Una noche caliente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El instructor con su aspecto masculino me volvía loco, me le insinuaba de todas formas, pero no lograba más que su simpatia. Yo sabía lo que buscaba y era cuestión de esperar que llegara el momento. Un día llegue tarde a hacer mi rutina y terminé sobre la hora de cierre del gimnásio, quedamos él y yo solo en la sala de aparatos… Terminada mi rutina, le ayudé a acomodar los fierros y cuando fuí al vestuario para darme una ducha, el me acompañó y comenzó a mostrarse, como buen macho que quiere hacerse notar.
Me dí una ducha y mostré la parte de mi cuerpo que estaba dispuesto a ofrecerle: mi culo… que causa placer a más de un amante, gozadores de la penetración anal. Logré lo que me proponía, provocar su erección y que actuara en consecuencia. Me hizo sentir su hombria en mi culo, mientras yo me secaba, se acercó por detras y me apoyó ese hermoso miembro. Comenzó su franela que despertó mi deseo y arrancó suspiros que aumentaron sus ganas. Le hice saber que estaba dispuesto a ofrecerle todo, pero no en ese lugar, que ya debíamos dejar porque el encargado quería cerrar.
Me invitó a su casa y yo acepté, buscamos su auto y partimos… Mientras el manejaba yo comencé a despertar su hermosa verga que se había adormecido. Me encanta que las pijas se pongan duras en mis manos y su cabezota se comience a mojar con ese líquido delicioso y pegajoso. Que anticipan el sabor en mis labios.
Llegamos a su casa y ya en el ascensor, comenzó a besarme mientras me decía al oido que ya lo había puesto muy caliente, y que iba a probar su pija… Para aumentar su deseo le dije que primero la quería sentir en mi boca y despues en mi culo, que esa noche mi cuerpo era todo para él… Eso lo exitó aún más y logré que su pija se humedeciera mucho para mi boca golosa.
En su dormitorio nos desnudamos y llegó el momento, largo tiempo esperádo: su hermoso cuerpo todo para mi, con mis manos busque su pija, mis dedos desparramaron todo su líquido y mi boca probó ese delicioso manjar. Lentamente comencé a comerla hasta que pude tenerla toda en mi boca, su tamaño me inundaba. Él empezó a bombearme y a cogerme la boca, embistiendo contra mi garganta y proporcionandome mucho placer… así continuó hasta que con una sacudida y un grito de placer, me inundó la boca con su leche calentita y deliciosa. Una acabada que aumentó mi deseo y ganas de sentir esa hermosa verga en mi culo y que ese macho me cogiera, con las mismas ganas ya demostradas.
Luego de que se recuperó, comencé a besarlo y hacerle saber mi deseo, lo quería en mi culo… Su verga reaccionó, se puso dura nuevamente para mi. Su dueño, mi amante, me puso boca abajo, acomodó almohadas debajo para que mi culo quedara paradito y comenzó a comerme mi agujerito, lubricandolo con su saliba y abriendolo con su lengua. Cuando me enloquecio de placer, acomodó su cabezota en mi culo deseoso y comenzó a penetrarme. Lentamente, centímetro a centímetro su pija entro toda en mi culo, me dio tiempo a que me acostumbrara a su tamaño. Despues de esto, comenzó con su bombeo primero timidamente, pero luego aumentando el ritmo y haciendome sentir toda su hombría…
Era un maestro en el arte de coger, cambiando el ritmo y haciendomé gozar en cada embestida. Su cogida continuó por un buen rato hasta que me hizo acabár. Mi ano se contraía sobre su pija mientras largaba mi leche y eso probocó una nueva acabada de mi amante. Sus chorros de leche, que ya había probado en mi boca, inundaron mi culo y los sentí bien adentro mío, como me gusta. Lentamente se retiro de mi culo haciendomé sentir su vacio, mientras su leche se escurria de mi culo dilatado y caía por mis piernas.
Pasé al baño a darme una ducha mientras el me ofrecía algo para comer. Mientras estaba en el baño, lo escucho que hablába con alguien… Salgo con una toalla a la cintura y me lo encuentro charlando con un amigo, con quien había quedado en salir y a quien se había olvidado de llamar, para que no pasara. Superada la incomodidad del momento y luego de presentarnos, se va a bañar él y nos deja solos, esperando la comida que iban a traer.
Su amigo estaba para darle y yo siempre dispuesto, comencé a insunuarme. Mi estratégia dió resultados, notaba como su verga crecía bajo su pantalón y eso me animó a continuar. Me acerqué, metí manos en su bragueta y si lo que me había comido era grande, esto parecia descomunal.. El deseo me enloqueció, dije que quería comerme esa pija y su dueño se mostró complacido y dispuesto a darme. Me arrancó la toalla de la cintura y me invitó a cabalgarlo, cosa que acepté gustoso.
Con la cogida anterior mi culo estaba dilatado, pero le pedí que lubricara su lanza con saliba, una vez hecho eso, me senté sobre esa hermosa pija y me la trague entera sin ningun problema. Comencé a cogerlo subiendo y bajando sobre ese mastil, que era más largo y que por la posición, entraba más adentro mío.
Estabamos en eso cuando regresa mi primer amante del baño, al encontrarnos cogiendo se le paró la pija nuevamente y me la ofreció en la boca, cosa que yo acepté gustoso y me dediqué a satisfacer a mis dos amantes simultaneamente… El que me daba por el culo comenzó a incrementar su bombéo y extremecerse, explotando dentro mío con grandes chorros de leche que me gustaba recibir, lejos de desmontarme y antes de que acabara el que me daba por la boca, ardiendo de deseo le ofrecí que me penetrara tambien él y que me diera su leche en mi culo, como había hecho antes.
Me recosté sobre el pecho de mi segundo amante y con su pija adentro, le ófrecí mi culo al primero, quien aprovechando la lubricación de la leche que se escurria, metio su pija abriendo aún más mi dilatado culo que tenía ganas de otra verga y leche. Metida con cierto trabajo toda su herramienta, comenzó a cogerme suavemente para que no se le saliera y no lastimarme, mi culo ardía con esa dos pijas adentro, pero gozaba con esos dos machos. Su vai ven explotó en una nueva volcada de leche adentro mío que me volvió a inundar de placer.
Les pedí que me las sacaran y como necesitaba acabar, mis amantes satisfechos accedieron a mis caprichos…comerse mi pija por turno hasta que derrame toda mi leche en esas boquitas calientes.
Nos bañamos y vestimos, comimos algo y así terminamos nuestra noche, ellos saliendo y prometiendo repetir y yo volviendo a casa, caliente con la comida de pija que me habían dado y con ganas de un macho nuevamente…
Por suerte, el taxista que me llevo a casa, un morocho grandote, tenía ganas de un encuentro y aceptó bajarse a tomar algo. Lo que pasó se los cuento en otro relato…
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