Una boca virginal me hizo el mejor oral de mi vida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Lo que comenzó como un juego terminó en una deliciosa descarga de leche en su linda boquita.
Tengo 36 años, casado con una bella mujer y padre de 2 nenas. Soy adicto al sexo, está demás decir que me es dificil ser fiel a mi mujer. No pasa una semana sin que una linda boca me haga un delicioso sexo oral. O que termine cogiendome una linda chamaca en algún viernes que salgo con los amigos. Creo que mi esposa se ha de imaginar que son de pito suelto. Pero mientras a ella no le falte su dotación ni bronca arma. Es decir no me hace reclamo.
Esto que me pasó hace un par de meses es algo que Nunca había pasado por mente. Tanto es así que me llevó un par de semanas reponerme del asunto. Y claro volver a repetirlo.
Me dedico al comercio. Por lo que tengo una tienda de herramientas y artículos de construcción. La tengo ubicada en una colonia cercana a casa de unos parientes. Y gracias a eso y que viven cerca, mi sobrino Memo de 15 años de edad me cubre por las tardes o por las mañanas según yo requiera salir. Él siempre se ha dado cuenta que cuando salgo es por que voy a encontrarme con alguna mujer o por que voy a encerrarme al coche con alguna vecina a que me haga un rico oral. No es tonto. Ya tiene 15 años y su silencio se lo he agradecido siempre.
En los horarios entre 12:00 y 2:00 pm estoy sólo en el negocio. Y al rededor de 12:30 y 1:30 la mamá de mi sobrino (mi prima Elvia) me deja encargado a su hijo Beto de 5 años, hermano de Memo. Esto lo hace por que va a recoger al colegio a la hermana de en medio que está en 3ro de primaria.
De lunes a viernes me lo deja en el negocio. Cosa de que me incomoda. Ya que El Niño es muy tranquilo. Y mientras le tenga la tv encendida ni me acuerdo que ahí está. A veces le compro algún dulce o galletas para que no me moleste en lo que atiendo a los clientes.
Un día de esos estaba yo por prepararme uno par de pan tostado con mermelada de fresa. En ese momento llega Elvia. Trae con ella al pequeño Beto como todos los días.. El nene se pasa y se pone al televisor como todos los días. Mi prima me da un suéter para El Niño y se despide. Lo dejará conmigo hasta que llegue Memo, hasta las 2:00pm.
Yo traía una calentura Bárbara como todos los días. Traía una erección que ya me urgía sacar todo. Y justo cuando estaba por seguir preparado los panes con mermelada llega una vecina que quien me hace unos orales de lujo. Pero al ver ahí el nene no quiso pasarse a hacerme el favor. Le dije que a veces jugaba con el niño a ponerle una venda en los ojos para jugar a las escondidas y así aprovechaba para que alguna chica me la mamara. Pero ella no aceptó. Dijo que no se sentía comoda y que mejor en la noche la buscara. Que coraje me dio. Tenía que aguantarme hasta la noche par ir a buscarla.
Me dispuse a preparar ahora si los panes de mala gana. Tengo para estos casos una mesa y un pequeño refrigerador en el negocio. Lo tengo atrás de un anaquel. Por lo que desde el mostrador donde atiendo no se aprecia. Pero de la mesa hacia el mostrador puedo ve quien llega gracias a los espacios entre los artículos.
Me senté en el banco a untar mermelada a los panes. Le pregunté a Beto si quería uno. Me dijo que sí y dejando se ver la tv., se acercó a donde yo estaba. Están de pie viendo como le untaba mermelada.
En eso por accidente uno de mis dedos se mancha de mermelada. Como de costumbre me iba a llevar el dedo a la boca para limpiarlo. Pero Beto se me quedó viendo y decidí decirle; -quieres probarla?. El nene dijo que si con la cabeza y empezó a chupar mi dedo hasta dejarlo limpio. En ese momento sentí un rico cosquilleo que me erizó la piel, sentí que los cabello se me pararon de punta y tuve de nuevo otra erección a tope.
Era una locura, lo pensé. Es un niño. Pero sin pensarlo más. Volví a meter ahora el dedo anular que es más grueso al bote de mermelada y volví a ponerlo en su boca. Cosa que de nuevo lo volvió a chupar con esmero hasta dejarlo limpio mientras yo cerraba los ojos para conectarme en es linda boquita.
Decidí ir más lejos. Como les comenté a veces lo engañaba; le ponía venda en los ojos para "jugar" mientras alguna vecina me hacia oral. Le decía que era mientras me escondía y que hasta que yo le avisara se podía quitar la venda.
Entonces decidí emplear la venda para un juego más divertido. Le dije que jugaríamos otra vez. Pero ahora sería para darle mermelada. Le expliqué que el juego sería ponerle la venda otra vez. Y yo le daría mermelada con todos mis dedos. Primero con uno y luego con otro. Él muy gustoso por el sabor del dulce aceptó encantado.
Le puse la venda mientras le decía que se sentara en el banco conde yo estaba. Esto para tener yo mejor visibilidad hacia el mostrador y para estar justo a la altura de su deliciosa boquita. Cuando le puede la venda, le ayudé a subirse al banco. Justo en ese momento aprecie su traserito. Era redondito, firme y abultadito. Llevaba un short rojo con playera blanca. Se veía muy lindo el peque.
Sin pensarlo más me unté mermelada en el dedo de nuevo. Y lo fui acercando a su boquita. Le dije que lo hiciera con calma. Que lo chupara lento, que le pasará la lengua en la punta y después lo chupara como si fuera paleta para retirarle toda la mermelada. Lo hacía maravillosamente. Era un placer diferente pero adictivo. Con la otra mano empecé a soltar el cinturón y bajarme el pantalón para sacarme la verga. Volví a mojar ahora dos dedos y le avisé que eran dos. Los empezó a lamer para luego mamarlos deliciosamente!!.. Mi verga no podía estar más parada. Lubricaba como en mi adolescencia. Estaba súper caliente. Tenía que hacerlo ya.
Le dije que le iba a dar más. Saqué los dos dedos de su boquita. Los metí otra vez al bote y está vez los llevé a la punta de mi verga para llenarla toda de mermelada. Agarré más dulce y lo cubro todo hasta la base hasta que quedó toda llena de fresa.
Con una mano tomé su cabecita por la nuca y le dije; -ahí va otra ves, son ahora 3 dedos. Los tienes que meter a tu boquita y chuparlos hasta que no quede mermelada. Él sólo abrió su boquita sin decir nada.
Y así con mi mano en su nuca y con la otra en mi verga. Se la fui acercando a su pequeña boca. En cuanto sentí su cálida boquita casi me vengo. Era una sensación increíble. No se sí por lo Prihibido, por lo caliente, por la situación del juego o por que ya me urgía terminar. Es caso es que traté de controlarme.
Empezó a chupar la cabeza de mi verga y succionarla como paleta. Me temblaban las piernas. Yo trataba de llevar un ritmo con mi mano situada en su nuca, pero no podía ser rudo. Debía ser delicado. Ya que mi verga era muy grande para su boquita y garganta.
Le pedí que abrirá más su boca metiera más para que dejara limpios los "dedos". Él nene abrió más su boquita y empezó a chupar de lo lindo para comerse toda la mermelada.
Yo ya no podía más. Era una sensación de locura, me succionaba delicioso y era imposible no explotar. Así que le dije que le iba a salir más dulce. Que se lo comiera. Y diciendo esto ya no pude aguantar más. Apreté mi culo, todos mis músculos se tensaron y exploté justo dentro de su boquita mientras el me la mamaba de lo lindo. En un momento quiso ahogarse por tata leche. Pero se la saqué un momento y le dije que tragara lo que tenía en su boca y luego se la volví a meter para que la limpiara.
No se me bajaba la erección. Era una cosa de locura. Me sentía como adolescente en mi primera vez. Le dije que ya se había acabado el juego. Me guardé rápido la verga. Le quité la venda y le limpie su boquita lo que se le escurrió. Mis pies temblaban horrible. Sentía entre culpa, remordimiento y ganas de volverlos a hacer. El nene me dijo que le hacía sabido salado al final la mermelada. Y le dije que no se preocupara. Que había más en el bote. Así que le preparé pan con su vaso de leche y lo puse a ver tv. Le pedí que no dijera a su mamá que le había dado dulce. Por qué se molestaría. Le dije que los niños no deben comer tanto dulce. Así que lo convencí de no decir nada. De esta forma me protegía a mi mismo.
Cuando llegó memo, betito ya estaba dormido. Los demás días transcurrieron normal a pesar de mis remordimientos y miedos. Me lo siguieron llevando todos los días a la misma hora. Y aún que Beto pedía más mermelada yo me resistía a volverlo a hacer. Pero soy tan caliente que terminé haciendo otra cosa hace dos días. Pero esta vez fue un poco distinto. Se los contaré en otro relato
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