"Una Buena Obra me costó mi Heterosexualidad" (Parte II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manjarres.
En eso el hombre se va de la pieza y me deja solo y lleno de semen sobre la cama. A los minutos vuelve con Roberto y con el cuchillo al cuello de mi amigo diciéndole que tendría que metérmelo hasta el fondo y por todos lados… Mi amigo se me quedó mirando sorprendido y a la vez atemorizado. Y yo esperando lo que era obvio que vendría y sin dejar de llorar; ahora mi humillación era mayor. Gabriel afinco un poco el cuchillo en el cuello de Roberto ordenándole:
_Desvístete y acuéstate a su lado!! – Refiriéndose que se acostara a mi lado.
Nunca pensé que un chico heterosexual como yo, terminaría siendo humillado de la forma en que yo lo fui aquel día. Esa noche o más bien madrugada parecía interminable; mi amigo Roberto ya se había desvestido, y yo sin mirarlo bien, por la vergüenza que me embargaba, aun estaba desnudo y atado de pies y manos en la cama, atemorizado por lo que vendría y a la vez tratando de imaginar que sería de mi vida luego de esto. Roberto se acostó a mi lado, Gabriel me puso de lado; de espaldas a mi amigo y le dijo:
_Métesela!! Llénale ese culito de leche!! Te va a gustar!!
Sentía como mi piel se erizaba cada vez que sentía el rose de alguna parte de Roberto. Mi amigo acerco su boca a mi oído y me dijo: “Discúlpame pana” y realmente sonaba a que no lo quería hacer, yo me sentía muy mal. Roberto le dijo a Gabriel:
_Pana no voy a poder a mí me gustan las mujeres, no se me para!!
_Tu veras maricon!! Cógetelo o te corto!! – Y lo apunto de nuevo con el cuchillo.
Roberto apunto su pene flácido en mis nalgas e intento introducirlo sin gana alguna, pero su guevo reacciono al roce entre mis nalgas e inmediatamente empezó a despertar. El tipo lo noto y le dijo:
_Si tú también eres una mariquita!! Te gusta el culo de la perrita, no?!
Gabriel me tumbo boca abajo y con mis manos atadas sobre mi cabeza y mis tobillos también atados muy apretados aun a pesar del movimiento le ordeno a mi amigo que se montara sobre mí y así lo hizo. Roberto abrió un poco mis nalgas y por la sensación de frío que sentí, noté que mi trasero estaba bien abierto y hasta algo húmedo por los líquidos del tipo este, empecé a llorar y mi amigo me dijo en voz baja:
_Tranquilo, lo hare suave.
En eso siento como el guevo de mi amigo entraba entre mis nalgas, quizás si hubiese escupido habría entrado con mayor facilidad, sentí algo de molestia, pero a los poco minutos pasó. Yo no trataba de impedir la entrada de mi amigo, no me explico el porqué, quizás porque prefería que él lo hiciera a que lo volviera hacer el tipo de nuevo…
_Ummm… – Salió un gemido de mi. Y podía sentir dentro de mí como creía el guevo de Roberto. Su cabeza a un lado de la mía, respondió mi quejido diciéndome:
_Tienes el culo calientico Ale!! – Lo dijo casi sin respiración y como si lo estuviese disfrutando. – Estas full apretadito pana!! – Sus susurros empezaban a excitarme y mi miembro empezaba a despertar entre mi cuerpo y la cama.
En eso el tipo se monta sobre Roberto y aun apuntándolo con el cuchillo lo penetra. No sentí mucho forcejeo, al estar boca abajo y ellos sobre mí, poco me podía enterar de lo que ocurría. Verifique mis sospechas de la penetración de Roberto cuando soltó un grito que por poco me deja sordo:
_Noooooooo… Aaaaaayyyyyyyyyyyyyy. No Gabriel por favor. Me está partiendo el culo… Noooo… No me haga esto… Ayyy… Ayyy… Nooo… Ahhhh…
Ya Roberto no se movía, solo sentía el movimiento de vaivén de Gabriel sobre Roberto, de igual forma sentía como el pene de mi amigo no disminuía su dureza. No sé cuánto tiempo paso y algunas lágrimas de mi amigo caían sobre un lado de mi cara. Hasta que sentí en mi interior algo caliente que invadía mi intestino. Y pude notar que Roberto había acabado dentro de mí. Gabriel, tomo del cabello a Roberto y deteniendose imagino que ha de haber acabado y le dijo:
_Que rico!! Dos perritas desvirgadas un mismo día. Síguele dando tu ahí que a esa le gusta que le den duro yo iré a beber algo en la cocina.
Roberto siguió moviéndose a pesar que yo ya sentía su miembro un poco flácido. Cuando Gabriel salió de la pieza, mi amigo empezó a desatarme las manos sin dejar de moverse detrás de mí y antes de levantarse para desatar mis pies su pene empezó a crecer en mi interior nuevamente. Yo estaba como en shock no reaccionaba a pesar que ya no estaba atado, Roberto me tomo de los hombros y me movió y me dijo vamos a darle a ese maldito su merecido. Camine detrás de él, nos percatamos que ya era de día y salimos de la pieza hasta la cocina, pero no estaba ahí. En la cocina nos armamos con cuchillos. Yo temía por lo que pudiera pasar pero ya me encontraba dispuesto a todo; mi humillación se había convertido en ira. Notamos que las puertas principales de la casa estaban abiertas y que efectivamente Gabriel había huido. Roberto se puso lo primero que encontró y salió hasta el frente, pero no lo vio. Al regresar, me dijo:
_Estas bien Ale? – Lo dijo como preocupado y de la manera más dulce que yo podía escuchar.
Aunque me provoco decirle si estoy bien, con el culo roto, humillado y hasta cogido por ti; pero solo deje escapar una lagrima le dije que sí y fui al baño a ducharme. Al salir, noté que Roberto también se había duchado y vestido, pretendía ir a denunciar al tipo, yo le dije que no que ya la humillación había sido suficiente. Revisamos la casa a ver que faltaba y nos dimos cuenta que Gabriel se había llevado todo nuestro efectivo, el celular de Roberto y mi heterosexualidad.
Roberto y yo fuimos a denunciarlo por robo. Y regresamos a la casa. A pesar que este delincuente no se había llevado nuestras llaves; no lográbamos conciliar el sueño. Nos fuimos cada quien a nuestras respectivas piezas, pero al entrar a la mía… Era como una especie de tortura, no me sentía cómodo en ella, al poco tiempo entro Roberto y me dijo:
_Si quieres podemos dormir en mi pieza Ale?
_Si, vamos. – Respondí yo.
Llegamos a la pieza de Roberto y nos acostamos en su cama. Nos dimos la espalda. Me costó quedarme dormido y un par de veces desperté exaltado y de un brinco despertaba a Roberto. La segunda vez Roberto se volteo y me abrazo. Me sentí seguro y volví a quedarme dormido. Desperté nuevamente en la madrugada al sentir algo duro que hacia presión entre mis nalgas, era el miembro de mi amigo. Le pregunte si estaba dormido y no respondió, asumí que lo estaba. Me levante fui a la cocina por agua y al regresar vi a mi amigo entre sombras acostado boca arriba esta vez y con su pene muy erecto, me empecé a excitar lo cual me extraño y pensé en como aquel tipo se había robado mi hombría. Roberto despertó se asusto al verme de pie, luego miro mi guevo que estaba a reventar y me dijo:
_Paso algo?
_No!! Fui a la cocina por agua, nada más. – Le dije.
_Ven a dormir. – Y palmeando el lado en el que yo dormía me invitaba gestualmente a ir a dormir.
Fui a la cama de nuevo y sin ponernos de acuerdo nos acostamos de frente uno hacia el otro. Nos miramos e instintivamente nos acercamos y nos besamos apasionadamente, estábamos fundidos en un beso de esos en los que te quedas sin aliento y yo me separe porque las ideas en mi cabeza no paraban, intente hablar y él me dijo:
_No digas nada Ale.
Y yo no dije nada… Solo me dejaba llevar. Estábamos al tope, de tanto que nos besábamos, pero no pasábamos mas allá. Nuestros shorts estaban húmedos de tanta lubricación que salía de nuestro cuerpo. Pero era obvio que ninguno de los dos nos atrevíamos a ir más allá. Roberto dio el primer paso y puso su mano en una de mis nalgas, a lo que yo respondí:
_Yo no soy ningún marica!! – Lo dije con tono de enojo, pero lo que me sorprendería seria su respuesta.
_Me quieres coger Ale?
_Si!! – Aun asombrado respondí yo rapidamente.
Nos desvestimos sin dejar de besarnos, era como estar de nuevo en la adolescencia y reviviendo una primera vez. Estaba nervioso y con miedo, pero realmente quería que pasara. Nos besábamos todo el cuerpo, y yo besándole el estomago a Roberto vi su guevo de cerca, aquel guevo que la mañana anterior había estado dentro de mí, su aroma es algo que de recordarlo aumenta de nuevo mi adrenalina, sin perder más tiempo lo introduje en mi boca y lo chupaba con deseo, como niño que come helado, escuchar como Roberto se estremecía y gemía, me excitaba. No aguante mas y subí lo puse boca abajo y apunte mi pene entre sus nalgas, le escupí un poco, pero note que mi liquido pre seminal chorreaba abundante entre ellas. Roberto me detuvo y me dijo:
_Con cuidado Ale. – Yo recordé lo que él me había dicho y le dije:
_Tranquilo, lo hare suave.
Aquello era… Indescriptible!! No se compara coger a un hombre que con una mujer. Dios!! Empecé un mete y saca rítmico en el que sentía cada centímetro de mi guevo entrando y saliendo de aquel orifico caliente y ajustado, disfrutaba cada gemido que le provocaba a Roberto, pero a la vez sentía que algo me faltaba. Por lo que me detuve y le pregunte a mi amigo:
_Me lo quieres hacer ahora tu a mi?
_Claro!! – Respondió Roberto, muy entusiasmado.
Aquella madrugada la pasamos en eso, los hicimos varias veces y cuando ya el culo de Roberto no aguanto mas por dolor y ardor le di una chupada que ya no gemía, sino gritaba de placer…
Nosotros no sabíamos cómo llamar lo que sentíamos el uno por el otro. Yo solo sé que con él me sentía seguro. De pana a las mujeres no las volví a mirar más de la manera en que las veía anteriormente. Tiempo después nos cambiamos de lugar, alquilamos otro sitio. Seguimos viviendo juntos y seguimos acostándonos todas las noches, juntos. Una vez leyendo la prensa, Roberto me llamo para mostrármela y decía que al tipo ese, Gabriel, lo habían detenido hace unos días y lo había asesinado en prisión.
Hoy por hoy, Roberto y yo somos gay, ya no estamos juntos, pero somos excelentes amigos, jamás olvidare como aquella buena obra me costó mi heterosexualidad; pero me hizo descubrir mi verdadera identidad sexual y a una ex pareja y mejor amigo que… Me quedaría corto con cualquier adjetivo que le diera.
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