Una Apuesta Inofensiva
Cuando Enrique y Carlos hicieron una apuesta en un video juego, poco sabían en que terminarían teniendo sexo apasionado..
Hola, esta historia no es real, solo es una historia que me invente xd, nada es real.
Todo comenzó cuando Carlos decidió irse en el transporte público hacia su escuela. Al principio no le gustaba mucho pero luego se acostumbró. Era un chico de 20 años, atletico, moreno claro, de 1,70. Era muy aburrido hasta que conoció a Enrique. El tenía 22, era blanco, fornido, y media 1,80. Los 2, al no haber nada mejor que hacer, comenzaron a platicar. Con el paso del tiempo, ambos se hicieron muy buenos amigos, sin embargo, Carlos se había percatado de algo; a Enrique se le marcaba un bultote en su shorts qué antojaba a Carlos. Enrique de vez en cuando bromeaba con que la tenía enorme, incluso dormida.
Tiempo despues, después de clases, Carlos invito a su casa a Enrique para jugar Fortnite.
«Hola Carlos» saludo Enrique. «Hola. Ven, pasa. Ya esta todo listo para jugar.» «¿Y tus papás?»
«No están. Podemos hacer todo lo que queramos.» Dijo Carlos como insinuando algo sexual.
Después de un rato de estar jugando, a Carlos se le ocurrió una apuesta que podría hacer y así quizás ver la verga de Enrique.
«Hay que hacer una apuesta. Hagamos un 1v1 y el que pierda se la chupa al otro» dijo Carlos. Enrique al principio se sorprendió, pero acepto la apuesta. Ambos se prepararon y empezó la pelea. Carlos, claro está, se dejó perder sin que Enrique se diera cuenta.
«¡Vamooos!. Te gané»
«Bueno. Una apuesta es una apuesta» dijo Carlos.
Carlos soltó el control y se puso de rodillas enfrente de Enrique. Su bulto si que era grande, no podía creer que esto de verdad estuviera pasando. Le bajo el shorts y lamio su paquete por arriba del bóxer. Sintió como se paraba, y santo dios, si que era grande. Le quito el bóxer y dejo a la bestia salir. Parada seguro media unos 20 centímetros, y era muy gruesa. Carlos lamio su tronco antes de meterselo a la boca. Enrique sentía el sube y baja de su lengua, y lo cálido que era el interior de su garganta. Después de un rato de mamársela, Enrique dijo jadeando «Mi turno. Quiero chupartela». Carlos entonces se paró y se bajo el pantalón y el bóxer. Su verga ya estaba goteando precum, y, aunque no era tan grande como la de Enrique, si tenía buen tamaño. Enrique se metió ese pedazo de carne a su boca, replicando los movimientos de Carlos mientras se masturbaba.
Después de un rato, Carlos decido llevar las cosas al próximo nivel y guió a Enrique a su cuarto. Ahí se desvistieron los dos y se acostaron en la cama. Carlos empezó a mamarte la verga a Enrique mientras él se la mamaba a Carlos. Ambos estaban en un delicioso 69, sintiendo un gran extasis y placer. Sentían como la lengua del otro se arrastraba placenteramente por sus troncos, goteando precum. Ambos jadeaban y gemían de placer.
«Carlos, ya me voy a correr…» dijo Enrique al sacarse la verga de Carlos de la boca. «También yo. Hay que correr corrernos al mismo tiempo» dijo Carlos. Ambos se reintrodujeron las vergas y mamaron lo más rápido y placentero qué pudieron hasta que ambos se corrieron en la boca del otro. La leche de Enrique se sentía caliente y pegajosa, por lo que se la tragó. Enrique, por su lado, fue al baño a escupirla.
«Quizás ya es un poco obvio, pero… soy gay» dijo Carlos cuando Enrique regresó.
Enrique se sentó al lado de él, y después de pensarlo un poco dijo «…yo también»
FIN
Continuará en la parte 2
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