Una experiencia diferente II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Para una mejor comprensión de la historia recomiendo la lectura de su primera parte.
Tras la tremenda follada que me había dado el mozo del hotel me quedé dormido. No se cuento tiempo transcurrió, pero recuerdo vagamente y entresueños oir como el botones hablaba por teléfono.
La habitación estaba en penumbra, yo dormía de costado, pero algo me despertó. Una mano se posó sobre mi muslo, no me moví. La mano comenzó a subir hasta mi cintura, para finalmente posarse sobre mi culo. La mano agarró con fuerza una de mis nalgas para posteriormente pasar a magrear la otra. Un dedo se entrodujo por la raja de mi culo y empezó a jugar con la entrada de mi ano.
Escuché una voz, era el botones del hotel:
-Si estás despierto date la vuelta y ponte boca arriba, perrita me dijo.
Obedecí sin decir palabra, me giré y una de las manos del botones se deslizó por mi vientre hasta llegar a mi polla. El mozo me descapulló y agarró mi glande con firmeza. Su otra mano se deslizó hasta mis testículos, los cogió y empezó a magrearlos con fruición.
Mi polla empezó a dar señales de vida poniéndose dura, el botones bajaba y subía mi glande y gotitas de líquido precoital empezaron a recorrer el tronco de mi verga. Mis jadeos y gemidos animaron al botones.
-¿te gusta puto?. ¿te gusta que te pajee tu macho?.
-Sí acerté a contestar.
-¿Quieres que te folle?, cabrón de mierda, dijo mientras aceleraba el ritmo de mi paja.
-Si por favor, follame, quiero ser tu zorra y tu mi macho, acerté a responder.
-¿quieres la verga de tu macho?, suplica por ella maricón de mierda.
– Te lo suplico fólame por favor.
El botones me tenía en su poder, sus manos en mis huevos y en mi polla me proporcionaban oleadas de placer. El botones soltó mi verga y mientras me seguía masajeando los huevos con una mano, metió la otra por debajo de mi cintura hasta alcanzar nuevamente mis nalgas, las cuales intentó alzar.
Me arquee para facilitar su labor, y pasando su mano por la raja de mi culo me introdujo uno de sus dedos en mi ano.
-Agg grité.
De repente algó no cuadraba, una tercera mano asió mi polla y comenzo a masturbarme. Me sobresalté, intenté moverme pero el dedo del botones inició un mete saca en mi ano que me provocó una gran oleada de placer y venció mi ya poca resitencia.
Una voz totalmente desconocida dijo:
-Pues si que has encontrado una buena zorrita, Julio. Como jadea y gime la muy puta.
Julio así se llamaba el hombre que hace un rato me había desvirgado y partido el culo y que tanto placer me había dado.
-Ves como es una gran puta, Alfredo, ¿a que tenía razón?, y eso que todavía no nos la hemos follado dijo Julio riéndose.
La luz se encendió, el tal Alfredo que me estaba pajeando era un hombre mayor, cercano a los sesenta años, casi calvo, muy belludo, y prominente barriga. Estaba totalmente desnudo pero lo que más me impactó fue su enorme pollón, mediría no menos de 22 centímetros, con un glande muy cabezón, un tronco muy venoso y unos poderosos testículos.
-Veamos como come la perrita dijo Alfredo, y poniendo su tremendo pollón a la altura de mi cara comenzó a darme vergazos en el rostro.
-Abre la boca perra y cómete este dulce, ordenó Alfredo.
Abrí mi boca y Alfredo puso su polla en la entrada de mi boca. Besé y chupé su glande, lamí el líquido precoital que destilaba ese pedazo de carne.
-Que bien lo haces cerda, dijo Alfredo, comete mis huevos cabrona. Metí sus testículos en mi boca, lamí y succioné con fuerza mientras Alfredo se pajeaba.
-Pónemela bien dura que te voy a partir ese culito que tienes nenaza.
Por su parte Julio no permanecía inactivo. Su mano me masturbaba y sus dedos entraban y salían de mi ano provocándome sensaciones desconocidas por mí.
-Cómeme el culo cerdo me dijo Alfredo poniendo su culo a la altura de mi cara.
Abrí sus nalgas y procedí a lamer la raja para finalmente introducir mi lengua en la entrada de su ano.
-Dios que gusto grito Alfredo, eres una soberana puta mamadora, voy a follarte hasta que revientes no aguanto más.
Alfredo saltó de la cama y del bolsillo de su pantalón sacó un preservativo.
-¿Que haces? le preguntó Julio.
-Ponerme un condón para follármelo, contestó Alfredo.
-Esta perra no usa condones, le gusta que se la follen a pelo, ¿verdad?, me preguntó metiéndome nuevamente sus dedos en mi ano.
No pude contestar.
-¿verdad cabrón?, insistió Julio dándome una fuerte nalgada.
-Follarme sin condón, correros dentro de mi culo y darme vuestra leche, quiero ser vuestra putita, contesté entre jadeo y jadeo.
Al oir mis palabras Alfredo me dió un fuerte empujón, me dió la vuelta y poniendome a cuatro patas, pasó su verga por la raja de mi culo. Escupió en su polla y en la entrada de mi ano, y de un vigoroso empujón introdujo su glande en mi culo.
-Ay grite, me duele.
-Calla puta, tu culo se va a tragar mi polla, te la voy a sacar por la boca.
Julio se masturbaba mientras veía la escena. Alfredó me ensartó con su verga, sus huevos chocaron contra mi culo mientras con su mano comenzó a meneármela.
Julio se acercó y puso su polla a la altura de mi cara y ordenó.
-Abre la boca, zorra.
La abrí y Julio agarrando mi cabeza metío su polla hasta lo más hondo de mi garganta. Nuevamente el botones me follaba la boca. Sentía nauseas y apenas podía respirar, pero me gustaba sentirme como una zorra sometida por dos auténticos machos.
Si mi esposa me hubiese vistó así. Su mariditó enculado por un macho viejo y gordo y comiéndole la verga al botones de un hotel.
Alfredo continuaba masturbándome, oleadas de placer y lujuria me invadían, mi polla llegó al éxtasis y me corrí como un animal. Grandes borbotones de leche, como nunca antes había expulsado, salieron de mi verga.
-Se ha corrido la perrita dijo Julio entre grandes carcajadas.
Alfredo no contestó, continuó con sus embestidas y transcurridos unos minutos, gritó:
-Me corro, me corro, toma leche puta y dando una última y vigorosa embestida se corrió en lo más hondo de mis entrañas, mientras sentía como multitud de trallazos de leche regaban mi ano.
Yo por mi parte continuaba con la labor de proporcionar el máximo placer a Julio con mi felación. Comía su polla y lamía sus testículos como si fuese lo último que fuese hacer en mi vida.
Alfredo sacó su verga de mi ano y dirigiéndose a Julio le dijo:
-Es tu turno compañero, monta al puto.
Julio se giró, me hizo ponerme boca abajo en la cama, abrió mis nalgas y sin más dilación metió su verga en mi ano sin ningún miramiento. Comenzó un mete saca brutal, mientras yo por mi parte empecé nuevamente a ordeñarme.
-Sigue caliente el puto dijo Alfredo, mira se la está meneando otra vez, vaya pedazo de putón tenemos, como jadea.
Julio aguantó menos que Alfredo aunque el primero en correrse fui yo otra vez. Finalmente, Julio eyaculó dentro de mi en una gran explosión de lefa, entre gemidos de placer por mi parte.
-Toma leche zorra, toda para tí.
Julio se desenganchó de mi mientras la leche mezclada de los dos machos salía de mi ano manchando mis huevos y muslos hasta gotear sobre las sábanas de mi cama.
Quedé derrengado y me recosté. Pasado un rato oí el ruido de la ducha pero el cansancio me pudo. Unas voces me despertaron, Alfredo y Julio estaba vestidos, Julio con su traje de botones y Alfredo con un impecable traje a rayas.
Escuché a Alfredo decir:
-Tenías razón amigo, es una verdadera zorra tal y como me dijiste. Has cumplido con tu promesa y aquí está lo acordado, 500 euros.
Julio recogió el dinero y tirándome 50 euros a la cara me dijo:
-Adios puta barata.
No contesté.
Julio y Alfredo se marcharon riéndose. Me quedé tumbado en una cama que olía a sexo y lefa. Eran las 6,30 am y mi reunión de trabajo comenzaba a las 9 am. Me levanté, me afeité y me dí una ducha reparadora.
Al salir del cuarto de baño con mi culo dolorido, ví el billete de 50 euros, lo miré con despecho y haciendo una bola con él lo tiré a la papelera. Me vestí, recogí mi troler y me dispuse a abandonar la habitación.
Algo en mi interior hizo que volviese sobre mis pasos, me acerqué a la papelera y guarde el arrugado billete en mi cartera. Podeis creerme, nunca he usado ese billete.
Un ruido me sobresaltó, mi móvil sonó, lo cogí, era mi esposa ……
Gracias por vuestros comentarios, tanto los buenos como los no tan buenos.
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