Una excursión muy caliente: Conociendo a Emi.
La historia de cómo conocí a mi mejor amigo se convirtió en el amor de mi vida. Me llamo Dylan y esta historia ocurrió cuando tenía 12 años de edad y mi amigo 10. .
Recién había ingresado a primero de secundaria. Yo había experimentado mi sexualidad desde una edad muy temprana, como a los 6 años con mi primo y más tarde con mi tío. Así que desde muy niño sabía que me gustaban los chicos.
Todo comenzó en una excursión en un parque de diversiones en la ciudad de México. Toda la escuela asistió , era un colegio particular católico con mucho prestigio. Asistieron tanto la primaria como nosotros de secundaria, yo estaba muy emocionado porque me encantan los juegos mecánicos. Partimos muy temprano en la camioneta escolar, nos repartieron papas fritas y refrescos fríos porque el calor era infernal.
Yo me senté en los últimos asientos, de reojo vi a un niño de primaria que estaba sentado del lado de la ventana y le dije que si me podía sentar, me contestó con la voz más dulce que había escuchado en mi vida: claro está libre!. Le empecé a hacer plática y me dijo que se llamaba Emiliano que iba en 5 grado y que todo el mundo lo llamaba Emi de cariño.
Realmente era un niño muy guapo, de tez muy blanca y unos ojos color miel, con unas pestañas muy grandes y bonitas que me dejaron pasmado, tenía una boca hermosa, los labios más carnosos y rojos que haya visto.
Hicimos química casi al instante, hablamos de mil temas, nos reíamos de boberías y el tiempo transcurrió tan rápido que cuando nos dimos cuenta ya habíamos llegado al parque de diversiones.
Le dije a Emi que estuviera listo porque ya íbamos a bajar de la camioneta, me dijo que había tomado mucho refresco y que ya no aguantaba las ganas de hacer pipí, en ese momento tenía mi botella vacía de refresco y le propuse que hiciera ahí, el se sonrojó y me dijo: esta bien voy a orinar en la botella pero no mires. Le prometí que no lo vería, lo cual era prácticamente imposible porque nos encontrábamos juntos, me hice el disimulado un rato pero cuado empecé a escuchar el chorro de orina, miré directamente como tenía el penecito de fuera con todo y huevitos, fue hermoso admirar sus lindos genitales de niño.
Me quedé hipnotizado al verlo, me comentó un poco molesto: te dije que no voltearas, yo solo me puse rojo y me disculpé: Tranquilo solo quería conocerte el pajarito, el se relajó y los dos reímos. Bueno pero luego tengo que conocer el tuyo jajaja, le contesté que si, que después le mostraría mi pene, todo eso me puso muy caliente y ya lo traía parado. Me dio pena porque ya se me estaba formando una pequeña carpa en el pantalón de deportes.
Me puse una sudadera encima y Emi preguntó porque me tapaba el pito, por nada chismoso, y los dos reímos. En ése momento nos indicaron que ya podíamos bajar de la camioneta, no se porque volteo a ver la entrepierna de Emi, y veo que había mojado su pantalón de pipí, rápidamente le hice señas que estaba mojado, tomé mi sudadera, y se la amarré a la cintura. Vi como su carita cambió y me abrazó. Gracias Dylan, te debo una. Le contesté que no había nada que agradecer. Fue un momento mágico dónde ambos nos sentimos profundamente conectados. Mi corazón latía con fuerza y en mis adentros deseaba fundirme en un beso largo y apasionado con Emiliano, soñaba despierto con la posibilidad de tenerlo algún día solo para mi y disfrutarlo.
Entramos al parque y nos subimos a un par de juegos, Emi se quitó la sudadera de la cintura: Mira Dylan ya se secó mi pantalón, genial!, le contesté.
-Emi: Me da pena entregarte tu sudadera toda meada, lo siento.
Yo: No te preocupes, a cualquiera le puede pasar.
Cuando me dio la sudadera, me llegó el aroma a meaditos de niño, lejos de darme asco, me gustó. No sabría cómo describirlo, pero no dejaba de pensar en que un fluido de Emi lo iba a llevar a mi casa imaginando su hermoso pene, brotando un chorro de pipí, me volví a calentar y le dije a Emi que si podía acompañarme al baño, obviamente dijo que si. Entramos a los sanitarios, había poca gente, nos dirigimos a los mingitorios y nos dispusimos a orinar, Emi se bajó el pants hasta la cadera, dejándome ver sus tiernos genitales, pero ahora si pude admirarlo en todo su esplendor, su pitito era verdaderamente lindo, unos 5 cm de largo, algo finito, con un cuerito que cubría completamente su glande y la punta de su pene era rojito, un par de hermosos huevitos cuya bolsa colgaba bastante, debido al calor. Le dije entre risas: estás huevudito jajaja.
-Emi: Ya conoces mi pito, ahora quiero ver el tuyo
-Yo: Es que me da pena, lo pasa es que ya se me paró.
-Emi: Que mentiroso!
-Yo: Enserio, mira, bajé un poco mi pantalón por enfrente y le mostré mi erección de apenas 9cm.
-Emi: Wow, si que lo tienes bien duro, a mi también se me hace duro pero ahora está agüadito jiji.
Yo en ese punto, estaba que explotaba de caliente, quería aprovechar el momento y le propuse a Emiliano que nos metieramos a un privado. Lo tomé de la mano y nos metimos al cubículo, cerré la puerta. Vi que Emi sudaba y su respiración se agitaba, me le acerqué al oído y le dije, tranquilo. Olía delicioso a nene limpio.
Le pedí que cerrara los ojos. Me acerqué a su bello rostro y le di besos de piquito en sus carnosos labios, luego lo besé de forma desenfrenada, metiendo mi lengua. Emi lo estaba disfrutando, me atreví a poner mi mano sobre su pants, palpé su pequeña hombría, su pitito estaba duro como una piedra, me hinqué para bajar su pantalón deportivo, vi una trusa preciosa azul rey de fruit of the loom. Me acerqué un poco, aún estaba un poco húmeda y emanaba un fuerte aroma a orín, eso me prendió y bajé lentamente su trusa, hasta liberar sus pequeños genitales, lo tenía bien parado apuntando hacia arriba, con delicadeza fui bajando de a poco su prepucio, solo bajaba hasta la mitad de su glande rosadito, olí la punta de su pene, un aroma que me volvió loco, acerqué mi boca y me introduje ése tierno pene infantil. Lo lamí de la cabecita al tronco, luego succione sus pequeños testículos.
Emi se retorcía de placer, su penecito palpitaba y se sobresalian unas venitas. Seguí masejeando sus genitales, estaba lubricando muchísimo. Saqué mi pene y empecé a rozarlo con el suyo, nuestros pititos eran casi del mismo tamaño solo que el mío un poco más grueso.
Lo voltee un momento para admirar sus nalgas, eran redondas y paradas, le puse el dedo en la rayita de su culo y Emi dio un quejido muy sexy, le tuve que tapar la boca para que no se escuchara sus pujidos, le restregué mi pequeño pene en la entrada de sus nalguitas, con movimientos muy rápidos, le abrí el ojetito, un botoncito rosa muy bonito, no aguanté y le ensarte la punta de mi pene.
Emi se quejaba de dolor, empujé más fuerte y logré introducirle todo mi pene, lo embestí fuertemente hasta que no pude más, sentí que venía la leche, saqué mi pene y lo apunté hacia sus redondas nalguitas, mi semen aun era muy liquido, y resbalaba desde sus glúteos y se escurría en sus piernas. Fue uno de los mejores orgasmos que he sentido… Cogí papel higiénico y limpié su cuerpecito de mis mecos. No podía creer que me lo había cogido tan rico, nos acomodamos las ropas y salimos como si nada, nuestra sonrisa nos delataba, fue un día mágico.
Mi corazón palpitaba y no dejaba de pensar en lo que hicimos en el baño. El mismo día que conocí a Emi, tuvimos sexo, fue el inicio. Lo hice mío por mucho tiempo.
Me gusto tu relato, excitante es un encuentro así a escondidas, recuerdo haber experimentado esa adrenalina y sentir como se tocan los penes, más rico el meterlo en un culito
Que bueno que te gustó el relato amigo, un abrazo.
Espero sigas me gustó muchísimo que buena suerte la tuya 🤭