boca; mi tío no busco la colchoneta, sino que se acostó al lado mío. Dejo la puerta abierta, y la luz de la sala aún estaba prendida. Temía mucho que mi padre, fuera a sospechar, y me despertara. Para luego acostarme en la camita individual, que ellos tienen en su habitación.
Papá tiene la costumbre, de comer, cuando ya ha terminado de beber. Esperaba que terminara, pero cada minuto que pasaba, sentía, que cuando mi padre se fuera acostar iba a ver hacia mi cuarto; y me va levantar.
Titiritaba de los nervios, y algo debía hacer. Me levante y me oculte cerca del closet, pero igual seguía siendo mala idea. Salgo al pasillo y el cuarto de mis padres esta frente al mío. Me asomo a la sala, y lanzo la mirada hacia la cocina, y oigo como está raspando la olla. Lo que hago es apagar la luz de la sala, y espero para ver, si el, va a salir de la cocina. No salió, entro al cuarto de mis padres, y me voy muy gachito acostarme a la camita, sin que mamá se dé cuenta, aunque ya ella duerme.
Solo queda, que mi padre no prenda la luz de la habitación y me vea acostado en la camita. Cuando venía, mi padre está resoplando y eructando. Oigo cuando la hebilla de la correa, cae al suelo, y luego cuando se está acotado en la cama y a la vez despertando a mi madre.
Con la misma, me bajo de la camita, papá no prendió ninguna luz, no sabe que estoy ahí en el cuarto. A gatas, o mejor dicho casi como una serpiente me arrastre por el suelo. Sin tanto abrir la puerta he salido de la habitación; me sentí como en una película, todo lo que he hecho, pero para solo poder mamar un güebo.
Tuve que esperar un rato, temblaba y los dientes me titiritaban. Estaba muy excitado y con una calentura; prendido en fiebre y con las manos y los pies muy frio.
Mi tío apolinar está roncando parecido a un silbido. La cortina cuando se mueve por el aire del ventilador, la luz de afuera me deja ver cómo está durmiendo mi tío.
Me pongo de lado, y alzo la mano. Intento caer en su pecho suave, y así mismo lo hice. Acaricie todo por encima de la camisa. Él duerme placido, y no se mueve para nada, por estar tocándolo.
Baje hacia la entrepierna. De nuevo el jean grueso, no me deja sentir su pene flácido. Pero lo consigo y ahí me quedo apretujando con suavidad ese paquete abultado. Como he calmado un poco mis nervios, acerque mi cabeza a la entrepierna de él; intento olfatear el olor de su verga, pero no huelo nada. Le bajo el cierre y desabrocho el pantalón, espero que él se mueva, pero no lo hizo.
Aun dentro del slip, acerco mi nariz, y aprecio su olor de macho sudado de todo un día de trabajo. Pego mis labios y casi toda mi cara la restregó en su abultada entrepierna. Con mucho cuidado estiro la pretina del slip, y agarro su verga aguada; morcillón y bastante peluda. Le chupo la cabecita y esta salada. Me la trago toda, y la estiro cuando la estoy sacando de mi boca.
Creo que se ha puesto un poco dura, pero el sigue roncado. De nuevo hago lo mismo, la dejo un rato en mi boca, mamando como su fuese una ubre.
Es algo único, sentir en la boca, como va creciendo. En santiamén, lleno mi boca; tiesa, muy templada y brincado con muchas pulsadas. Saque su verga de mi boca, y ya que la tiene dura, la lamo por los lados, como si fuese una paleta de helado.
Supongo que está despierto, y me chupo todo ese güebo como si tuviese hambre. Sin precaución, le sobo las bolas, y solito me ahogo con ese miembro. Le chupo con fuerza el frenillo, y paso la puntica de mi lengua, por la boquita del glande. Prácticamente le doy beso bien apretado a su falo, y ha sonado fuerte cunado lo he hecho.
Aún sigue roncando, y creía yo, que él estaba despierto. No le paro mucho, y de nuevo me entretengo mamándole el güebo. No sé cuánto tuve, chupando, pero me he saciado y quiero más; poner ese trozo de carne en mi upite, siquiera rozarlo nada más.
Solo la franela me viste. De la cintura para abajo, estoy completamente desnudo. De pie en la cama, abro las piernas, y voy directo a sentarme en “la silla peluda” de mi tío apolo.
Arrope con mis nalgas su miembro viril; casi me llega a la cintura. Y los pelos me hacen cosquilla. Me muevo hacia atrás y hacia adelante. Me acuesto en todo su pecho, y siento como desciende cuando respira. Me acurruco todo, y olfateo su olor por el cuello; prácticamente me lo estoy cogiendo por la barriga, porque muevo mi cadera de una manera, como si fuese perro.
Lo que me hizo sentir, y exploto mi vagabundería. Fue cuando puse mis labios en los suyo; el olor a licor, los bigotes y la barba al rozarme, presione fuerte y sentí su saliva. Levante mi cuerpo, y movía mi cadera, fregando mi culo en su falo; lo estaba haciendo cada vez más fuerte. Con mis manos, me acaricie mi cuerpo, apretuje mis tetillas, y en silencio jadee mirando al techo.
– ¿Qué está haciendo?
Todo se me vino abajo. Mi verga que estaba muy dura, se bajó inmediato. Baje la cabeza, y no sabía si bajarme de su cuerpo o que hacer. Su silencio fue incomodo, hasta que me agarra de la cintura, y me echa a un lado. Se paró de la cama, y sin decir nada salió de mi cuarto.
Mis adentros gritaban, me regañaba a mí mismo. Y me quede acurrucado en la cama, imaginado todo lo malo. ¿A dónde habrá ido? >> Me pregunte.
Me aprecio eterno, que no regresara a la habitación. Cuando veo su oscura figura, entrar al cuarto, estaba yo acotado de lado, y aferre al cubre cama; si hubiese estado la habitación alumbrada, él hubiese visto mi cara larga: arrepentido y asustado.
Dejo caer el pantalón al suelo, y luego oigo cuando lo sacude. Se monta en la cama, y me coge de las piernas; me sorprendo y solo me dejo hacer. Quede posicionado al medio de la cama. Se monta encima de mí y yo estoy todo perdido, porque no sé lo que intenta hacer.
No presionaba su peso, pero estaba encima de mi pecho; pego su güebo a mis labios, y me golpea, como diciendo que abra la boca. Me empujo todo su manduco a mi garganta, me jala de los pelos y me mueve la cabeza, sacando y metiendo su güebo. Me apretuja, y me deja un rato con su pene dentro de mi boca; ahogado, me zafo y el suelta un gemido.
Se baja y con la misma me pone boca abajo. Me tiene agarrado por las piernas, me jala y me abre las nalgas; introdujo su dedo, y me ha dolido. De la forma que me esta dedeando, está siendo muy brusco.
Le oigo como jadea y siento su aliento cerca de mi cuello. Me eriza toda la piel, y coloca su pene en la entrada de mi hoyito. Ha escupido, y siento como el glande se resbala en mi raja. Me lo empujo haciendo presión, casi yo, me trepo por la pared. Pero me agarra, y no me deja zafarme; ardiendo mi culo, cede la entrada al glande, lo aprieto y él lo mete más al fondo. Arrecho me habla al oído; – no querías güebo pues –.
Su mano tapo mi boca, y me apretujo con todo su cuerpo, hasta clavarme todo completo. Mi culo se contraía solo, apretando ese mazo de carne tiesa, acostumbrando ese dolor con lágrimas.
Tuvo compasión, no movía la cadera. No me tocaba de otra que levantar el culo, para ir acomodando su falo dentro de mí.
– Sshh… espera que te ase el dolor – me susurra.
Me refriega la barba por mi mejilla, empieza a mover la cadera pero muy pegadito. Me busca los labios y me da un beso rápido. En eso se inca, casi lo saca completo pero con la misma, lo mete hasta al fondo; sentía que su pene, pegaba en abdomen. Puje de nuevo cuando hizo lo mismo.
Levanto su cuerpo, me bombeaba el culo, pausado pero fuerte la embestida cuando lo metía. Yo brincaba con cada ensartada. Lleve una mano a mi culo, y palpe como me lo tenía todo atorado.
Apoyo sus manos a la pared, y así me partía el culo con cada estocada. Yo jadeaba, pegada mi cara a la pared. El dolor que siento, se vuelve una necesidad, que me rasque el culo; ya no quiero que lo meta pausado. Levanto el culo y me doy solito, para sentirlo como me atraviesa. Mi tío se da cuenta, mete sus brazos por debajo de los míos, me apoya todo su peso, y moviendo la cadera, un tanto suave, al ratico me la mete y saca tan rápido que no creo aguantar.
Se detuvo y de nuevo me coge pegadito, consigue la velocidad correcta, un vaivén fluido, rastrillando la entrada de mi culo; aprieto y él se pone arrecho. Me sujeta de la cintura fuertemente, me hace levantar el culo, y todo empino me da duro.
Lo oigo como chistea de placer, y así tan rápido con ese movimiento de cadera. Sin previo aviso, me apretuja y sin soltarme, suelta sus lechazos dentro de mi culo.
La verga se le esponjo, con cada lechazo que eyaculaba, mi culo sentía lo hirviente que estaba. Me sentí todo excitado, y gemía como una puta, sin vergüenza que mi tío me escuchara.
– Ahhh… que rico sobrino – y me empujaba más la verga hacia adentro.
Cuando termino de acabar en mi culito, al salirse me dejo todo abierto. Se acostó en la cama, y me dijo; – anda a botar mi leche en el baño –. Me levante, busque mi short, y rápido salí para ir al baño.
Me metí, el dedo en el culo, todo abierto y caliente me lo dejo. Con su semen lubricándome, me hice la paja y acabe ahí sentado.
Me lave mi culito, y apretaba para que se fuera cerrando. Llegue a mi acuarto y me acosté a su lado.
No estaba dormido, pero estaba muy quieto. Así sin verlo, y con un silencio me quede dormido.
Cuando desperté ya no estaba. Ese día me hice la paja dos veces más. Ahora deseaba una verga a cada rato. Pero quien me la daba, sino era mi tío…
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