Una Historia (III)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nacho-o.
Pasamos toda la noche los dos juntos, sin nada que nos perturbara, salimos antes del medio día del día siguiente, deje a Víctor cerca de su casa y a partir de ese día toda la relación cambio, nosotros cambiamos, pero a la vez seguíamos siendo los mismos, nos seguíamos amando, pero algo cambio, tal vez quien ya ha estado en una situación similar podrá comprender de lo que hablo.
Al regresar a la universidad se nos dificulto aún más mantener en secreto nuestra relación, yo quería estar con él todo el tiempo, hacia cosas arriesgadas como abrazarlo o besarlo cuando se suponía nadie nos veía, le lanzaba miradas desde mi lugar y él me correspondía con sonrisas discretas. Casi todos los fines de semana salíamos a diferentes lugares, pero hubo un fin de semana en particular, en el que varias cosas cambiaron, en aquella ocasión nos pudimos dar la oportunidad de ir a un famoso destino turístico del Estado de México, un lugar muy hermoso por sus reservas naturales, lo cual siempre es bien recibido para los que vivimos en la contaminada y caótica Ciudad.
Rentamos una pequeña cabaña, las personas que las rentaban al parecer no les convencía ver a una pareja de hombres solos en un lugar en donde iban familias, sin embargo al parecer no se pudieron negar al no tener gran ocupación y necesitar habitar el mayor número de cabañas, así que no nos pusieron muchas trabas. Esa tarde de viernes solo salimos a comer y pasear un poco por los alrededores y después nos fuimos a descansar un poco afuera de la cabaña, al parecer no teníamos vecinos cercanos, así que no había problemas si nos besábamos o abrazábamos, y sé que a muchos les parecerá tonto o cursi, pero por primera vez en muchos años me detuve a ver un atardecer, algo que ya no me fascinaba ni me causaba la menor sorpresa o asombro, pero estar con Víctor, sentirlo conmigo, me hizo volver a disfrutar tantas pequeñas cosas, pequeños detalles que se me habían olvidado disfrutar. A pesar de que fue una noche relativamente fría a comparación de las noches en la ciudad, el estar dormidos los dos juntos, chocando el calor de nuestros cuerpos, hizo de esa noche un cálido sueño.
Al día siguiente nos despertamos temprano, desayunamos y nos dispusimos a comenzar a turistear, fuimos a los lugares más recomendados por los lugareños, a pesar de que guardamos cierto pudor en aquel lugar por precaución, siempre nos dábamos la oportunidad de un beso o tomarnos de la mano, sin embargo creo que nadie se sorprendió en ver una pareja de hombres en el lugar. Cuando llegamos a las reservas naturales nos maravillamos por la hermosa y famosa cascada que caía con fuerza y elegancia, pero nos fuimos apartando de la gente que asistía a pasear o a practicar alguno de los deportes que se ofrecían en aquella parte. Cuando estuvimos lo suficientemente apartados de todos y no quedaban más que árboles comenzamos a besarnos de la forma apasionada que solo él y yo sabemos, el ambiente ya no se sentía fresco, ahora nuestros cuerpos estaban tan calientes que habríamos causado un incendio en aquel lugar (bueno no tan literalmente) comencé a tratar de quitarle la playera a Víctor, pero él me detuvo y me dijo que si alguien nos veía nos meteríamos en problemas serios, pero le conteste que si no le gustaría hacerlo en un lugar como ese, su mirada y su sonrisa me respondieron que si le encantaría hacerlo, nos adentramos un poco más esperando que la poca gente que estaba con nosotros prefiriera divertirse en otras partes.
Entonces comenzamos de nuevo a besarnos de forma desenfrenada, nos quitamos las playeras dejando nuestros torsos desnudos, el aire fresco y el ambiente que solo la naturaleza te da nos inundaba en una apasionante y arriesgada aventura. De inmediato Víctor bajo hasta mi cintura, en donde bajo el cierre de los pantalones cortos que llevaba, los bajo un poco, lo mismo que mi bóxer y encontró la cabeza de mi ya erecto pene, comenzó a meterse a la boca la punta, para ir metiéndoselo cada vez más, eso le encantaba pues veía mi cara de desesperación y placer, pidiendo entre gemidos que ya lo metiera todo, yo intentaba ahogar mis quejidos, pues lo último que quería era que nos escucharan, despacio Víctor fue metiendo todo mi miembro en su boca, tal fue el placer que sentí en esos momentos que estuve a punto de venirme, pero él se dio cuenta y paró enseguida, se puso de nuevo de pie para besarme, amo el sabor de su boca cuando me la ha mamado antes, ese sabor me inunda la boca y eso combinado con el olor de su cuerpo hacen que lo desee más que a nada en el mundo, hace que todo desaparezca de golpe y solo existamos él y yo.
Lo abrace tan fuerte que comencé a levantarlo, entonces él me rodea con sus piernas, con trabajo le logre desabrochar el pantalón, corto como el mío, el me ayudo a hacerlo pues temía soltarlo si solo lo sujetaba con una mano, y comencé a hurgar por su hermoso culito, esas nalgas tan deliciosas que me hacen delirar, las acaricio frenéticamente, con cuidado de no soltarlo y pronto encontré su pequeño agujero, tan caliente como todo su cuerpo, como pidiendo ser penetrado, pero decido esperar un poco más, acerté a meterle un dedo, el hizo un moviente como si no hubiera esperado que hiciera eso y suelta un leve gemido que yo ahogo con un beso y termino mordiéndole un poco el labio inferior, duramos solo unos minutos en esa posición, después lo bajo y Víctor me indica que no nos desnudemos por completo por si necesitamos salir apresuradamente del lugar, yo asiento con la cabeza, y entonces lo volteo y le bajo los pantalones y bóxer hasta los tobillos, pero recordé un pequeño detalle, no traíamos condones y mucho menos lubricante, se lo indique pero ambos ya estábamos demasiado calientes para parar y además ya nos teníamos la confianza suficiente como para saber que ninguno de los dos se había metido con nadie más y estábamos sanos, así que Víctor me dijo que por él no había problema si lo hacíamos sin condón, así que puse bastante saliva pues él es bastante estrecho, comencé a meterme dentro de él, primero despacio para no lastimarlo y además porque le encanta ir sintiendo como se la voy metiendo, cuando ya estoy completamente dentro comienzo las embestidas, conforme su culito se acostumbra a mi pene acelero el ritmo hasta que ya es un saca y mete frenético, solo oigo como mis huevos y mi cuerpo chocan con sus nalgas, yo me aferro a sus caderas, dándole pequeñas nalgadas de vez en cuando, a las cuales el responde con pequeños gemidos de placer, de repente saco por completo mi pene y se lo vuelvo a meter de golpe, haciendo que ambos nos estremezcamos de placer, yo quería dar gemidos fuertes, jadeos en señal de que me estaba fascinando las sensaciones, pero teníamos que ahogar todo si queríamos pasar desapercibidos.
Mi excitación ya era mucha y poco me importaba si nos descubrían o no, le pedí a Víctor que se desnudara por completo, pues quería verlo desnudo entre toda esa naturaleza, el accedió ya que estaba tan caliente como yo, se quito el pantalón, los bóxer y los tenis, yo por mi parte hice lo mismo, sentir mi cuerpo desnudo entre las ramas, la tierra y las hojas del suelo, hizo que se prendiera una flama diferente por dentro y para rematar todo, ver a Víctor desnudo en ese paisaje, totalmente a la intemperie, lo recosté sobre el pasto pero antes le puse mi playera detrás de su espalda, como mi ropa es más ancha lo cubrió sin problemas, así en la posición de misionero comencé a penetrarlo de nuevo, en vaivén desenfrenado, nos besábamos, nos tocábamos, él se aferraba a mi cuerpo indicándome que no me detuviera, me apretaba con fuerza la espalda y después agarraba mi cabeza y mi cara para darme un erótico beso, las nuevas sensaciones ya eran demasiadas y me corrí sin remedio, solté un largo y ahogado gemido, solo sentí como inunde a Víctor con mi leche espesa y caliente, no me di cuenta que Víctor también se había corrido masturbándose para que acabáramos casi al mismo tiempo, nos reímos de lo arriesgado que habíamos hecho, al parecer ni siquiera nosotros podíamos creer que nos hubiéramos arriesgado a hacer eso. Nos quedamos unos cuantos minutos recostados, yo encima de él, para después levantarnos apresuradamente, afortunadamente Víctor traía unos pañuelos desechables y con eso nos limpiamos el semen de ambos, nos vestimos y sacudimos la ropa y nuestras piernas, brazos y manos, para que no notara mucho nuestro contacto con la tierra.
Regresamos a la parte donde se encontraba toda la gente y por fortuna todos estaban muy entretenidos, aunque ahora había más personas así que decidimos ir a darnos una ducha y después ir a comer, pues además el sexo siempre nos abre el apetito. Todo el resto del día estuvimos recorriendo los principales puntos, maravillándonos con el paisaje, la arquitectura y por supuesto la comida. Al regresar a la cabaña nos dimos otra ducha, en la cual por supuesto volvimos a hacer el amor, aunque nunca ha sido nuestro lugar preferido para hacerlo, sin embargo la calentura no respeta lugar ni hora.
Una vez en la cama comenzamos a hablar de banalidades, hasta que por alguna razón tocamos el tema de nuestras familias y cuándo les diríamos toda la verdad, estuvimos hablando sobre eso durante horas me parece, Víctor me dijo que ya no quería seguir mintiendo cada vez que nos veíamos, y tener siempre miedo a que nos descubrieran, en el fondo yo sabía que este día llegaría tarde o temprano, pero creo que no estaba preparado para dar ese paso hasta que hablamos al respecto, y además yo también quería terminar con esa situación ya no quería esconderme como si fuéramos un par de delincuentes. Acordamos confesar todo al llegar a la ciudad, pues si lo postergábamos y le dábamos vueltas al asunto jamás se los diríamos. El domingo desayunamos y dimos otro paseo por aquel pueblo y después del mediodía nos dispusimos a regresar a la ciudad, durante el camino rebuscaba en mi mente las palabras que usaría para confesarles todo a mis padres, pero estaba hecho un desastre. Cuando llegamos a un sitio de taxis me despedí de Víctor, me ofreció acompañarme, pero los dos sabíamos que era mejor hacerlo por separado, solo vi como el taxi de Víctor se alejaba.
Cuando llegue a casa salude a mi mamá y después a mi papá, por fortuna mi hermana no estaba, podría hablar con ella después pensé. Deje mis cosas en mi cuarto y me dirigí de nuevo a la sala donde estaban los dos viendo televisión, les pregunte si podía hablar con ellos, mi papa apago el televisor para poder escuchar lo que les iba a decir, comencé desde el principio, cuando empecé a sentir esas sensaciones extrañas por Víctor, todo los sentimientos contradictorios que vinieron después, yo solo observaba la cara de mis padres, como si no dieran crédito a lo que les estaba diciendo, veía como mi papá comenzaba a tener un furioso semblante; pero continúe contándoles todo, bueno casi todo, les confesé que ahora Víctor era mi pareja y que fue con él con quien estuve todo el fin de semana, cuando termine de decirles todo ellos no me dijeron nada, mi padre me quería decir algo pero de repente se puso de pie y se fue a su cuarto cerrando de un portazo.
Mi mamá se quedo unos minutos sin decirme nada, pero después se sentó a mi lado y me dijo que esto era algo que ella no esperaba y que les diera tiempo para asimilarlo, pero que eso no significaba que dejaría de quererme y sentirse orgullosa de mí, me sentí mejor al escuchar eso.
No tuve la misma suerte con mi papá, quien pasó semanas sin dirigirme la palabra, me evitaba siempre que podía, incluso comía en su cuarto con tal de no estar junto a mí, y esa situación me hacía sentirme mal e incomodo; en el transcurso de esos días le confesé todo a mi hermana y ella me expreso su apoyo desde el principio.
Cuando por fin mi papá se decidió a hablar conmigo me pregunto si realmente era esto lo que quería, yo por supuesto le conteste que sí sin pensarlo, hablamos largo tiempo sobre como paso todo, aunque claro sin ser tan explicito; supongo que vio algo en mi semblante o tal vez mi madre hablo con él, no lo sé bien, pero al final de nuestra conversación me dio una palmada en el hombro y me sonrío como aprobando mi relación con Víctor. Tampoco puedo decir que somos un modelo de familia, todo ha sido un largo proceso, pero a pesar de las dificultades nuestras familias han aprendido a respetar y tolerar nuestra relación.
Ahora ya llevamos 8 años de relación y apenas 3 viviendo juntos, los dos terminamos nuestras carreras y ahora vivimos de ellas, también hemos tenido muchas pruebas que superar y conflictos que hemos podido resolver, sin embargo los buenos momentos han sido aún mas, también hemos tenido días, tardes, noches e incluso madrugadas enteras de pasión, amándonos en complicidad. No sé cuanto tiempo vayamos a estar juntos, lo que sé es que por ahora no quiero otra cosa que no sea estar con él, con Víctor, con el chico que con una sola sonrisa me hace feliz.
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